Quienes somos ] Boletin ] Busqueda ] Pinochet en Londres ] Centros Detencion ] Complices ] Empresas ] Fallos ] Criminales ] Tortura ] Exilio ] ecomemoria ] Desaparecidos ] Ejecutados ] Testimonios ] English ]

CEREMONIA EN VILLA GRIMALDI

 

            Los días habían estado muy fríos y sombríos, sin embargo, ese 27 de mayo de 2001, día en que se conmemoraban los 25 años de la detención y posterior desaparición de mi hijo RODRIGO ALEJANDRO MEDINA HERNÁNDEZ, fue un día esplendoroso, una luz en medio del invierno que se había adelantado ese año.

            La ceremonia sería al mediodía. En la Villa estaba todo preparado: la araucaria que simbolizaría a Rodrigo ya estaba plantada y en la muralla del fondo estaban colocados unos papeles craft (cafés) donde estaban pegados los dibujos hechos por Rodrigo, al pie de  los cuales figuraba la leyenda que él mismo había puesto en el reverso de cada uno de ellos. En medio de todos, sobre cartulina roja, una foto gigante en blanco y negro de su rostro, la misma que aparece en todas partes buscándolo.

            Frente a esto había  una carpa blanca bajo la cual estaban las sillas preparadas para recibir a la generación mayor, ya que sus compañeros se sentaron en el pasto, bajo los árboles nuevos que crecen en el parque. (Parque por la Paz se llama ahora la Villa y es un lugar lleno de árboles, con una fuente gigante hecha con restos de los azulejos que se encontraron después de que allí fueron pasadas las máquinas para no dejar huellas). A un costado y siempre al frente, había una pequeña mesa con un equipo de radio doméstico, que permitiría escuchar la voz de quienes hablaran.

            Lo hizo en primer lugar Luis Santibáñez, presidente de la Fundación Villa Grimaldi, explicando que ese había sido una lugar de torturas y cómo al ser destruido con bulldozers todo lo que allí había, permanecieron los cimientos de la casa. También explicó cómo se habían recuperado para que quedaran como mudo testigo de lo que allí pasó.

            En seguida hablé yo, haciendo un recuerdo de mi hijo. (Ver documento anexo). Quien organizó todo e hizo de maestro de ceremonia del acto fue mi hijo Patricio, el único que vive en Chile actualmente, quien habló a continuación, haciendo recuerdos de su hermano mayor, sobre todo, rememorando su infancia, ya que no fue mucho el tiempo, apenas 18 años, que estuvo entre nosotros. También agradeció la presencia de toda la gente que fue a este homenaje.

            El acto desde el comienzo fue pensado dentro del ámbito familiar, sin embargo, asistieron casi un centenar de personas: los amigos de barrio de Rodrigo, sus compañeros del Liceo 11 de Las Condes, sus compañeros de Filosofía del Instituto Pedagógico de la U. de Chile, donde alcanzó a estar solo dos meses antes de ser detenido. También estuvieron los compañeros de estudios de mis otros 3 hijos: los de Antropología de Patricio, los de Agronomía de mi hija Malva (quien viajó desde Brasil para estar presente en este acto) y los de Sociología de mi hijo Eduardo (que vive en Suecia). Asistieron también mis compañeros del Instituto Pedagógico de la U. de Chile y mis ex colegas del Instituto Hebreo. Por supuesto estaba mi familia completa, incluyendo a mi hija de Brasil y todos mis nietos que viven en en Chile. Además, los amigos personales de cada uno de los miembros de mi familia. Es de hacer notar que había personas de todas las edades, desde ancianos de más de 80 años, hasta niños en edad preescolar.

            Luego habló por teléfono desde Suecia mi hijo mayor, Eduardo, quien con palabras emocionadas hizo un recuerdo de su hermano y dijo estar en su casa de Västeras con quienes conocieron a Rodrigo y viven en Suecia hoy. Su voz salió al aire a través de los parlantes.

            Su amigo de infancia y adolescencia el cineasta Cristián Galaz proyectó un diaporama sobre Rodrigo que hizo hace algunos años y luego su otro amigo de esa época, Carlos González, junto a su hermana y otros compañeros de Rodrigo, cantaron algunas canciones acompañados de guitarras. También fue leída la carta que me envió Pepe Auth, en ese momento Embajador de Chile en Suecia, quien fue amigo también de Rodrigo cuando ambos estaban en la escuela secundaria.

            En seguida habló la Presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos Viviana Díaz, contando sobre nuestra familia y cómo fue nuestra participación en esta organización de lucha.

            Finalmente, el ex sacerdote Patricio Gajardo, que fue el guía espiritual en el Liceo 11 en esos duros años después del Golpe y quien conoció a Rodrigo, se refirió con mucho cariño a él y a nuestra familia y pidió una bendición para todos los presentes.

            Cuando terminó el acto, la gente se acercó a ver los dibujos de Rodrigo y también pudo dejar por escrito su testimonio a través de mensajes o dibujos en los papeles que había en la muralla. Los niños participaron con mucho entusiasmo en esta actividad, haciendo dibujos alusivos.

            También se instaló una pequeña placa al pie de la araucaria, con una leyenda y la imagen de Rodrigo. Fue hecha por la misma artista que hizo la fuente central de la Villa y con los mismos pedazos de cerámica que fueron rescatados de las ruinas de la misma. (Ver documento adjunto).        

            Esta ceremonia, emotiva, familiar y solemne fue, en realidad, el funeral simbólico de mi hijo Rodrigo, aunque siempre permanecerá su recuerdo entre nosotros que seguiremos luchando por saber la verdad.

                                                                        Santiago, 14 de febrero de 2003.

           

  Estas paginas han sido preparadas y son mantenidas por: Proyecto Internacional de Derechos Humanos - Londres © 1996 - 2015