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LUIS DURÁN RIVAS: periodista desparecido

Luis Durán Rivas Luis Durán Rivas


Luis Durán Rivas (1945, Talcahuano, Chile), periodista, dirigente de izquierda, está desaparecido desde el 14 de septiembre de 1974, fecha a partir de la cual sus familiares no lo han vuelto a ver.

Estuvo detenido en Tres Álamos con los compañeros de su célula.

El 23 de julio de 1975 el diario chileno de los empresarios, El Mercurio, reprodujo una noticia aparecida en el diario O’Dia de Brasil, en la que se suponía muertos en enfrentamientos entre ‘extremistas’ chilenos a un grupo de personas, entre los cuales aparecía Luis Eduardo Durán Rivas. Poco después esta información fue desmentida por las autoridades extranjeras y nacionales, pues el diario O’Dia y Lea, el otro diario citado, de los cuales supuestamente había sido extraída la noticia, nunca existieron, quedando en claro con ello, la complicidad del diario santiaguino en los delitos cometidos por la Junta militar contra los derechos humanos.

Luis, desde 1972 hasta el 11 de septiembre de 1973, trabajó en la revista Chile Nuevo, publicación mensual editada por la Subsecretaría del Ministerio de Economía y él era sus editor responsable.

El poema que publicamos, y que ha dado la vuelta al mundo, fue escrito en septiembre de 1974, por lo que se cree fue lo último que escribió antes de ser detenido, y fue hallado en su pieza en una prenda de vestir que sus raptores no quisieron llevar como parte del botín. Luis era reconocido por amigos y camaradas por la sensibilidad honda y creadora, por la inteligencia y el consecuente amor al pueblo, a quien no quiso abandonar cuando tuvo la oportunidad. Renunció a familia y novia para integrarse plenamente a las tareas de la Resistencia.




GRITO DE AMOR Y TRIUNFO

Algún día, tal vez,
puede ser que en cualquier calle,
o en alguna celda,
con mi espalda ardiendo contra una muralla fría,
yo muera.

Quizás al amanecer de un nuevo día,
o en la brutal oscuridad de la noche,
levante por última vez mi grito de libertad.
Entonces para que no me olvides,
querida compañera,
te dejo de herencia un par de palabras:
te amo.

Por ti he sido más fuerte y más bueno.
Por ti me he sentido más puro.
Mi pueblo te agradecerá el amor
que has hecho renacer en mí.

Cantando sembrará.
Cantando cosechará.

Tu gesto preocupado de hoy,
será sonrisa mañana,
mirando jugar a tus hijos,
apoyada dulcemente en el brazo de tu compañero,
construyendo el futuro bueno
que mi sangre,
la sangre de tantos,
han regado.

Sé feliz y recuérdame.
En silencio te he amado
y mi último grito que sea de amor y triunfo.

 
  Estas paginas han sido preparadas y son mantenidas por: Proyecto Internacional de Derechos Humanos - Londres © 1996 - 2015