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Las verdades terribles


Por Carmen Lazo
Fortín Diario – 19 Marzo 1989


Entre las villanías que ha cometido la dictadura, uno no sabe qué cosa es más terrible que otra.
Cuento con el gran privilegio de inspirar confianza a tantos que han sido las lastimados por el régimen; por eso, voy a transcribir una conversación que, aparte de entristecer el corazón, llenarlo de ira, produce una inmensa verguenza ajena.
La señora que converso conmigo más de una hora debió haber sido muy hermosa. Mientras hablábamos lentas lágrimas corrían de sus ojos y quería realmente no llorar. Me muestra la foto de su hija, una linda joven, diciéndome "ella fue detenida el 30 de octubre de 1974, como a las 11 de la noche, desde su casa ubicada en calle Alberto Decombe 1191. Los que le detuvieron le dijeron a la persona que vivía en el primer piso, que eran del Servicio de Inteligencia Militar y que ella, Jacqueline Paulette Drouilly Yurich, era llevada como rehén". Se habla casado hacia tres meses con Marcelo Eduardo Salinas Eytel.

30 años de edad, técnico electricista. Ella tenía 24 años y estudiaba Servicio Social en la Universidad de Chile. Estaba embarazada.
El 31 de octubre un comando espero al marido y lo detiene como a las ocho de la mañana junto con el taxista que lo traía El joven había avisado que por el "toque de queda" llegaría en la mañana.
Nada más. Desde ese día empezó el peregrinaje que ha sido el de miles de madres chilenas tratando de saber el paradero de sus hijos. La familia era de Temuco. Al saber la detención, los padres se trasladan a Santiago.
En el Comité Pro Paz les señalan los posibles sitios en que pueden tener a la pareja. Largas colas en días también largos, pero con la esperanza de encontrarlos.
Ella, mientras hablamos, saca un sobre lleno de papeles, documentos oficiales, la dirección del Servicio Nacional de Detenidos que funcionaba entonces, como terrible ironía, en lo que fuera la Cámara de Diputados de Chile.
No logran saber nada, hasta que tiempo después un tío de la joven que residía en Lima recibe una comunicación de la Cruz Roja Internacional avisándole que su sobrina se encuentra en Tres Álamos.
¿Por qué todos estos datos cuando Chile está saturado de testimonios de detenidos desaparecidos? ¿Por qué la madre muestra hasta la copia del acta del matrimonio de los jóvenes celebrado en el Registro Civil de Nunoa el 2 de agosto de 1974?
Sencillamente porque el año 1978 el representante de Chile en las Naciones Unidas, ante el conocimiento de una lista de casi 200 detenidos desaparecidos, afirmo que esas personas no existen, que no son chilenas, que son nombres inventados.
Una amiga que acompaña a esta madre me comenta: Así es que yo nunca fui niña en Temuco y nunca jugué con la Jacqueline Drouilly!
El señor representante de Chile que hizo tan temerarias afirmaciones aspira a ser presidente de Chile. Me pregunto si es capaz de decir que lo engañaron y si pedirá justicia para tanto joven que corrió la misma suerte..
 

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