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Fragmento

Cuento de su Hija Ruth

 

SEGUNDA PARTE

 

Después de la tormenta “siempre sale el sol”, alguien dijo eso, ella lo repite.

Suponía dormido aquel impulso que la anima a escribir de vez en cuando –es algo innato, no sabe de dónde viene- y sin embargo, esas ideas sueltas que la sorprendieron durante este tiempo, hoy se conjugan en un texto, armonioso, que va hilando viejos cabos sueltos de una memoria que se niega a ser olvido.

 

Loreto, reflexiona para sí, que eso es un buen augurio para continuar y ella quiere continuar, se lo debe...

  

 

I

 

Julio es un mes para preguntarse por el hacer, por el pasado, por el hoy.

Julio es un mes con un día preciso, que marca, no sólo, la historia infantil de Loreto, sino la de muchos compatriotas.

 Pronto será 30 de julio... a Loreto la invade un recogimiento y se anima, ya madura, a enfrentar y conocer mejor lo que ocurrió la madrugada de ese día... Su padre: un carpintero, militante socialista, un revolucionario, un hombre íntegro de 43 años es detenido. Luego, los agentes de seguridad del régimen fascista imperante en 1974, lo harían desaparecer.

Buscar respuestas, es imperioso. Con sutileza interroga a su madre, quien teje en la cama. Necesita hilar uno que otro dato y precisar si tienen relación con lo que hoy siente. Para Loreto los domingos son un punto en blanco y hasta ahora no entendía por qué...

 - Mamá, ¿qué día de la semana era cuándo detuvieron al papá?

- Lunes, en la madrugada... llovía. Esperaron el toque de queda y se dejaron caer.

 Con recogimiento la madre de Loreto recuerda que el día anterior a la detención de su esposo y compañero, él había ido al estadio con: Hugo y Verónica, los hijos mayores.

 Lunes, día de laburo, él partió al trabajo. En la madrugada, cerca de la 1:00, tocan a la puerta. Cuatro civiles y un uniformado (con traje de campaña) armado metralleta en mano invaden la pasividad de un hogar humilde. Sin sobresalto, el papá los atiende, se viste sin apuro (con la calma que lo caracterizaba) seguido siempre por un agente, el otro vigila a su madre y en la puerta de calle el uniformado asegura el operativo. Loreto en ese instante tiene cuatro años, está ahí, pero duerme inocente junto a  su hermana, su cama está en el mismo cuarto. En otra pieza duermen su hermano mayor y un pariente del padre. No hubo “violencia” en el operativo, recuperan un barretín que contenía una caja con balas, ellos ya lo sabían.

 Su madre, cuenta, que él tuvo ocasión sólo de despedirse de ella y en ese momento él le susurra que afuera en el auto que los esperaba estaba Juan. Alicia, sin sospechar siquiera que esa era la última vez que vería a su esposo, le pide dinero para el día. Él, ingenuo, pregunta a los agentes si es necesario que lleve su reloj, “ellos” contestan que no y que precisa sólo su cédula de identidad. En cuatro días más, su madre debía dirigirse al Ministerio de Defensa. Alicia no obedeció y esperando el alba empezó su largo peregrinar en busca de respuestas. Aún continúa.

El mundo es un pañuelo, también se suele decir. De niña, Loreto visitaba la casa  de Juan ubicada en el pasaje donde actualmente vive Marcela, sin sospechar siquiera que a unos metros de esa vivienda, vivía la que muchos años después sería su amiga. Son casi diecinueve años de amistad compartida. Marcela conoció a ese hombre y a su familia, era el zapatero y artesano de la cuadra.

Las historias se entrecruzan como piezas de un rompecabezas. ¿Dónde estabas tú? ¿Qué pieza del rompecabezas eres? La memoria es frágil.

 Entre preguntas y forzadas respuestas, Loreto y su madre hacen algunas pausas, como dándose ánimo; para ninguna de las dos es fácil, se necesita coraje para reconstruir su historia. Después de la detención de Juan, Alicia tuvo ocasión de juntarse con Ana, en un punto de Santiago. La mujer era la esposa de Juan y traía un mensaje para “Chelo”, éste debía ir del país. El papá de Loreto, decidió quedarse.

 Indagando en textos que han llegado a sus manos, Loreto busca conexiones entre versiones sobre la detención de su padre (deformación profesional, tal vez). Se dice que él habría formado parte de los GAP y que ese 30 de julio los Aparatos de Seguridad habían capturado a cuatro importantes sobrevivientes de la jornada del 11 de septiembre del ‘73.

 Barrancas, era el lugar donde su padre se desenvolvía; en la zona noreste de Santiago. Actualmente, su padre engrosa la “Lista de los 119” detenidos y desaparecidos. Lista que fue publicada por el diario La Segunda con titulares en rojo, afirmando: “Exterminan a miristas como ratas”. En ese artículo se sostenía que su padre, al igual que los otros 118 chilenos, habría muerto en un enfrentamiento con Fuerzas Regulares argentinas, en la ciudad de Salta. Dicha información nunca fue confirmada por autoridad ninguna y en numerosos procesos en que se consultó al Ministerio de Relaciones Exteriores, de esa época,  sobre la veracidad de esa información, respondieron: no tener antecedente alguno que hiciera verosímil la noticia; lo mismo ocurrió con el gobierno argentino. Todo formaba parte de un montaje entre las dictaduras militares latinoamericanas.

 Los días 22 y 24 de julio de 1975 fueron publicadas -en el semanario LEA de Buenos Aires, Argentina y el diario O’DIA de Brasil- dos listas que contenían 119 nombres de chilenos, hombres y mujeres, detenidos desaparecidos.

La noticia, que se recibió en aquel entonces, decía que estos 100 hombres y 19 mujeres habían muerto en supuestos enfrentamientos entre ellos mismos en distintos países latinoamericanos y de Europa.

Con esta estremecedora noticia, los familiares comenzaron a darse cuenta de que el método de la desaparición forzada de personas, era una práctica cuyo objetivo pretendía exterminar a opositores y opositoras del régimen militar, y un intento por poner un punto final a la búsqueda y a las exigencias de verdad y justicia.

Pero, ¿quiénes eran estas 119 personas?. Eran en su mayoría jóvenes idealistas, que fueron arrancados de sus hogares un día del año 1974 por los Aparatos de Seguridad de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional). Su intención, hacerlos desaparecer entre las sombras de sus cuarteles. Todos eran de la Región Metropolitana y entre ellos había parejas, estudiantes, profesionales, obreros, trabajadoras, artistas; hombres y mujeres llenos de optimismo y esperanzas de construir un Chile mejor y más justo, eso motivaba su lucha y su compromiso con la vida.

Con el tiempo se supo el nombre de este macabro plan: Operación Colombo. A través de él se pretendía dar una explicación sobre la suerte corrida por personas que estaban en manos de los Servicios de Seguridad de la dictadura, y que hasta ese momento se encontraban desaparecidas. Esta explicación, como todas las del nuevo régimen imperante, en el ámbito de los derechos humanos resultó ser una mentira.

Han pasado veintiséis años de esta terrorista maniobra y todavía no hay respuestas del paradero de este centenar de chilenos; pese a que sí se sabe quienes fueron y son los responsables: Raúl Iturriaga Neumann, jefe de operaciones Exterior de la DINA en ese momento, y por supuesto Augusto Pinochet. 

 

 

II

 

Loreto, borra algunos recuerdos de su infancia. Pequeños extractos de ese período, a veces, recurren a su presente: una mamadera que el papá le extiende antes de irse a trabajar; ella esperando, encaramada en la puerta de madera de la calle, a que su papá vuelva del trabajo... Lo divisa, se baja, abre la puerta y corre a su encuentro. Ella espera que él se aproxime hasta “su” vereda (en esa hilera de adoquines faltaba uno, ese era su límite) y se produzca el reencuentro.

 A ella la protegieron siempre de la dolorosa verdad. Si preguntaba por su padre, le respondían que andaba “construyendo casas”. La realidad en la que se desenvolvía en plena preadolescencia, ya más conciente, le hizo gatillar las preguntas y sus propias respuestas. Fue doloroso enterarse de la verdad, una cólera la invadía por esos días; se sentía engañada por sus seres más queridos, no comprendía –en ese momento- que omitieron algunos detalles para protegerla. Luego lo entendió, cuando joven emprendía el mismo camino trazado no sólo por su padre.

 

Loreto tiene 17 años, es junio y escribe:

 
Homenaje

 

Un día más

de cambiar, de ser

de sobrevivir y de estar.

 

Días presentes de invierno

llenos de entregas y  esperanzas...

un día más

rescatado del calendario  intratable,

que nos mira sin permitirnos treguas.

Estás ahora en distancias

que no pude precisar,

estás a horas luz de mis manos,

que piden estrechar las tuyas

para avanzar, para  empuñarlas.

 

Un día más de amarte

y de injusticias sociales,

de querer encontrarte y no  hallarte

de sentir tu paso firme

que te hizo fundirte en la  verdad.

 

Un día más, ese día cruel

que ni sentí, que ni palpe,

que no estreché.

Ese día que hoy me da fuerzas

me da ideales y calles por conquistar.

 

Sí padre, tu sendero será

quien nos haga avanzar,

tu lucha, tu conciencia

tu vida.

Habrá justicia y también paredones

y tu rostro como el de muchos y muchas,

esos rostros de pueblo,

podrán ser homenajeados

por un Chile que renace.

 

Un día más mirando al futuro.

 

Los recuerdos son tenaces

capaces de inspirar nostalgias,

pero de las cuales logramos

rescatar nuestros gritos de combate.

Un día más, padre

de llegar a ti

de sentirte compañero.

Un día más para decirte

estás en nuestra memoria

ya no hay olvido.

           

 

  

III

 

Luciano y Paula saben que su abuelo es un detenido desaparecido. Han convivido con esa historia desde que tienen uso de razón. Eso conforta a Loreto. Ambos se apropian, a su manera, de su historia. Quizás estas líneas les ayuden a entender, un poco más , a los seres amados que los rodean.

Sabe que no sentirán vergüenza, todo lo contrario. Son quienes velarán por la memoria... 

Ofelio, encarna a muchos hombres que dieron la vida por un ideal que creían justo. Representa la dignidad de hombres y mujeres que siguen dando la pelea, cotidianamente.  

A su manera interpretarán estas líneas, a su manera forjarán su historia. Ojalá que a esa historia no la trastoque la amnesia: “Si estoy en tu memoria, soy parte de la historia”, ¿recuerdan? 

Afuera, llueve copiosamente... Llueve desde el lunes. Hoy es 19 de julio.

 

  

 

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