Martínez Labbé Rosauro

Rut: 6132561-1

Cargos: Alcalde Designado durante la Dictadura por la ciudad de Chillán

Grado : Capitán

Rama : Ejército

Organismos : Dirección Nacional de Inteligencia (DINA)


De la DINA al Congreso: El caso del Diputado Rosauro Martínez Labbé

Fuente :El Ciudadano 16 Abril 2012

Categoría : Prensa

Dentro del listado de uniformados reciclados y encubiertos en el mundo político, además de los nombres históricamente conocidos por los tribunales, figuran nombres como el del controvertido actual alcalde de Providencia, Cristián Labbé, el de Jaime García Covarrubias, asesor del Instituto de Defensa Hemisférico de Estados Unidos, y el actual diputado de Renovación Nacional por el distrito 41 de Chillán, Rosauro Martínez Labbé.

Rosauro Martínez Labbé es oficial de ejército en retiro. Con el grado de teniente fue alumno de la Escuela de las Américas, que el Pentágono de Estados Unidos mantiene en Panamá destinado a formar e instruir a los ejecutores de sus políticas de contrainsurgencia y antisubversivas en Latinoamérica. Luego de su especial preparación, se integra a la DINA. Permaneció en este organismo hasta que cambió su denominación por CNI.

Años más tarde, ya en retiro, Pinochet lo designa Alcalde de Chillán; puesto en el que permaneció hasta 1992. A partir de allí, emprende su carrera política teniendo el cuidado de omitir en su currículo y en sus antecedentes su paso por el criminal aparato represivo. Es más, tampoco menciona su carrera militar y anteriormente había negado a la agencia EFE su pertenencia a la DINA. “Cursó su enseñanza básica en el Colegio Seminario de Chillán y continuó la secundaria en la Escuela Militar”, es toda la referencia que hace el diputado a su pasado uniformado.

Lanzado desde la alcaldía de Chillán a la carrera política, se postula y resulta electo diputado como independiente en la elección parlamentaria de 1994 por el mencionado distrito de Chillán. Luego se integra como miembro de Renovación Nacional, el partido de la actual coalición gobernante. Desde entonces, gracias a su militancia RN y al inefable sistema binominal, ha resultado reelegido por cinco períodos consecutivos.

Sin embargo, su paso por la DINA, no es el único capítulo oscuro de su trayectoria uniformada que ha mantenido oculto el diputado Martínez Labbé. También por fuentes ligadas a los familiares de las víctimas de la dictadura, Resumen ha recogido antecedentes que involucran al diputado Rosauro Martínez Labbé en la ejecución de al menos tres miembros del MIR ocurrida el 20 de septiembre del 81 en la localidad de Remeco, en Panguipulli, provincia de Valdivia.

En aquel año, Rosauro Martínez Labbé tenía el grado de capitán y comandaba una compañía de fuerzas especiales del Ejército que tenía su base en Llancahue, Valdivia. Esta compañía formó parte de las fuerzas de elite movilizadas por el alto mando del ejército y la CNI hacia la zona cordillerana de Panguipulli destinadas a aniquilar un grupo del MIR que se encontraba operando en la zona montañosa.

Durante la mañana del 20 de septiembre, la unidad que comandaba Rosauro Martínez Labbé, cercó una vivienda en Remeco Alto adonde habían llegado a pedir refugio y comida tres miristas que huían de la persecución del ejército y de las tropas especiales de la CNI. Una vez que la dueña de casa, de nombre Flora Jaramillo, y su hijo estuvieron fuera de la vivienda, y de que se hubo cerciorado que los miristas se encontraban durmiendo en el interior, Rosauro Martínez ordenó el ataque a la casa con fuego de metralla. Allí resultaron muertos Patricio Alejandro Calfuquir Henríquez, José Eugenio Monsalve Sandoval y Próspero del Carmen Guzmán Torres. La casa quedó totalmente destruida, despedazada por las balas, al punto que el Ejército le instaló una nueva vivienda a la afectada mujer dueña de la casa.

Estos sucesos, ocurridos en septiembre del 81 y en que fueron muertos nueve militantes del MIR, son investigados por la Ministra Emma Díaz Yévenes, de la Corte de Apelaciones de Valdivia, en su calidad de Ministra en Visita Extraordinaria para casos de violaciones a los Derechos Humanos. En la causa que esta caratulada con el Rol N° 1675-2003, la Ministra Díaz ha intentado interrogar al ex uniformado Rosauro Martínez Labbé, pero se ha encontrado con el fuero que protege a los diputados de la república y tras los refugios legales, oficios y subterfugios, que le ofrece su actual investidura, el ex oficial de ejército ha escabullido enfrentar la justicia, preserva su impunidad y se libra de todo mal.


Justicia investiga a diputado Rosauro Martínez por la muerte de miristas en Neltume

Fuente :The Clinic 16 de Abril 2012

Categoría : Prensa

La semana pasada el diputado del PC Hugo Gutiérrez presentó una querella criminal en contra de más de mil efectivos que pertenecieron a la desaparecida Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Adjuntó al libelo un documento donde aparecen los agentes, entre los cuales se encontraba el actual parlamentario RN, Rosauro Martínez.

Martínez fue consultado por la agencia EFE sobre su pasado en el servicio represivo, pero negó haber estado encuadrado allí y se limitó a señalar que fue destinado a la Comandancia en Jefe del Ejército. En muchas hojas de vida de otros ex DINA se escribió lo mismo.

Sin embargo, Martínez es actualmente investigado en otra causa relativa a los homicidios cometidos en contra de una serie de militantes del MIR, en el marco de la operación apara aniquilar a la guerrilla que se había instalado en la zona de Neltume, en Valdivia.

Los antecedentes aparecen en el proceso que sustancia la ministra Ema Díaz, quien ha podido establecer la participación no sólo de la CNI, sino también podría probar la participación de Martínez -apodado el “pata de gallo”- aunque hasta ahora no ha sido procesado.

Rendición o plomo

En 1981 Martínez era el jefe de la Compañía de Comandos 8 en Valdivia y en esa calidad le correspondió iniciar la búsqueda de los miristas en Neltume y de acuerdo a distintas declaraciones que constan en el expediente, participó en un enfrentamiento.

El primero en mencionar a Martínez fue el ex carabinero Alfonso Rojas, quien prestó declaración el 4 de agosto de 2010.

Según el hombre de verde, los militares descubrieron una casa donde se escondían los miristas. Los efectivos del Ejército, señala Rojas, gritaban “desgraciados, ríndanse que están rodeados”.

Otro que menciona a Martínez en la zona de Neltume es el ex CNI y miembro de la Unidad Antiterrorista que concurrió al asentamiento guerrillero, fue Luis Bascur Gaete.

Bascur recuerda que en la zona existía “un enorme contingente de fuerzas militares y aéreas del Ejército”, además de Carabineros y personal de inteligencia. Reconoció a Martínez al ser consultado por la justicia como el jefe de la Unidad de Comandos que estaba en la zona.

En la misma compañía estaba el entonces teniente Luis Arturo Sanhueza Ross, quien a fines de 1981 integraría la CNI y que a principios de los 90 se convertiría en uno de los primeros militares que fueron encuadrados en el Servicio Secreto de Espionaje del Ejército para sacarlos de Chile, esconderlos en Uruguay, todo con el fin de evitar la acción de la justicia en causa de violaciones de derechos humanos.

Sanhueza Ross aseguró que Martínez tenía la mayor antigüedad y que le dio la orden de realizar una labor de “reconocimiento y patrullaje” en la zona. Cuando descubrieron a un grupo de miristas, otro oficial le avisó por radio a Rosauro Martínez, quien envió refuerzos “y comenzó un gran operativo”.

De acuerdo a la declaración de Sanhueza Ros, la CNI que llegó al lugar se contactaban con Martínez para todos los efectos operativos.

Complicación

Con los antecedentes recabados, la justicia ordenó ubicar a Martínez. El parlamentario, al enterarse que era requerido, declaró por oficio porque contaba con fuero. Su testimonio consta en el expediente desde el 9 de noviembre de 2011.

En él confirma que era el jefe de los comandos de Valdivia y que se constituyó en Neltume para buscar a los guerrilleros del MIR y que envió dos patrullas para la misión y aseguró que no tuvo apoyo de la CNI.

Otro que lo reconoce fue Enrique Sandoval, un ex dina y ex CNI apodado “Pete el Negro”, como el personaje de las historietas Disney, reconoció que luego del hallazgo de la compañía a cargo de Martínez, un contingente del Ejército y la CNI viajó al lugar.

A Martínez se le podría complicar su labor como diputado y como posible integrante de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Latinoamericano (Parlatino). Esta semana debe viajar a Panamá junto a Jorge Burgos, consignó la semana pasada la agencia EFE. El viaje fue aprobado el pasado 4 de abril por la Comisión de Régimen Interno de la Corporación.

De hecho, Martínez recibió además $ 16 millones, con lo que realizará en Punta Arenas otro encuentro del Parlatino, entre el 26 y 27 de abril. En la oportunidad Martínez asistirá a las comisiones de Pueblos Indígenas y Etnias y de Seguridad Ciudadana, Combate, Prevención al Narcotráfico, Terrorismo y Crimen Organizado.

Para el abogado y diputado comunista Hugo Gutiérrez, patrocinante de la acción legal, resulta “inaceptable” que Martínez funja como vicepresidente del Parlatino y que debiera ser “destituido” de esa instancia multilateral.


Diputado RN Rosauro Martínez será investigado por el homicidio de tres miristas en dictadura

Fuente :Diario Uchile 16 de Mayo 2013

Categoría : Prensa

Ante la Justicia deberá comparecer el diputado RN Rosauro Martínez Labbé, a causa de la solicitud de desafuero que en los próximos días se ingresará en la Corte de Apelaciones de Valdivia. La acción será presentada por el diputado Hugo Gutiérrez, abogado de causas de Derechos Humanos, quien dio a conocer antecedentes que comprobarían la relación del diputado Rosauro Martínez, capitán retirado del Ejército, con el homicidio de tres ‘miristas’ en 1981.

Los antecedentes surgen de las investigaciones del ex juez Alejandro Solís, quien llevó adelante 90 casos por violaciones a los derechos humanos y dictó sentencias condenatorias en 44 de ellos. De estas indagaciones surgió el reconocimiento por parte del Ejército de Chile de que Rosauro Martínez, actual diputado por Chillán, en 1981 encabezó como capitán al Grupo de Comandos N°8 con sede en Valdivia, y en tal calidad habría dispuesto el homicidio de José Eugenio Monsalve Sandoval, Patricio Alejandro Calfuquir Henríquez y Próspero del Carmen Guzmán Soto, todos integrantes del MIR.

Con estos antecedentes en mano, los diputados Sergio Aguiló (de la Izquierda Ciudadana) y Hugo Gutiérrez (del Partido Comunista) acudirán a la Corte de Apelaciones de Valdivia, con el propósito de que esa instancia tramite una solicitud de desafuero contra Rosauro Martínez.

Hugo Gutiérrez dijo que esto es condición necesaria para que se investigue la responsabilidad penal en el caso. “Él tiene vinculación con el asesinato de estos tres jóvenes miristas, en consecuencia tiene que investigarse su responsabilidad y para ello hay que quitarle la inmunidad parlamentaria, para que no haya inconveniente alguno en perseguir dicha responsabilidad”, explicó.

Gutiérrez ya encomendó a su abogado Boris Paredes para que presente esta solicitud de desafuero en la Corte de Valdivia, lo que podría materializarse la semana entrante. El parlamentario del PC explicó que se requiere llevar a cabo esta fase previa, pues la Justicia no puede indagar a Martínez mientras tenga fuero parlamentario.

“Es una solicitud, un desafuero que se hace a la Corte de Apelaciones correspondiente, quien tendrá que resolver si existen los antecedentes suficientes tanto en relación con la configuración de hechos ilícitos como antecedentes que digan relación con la eventual responsabilidad que le quepa a Rosauro Martínez en este ilícito”, argumentó Gutiérrez.

“Autor, cómplice o encubridor” es la responsabilidad que buscan establecer sobre el diputado Martínez, respecto de quien ya se habría asentado su desempeño en la Central Nacional de Informaciones (la CNI), durante la dictadura de Pinochet. Al respecto, el aludido señala que “es cosa de ver lo que está pasando en Valparaíso y esto no es nuevo, creo que es propio del periodo eleccionario que hay. Esto ocurrió hace 22 años y ha habido dos juicios en los que he sido absuelto, así que no le doy mayor importancia”.

El diputado Rosauro Martínez Labbé adujo que fue absuelto por la Justicia, aunque a la fecha no ha sido investigado ni procesado. El parlamentario de RN busca la reelección a fines de este año por el distrito 41, de Chillán, Coihueco, El Carmen, Pemuco, Pinto, San Ignacio y Yungay, en la Región del Bío Bío.


La historia oculta del comandante Rosauro E-mail

Fuente :El Mostrador 17 de Mayo de 2013 

Categoría : Prensa

El comandante Rosauro se abalanzó sobre la puerta de madera para abrirla de una patada, pero se le trabó su fusil ametralladora. Rosauro retrocedió nervioso y ordenó a sus hombres rodear la humilde construcción de madera. Adentro se refugiaban los miristas Eugenio Monsalve Sandoval, Próspero Guzmán Soto y Patricio Calfuquir Henríquez.

La bandera chilena todavía flameaba al viento fresco esa mañana del 20 de septiembre de 1981 en Remeco Alto, a corta distancia de Neltume en la precordillera de Valdivia. El aire olía a leña humeante.

Rosauro, conocido en el Ejército como El Mosquetón, habló en un susurro de voz con la dueña de la casa, Floridema Jaramillo Manquel. Esta le informó que los tres jóvenes dormían. Habían llegado hambrientos y cansados pidiendo comida, refugio y camas donde descansar. El destacamento de Tropas Especiales de la Compañía de Comandos N°8 de Valdivia al mando del comandante Rosauro Martínez Labeé, se había acercado sigilosamente a la casa.

Algunos agentes de la Unidad Antiterrorista (UAT) de la CNI, colaboraban esa mañana con los hombres del comandante Rosauro al mando de El Monje Loco. Así nombraron los prisioneros del campo de Pisagua en 1973, al entonces teniente de Ejército Conrado García Gaier. Conrado había sido en ese lugar el oficial más temido por sus refinadas torturas. A veces vestía capa negra y tocaba el órgano sustraído a la parroquia, antes de dar inicio a los tormentos. Rosauro y El Monjeoperaban esa mañana codo a codo en busca de la ansiada presa.

Junto a ellos actuaba en la zona Pete el Negro. El ahora capitán de Ejército Enrique Sandoval Arancibia, era el jefe de la Brigada Rojode la CNI en el cuartel Borgoño de Santiago, grupo a cargo de exterminar al MIR. Pero Pete tenía otra historia. En octubre de 1973 al poniente de Santiago, siendo un teniente del Regimiento Yungay de San Felipe, le dio cuatro tiros en la cabeza con su pistola Steier al niño de 13 años Carlos Fariña Oyarce. Después roció su cuerpo con gasolina y lanzó un fósforo, según consta en la investigación judicial.

Fue la víctima más joven de la dictadura. Después fue importante asesor del ex agente Dina Cristián Labbé Galilea, cuando era alcalde de Providencia.

Con ellos operaba el comandante Rosauro en la precordillera al mando de su destacamento. Era la Operación de Contraguerrilla Machete como la denominó oficialmente la Comandancia en Jefe del Ejército.

En 1978 el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, inició la Operación Retorno a Chile con el fin de combatir la dictadura por las armas. A comienzos de la década del ‘80, poco menos de veinte militantes se instalaron en Neltume y sus alrededores para conformar el Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro.

Poco antes del asalto a la casa de doña Floridema, ayudados por los baqueanos de la zona Dagoberto Pineda y José Flores, Rosauro, su gente y sus colaboradores de la UAT, descubrieron el tatoo de los miristas. Un refugio subterráneo. Los militantes alcanzaron a huir, pero perdieron todo cuanto tenían: alimentos, remedios, documentos y algunas armas. De ahí en adelante, se convirtieron en seres hambrientos y errantes por los gélidos parajes de la precordillera. Ya no pudieron permanecer unidos, debiendo separarse en pequeños grupos.

Aunque era la madrina de Monsalve, la misma Floridema denunció a los tres militantes enviando a su hijo de 15 años a avisar a los Carabineros del retén Neltume. Estos montaron en un vehículo y se dirigieron al campamento donde permanecía el destacamento de Rosauro. El sargento Alfonso Rozas, jefe del retén, habló directamente con él y le entregó la información.

DIRECTO A LA CABEZA

Esa mañana de septiembre, a una señal de Rosauro los comandos y agentes de la UAT abrieron fuego con fusiles automáticos y una ametralladora punto 30 instalada en lugar estratégico. La casa de madera quedó totalmente destruida por el nutrido fuego de grueso calibre. Patricio Calfuquir y Próspero Guzmán murieron sólo en minutos atravesados por las balas. El cadáver de Guzmán quedó con 28 heridas de proyectiles de acuerdo al informe de autopsia. Eugenio Sandoval, quedó herido y alcanzó a huir por una ventana posterior.

Rosauro y un puñado de sus hombres lo encontraron a pocos metros de distancia aún con vida oculto entre unos coligües. Le dispararon directo a la cabeza y lo mataron. Un helicóptero Puma enviado desde la IV División del Ejército en Valdivia por su comandante el general Rolando Figueroa Quezada, recogió los tres cadáveres y los condujo a esa ciudad entregándolos en la morgue local.

Tiempo después, desde Valdivia, Rosauro envió a Floridema una mediagua sin forrar por la que se colaba el viento helado. Floridema protestó por la vivienda que no alcanzaba a reemplazar la calidad de la destruida, pero no logró nada más del comandante.

Unos días antes del asalto a la casa, dieron muerte al mirista Raúl Obregón Torres. El 17 de septiembre de 1981 mataron a Pedro Yáñez Palacios. Este se ocultaba en el hueco de un árbol con un pie gangrenado y amputado por congelamiento. El 28 de noviembre de ese año mataron también a Juan Ojeda Aguayo en la zona de Quebrada Honda.

Otro oficial que operó en la zona de Neltume bajo las órdenes del comandante Rosauro Martínez, fue Arturo Sanhueza Ros. Un destacado represor que perteneció a la CNI operando en el cuartel Borgoño. El Huiro, como le dicen sus cercanos, formaba parte de la Compañía de Comandos N°8 en Valdivia como instructor. Sus crímenes lo conducen a la Operación Albania y a los asesinatos del periodista José Carrasco y otros tres opositores tras el atentado a Augusto Pinochet en 1986.

El mismo Sanhueza declaró en el proceso por los crímenes de 1981 en Neltume que instruye la jueza Emma Díaz Yévenes de Valdivia. El oficial formó parte de aquel destacamento de los entonces tenientes de Ejército Mario de Toro Gallardo, Iván Fuentes Sotomayor, Julio Arellano Garamund y Claudio Peppi Onetto.

En la Operación Contraguerrilla Machete, Rosauro Martínez con el grado de capitán tuvo bajo su mando a 192 efectivos de ese destacamento. Este lo integraban 4 tenientes, 1 subteniente, 8 suboficiales, 49 cabos y 130 conscriptos.

En el proceso, los suboficiales Eduardo Inostroza Reyes y Luis Jerez Prussing, afirman que por sus declaraciones prestadas, en especial temen a su ex comandante Rosauro Martínez.

Según dijo en el proceso el suboficial e integrante de la CC8 Luis Jerez Prussing, en la Operación Machete formó parte un equipo de Televisión Nacional de Chile.

FELICITACIONES

Por su misión en Neltume a cargo de la CCN°8, el comandante Rosauro recibió felicitaciones del Ejército estampadas en su hoja de vida. El 11 de noviembre de 1981 dice: “Extraordinario desempeño al mando de la Compañía de Comandos N°8 durante las acciones de combate contrasubversivas en la zona de Neltume, donde resultaron siete extremistas muertos sin bajas del Ejército”.

Terminada la operación Neltume, Rosauro se fue a al Comando Sur del Ejército de Estados Unidos en Panamá. Por ello recibió otra felicitación en su hoja de vida en diciembre de 1981.

Por estos crímenes, hasta ahora la jueza Emma Díaz mantiene procesados al actual coronel retirado Conrado García y al capitán en retiro Enrique Sandoval Arancibia. Esta semana sería presentada en la Corte de Apelaciones de Valdivia la solicitud de desafuero del actual diputado de Renovación Nacional, Rosauro Martínez por parte del abogado Boris Paredes. El pretendido desafuero tiene por fin pedir posteriormente el procesamiento del parlamentario por estos delitos de lesa humanidad, los que la magistrada tiene ya tipificados como homicidios calificados.

Antes de integrar el destacamento que ultimó a los miristas en Neltume, Rosauro Martínez integró la DINA. A pesar de que él lo ha negado reiteradamente, el diputado llevaría el número 77 en la lista con 1.097 ex agentes que en 2008 el Ejército entregó al ministro en visita extraordinaria Alejandro Solís. Hasta entonces siempre negada a los tribunales, esta es la única lista que el Ejército ha conformado hasta ahora con nombres de oficiales y suboficiales que integraron la DINA.

El ex agente y comandante Rosauro, ha sido diputado desde 1994 y este año postula a su reelección por el distrito 41 de Chillán.


Las contradicciones del diputado Rosauro Martínez y su paso por la DINA

Fuente :El Mostrador 12 de Septiembre 2013

Categoría : Prensa

Comando, formado en esa especialidad en la Escuela de Paracaidistas y Fuerzas Especiales de Peldehue, el diputado de Renovación Nacional por Chillán (distrito 41), Rosauro Martínez Labbé, hoy está siendo cuestionado debido a su participación en la ejecución de militantes del MIR, quienes en 1981 organizaban una guerrilla en la cordillera de Neltume. Por este hecho, el abogado de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, Eduardo Contreras, solicitó el desafuero del parlamentario ante la Corte de Apelaciones de Valdivia (con jurisdicción en la causa), solicitud que fue acogida a trámite hace tres meses.

En mi último libro, El despertar de los cuervos (Ceibo ediciones), divulgué parte de la Hoja de Vida dentro del Ejército del diputado Martínez Labbé. El documento no guarda relación con su participación en Neltume, ocurrida en pleno funcionamiento de la CNI, sino con su labor desconocida en la DINA, bajo el mando del coronel Manuel Contreras Sepúlveda.

Su caso saltó a la prensa en 2012, cuando se conoció una lista de 1.096 funcionarios del Ejército que participaron en la DINA. Quien elaboró dicha lista y la entregó a la justicia, fue el Estado Mayor del Ejército. Entre los nombres se encontraba el de Rosauro Martínez Labbé. En esa ocasión, el diputado explicó a la agencia internacional de noticias, EFE: “Yo nunca fui agente de la DINA, aunque sí estuve destinado a la Comandancia en Jefe del Ejército. Jamás he estado involucrado en nada con la DINA. Si mi nombre está en ese documento habría que preguntarle al Ejército qué misión cumplí en la DINA”.

El tema quedó ahí, en el congelador. No había forma de contrastar la información publicada, con un documento lo suficientemente contundente como para que el diputado refrescara su memoria.

Sin embargo, ese mismo año el Estado Mayor del Ejército fue más específico y envió a la justicia el respaldo a los nombres contenidos en la lista de 1.096 integrantes de la institución y que cumplieron roles dentro de la DINA. Para lograr el objetivo, adjuntó las Hojas de Vida Institucionales de los funcionarios DINA, documento que por excelencia registra la historia completa de cada militar, sus destinaciones, méritos, deméritos, cursos y ascensos. Una especie de diario de vida completo que permite evaluar a cada soldado con el fin de tramitar ascensos y también retiros.

El documento oficial elaborado por el Ejército respecto de Rosauro Martínez señala que fue destinado a la DINA el 31 de enero de 1977. El encabezado de su hoja de vida de ese año, dice “Dirección de Inteligencia Nacional (DINA)”. Respecto de sus funciones se especifica que fue miembro del “equipo de seguridad inmediata de la primera dama”. A continuación de su ?rma, en la cali?cación anual, se encuentra la del director Manuel Contreras. La misma hoja también es ?rmada por su cali?cador superior, el coronel Juan Saldías Stappung, en ese año secretario general de la DINA y miembro de la sociedad Pedro Diet Lobos, que financiaba las operaciones clandestinas en el exterior.

A propósito de la denuncia realizada en El despertar de los cuervos, hace dos semanas Martínez fue entrevistado por El Dínamo. Al igual que en 2012, su respuesta fue negativa. “Nunca he pertenecido a la DINA”, y agregó: “Ese señor está equivocado, no conozco el libro, pero nunca he pertenecido a la DINA”.

Según la versión del diputado Martínez Labbé, sólo estuvo destinado a la Comandancia en Jefe, aludiendo a su trabajo de seguridad presidencial, pero no reconoce haberlo cumplido a través de la DINA. Este mismo rol fue realizado por su colega, el ex alcalde de Providencia, Cristián Labbé. La diferencia es que él sí reconoce que realizó su labor a través del organismo terrorista.

El nombre de la brigada encargada de cumplir este rol era conocido como Mulchén. En las Hojas de Vida de sus integrantes, no se menciona el nombre, sino simplemente “seguridad presidencial” o “seguridad de la primera dama”, tal como ocurre con Rosauro Martínez. Pero todos los agentes de la DINA de esa y otras unidades saben que la seguridad presidencial estaba a cargo de Mulchén y que estaba compuesto por un selecto grupo de comandos salidos de Peldehue.

El asunto es que el propio subdirector de la DINA, Pedro Espinoza Bravo, ha declarado judicialmente que el trabajo de Mulchén incluía también “operaciones clandestinas”, tal como lo hacía la Brigada Lautaro, que fue guardia de Contreras y, al mismo tiempo, grupo exterminador en el cuartel Simón Bolívar de La Reina.

Mulchén ha sido un fantasma para la justicia chilena. Su única acción “encubierta” y luego “descubierta” fue el crimen del diplomático español y militante comunista Carmelo Soria, asesinado por agentes de Mulchén el 16 de julio de 1976. Lo torturaron, luego le fracturaron el cuello y, ?nalmente, lo lanzaron cuesta abajo en el sector de La Pirámide por un barranco, con botellas de alcohol en el interior del vehículo, simulando que había muerto en un accidente. En la tarea habrían recibido la cooperación de la Brigada Lautaro, su hermana en “operaciones clandestinas”.

Otra de las pocas huellas que ha dejado Mulchén respecto de sus “operaciones clandestinas”, se encuentra en la declaración judicial del jefe de la Brigada Lautaro, Juan Morales Salgado, quien situó a los agentes de Mulchén en el centro de exterminio Simón Bolívar el mismo día que ahí envenenaron a dos ciudadanos peruanos con gas sarín, hecho que se detalla en La danza de los cuervos. Fue un ensayo, ya que era una de las posibilidades para eliminar al ex canciller Orlando Letelier. Finalmente se optó por una bomba bajo su auto y en la acción participaron agentes de Lautaro y Mulchén en conjunto.

En el período en que el diputado Martínez integró la DINA, la organización centró sus esfuerzos en dar con el Partido Comunista y sus dineros, con el fin de seguir ?nanciando su estructura. En este contexto, el mismo día que desapareció un militante comunista vinculado a ?nanzas, Jorge Troncoso Aguirre —el 11 de mayo de 1977—, Rosauro Martínez Labbé, recibió una felicitación en su hoja de vida: “Condiciones de mando e iniciativa. Felicitación: Fue felicitado por la orden del día de la unidad. Por las excepcionales condiciones de mando y por su especial condición de saber motivar oportunamente a sus subordinados y obtener sus mejores rendimientos en aras del cumplimiento de la misión recibida”.

Si bien ello no constituye un delito, este tipo de anotaciones han servido de guía a ministros con dedicación exclusiva en causas de crímenes de lesa humanidad, puesto que por ignorancia o deliberación, en varias ocasiones agentes de la DINA inculpados en causas criminales durante la dictadura, han recibido felicitaciones en su hoja de vida en la misma fecha que fueron partícipes de crímenes.

En el libro también publiqué parte de la Hoja de Vida de Rosauro Martínez Labbé durante 1978, ya que a esa fecha su oficial calificador directo fue Jaime Lepe Orellana, involucrado en el crimen de Carmelo Soria. Él fue quien se subió a su auto disfrazado de carabinero y lo engañó, para llevarlo hasta el lugar del crimen.

Si la negación absoluta que el diputado Rosauro Martínez ha realizado respecto de su participación en la DINA es cierta, entonces el documento que el Ejército envió a la justicia debiera ser falso y en dicha institución debieran haber adulterado su firma y el lugar donde estuvo destinado. ¿El diputado va a iniciar acciones en contra del Ejército? ¿Puede mostrar su Hoja de Vida y desmentir su participación ahí? Hasta ahora Martínez, quien lleva diecinueve años en el cargo y se presenta a la reelección, no ha dado una explicación coherente respecto de su destinación en 1977, como contrapartida de los documentos que lo sitúan en la DINA y, posiblemente, en la Brigada Mulchén.

Al revisar su página web oficial en la Cámara de Diputados de Chile, llama la atención que ni siquiera se presenta como ex oficial de Ejército, la profesión que cumplió durante gran parte de su vida. En cambio, señala “agricultor”.


ABREN OPCIÓN DE DESAFUERO DEL DIPUTADO MARTÍNEZ POR MUERTOS DEL MIR

Fuente :La Nación 14 de marzo de 2014

Categoría : Prensa

Corte de Valdivia fijó para el 24 de marzo la audiencia para analizar la solicitud contra el RN en el caso del crimen de 3 miristas en Neltume. Legislador negó responsabilidad en los asesinatos cuando era capitán del Ejército

Los asesinatos de 3 miembros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en Neltume, poblado maderero al oriente de Panguipulli, sigue persiguiendo al diputado de Renovación Nacional (RN),Rosauro Martínez, que puede perder su fuero para ser juzgado como supuesto autor de las ejecuciones.

La Corte de Apelaciones de Valdivia fijó para el 24 de marzo la audiencia en que escuchará los alegatos a favor y en contra de la medida que de ser visada permitirá enjuiciar al legislador por Chillán que hasta ahora ha negado tal responsabilidad.

El tribunal de alzada de la capital de Los Ríos, de acuerdo a lo informado por Radio Bio-Bío, estableció que la cita será a las 12:00 horas de ese día y que en caso de no concretarse por alguna razón legal se postergará para el lunes siguiente: es decir el 31.

LA OPERACIÓN MACHETE

Los abogados querellantes pidieron el desafuero en mayo de 2013 acusando a Rosauro de haber encabezado en 1981 el operativo que culminó con la muerte Eugenio Monsalve Sandoval, Próspero Guzmán Soto y Patricio Calfuquir Henríquez.

Los tres eran parte de una veintena de militantes que intentaron organizar una guerrilla en el sector de Neltume, al este de Valdivia, la cual fue delatada. En la persecución estos 3, mal heridos y desarmados, fueron acribillados al interior de la casa (los dos últimos) y en unos matorrales (Monsalve).

El ahora diputado supuestamente comandaba un destacamento de 192 comandos del Ejército en la "Operación contraguerrilla Machete", como denominó el alto mando del Ejército la ofensiva contra el incipiente grupo guerrillero formado fundamentalmente por exiliados que retornaron de manera clandestina.


Neltume: los cinco conscriptos que acusan al diputado Rosauro Martínez (RN) 

Fuente :Ciperchile.cl, 21 de marzo de 2014

Categoría : Prensa

En una investigación que ha tomado varios años, el reconocido cronista Cristian Alarcón reconstruyó paso a paso la trama que culminó con la muerte de 11 miristas en la zona cordillera de Neltume en 1981. Entre los testimonios que recogió, impactan los de cinco ex conscriptos que participaron en la Operación Machete y que fueron testigos de la cacería encabezada por el entonces mayor Rosauro Martínez, quien enfrenta en estos días la petición de desafuero por tres homicidios en Neltume. Uno de los oficiales bajo su mando fue Luis Sanhueza Ros, procesado y condenado por varios crímenes de la dictadura.

Muy poco se sabe del pasado del reelecto diputado Rosauro Martínez Labbé (RN), quien aparece como figura protagónica en una de las historias de la dictadura jamás contadas por sus testigos. El entonces capitán de la Compañía de Comandos Nº 8 del Regimiento “Llancahue” de Valdivia fue, según una investigación basada en los testimonios de cinco soldados conscriptos de esa fuerza especial del Ejército, documentos judiciales y entrevistas con sobrevivientes, quien comandó en los alrededores de Neltume una masacre publicitada como un gran triunfo militar en 1981: el aniquilamiento de un destacamento de guerrilleros del MIR que había creado un temerario foco de resistencia a la dictadura de Augusto Pinochet.

Rosauro Martínez (63 años), quien acaba de ser reelegido para su sexto período parlamentario, ha negado toda responsabilidad en los hechos, pero los testimonios recogidos en esta investigación entregan detalles hasta ahora desconocidos de su rol clave en la masacre de Neltume. Todo ocurrió en 1981, once años después de que Martínez ingresara al Ejército, cuyas filas abandonó en 1987 con el grado de mayor. Poco después, era premiado por Pinochet al designarlo alcalde de Chillán, la ciudad que hoy representa en el Congreso, cargo que mantuvo hasta 1992, año en que se realizaron las primeras elecciones municipales luego de recuperada la democracia. La hoja de vida del mayor (r) Rosauro Martínez entre 1973 y 1987 es un misterio. Lo que sí se sabe con certeza es que la mayor parte del tiempo que sirvió en el Ejército lo hizo en los servicios secretos. Lo que aprendió en su paso por la Escuela de Las Américas, centro de entrenamiento antisubversivo estadounidense en Panamá, lo utilizó a cabalidad no sólo en la masacre de Neltume. CIPER escuchó un testimonio que da cuenta de su rol también protagónico en uno de los grupos más secretos de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE) en los años 80.

Los misterios también han rodeado la masacre de Neltume. Oficialmente cobró 11 víctimas, pero los testimonios recogidos en esta investigación dan cuenta de otros muertos, los que habrían sido campesinos de la zona. A medida que se entrevistan testigos, el número de cadáveres vistos por los soldados no coincide con las listas oficiales. Es necesario entonces que la justicia despeje la identidad de esos muertos que nadie quiso ni pudo denunciar en esa zona cordillerana de extrema pobreza.

LA REFORMA AGRARIA EN EL ORIGEN

El Movimiento Campesino Revolucionario, brazo rural del MIR, tuvo un rol protagónico en el proceso de toma de fundos madereros en la zona de Neltume (a unos 900 kilómetros de Santiago), durante el gobierno de Salvador Allende. Entre diciembre de 1968 y septiembre de 1973 un grupo de militantes de la Universidad Austral de Valdivia hizo un trabajo que logró sumar a los campesinos y trabajadores del Complejo Forestal Panguipulli (con más de 360 mil hectáreas en la zona) al proceso de expropiación que propició la Reforma Agraria. Entre esos trabajadores uno se ganó la fama:Comandante Pepe lo llamaron. Su nombre era Gregorio José Liendo Vera y fue fusilado en octubre del ’73, junto a otros 11 dirigentes de los 22 fundos expropiados a sus dueños por el gobierno de la Unidad Popular, en el polígono de tiro del Regimiento Llancahue, tras un Consejo de Guerra.

Ocho años más tarde, en ese mismo regimiento, unas cuatro hectáreas rodeadas de un pantano al que en la zona llaman Hualve, el entonces oficial de Ejército Rosauro Martinez Labbé entrenó a los conscriptos que integrarían la base de la Operación Contraguerrilla Machete, nombre que recibió la expedición en busca del grupo mirista.

La rebelión de Neltume -liderada por el Comandante Pepe- mereció especial dedicación de los militares y empresarios madereros y agrícolas que llegaron al poder con Pinochet. No hubo tregua en esa zona para la represión política. Quienes participaron en la Reforma Agraria, o fueron asesinados o pasaron por la tortura y la cárcel o lograron partir al exilio. Algunos de sus líderes más jóvenes lograron escapar a distintas ciudades de Europa, en Holanda, Suecia y Francia. Allí estaban en 1978 cuando fueron convocados por la dirección del MIR a una reunión en Praga donde se les notificó que serían protagonistas de la Operación Retorno.

Esa decisión de la cúpula del MIR formaba parte de otras estrategias, diseñadas tanto en la Unión Soviética como en Cuba y que propiciaban la creación de zonas revolucionarias en América Latina. En Chile, Miguel Enríquez, el líder del MIR asesinado en 1974, impulsó un Movimiento de Resistencia Popular que debía sumar a los distintos partidos y movimientos de izquierda y hasta el progresismo de la Democracia Cristiana. La idea –explica el doctor en historia Robinson Silva en su libroResistentes y clandestinos, la violencia política del MIR en la dictadura profunda (1978-1972)-era que ese movimiento fuera capaz de “conectar la vanguardia con las masas”, para “crear así un ejército revolucionario que enfrentara  la dictadura”.

Parte medular de la Operación Retorno era el aterrizaje clandestino de un grupo selecto de militantes del MIR en Nahuelbuta; mientras otros se instalarían en otras ciudades como Santiago, Valparaíso y Concepción. A pesar de la convicción que se desprende de los documentos elaborados por la dirección del MIR para el retorno a Neltume, el destino de la misión sería muy distinto.

ELEGIDOS PARA UNA CACERÍA

Los soldados que fueron entrevistados para esta investigación son hoy hombres de 52 años. Nacieron casi todos en 1961. Ese fue el grupo generacional que el entonces teniente Mario De Toro Gallardo llegó a seleccionar al gimnasio fiscal de La Unión, en marzo de 1981: hijos de familias campesinas de los alrededores de Paillaco, Río Bueno y Puerto Nuevo. El año anterior, en esa zona no había habido reclutamiento. Por eso, la mayoría de los conscriptos tenía 19 años. En el gimnasio de esa ciudad tranquila de unos 45 mil habitantes y casas de madera, se los hizo desnudar y correr ante la mirada atenta de los oficiales que fueron seleccionando a los más fuertes. Uno de ellos, lo llamaremos el conscripto E, recordó en el living de su casa los ojos verdes e intensos del teniente De Toro:

-Yo tenía en esa época unos lindos mostachos. El teniente me miró y me dijo: “Tú te vas a ir con nosotros y allá yo te voy a cortar esos bigotes”.

La promesa sutil del teniente De Toro fue una suave introducción a lo que a partir de ese momento vivirían los conscriptos escogidos:

-De entrada conocimos lo que era estar activo todo el tiempo. Un minuto tranquilo, sin hacer algo, cualquier cosa, y llegaba el palmazo. Porque pestañeabas en la guardia, porque no hacías lo que se esperaba, porque demorabas, porque estaba mal puesto el uniforme, por cualquier cosita venían los castigos –cuenta uno de los ex conscriptos.

Los relatos se repiten con las mismas palabras y hasta con los mismos tonos e inflexiones. Hablan parecido, lo hacen en sus casas, en una leñera, en un patio o arriba de un auto. Muchos de ellos rechazaron tajantes hablar de la historia que no olvidan. Pero algunos optaron por recordar. Todos piden que sus nombres no se escriban. Eran 130 y quieren fundirse en ese número, a pesar de que todos los nombres les quedaron grabados: los de sus instructores, los de los militares que los torturaron, de los que los condujeron en la montaña y los que mataron a los guerrilleros.

Todos esos nombres van saliendo de sus bocas. Y entre todos ellos se repiten los de Arturo Sanhueza Ros (más conocido en la CNI como El Huiro, condenado y procesado por varios asesinatos, Mario de Toro Gallardo, Iván Fuentes Sotomayor, Claudio Peppi Oneto (integrante de la DINA desde sus inicios), Sergio Aguilera, Hilario Nahuelpán Huayquimil, José Miguel Basaúl, Julio Arellano Garamund y Eduardo Inostroza. Y todos vieron en la montaña la sombra del conductor de la Operación Machete, que luego dio paso a la Operación Pilmayquén: Rosauro Martinez Labbé, el capitán.

-La experiencia de nosotros quedó por años en silencio. Nadie más habló de lo que pasó. Yo traté de buscar material de los instructores que teníamos en ese tiempo. No hay nada. Traté de buscar en los documentos al teniente Mario de Toro Gallardo. No sale nada. Al único que encontré es al actual diputado por Chillán que fue nuestro capitán: Rosauro Martínez Labbé –cuenta uno de los ex conscriptos.

Este ex conscripto es hijo de un sindicalista. Ha sido un guía honesto y cuidadoso para contactar a sus compañeros de la Compañía de Comandos, amortiguando el recelo que se les ha pegado a la piel. Los conoce a casi todos. Se han ido intercambiando miradas y palabras durante estos años en funerales y también en bodas y bautizos. Se han encontrado en las esquinas de Osorno o Valdivia, en buses y en las iglesias evangélicas de las que muchos se hicieron fieles después de haber abandonado el alcohol en el que algunos cayeron cuando dejaron la conscripción. Esta búsqueda de la memoria de los soldados de Neltume comenzó hace ya tres años, cuando este cronista comenzó la investigación para un libro, aún en proceso, que intenta reconstruir los hechos.

ELEGIDOS PARA MORIR

Los guerrilleros del MIR eran sobre todo jóvenes. Cinco de ellos habían sido obreros madereros en el Complejo Panguipulli y más tarde partieron al exilio. René Bravo (25 años), Julio Riffo (30), Próspero Guzmán (27) y Juan Ojeda (27), vivieron en Holanda; José Monsalve (27), en Canadá; Raúl Obregón (31), en Suecia; Pedro Yáñez (31), había nacido en Constitución y venía de Francia.

Dos de los hombres enviados a Chile vía Neuquén (Argentina) para instalarse en la montaña -Luis Quinchalí (38) y José Campos (30)- eran de Temuco. Quinchalí, vino de Holanda y Campos, de Noruega. Ambos fueron detenidos por gendarmes argentinos. De la lista de once miristas muertos en Neltume, son los únicos que no cayeron bajo la metralla del destacamento comandado por Rosauro Martínez. Sus compañeros creen que fueron entregados a militares chilenos. Aún están desaparecidos.

Patricio Calfuquir (28) era originario de Pitrufquén  y Miguel Cabrera (30), jefe de todo el grupo, de Temuco. Cabrera, más conocido como Paine, había vivido dos años en una ciudad holandesa cercana a Utrech.

El grupo partió desde París hacia Cuba en marzo del ‘79, en varias tandas.  Allí se entrenaron con las técnicas vietnamitas para guerrilla rural. Fueron 25, la mayoría hombres, aunque hubo algunas pocas mujeres en lo que muy pronto se llamó Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro. Allí forjaron el temple y aprendieron, entre otras cosas, a cavar refugios en la tierra: los “tatús”. La historia está contada en clave épica por algunos de los sobrevivientes en un libro de buena prosa: Guerrilla en Neltume. Una historia de lucha y resistencia en el sur chileno. Lo editó Lom. Y lo firma el Comité Memoria Neltume.

Algunos sobrevivientes no suscriben todo lo que el libro cuenta. Entre otros, Elsa, la única mujer que estuvo durante meses en la montaña y que bajó del campamento antes de que irrumpieran los militares de media docena de divisiones armados para la guerra. Las diferencias y matices con la historia que se ha contado están relacionadas con la responsabilidad de los jefes miristas que orquestaron la Operación Retorno. Y con el escaso apoyo material, político y humano que tuvieron los que se aventuraron en Neltume.

Dos datos se repiten en los testimonios de los escasos sobrevivientes: nunca se les permitió armarse y tampoco se los dejó tomar contacto con los campesinos de la zona. Las dos instrucciones perentorias fueron a la postre clave en la derrota y sirven para comprender el nivel de debilidad con el que los guerrilleros se enfrentaron al Ejército.

En febrero de 2007, el jefe de la que fuera la comisión militar del MIR, Hernán Aguiló, hizo un mea culpa en La Nación Domingo, en el que reconoce que la arriesgada apuesta militar de crear un foco guerrillero en Neltume tuvo gravísimos costos humanos para cientos de combatientes idealistas. “Fue un acto de voluntarismo de todos nosotros plantear que el MIR no debía asilarse. Y Miguel Enríquez vanguardizó ese proceso”, dijo Aguiló. El mayor error cometido, afirmó, fue “organizar el apoyo logístico en forma de fachada sin inserción en la masas. Los errores fueron de tal magnitud que a veces la base social de apoyo era el familiar de un detenido desaparecido. Éste es el caso de Neltume”.

Cuando el sábado 27 de junio de 1981 una patrulla de la Compañía de Comando Nº8 del Regimiento Llancahue, enviada por Rosauro Martínez Labbé, los descubrió cerca del Lago Quilmo, los 12 miristas que se encontraban en el campamento no tuvieron más que correr en bandada hacia las quilas alrededor de las carpas, y escapar a punta y codo. Solo Miguel Cabrera, y su segundo, Raúl Obregón, sabían que los fusiles FAL y las municiones –escasas como la comida– estaban en uno de los siete tatús que lograron construir a un día de marcha rápida, en otro rincón de la fría, nevada y arisca montaña.

UN MUERTO EN BUSCA DE IDENTIDAD

Al inicio de esta investigación, parecía improbable que ese hombre muerto de un tiro en la cabeza, al que los jefes exhibían a fines de junio del ’81 cuando los soldados iban llegando a la montaña, hubiera existido. Porque los militares demoraron 63 días hasta lograr atrapar el 29 de agosto a dos de los miristas: René Bravo y Julio Riffo, y sólo el 13 de septiembre acribillaron al primer guerrillero. Durante ese lapso los militares acosaron a los pobladores de la zona y los torturaron para que revelaran el paradero de los buscados: creían que el grupo del MIR había hecho contacto con ellos y se sostenían arriba enmontañados gracias a la ayuda de éstos. Es probable entonces que ese muerto exhibido por los jefes a los conscriptos haya sido un campesino al que nadie nunca reclamó y que, por esa misma razón, no figura ni en las nóminas de víctimas del Informe Rettig ni en las listas de detenidos desparecidos.

Al cabo de las entrevistas con cinco soldados, nos asiste la certeza de que ese muerto no coincide con ninguno de la lista de miristas abatidos en esa operación. Todos lo vieron. Verlo era el bautismo para comenzar la acción del Operativo Machete. A medida que se cotejan los testimonios de los soldados, surgen nuevas víctimas. Al contar los caídos, sobran muertos.

El ex conscripto A tiene una memoria poderosa: guarda detalles que sorprenden a sus dos compañeros, a quienes llamaremos B y C. Sentado a la mesa en la casa de uno de ellos, en Paillaco, recuerda la Casa Hilton, o Rancho Hilton, como llamaron a la base de operaciones que se instaló en la montaña, en Remeco Alto, entre Neltume y Liquiñe. Allí también estaba el río en cuyas frías aguas los obligaban a bañarse en pleno invierno para mantener la moral alta. Justamente ahí estaba apostado un día el ex conscripto A, haciendo guardia con otro soldado, entre las tres y las cuatro de la tarde:

-Lloviznaba, hacia mucho frío, y a la distancia vimos que traían a la rastra a un hombre, atado de las manos o el cuello a un caballo negro. Lo amarraron a un árbol. Venía ya herido, mordido por un perro. Solo me recuerdo su rostro de dolor y la voz de mando con la que le ordenaban al perro pastor alemán que lo atacara.

El relato de A coincide con el de otros dos conscriptos que en distintos momentos vieron al campesino que era interrogado mientras era mordido por el perro. Otro soldado lo vio llegar al regimiento en Valdivia. Allí habría muerto.  “El perro era de la CNI de Valdivia, le decían Casán”, dice el ex conscripto, quien de inmediato lanza el humor campesino: “Nos reíamos de ese perro: en las patrullas quedaba pataleando en el aire, colgando de las quilas, ya que las cortábamos con el machete más alto que la altura de sus patas”.

Mientras el Ejército torturaba campesinos tratando de conseguir datos para ubicar a los doce miristas que escaparon el 27 de junio, los guerrilleros, divididos en un grupo al mando de Miguel Cabrera y el otro al mando de Patricio Calfuquir, escapaban con un solo objetivo: llegar a los fusiles y la poca comida que guardaban en dos tatús acondicionados durante ese año que llevaban en la montaña.

Las primeras exploraciones del destacamento guerrillero fueron en febrero de 1980, y los primeros campamentos se instalaron en julio de ese año. En agosto llegó un contingente y, finalmente, en octubre se enmontañó Cabrera, el Paine.

Los problemas habían ido en aumento sobre todo por la dificultad para aprovisionarse de alimentos: a medida que se internaban en la cordillera, la comida quedaba más atrás. El estómago de los guerrilleros comenzó a achicarse. También el grosor de sus cuerpos. El gasto de energías para moverse por esas montañas era superior al que habían consumido en el campamento cercano a La Habana donde se entrenaron con calor cubano. Pero ninguna privación vivida por ellos antes pudo darles la idea del frío y el hambre que llegarían a sufrir cuando fueron descubiertos por los militares y en tan solo un segundo perdieron el abrigo, los pertrechos, los mapas y todos los alimentos.

Treinta y dos años más tarde, los ex conscriptos reunidos en Paillaco también hablan de comida al recordar el entrenamiento en la Compañía de Comandos. El primer mes conocieron ellos también un hambre espantosa, además del carácter de cada instructor y su peso específico al pegar con la palma abierta, con la culata del fusil o con el puño. El día que recibieron visita por primera vez los advirtieron: apenas podían tocar la comida que sus madres les habían preparado. Ninguno hizo caso. Los 130 se dieron una bacanal de empanadas, de chancho, de patos y pollos de sus propios gallineros, de calzones rotos, de mote con huesillos, de leches asadas, de torta de milhojas. Cuando sus madres se fueron y volvieron a las barracas, escucharon el grito de los tenientes al mando de Rosauro Martínez. Cuerpo a tierra. Punta y codo. Abdominales. Cien. Fuerzas de brazo. Saltos de rana. Cien. Hasta que cada uno de los conscriptos no hubo vomitado todo lo que había comido, no pararon. Los instructores de Rosauro eran tipos duros, formados como él en las técnicas estadounidenses con que se formaron los soldados que habían ido a perder a Vietman. Y repetían el método.

El ex conscripto A suele soñar con un campesino al que le tocó vigilar mientras lo torturaban:

-Un día nos encontramos a un campesino en el sector norte de Remeco Alto, para el lado del Lago Quilmo. Venía a caballo con un quintal de harina en el lomo. Lo tomamos prisionero con el tenienteClaudio Peppi Onetto. Se le ordenó bajar del caballo y cuando se le pidió la identidad, uno de los apellidos concordaba con uno de los que buscaban. Lo llevamos a Remeco, a una zona donde hay galpones. Le pasaron una pala y le ordenaron que empezara a cavar, que si no hablaba y decía donde estaban los otros, ahí mismo lo iban a enterrar. Él no decía nada. No sabía nada. Era un campesino no más. Cavaba y lloraba en silencio. Nos obligaron a darle mantequilla de maní, que venía en las raciones NA del Ejército (insumos estadounidenses), y galletas de agua. Debía comer la mezcla y tragar rápido, y entre su llanto y comer, se le gastaba la saliva y se ahogaba. Al hombrecito al final se lo llevaron y ya no supimos lo que pasó con el.

EL FRIO QUE AMPUTA

Faltaban días y noches de frío y hambre para el final. Las muertes se sucederían sin pausa después del 29 de agosto. Dos mil hombres entrenados para la guerra –la Compañía de Comando de Martínez Labbé, los de la Unidad Anti Terrorista (UAT) conducida por el capitán Conrado García(procesado por tres de los homicidios de Neltume), los del Regimiento Cazadores, los del Maturana, los de la Brigada Azul de la CNI (creada especialmente para eliminar al MIR)– no habían podido a lo largo de 63 días ni siquiera herir a uno de los doce guerrilleros. La montaña se los había tragado.

Si los guerrilleros no hubieran persistido en su aventura, si no hubieran creído que aún deshechos y debilitados como estaban podrían conseguir ayuda de sus jefes en Santiago para resistir, habrían podido volver caminando a la Argentina, o se hubieran ido desplazando de a poco hacia “el llano”, como le dicen allá arriba a la tierra menos escarpada que desciende hacia Panguipulli, Temuco y Valdivia.

Perdidos en dos patrullas, los del Toqui Lautaro se lograron reunir finalmente en uno de los refugios 42 días después de que los descubrieran. Habían podido hacerse de los fusiles que Paine guardaba en un tatú, pero en las reservas había apenas un par de kilos de arroz, una bolsa de porotos y algo de leche en polvo. Comieron durante semanas una especie de sopa en la que a cada uno le tocaban diez porotos. Y luego, como postre, una cucharadita de azúcar. El hambre los adelgazó hasta los huesos y les quitó las defensas; se enfermaron. El frío gangrenó un pie de Pedro Yáñez hasta que hubo que amputárselo con una cortaplumas. A varios los comenzó a devorar el “pie de trinchera”: una infección que viene con las bajas temperaturas y ataca los dedos. En la bota de Yáñez, que supuraba a cada paso, los demás veían su propio destino. Todos los sobrevivientes coinciden: ni en el más doloroso de los momentos hubo quejas.

A fines de agosto se decidieron: cinco de ellos debían bajar a buscar ayuda. Se dividieron en dos grupos: tres por un lado, y Riffo y Bravo por otro. Mientras el trío logró sortear los pueblos y llegar a Temuco, los otros dos avanzaron sin problemas hasta Huellalhue, un paraje antes de Lanco. El hambre los empujó hacia el enemigo. Pidieron comida en una casa de campo. Los lugareños los ayudaron. Les recomendaron un rincón cercano para descansar. También les avisaron a los carabineros. Sólo tenían una pistola con un cargador. No llegaron a usarla. Detenidos fueron llevados a Lanco y luego a Valdivia. Dos soldados aseguran haberlos visto allí, porque debieron custodiarlos cuando los encerraron en unas piezas. Después, vieron cuando se los llevaron en un helicóptero.

–Nadie duda de que fueron trasladados por la CNI a Santiago para ser torturados. Es casi lo único de lo que no tenemos pruebas. Pero un mirista que fue luego interrogado por los mismos torturadores contó que a él le decían que había hablado muy pronto, no como sus compañeros de Neltume a los que tuvieron que darles duro muchos días hasta que los quebraron –cuenta una fuente que conoce bien la trama de esta historia.

No es necesario detallar la crueldad de los interrogatorios de la CNI. Los jóvenes Riffo y Bravo conocieron todos los matices del dolor. Y en esas condiciones fueron llevados de regreso a Neltume para guiar los pasos de los que buscaban a sus compañeros que allá esperaban por ayuda. Los militares sabían que sin tortura no había chance de llegar al resto. El fracaso de su acción militar masiva era impresentable ante el alto mando del Ejército. A tal punto la detención de Bravo y Riffo cambió las cosas, que la Operación Contraguerrillera Machete terminó el 29 de agosto. Y entonces comenzó la Operación Pilmayquén.

LA CNI EN LA CACERÍA

En la causa que investiga Emma Díaz, la ministra en visita extraordinaria de la Corte de Apelaciones de Valdivia (Rol 1675-2003), se acumulan los testimonios de algunos militares que participaron del operativo. Al menos tres admiten lo mismo que asegura el conscripto E, sólo que omiten datos:

–Nos llevaron a unas cabañas de las Termas de Liquiñe. Ahí estábamos una patrulla de la Compañía de Comandos –al mando de Mosquetón (Rosauro Martínez)– con la CNI. Y ahí tenían a dos hombres jóvenes. A esos dos cabros los sacaban a buscar a sus compañeros a la montaña –contó a CIPER el ex conscripto E.

A ese testimonio se suma el del ex conscripto D, entrevistado en La Unión hace dos años: “En septiembre, a los dos los tuvieron varios días caminando por la montaña para que se encontraran con sus compañeros guerrilleros. A uno lo ataban con un lazo a la cintura y lo largaban varios metros adelante. Así fue como terminó encontrando a los otros y uno de ellos salió muerto”.

Lo que vino es uno de los pasajes más difíciles de reconstituir de esta historia. El 13 de septiembre uno de los jóvenes en manos de Mosquetón y la CNI no pudo evitar el encuentro con sus compañeros, los mismos que habían decidido varias semanas antes que ellos dos y otro grupo de tres partirían hacia el llano a buscar ayuda. Los que quedaban en la montaña, desesperados por el hambre y la enfermedad, esperaban la ayuda de la dirección del MIR. El joven guerrillero silbó el canto de un pájaro austral tal como estaba acordado. Los demás le salieron al encuentro. Y la balacera comenzó. Los fusiles y las ametralladoras del Ejército dispararon. Los del MIR eran dos: respondieron, pero sobre todo intentaron escapar. La superioridad de fuerza de los militares era total. Aún así la emboscada no fue exitosa: sólo le dieron a uno. Allí mataron a Raúl Obregón Torres.

El resto del destacamento mirista siguió avanzando. Pedro Yáñez Palacios ya no quiso seguir: la amputación no le había frenado la infección. Bajo el tronco de un árbol que hacía de escondite, se quedó con un fusil FAL y un cargador. Pasó allí varios días. Al final desvariaba de dolor. Lo escuchó una patrulla que conducía el teniente Mario de Toro Gallardo. El ex conscripto E, el mismo que conoció desde el inicio el rigor de Toro Gallardo, cuenta que fue ese teniente el que casi lo seccionó con su ametralladora. Con Yáñez, ya eran dos los abatidos.

De Toro es otro de los jefes militares que, como a Rosauro Martínez, los soldados no han podido olvidar. No solo por esa ráfaga que casi partió en dos el cuerpo ya desmembrado de Yáñez. Casado con una ex reina de Valdivia, su porte imponente, su pelo rubio y sus grandes ojos verdes que miraban fijo al frente, impactaban menos que las cicatrices que exhibía en sus manos y que hasta hoy causan escalofríos en los ex conscriptos. Un accidente en moto, uno de sus hobby favoritos, estaba en el origen y no las ocultaba. Sabía el efecto que causaba con sus grandes manos en los soldados a quienes comandaba, como también sus exuberantes bíceps.

–Parecía un actor de cine. Esa fue la impresión que nos dejó cuando nos vino a reclutar a La Unión. Era impresionante verlo dar órdenes ese primer día que nos recibió en el gimnasio. Mi última imagen de él es dando ordenes en una de las últimas semanas que estuve en la cordillera. Fue en un campamento cerca de Choshuenco. Era bien loco pero debo decir que al soldado lo miraba con cierta humanidad. Era loco, como Bruce Willis en Duro de matar… –dice otro de los ex conscriptos.

ROSAURO Y EL BAQUEANO

Cuando Pedro Yáñez fue asesinado, el capitán Rosauro Martínez seguía todo el desarrollo de la operación desde la casa del baqueano que los guiaba por la montaña: Juan de Dios Peña, un hombre ya mayor al que los militares le decían Tata. Entrevistado por María José Flores, profesora de Historia de la Universidad de Los Lagos, autora de una tesis de lo ocurrido en Neltume, su hijo, Israel Enrique Peña Patiño, recordó al entonces joven Rosauro Martínez:

–El capitán Martínez era el que mandaba. Por el hecho de que mi papá trabajara con ellos había una protección especial sobre nosotros, nos cuidaban en la noche.

Israel Peña estaba en primero básico y sabe que era primavera porque los incidentes fueron después de la última nevada de ese año. Martínez pasaba mucho tiempo en su casa a la espera de que sus hombres dieran con los guerrilleros. En agradecimiento, el propio Martínez visitó al Tata Peña un año después y le llevó de regalo una fotografía en la que se ve al baqueano rodeado de soldados marchar por la montaña. Así recuerda ese momento: “El capitán se encargó de tomar la foto y de regalársela a mi papá.  Le dijo: ‘Tata, aquí le traigo un recuerdo para que nunca se olvide de su trabajo en Neltume’”.

En esa visita, Martínez le ofreció al baqueano una casa amoblada, una jubilación y estudio para su hijo, el niño al que le había enseñado a leer. Pero Juan de Dios Peña no quiso. “No aceptó, porque ser guía tampoco fue algo que él hizo de buena voluntad, sino que fue ‘voluntariamente obligado’, como mi papá solía decir”, relató su hijo.

Israel Peña también recuerda que en septiembre del ‘81, cuando algunas nevadas todavía blanqueaban la cima de la montaña, su padre llegó a la casa y contó que habían matado a tres en Remeco, en la casa de doña Floridema Jaramillo. La mujer era la madrina deJosé Eugenio Monsalve Sandoval. José, nacido en Neltume, escapaba del cerco militar junto a Patricio Calfuquir Henríquez y Próspero del Carmen Guzmán Torres. Los empujaba la inanición. Calfuquir tenía los pies infectados, volaba de fiebre. Acorralados, decidieron quebrar con el mandato de las jefaturas del MIR: no tomar contacto con lugareños. Doña “Flora” había visto crecer a José, era su madrina, la comadre de su mamá: tenía que ayudarlo. Les abrió la puerta, les hizo sopaipillas y hasta le prestó la cama al enfermo. Pero muerta de miedo –dijo luego–, hizo lo que el capitán Martínez le pidió a todos los campesinos: avisar si veían a los buscados. Mandó a su hijo, Juan Carlos, de 15 años, a alertar a los carabineros. Los pacos pasaron a avisarle al capitán Martínez, quien fue el primero en llegar a la casa.

En la causa en la que los abogados Magdalena Garcés y Vladimir Riesco pidieron el desafuero del diputado Rosauro Martínez, es clave esta escena ocurrida hace 32 años. Los querellantes son las familias de los tres jóvenes miristas: acusan al diputado por homicidio calificado agravado por premeditación y alevosía. Las pruebas, según los abogados, dejan claro que Martínez Labbé encabezó una operación comando no para detener a los miristas, sino para asesinarlos. Lo que hizo con una “superioridad de fuerzas abrumadora”. Y que, como era imposible que las víctimas se defendieran con algún éxito, se “actuó sobre seguro”. De hecho, en esa operación ningún militar o soldado resultó rasguñado por un tiro de FAL mirista. Las únicas bajas fueron un conscripto muerto por una ráfaga que se le escapó a un oficial, y un sargento que se suicidó.

Uno de los testigos que inculpa a Martínez Labbé es el sargento de Carabineros Alfonso Rosas, jefe del Destacamento Neltume. En su declaración cuenta que cuando llegó a la casa de la madrina de José, el capitán habló con Flora. La mujer le informó que los guerrilleros estaban durmiendo. Martínez ordenó cercar el lugar. Alfonso Rosas se quedó en la parte de atrás de la casa. Martínez la rodeó por el cerro para apostarse en el frente. Y allí se quedaron, a la espera de más de 30 hombres de la Compañía de Comandos Llancahue. Entonces atacaron.

En La Unión viven dos conscriptos que participaron de esa operación. Cuando los contactamos, se negaron a hablar. Pero la memoria tiene otros dueños. Los conscriptos entrevistados por CIPER recuerdan: “A Martínez Labbé no solamente lo vieron que mandaba, él también disparó. Todos se acuerdan clarito, porque cuando quiso disparar su ametralladora, se le trabó. Entonces, la tiró a un lado y le quitó la que llevaba el soldado que andaba con él, Inostroza, y salió la balacera”, relata el ex conscripto B.

Inostroza existe. Se llama Eduardo Alberto Inostroza Reyes y era cabo 1º de la Compañía de Comandos. En su declaración judicial, el cabo deja caer: “De la casa salió un joven que fue impactado por alguno de la patrulla de llegada. Por una ventana salió otro que logró escapar aunque le dispararon al parecer en la espalda”. Inostroza da cuenta así del final de Calfuquir, que muere habiendo gastado el cargador de su FAL. La autopsia indicó cráneo estallado. La de Próspero Guzmán, el joven que salió por el frontis de la casa, indica que recibió 28 balazos de subametralladora y su cráneo también deshecho.

El ahijado de Flora, José Monsalve, escapó herido por la montaña hasta que ya no pudo avanzar más. Quedó tirado en una quebrada. La declaración de Inostroza coincide con la de Juan Carlos, el joven que corrió a avisarles a los carabineros de la presencia de los guerrilleros. Juan Carlos declaró lo que el capitán Rosauro Martínez le dijo a su madre: “Señora, le vamos a destruir su casa, pero se la vamos a devolver”. Inmediatamente después, “el capitán dio la orden de fuego”. Juan Carlos también recordó cómo murió José Monsalve, a quien vio arrastrarse herido hasta la quebrada:

–Los militares le dispararon y lo mataron ahí mismo, a una distancia de cinco metros más o menos. Él estaba enrollado bajo unos coligües y no tenía el fusil en sus manos pues éste estaba a unos cinco metros al lado de una mata de chilcos. No le dijeron que se rindiera porque la persona estaba enrollada debajo de los coligües, herido, como escondido, y no disparó contra los militares.

EL CUARTEL DE LAS TERMAS DE LIQUIÑE

El ex conscripto D también tiene pesadillas en la montaña. Con la marca de los años en el rostro y en la memoria, acepta contar la historia sentado en su auto. La larga de un tirón. Es como si hubiera estado allí esperando a que alguien le preguntara: “El jefe nos dijo: soldados, es feo matarse entre chilenos, pero hay que hacerlo porque estos tipos no pueden quedar vivos”. La frase fue lanzada el 21 de septiembre del ‘81. Eran los últimos muertos de una semana que había comenzado el 13 con la de Raúl Obregón en la emboscada; y continuó con la masacre en la casa de Flora Jaramillo. Durante varios días el soldado D y al menos tres militares que declararon ante la justicia, vieron a Julio Riffo y René Bravo cautivos de los hombres de Rosauro Martínez y de la CNI: dormían en las cabañas de las Termas de Liquiñe, usadas como campamento militar. Los detenidos eran conducidos, dice el soldado, por Arturo Sanhuesa Ros, uno de los tenientes de Martínez Labbé.

–¿Dónde los vio?
–A esos tres los anduvieron trayendo por toda la montaña. Los llevaban para arriba, había un caminito, como una huella, y ahí los echaban correr p’ allá con un lazo de 20 metros, buscando a sus amigos. Les pedían que buscaran a sus amigos para que hagan contacto.

-¿Quién era el jefe?
-Sanhueza. El teniente Sanhueza Ros.

Pasaron 32 años. La vida después de la Operación Pilmaiquén continuó también para los militares. Rosauro Martínez ha sido quien ha tenido más éxito, al punto de ser un honorable diputado en los últimos veinte años. Mario de Toro Gallardo siguió ascendiendo en el Ejército sin ser interpelado. En 2002 aún se encontraba allí como comandante del Regimiento Cazadores (Regimiento de Caballería Blindada Nº2). Sanhueza Ros fue premiado por su actuación en la montaña con un ascenso y siguió su camino en la CNI. Se convirtió en El Huiro, jefe de la Brigada Azul de la CNI, cuya tarea principal era eliminar al MIR. Fue procesado como uno de los asesinos del periodista de la revista Análisis, José Carrasco Tapia y por los crímenes de la Operación Albania, entre otros.

El ex conscripto D recuerda el frío de ese septiembre de 1981. La nieve que lo cubría todo en ese paraje cercano a Liquiñe. Estaba junto a otros dos conscriptos de la Compañía de Comandos al mando de Martínez Labbé, cuando llegó una camioneta Toyota de la que bajaron a tres hombres. “Nosotros conversamos con uno de ellos y le preguntamos por qué andaba cojeando. Nos dijo que tenía congelamiento en los pies, en el dedo gordo… pero ese dedo ya había desaparecido. Eran tres los prisioneros, dos eran guerrilleros y el tercero era un campesino que decía y repetía que él les había dado remedios no más”.

Todo indica que los dos guerrilleros eran Riffo y Bravo. Pero no hay ninguna pista, ningún indicio sobre la identidad del tercer hombre, el campesino. Es otro muerto que sobra. Un muerto que no figura en ninguna lista de víctimas de la dictadura.

-¿En qué lugar los fusilaron?
-Ahí, en Liquiñe, como cinco kilómetros p’ atrás. Fue ahí en un acantilado. Es un camino precordillerano, una huella no más. A ellos los bajaron de la Toyota grande con su cruz al hombro. Fue igual que en esas películas en las que se ve a Jesucristo caminando al calvario. Tal cual. Eran unas cruces de guaye, las que les amarraron al cuerpo con alambre. Se las amarraron de acá (señala la muñeca de un lado y hace el gesto de amarrar en la otra muñeca).

“Es feo matarse entre chilenos. ¡Ustedes no han visto nada!”, les dijo el jefe de la operación, el oficial Molina de la CNI. Los conscriptos escucharon los disparos y entonces, les tocó el trabajo de enterrarlos. “Ahí los sacamos de la cruz y los envolvimos en polietileno. Yo tenía mucho miedo”.

-¿A qué le tenía miedo?
-¡A qué va a ser p’oh!: ¡A los muertos! Tuvimos que esperar a que los vinieran a buscar. Día y noche tuvimos que estar con ellos muertos. Los tuvieron enterrados en la nieve ahí una semana antes de que se los llevaran en un helicóptero.


Desaforado Rosauro Martinez por Crimen de Miristas en Neltume

Fuente :La Nación 12 de Mayo 2014

Categoría : Prensa

Diputado quedó a disposición de los tribunales para ser investigado en la querella en su contra por su eventual participación en el operatiuvo de 1981 cuando fue Comandante del Batallón Llancahue.

Un fallo unánime del Pleno de la Corte de Apelaciones de Valdivia acogió este lunes la solicitud de desafuero del diputado RN Rosauro Martínez Labbé, investigado por su eventual responsabilidad en los “homicidios calificados” de 3 militantes del MIR, el sector Remeco Alto, cercano a Neltume, al oriente de Pangipulli.

La sentencia, que visó la petición de la ministra en visita Emma Díaz Yévenes, establece que existen sospechas fundadas de su participación como comandante de un batallón del Ejército en el operativo que terminó con la vida de Próspero del Carmen Guzmán Soto, Patricio Alejandro Calfuquir Hernández yJosé Eduardo Monsalve Sandoval, el 20 de septiembre de 1981.

Martínez, que en medio del proceso aseguró inocencia y acusó que detrás de la petición de desafuero estaba el Partido Comunista,  deberá responder por su eventual responsabilidad de mando, en calidad de jefe de la Compañía de Comandos Nº8 del Batallón LLancahue.

La sentencia del tribunal de alzada sostiene que los antecedentes de la investigación, hasta ahora, son suficientes para tener sospechas fundadas de la participación de Martínez Labbé en los delitos imputados, por su eventual responsabilidad de mando, en calidad de Comandante de la Compañía de Comandos Nº8 del Batallón LLancahue, dependiente de la Cuarta División del Ejército.

SEÑALADO COMO QUIEN ORDENÓ ABRIR FUEGO

Además de su cargo acreditado, pesa en su contra, de acuerdo al fallo, "los testimonios contestes de Eduardo Alberto Inostroza Reyes y Sergio Aliro Cárdenas Navarro, y de los propios dichos del aforado en la causa sustanciada ante la Fiscalía Militar".

Respecto de su participación directa también se cita "su propia declaración judicial en el marco de la investigación (…) en que reconoce haber estado al mando de la operación y en donde describe las circunstancias en las que resultaron abatidos los tres guerrilleros antes individualizados".

"A lo anterior, se suman los testimonios contestes de Eduardo Alberto Inostroza Reyes, Sergio Aliro Cárdenas Navarro y Alfonso Rosas, quienes sitúan al Capitán Martínez Labbé en el lugar de los hechos y a cargo de la operación militar desplegada en la localidad de Remeco Alto, y quienes describen, entre otras circunstancias, la orden verbal de abrir fuego en contra de la casa en cuyo interior se encontraban los tres guerrilleros", enfatiza el fallo.

SE DISPONE DEL OFICO SECRETO PARA LA OPERACIÓN MACHETE

La participación de ese batallón en el operativo contra la guerrilla que intentó formar el MIR en la precordillera valdiviana, se señala que se acredita con un oficio y un documento "que dan cuenta de la orden secreta que debía ejecutar la Compañía de Comandos Nº 8 a cargo de su Comandante con el objeto de neutralizar la guerrilla que pretendía operar en la zona cordillerana del Neltume".

Ese oficio secreto, destaca la resolución, autoriza "el empleo de técnicas de contraguerillas en el marco de la denominada "Operación Machete", hecho que se encuentra refrendado, además con los propios testimonios antes referidos".


Justicia desafuera a diputado de RN Rosauro Martínez por crimen de miristas cuando estaba al frente de comando militar en Valdivia

Fuente :El Mostrador 12 de Mayo 2014

Categoría : Prensa

En un fallo unánime, el pleno de la Corte de Apelaciones de la capital de Los Ríos acogió la solicitud de la ministra en visita Emma Díaz Yévenes, que investiga violaciones a los derechos humanos en Neltume, cuando el legislador, en su calidad de comandante del Ejército y bajo el apodo de "El Mosquetón", esaba en 1981 al mando de la unidad militar que cometió los asesinatos.

La Corte de Apelaciones de Valdivia resolvió este lunes desaforar al diputado de RN Rosauro Martínez Labbé, por la investigación en su contra por los homicidios calificados de los militantes del MIR Próspero del Carmen Guzmán Soto, Patricio Alejandro Calfuquir Hernández y José Eduardo Monsalve Sandoval, ocurridos el 20 de septiembre de 1981 en el sector de Remeco Alto, comuna de Panguipulli.

Los detalles del caso fueron publicados en mayo del año pasado por El Mostrador en un artículo titulado “La historia oculta del Comandante Rosauro”.

En fallo unánime el Pleno del tribunal de alzada acogió la solicitud de la ministra en visita Emma Díaz Yévenes, que investiga violaciones a los derechos humanos en la jurisdicción de Valdivia.

La sentencia sostiene que los antecedentes de la investigación, hasta ahora, son suficientes para tener sospechas fundadas de la participación del parlamentario en los delitos antes mencionado desde una doble perspectiva: su participación directa en los hechos y su eventual responsabilidad de mando en su calidad de Comandante de la Compañía de Comandos Nº8 del  Batallón LLancahue, dependiente de la Cuarta División de Ejército.

“Resultan relevantes el oficio de fojas 1.085 en el que se informa por el jefe del Estado Mayor del Ejercito que el comandante de la Compañía de Comandos Nº 8, a la fecha de ocurrencia de los hechos, era precisamente el Capitán Rosauro Martínez Labbe, circunstancia que se ve refrendada por los testimonios contestes de Eduardo Alberto Inostroza Reyes y Sergio Aliro Cárdenas Navarro, y de los propios dichos del aforado en la causa sustanciada ante la Fiscalía Militar”, dice el dictamen.

Agrega que en cuanto a la participación de dicha Compañía “en el operativo realizado en la localidad de Remeco Alto, resultan pertinentes el oficio y documento adjunto de fojas 828 y 829, que dan cuenta de la orden secreta que debía ejecutar la Compañía de Comandos Nº 8 a cargo de su Comandante con el objeto de neutralizar la guerrilla que pretendía operar en la zona cordillerana del Neltume, autorizándose, al efecto, el empleo de técnicas de contraguerillas en el marco de la denominada ‘Operación Machete’, hecho que se encuentra refrendado, además con los propios testimonios antes referidos”.

Finalmente indica que la participación de Martínez en dicho operativo militar, “se cuenta con su propia declaración judicial en el marco de la investigación sustanciada por la Fiscalía Militar en los autos Rol Nº551-1.981, en el que reconoce haber estado al mando de la operación y en donde describe las circunstancias en las que resultaron abatidos los tres guerrilleros antes individualizados”. 


Justicia desafuera a diputado de RN Rosauro Martínez por crimen de miristas en Neltume

Fuente :The Clinic 12 de mayo de 2014

Categoría : Prensa

En un fallo unánime, el pleno de la Corte de Apelaciones de Valdivia acogió la solicitud de la ministra en visita Emma Díaz Yévenes, que investiga violaciones a los derechos humanos en Neltume, cuando el legislador, en su calidad de comandante del Ejército, estaba al mando de la unidad militar que cometió los asesinatos de tres miristas en la zona cordillerana de esa región.

El diputado perteneciente a las filas de Renovación Nacional es acusado del homicidio contra tres miristas ocurrido en la localidad de Neltume, región de Los Ríos, en 1981, fue finalmente desaforado por la Corte de Apelaciones de Valdivia.

Según la resolución, “de acuerdo a lo razonado en los fundamentos anteriores, y habiéndose verificado en la presente gestión la concurrencia de los presupuestos exigidos por el artículo 612 del Código de Procedimiento Penal para dar lugar a la formación de causa respecto del diputado señor Rosauro Martínez Labbe, se accederá a la petición de desafuero formulada por los querellantes”.

El ex capitán de Ejército es acusado de comandar a un pelotón que se internó en la zona cordillerana liderando la Operación Machete, donde 11 miristas murieron y donde además estuvo bajo su mando Luis Sanhueza Ros, procesado y condenado por varios crímenes de la dictadura, según un reportaje de Ciper.

Magdalena Garcés, abogada querellante, dijo a The Clinic Online que “hay que esperar la segura apelación, y es probable que el tema tenga que ser resuelto por la Corte Suprema, pero este fallo implica que el pleno de la Corte de Apelaciones de Valdivia dio lugar a la formación de causa en contra del diputado Rosauro Martínez Labbé; es decir, a él se le quita su fuero parlamentario y él puede ser juzgado por los tribunales de la República”.

“Él nunca había sido investigado, desaforado ni sometido a proceso, por lo tanto es importantísimo porque permite investigar y aclarar su responsabilidad en tres homicidios”, señaló Garcés.

Según la abogada, los familiares de las víctimas “están impactados porque empezamos hace unos años atrás con esto y en la medida en que se ha desarrollado nuestra investigación hemos descubierto que esto no se trató de un enfrentamiento, como quisieron hacer creer, sino que fue parte de una política de exterminio que fue dirigida por Rosauron Martínez”.

Los antecedentes del proceso: él dirigió la compañía de Comando Número 8 con sede en Valdivia, es decir, los primeros que llegaron a Valdivia, y tuvieron la colaboración de agentes de la CNI. Durante el periodo en que ocurren estas matanzas, hay mucha gente que va y viene, pero Rosauro Martínez permanece y es él quien dirige la operación, y por lo tanto, a mayor antigüedad, mayor responsabilidad.

El parlamentario es acusado por los querellantes de tener responsabilidad en la muerte de Patricio Alejandro Calfuquir Henríquez, José Eugenio Monsalve Sandoval y Próspero del Carmen Guzmán Torres en el periodo durante el cual dirigió la compañía de Comando Número 8 con sede en Valdivia y tuvieron la colaboración de agentes de la CNI.

Anteriormente, el abogado de Martínez, Fernando Saenger, acusó que se ha faltado al debido proceso de la causa y que no han sido juzgados por un “juez imparcial” como lo exige la Constitución.


Desaforado parlamentario Rosauro Martínez suda frío: arriesga 15 años de cárcel. "Nunca me conformé con que este criminal fuese parte del congreso", d

Fuente :Cambio21 13 de mayo 2014

Categoría : Prensa

El tribunal de alzada de Valdivia, de manera unánime concedió el desafuero contra el diputado Rosauro Martínez (RN), acusado de participar en el asesinato de tres jóvenes miristas en Neltume en 1981. Solo le queda apelar a la Corte Suprema para revertir su difícil situación política y legal.

El diputado Rosauro Martínez Labbé (RN), forma parte del Congreso desde 1993 y representa al distrito 41 correspondiente a la Región del Biobío. Por ende, llevaba 21 años en los que gozó del fuero parlamentario, lo que hasta ahora lo protegió de la posibilidad de ser enjuiciado.

El parlamentario de derecha, quien perteneció al Ejército y la DINA, es acusado de participar en el asesinato de Próspero del Carmen Guzmán Soto, Patricio Alejandro Calfuquir Hernández y José Eduardo Monsalve Sandoval, integrantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en Remeco Alto, localidad de Neltume, en Valdivia el 20 de septiembre de 1981.

El crimen se llevó a cabo cuando Martínez era el encargado de una patrulla militar que acribilló a los jóvenes y a otros campesinos del sector quienes se encontraban ajenos a la situación política del país. El comandante ordenó la ejecución cuando combatía la Operación Retorno a Chile, liderada por el MIR, en lo que se conoció como "Contraguerrilla Machete".

La Corte de Apelaciones de Valdivia, luego de que se postergara varia veces el proceso, finalmente decidió desaforar al parlamentario al aceptar de manera unánime la solicitud presentada por la ministra en visita Emma Díaz Yévenes. La razón fue que las pruebas en contra de Rosauro Martínez, hasta ahora son fundadas en cuanto a la participación del parlamentario en los crímenes que se le imputan.

Con relación a esto, el diputado Hugo Gutiérrez (PC), en conversación con Cambio21, dijo que "desde hace mucho tiempo que vengo persiguiendo judicialmente a Rosauro Martínez y nunca me conformé con que este criminal fuese parte del congreso chileno. Un sujeto que había sido miembro de la DINA y posteriormente de la CNI y como tal acometió al exterminio de militantes del MIR que retornaban al país".

En tanto la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), Alicia Lira, afirmó que "para nosotros como agrupación, es un gran triunfo, el hecho de que por meses se estuvo aplazando el juicio que por fin se lograra el desafuero. Para las familias de Patricio Calfuquir, José Monsalve y Próspero del Carmen Guzmán, es una gran alegría que una persona poderosa como él quede sin su fuero para poder procesarlo por los crímenes que cometió".

Frente al caso, el abogado de derechos humanos Héctor Salazar, destacó que "mientras no sea objeto de algún recurso procesal que pueda impugnar el desafuero, él sigue siendo parlamentario, es decir, está protegido. Una vez que la Corte Suprema responda y confirme la resolución de desafuero, él queda entonces a disposición del tribunal para investigarlo y juzgarlo".

Lo que viene

Los diputados poseen un privilegio: no se les puede procesar; pero el panorama cambió para Rosauro Martínez con la resolución que tomó la Corte de Apelaciones de Valdivia.

Héctor Salazar, explicó que "la resolución del desafuero es apelable ante la Corte Suprema. Martínez tiene cinco días, desde que se entrega el fallo, para presentar una apelación".

El legislador Hugo Gutiérrez, con respecto a este fallo, comentó que "él (Martínez) tendrá que apelar a la Corte Suprema, donde tendrá que verse el desafuero acogido en primera instancia y, posteriormente, si la Corte Suprema confirma el fallo, tendrá que ser enjuiciado y mientras eso sucede, queda inhabilitado de formar parte del parlamento chileno".

Alicia Lira, puntualizó que "hay argumentos contundentes de que Rosauro Martínez tuvo que ver con el asesinato de los jóvenes en Neltume. Sería terrible que la Corte Suprema rechazara esta resolución, ya que sería una afrenta dolorosa y una denegación de justicia tremenda, por lo tanto, nosotros esperamos que la Corte evalúe y respalde la resolución de la Corte de Apelaciones de Valdivia. De otra manera habrá que tomar otras medidas, aunque no perdemos la esperanza de poder procesarlo".

El abogado de derechos humanos Salazar hizo una última acotación desde el punto de vista jurídico: "como se habla de homicidio calificado, estamos ante una pena de presidio mayor en su grado medio a máximo, es decir, desde los quince años y un día hasta perpetua calificada. Hay que tener presente que la jurisprudencia de la Corte Suprema ha estado aplicando la media prescripción, lo que significa que le bajan la pena, porque ha trascurrido más de la mitad del plazo de prescripción, lo que se cumple luego de 15 años desde que se cometió el delito. Como se trata de un delito de lesa humanidad no corre la prescripción, por lo tanto, responde la persona penalmente, pero sí como atenuante se aplica la media prescripción, para rebajar pena, no para exonerar de responsabilidad".


RN cierra filas con diputado Rosauro Martínez y apuesta a que se revertirá desafuero

Fuente :The Clinic 13 de mayo 2014

Categoría : Prensa

“Nosotros, como partido, confiamos en su inocencia”, aseveró el secretario general de RN sobre la acusación de asesinato de tres miristas en 1981 que pesa sobre el diputado RN. En la práctica, explicó el dirigente, ello significa que mientras no se agoten las instancias judiciales que deben resolver sobre el fondo del asunto, Renovación no tomará ninguna acción contra el legislador, como la suspensión de militancia que se usa en otras colectividades cuando uno de sus integrantes enfrenta un proceso judicial. “No habrá nada porque debemos confiar en lo que él nos dice”, recalcó.

En cuanto se conoció la resolución de la Corte de Apelaciones de Valdivia, que en fallo unánime acogió la solicitud de la ministra en visita Emma Díaz Yévenes, que investiga violaciones a los derechos humanos en Neltume, de desaforar al diputado Rosauro Martínez, por su responsabilidad en el asesinato de tres miristas, el presidente de RN, Carlos Larraín se contactó con el parlamentario y con su abogado.

Según la información recabada por los querellantes, Martínez operó en la región de Los Ríos en calidad de comandante del Ejército de la Compañía de Comandos Nº 8 del Batallón LLancahue, dependiente de la Cuarta División de Ejército bajo el apodo de “El Mosquetón”. Allí participó de los homicidios calificados de los militantes del MIR Próspero del Carmen Guzmán Soto, Patricio Alejandro Calfuquir Hernández y José Eduardo Monsalve Sandoval, ocurridos el 20 de septiembre de 1981 en el sector de Remeco Alto, comuna de Panguipulli.

Martínez, tal como ha hecho en otras ocasiones, negó ante Larraín la culpabilidad en los crímenes e insistió en la tesis de un enfrentamiento armado. El partido optó por respaldarlo sin ningún acondicionamiento. “Nosotros, como partido, confiamos en su inocencia”, asevera al respecto el secretario general de la tienda, Mario Desbordes. En la práctica, explicó el dirigente, ello significa que mientras la Corte Suprema no resuelva sobre el fondo del asunto, Renovación no tomará ninguna acción contra el legislador, como la suspensión de militancia que se usa en otras colectividades cuando uno de sus integrantes enfrenta un proceso judicial. “No habrá nada porque debemos confiar en lo que él nos dice”, recalcó.

Ayer, Martínez aseveró a través de una declaración, su “tranquilidad e inocencia y como siempre lo he dicho, soy respetuoso de las resoluciones de la justicia, y haré uso de las instancias que esta me da (…) el que se haya recogido el desafuero en primera instancia, en ningún caso significa tener responsabilidad en lo que se me acusa. La Constitución establece inocencia hasta que se pruebe lo contrario y en este caso ya existe un fallo que así lo demuestra”, mientras que Larraín argumentó que “él es un hombre veraz y yo me inclino por creerle. Por supuesto que ninguno de nosotros está a favor de las violaciones de los derechos de la persona humana”.

Una visión distinta tiene la abogada querellante Magdalena Garcés, quien aseguró aThe Clinic Online que “existen antecedentes suficientes para desaforarlo e incluso condenarlo, por lo tanto en RN tendrían que revisar mejor los antecedentes del parlamentario”.

En esta línea, argumentó que “la investigación ayudará a clarificar judicialmente su responsabilidad en tres homicidios donde, según los antecedentes que nosotros hemos logrado recabar, él tuvo una responsabilidad directa, porque él dirigió la operación en la zona, entonces él tiene una responsabilidad mayor”.

En el fallo de desafuero consta este argumento al referirse a la verticalidad de mando que explica por qué Martínez perdió su fuero parlamentario.


Abogada querellante que logró quitarle el fuero a diputado Rosauro Martínez: "Decir que no se acuerda suena a Pinochet"

Fuente :Cambio21 16 de Mayo 2014

Categoría : Prensa

Magdalena Garcés es una de las pocas personas que puede decir que logró que se le quitara el fuero parlamentario al diputado de RN Rosauro Martínez para que enfrente a la justicia por su presunta autoría en la muerte de los miristas de Neltume. El ex militar ya anunció que apelará a la decisión, pero la jurista dice estar tranquila, dado que en su opinión los argumentos son sólidos.

La justicia tarda pero llega.

Así reza el antiguo proverbio que hoy toma más sentido. Después de varios años de lucha judicial, el caso contra el diputado de Renovación Nacional, Rosauro Martínez, tomó forma, al lograr que el parlamentario fuera desaforado y así pueda enfrentar a la justicia por su presunta responsabilidad por el asesinato de los miristas Próspero Guzmán (27), Patricio Calfuquir (28) y José Monsalve (27), dentro de la operación militar "Contraguerrilla Machete", cuyo fin fue la de impedir el surgimiento de escuelas del MIR en el sur del país.
Pero no serían sólo los militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria las únicas víctimas de la operación, supuestamente liderada por el capitán Rosauro Martínez. Los conscriptos que estuvieron bajo su cargo fueron otras de las personas que sufrieron los daños del operativo.
Según el relato de algunos de ellos, que están a disposición de la justicia bajo reserva, ellos también fueron víctimas de los malos tratos de él durante la expedición en busca de los guerrilleros. De acuerdo al testimonio, ni siquiera existió un enfrentamiento de fuego cruzado con los miembros del MIR, sino que fueron acribillados dentro de la casa.
Lo vivido ese día de septiembre de 1981 marcó vidas. Algunos de los conscriptos cayeron al alcohol, otros se refugiaron en la religión, pero aún viven con miedo ante la memoria del capitán. Incluso los pobladores de Neltume también fueron víctimas de la opresión militar.
Los conscriptos están aterrados. Todo porque aún hay cosas que no se saben, que sólo ellos guardan y no dicen. La teoría de la abogada es que hay más muertos de los que sabemos, no de miristas o de militares, sino que de vecinos de la localidad.
Como sea, el desafuero es positivo para la abogada querellante en el caso contra Martínez, Magdalena Garcés, pero aún falta camino que recorrer. De hecho, el diputado ya anunció apelación, aunque la profesional confía en que los antecedentes presentados sean decidores y suficientes para procesar al ex agente de la DINA.
– Fue un largo camino para llegar al desafuero. ¿Hubo dudas sobre cuál iba a ser el veredicto de la Corte de Apelaciones?
– Todo el equipo de abogados que trabajados en el desafuero estamos contentos. Sabíamos que teníamos todas las argumentaciones y que estaban las condiciones dadas para que el desafuero fuera concebido, porque se cumplían todos los requisitos. Fue un fallo contundente, bien fundamentado y elaborado y por unanimidad.
– Tomó bastante tiempo lograr llegar al desafuero, porque siempre se intentó poner obstáculos.
– Hubo varias maniobras dilatorias que suelen ser clásicas en las defensas de militares y de la gente que está procesada o involucrada en causas de derechos humanos. Claramente esto se cruzó con las elecciones, vacaciones y cambio de mando.
– El diputado Rosauro Martínez siempre ha negado su participación. ¿Cómo toma esa postura o el supuesto olvido de los hechos?
– Negar que haya participado es clásico en muchos de estos casos donde las personas que participaron de estos crímenes no reconozcan su responsabilidad. Ahora, él tiene derechos, como todo inculpado en un juicio, de no inculparse. Decir que no se acuerda suena a Pinochet, o sea, decir que no es cierto, y si lo es, no me acuerdo.
– Usted ha escuchado de primera fuente cómo fue el actuar de capitán Martínez, de boca de los conscriptos. ¿Cómo ellos se han visto afectados?
– Es bien impresionante, porque los testimonios de los soldados conscriptos son bastantes desgarradores, en tanto relatan los malos tratos que ellos recibieron, como las situaciones de tortura de la población civil. Es bien complicado, porque muestra que este operativo fue una especie de ocupación militar en la zona, donde no sólo fueron víctimas los militantes del MIR que terminaron asesinados, sino que también la población civil, que fue acusada de colaborar o esconder o que fue intimidada para que entregara información relativa a la ubicación de los miristas que estaban en la zona. Lo relatos son bastantes crudos por las torturas.
– Fue un ejemplo más de la opresión de la dictadura.
– Neltume es un pueblo bastante pequeño, que durante los últimos 40 años estuvo dos veces ocupado militarmente como especie de recinto militar, tal como en los tiempos de guerra, tanto en 1973 como en 1981, con un nivel de represión altísimo en relación a la cantidad de población. Hay una cantidad importante de gente asesinada en el año 73 y posteriormente el año 81, pero además hay muchos malos tratos a la población, torturas.
– Imagino que no dan nada por seguro, pero ¿qué esperan de la apelación anunciada por Martínez?
– En términos jurídicos, estamos absolutamente tranquilos. Creemos que aquí los antecedentes son mucho más que suficientes para un desafuero. Creemos que aquí hay antecedentes para procesar, es decir, sobra para proceder al desafuero del diputado Martínez y para que comparezca ante la justicia. Confiamos en la independencia del poder judicial y en ese sentido estamos tranquilos.


La doble vida del diputado-DINA: Las andanzas del "Mosquetón", el hoy desaforado Rosauro Martínez

Fuente :Cambio21 24 de mayo 2014

Categoría : Prensa

Durante décadas, el ex miembro de los servicios de seguridad de la dictadura permaneció camuflado entre la clase política, ocultando deliberadamente su pasado. Él estuvo a cargo de la Compañía 8 que exterminó sin piedad a 3 hombres. Usaba el apodo de “Mosquetón”. Hoy reaparece como un fantasma.

Juan Carlos Henríquez Jaramillo, en aquella época un niño, hoy, cuarenta años después, relata al juez a fojas 558 a 563: "(…) el 20 de septiembre de 1981 llegaron hasta nuestra casa ubicada en Lago Neltume Alto tres hombres vestidos con ropas verde oliva tipo milicos y con armas. Vivía con mi madre y mi padrastro. (…) Ella me envió a avisarle a Carabineros (…) Ensillé un caballo del vecino, a quien le dije que lo necesitaba para ir a comprar y partí rumbo a Carabineros de Neltume. (…) Llegué al Retén y le conté al Sargento lo que pasaba".

Así comienza una historia increíble que da origen a un crimen que durante muchos años pasó inadvertido, oculto tras la historia oficial de enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y comandos guerrilleros, que terminó con el desbaratamiento de un foco que ponía en riesgo la seguridad del país. Los medios de comunicación de aquel entonces dieron relevancia a la labor "heroica" de las fuerzas militares que derrotaron a los insurgentes marxistas.

Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro

La dirección del MIR en 1978 ordenó a algunos de sus hombres que vivían en el exilio y que eran de la zona, volver clandestinamente a Chile a través de Argentina, para instalar en la zona cordillerana de Nahuelbuta, un centro de operaciones guerrillero que, en conjunto con la rearticulación de fuerzas político militares, derrocara a la dictadura de Pinochet. Este grupo muy selecto de militantes, debía instalarse en la selva de la zona y desde allí comenzar sus operaciones.

 A pesar de la preparación paramilitar recibida, las precarias condiciones de equipamiento hicieron estragos entre los guerrilleros, que en un grupo de 11 se encontraban ocultos en tatús construidos por ellos mismos.

El frío y el hambre obligaron a desmembrarse al grupo original y algunos de ellos avanzaron hacia zonas habitadas en busca de pertrechos y ayuda. Así Patricio Calfuquir, Próspero Guzmán y José Monsalve llegaron a la casa de una campesina, Flora Jaramillo, que vivía con su pareja y el hijo de ella.

Los miristas se acercaron a la vivienda y solicitaron asilo y comida, estaban exhaustos y necesitan descansar. La mujer los acogió (Monsalve era su ahijado) y cuando estos se fueron a descansar, ordenó a su hijo que partiera rumbo al retén de carabineros cercano, a dar aviso a los policías. El muchacho así lo hizo. La historia de un crimen que amenaza terminar con la carrera política como diputado del hoy RN Rosauro Martínez, comenzaba a escribirse. Era el 20 de septiembre de 1981.

 Comienza la cacería a cargo de "Mosquetón"

 Carabineros dio aviso a la Compañía 8, destacamento militar apostado en los alrededores y que estaba a cargo de Rosauro Martínez, alias "Mosquetón". También se dio aviso a las brigadas de la CNI ubicadas en la zona. La unidad comandada por Martínez de inmediato se dirigió a la vivienda de Flora Jaramillo, rodeando el lugar del sector de Remeco Alto, comuna de Panguipulli. El inmueble de construcción liviana de madera fue totalmente cercado por los hombres de "Mosquetón".

Éste se aseguró de sacar a la mujer del lugar mientras los miristas dormían. Relata en el expediente Juan Carlos Henríquez Jaramillo, quien fue el que avisó a carabineros: "En ese momento venían llegando los militares, más o menos cuarenta, los que se esparcieron por diferentes lados rodeando la casa y el cerco que divide la propiedad de mi madre con la del vecino Nazario Catrilaf, instalaron un fusil ametralladora que tiene dos entradas de bala, una a cada lado, y un capitán con una boina negra (Rosauro Martínez) le dijo a mi mamá "señora le vamos a destruir su casa pero se la vamos a devolver" ante lo cual mi madre dijo que bueno, por lo que inmediatamente el capitán dio la orden de fuego y comenzaron a balear la casa".

A cargo de las fuerzas de la Unidad Antiterrorista (UAT) de la CNI, se encontraba el temido El Monje Loco, como era llamado por los prisioneros que fueron objeto de sus torturas en Pisagua el año 73. Se trata del entonces teniente de Ejército Conrado García Gaier. Sabía de torturas refinadas. "A veces vestía capa negra y tocaba el órgano sustraído a la parroquia, antes de dar inicio a los tormentos", han dicho sus víctimas.

El Mosquetón, El Monje Loco y Pete El Negro

Eran cerca de las 10 de la mañana ese día 20 de septiembre de 1981. El Machete, Él Monje Loco y el capitán Enrique Sandoval Arancibia, alias Pete El Negro -quien asesinó a Carlos Fariña, un niño de 15 años-, otro personaje de lo más oscuro de la represión chilena, se dieron cita en este festín de muerte.

Continúan los relatos de testigos en el expediente: "A fojas 1.135, consta la declaración de Alfonso Rosas, quien en relación a los hechos indica: "(…) puedo decir que estuve a cargo del Retén Neltume entre julio de 1977 hasta diciembre de 1982. (…) El capitán se hizo acompañar por uno o dos soldados, nos fuimos al lugar. Una vez en el lugar la dueña de casa sale al patio y se entrevista con el Capitán, le dijo que la gente estaba durmiendo en su casa. (…) Dicen que la gente que estaba adentro de la casa estaban sin alimentación y al parecer los que les preparó la señora Jaramillo fue como una sobredosis y lo único que querían es dormir".

A fojas 1.754 declara Conrado Vicente García Gaier, quien indica lo siguiente: "En el año 1981 era Comandante con el grado de Capitán de la UAT (Unidad Anti Terroristas), yo era subordinado del General Gordon. Recibió instrucciones del Director Nacional de Inteligencia CNI General Gordon para que se trasladara a la zona de Neltume ya que se había constatado un foco guerrillero".

Continúa El Monje Loco: "Luego se sintieron voces dando órdenes que salieran de la casa, que estaban rodeados y que se entregaran, pero no se escuchó ni voces ni movimiento. En vista de esto comenzó el tiroteo. Después del primer tiroteo salió uno justamente por la ventana a la que teníamos visión. Este arrancó hacia la parte posterior de la casa hacia una quebrada, le siguió un grupo y finalmente fue abatido al parecer en una quebrada, lo alcanzaron ya que al parecer iba herido. Los otros dos fueron abatidos en el interior de la casa".

La casa de madera quedó absolutamente destruida por la incesante metralla de grueso calibre. Calfuquir y Guzmán murieron sólo en minutos atravesados por las balas. Éste último, presentó 28 heridas de proyectiles de acuerdo a la autopsia. Quien huyó herido fue Eugenio Sandoval. No llegó muy lejos, pues fue rápidamente alcanzado por la patrulla que comandaba El Mosquetón Martínez.

Lo encontraron a pocos metros de distancia aún con vida entre unos coligües. Estaba desarmado, tal como relatan los testigos. Le dispararon directo a la cabeza y lo mataron.

Declaraciones de Rosauro Martínez (RN)

Declaración que rola a fojas 793 vuelta y 794 de la causa criminal, agregada a la fotocopia de la causa Rol N° 551-81 de la Fiscalía Militar, en donde señala lo siguiente: "Recuerdo que entre el 10 y 11 de Septiembre último recibimos la Orden Superior de trasladarnos a la zona de Neltume a integrarnos a las Fuerzas Especiales que operaban en dicha zona en busca de un grupo extremista".

"Llegados a la casa (…) Procedimos entonces a parapetarnos para luego seguir con un enfrentamiento que concluyó (con) la muerte de dos sujetos a quienes no podría identificar los que fueron alcanzados al salir de la casa abriendo fuego. Un tercer integrante huyó de ese lugar siendo visto por un morador de la casa cercana, por lo que iniciamos su persecución dándole alcance en un lugar denominado Puente Cortado. Allí se inició un despliegue de fuerzas e intercambio de disparos, resultó abatido…". Terminó afirmando Martínez, quien alega inocencia.

Los testigos dicen otra cosa. Declara Juan Jaramillo, el mismo menor que los denunció: "(…) los militares salieron hacia la quebrada a ubicar al que se había arrancado y en ese lugar los militares le dispararon y lo mataron ahí mismo porque aún se encontraba vivo. Él estaba arrollado bajo unos coligues y no tenía el fusil en sus manos pues éste estaba a unos cinco metros al lado de una mata de chilcos. O sea cuando cayó rodando el fusil se le pasó a quedar. A esa persona le dispararon altiro y no le dijeron que se rindiera".

El pasado CNI del diputado RN

Por su "heroica" misión en Neltume, el capitán Rosauro Martínez recibió felicitaciones del Ejército, según consta de su hoja de vida. El 11 de noviembre de 1981 dice: "Extraordinario desempeño al mando de la Compañía de Comandos N°8 durante las acciones de combate contrasubversivas en la zona de Neltume, donde resultaron siete extremistas muertos sin bajas del Ejército".

También como premio, fue destinado al Comando Sur del Ejército de Estados Unidos en Panamá. Por ello recibió otra felicitación en su hoja de vida un mes después. Rosauro Martínez integró la DINA. Ocupando el número 77 en la lista con 1.097 ex agentes que en 2008 el Ejército entregó al ministro en visita extraordinaria Alejandro Solís. Hasta entonces siempre negada a los tribunales, esta es la única lista que el Ejército ha conformado hasta ahora con nombres de oficiales y suboficiales que integraron la DINA.

Rosauro Martínez Labbé fue alumno de la Escuela de las Américas en enero de 1972, donde fue formado en la especialidad de comando en la Escuela de Paracaidistas y Fuerzas Especiales de Peldehue, terminó su carrera en el Ejército con el grado de Mayor. Siempre trató de ocultar en su currículo su pasado militar. Hasta que sus propios hombres y el tesón de los abogados y familiares de los asesinados, lograron descubrirlo.

Del premio mayor al desafuero

Pinochet le tenía aún otro regalo por su "heroica" labor en el exterminio de Neltume. Le designó como alcalde de Chillán. Eso y su ingreso a Renovación Nacional lo catapultaron, gracias al binominal, como diputado hasta hoy. Pero al parecer no por mucho tiempo más. De acuerdo al fallo unánime de la Corte de Apelaciones de Valdivia -de quedar a firme ese fallo-, Rosauro Martínez perderá la calidad de diputado y será juzgado criminalmente.

El diputado Hugo Gutiérrez señaló que "(Martínez) tendrá que apelar a la Corte Suprema, donde tendrá que verse el desafuero acogido en primera instancia y, posteriormente, si la Corte Suprema confirma el fallo, tendrá que ser enjuiciado y mientras eso sucede, queda inhabilitado de formar parte del parlamento chileno".

El parlamentario PC asegura: "desde hace mucho tiempo que vengo persiguiendo judicialmente a Rosauro Martínez y nunca me conformé con que este criminal fuese parte del Congreso chileno. Es un sujeto que ha sido miembro de la DINA y posteriormente de la CNI y, como tal, acometió el exterminio de militantes del MIR".

Once fueron los miristas muertos en Neltume, aunque los testigos dicen que fueron más, pues también se asesinó a campesinos, lo que deberá investigarse. Varios son los procesados en esta causa que ahora tiene un nuevo actor que deberá dar cuenta y responsabilizarse de sus actos.

La posibilidad de terminar enfrentando la justicia, parece esta vez cierta. Indica la sentencia de desafuero que la participación de Martínez en dicho operativo militar, "se cuenta con su propia declaración judicial, en el marco de la investigación sustanciada por la Fiscalía Militar en los autos Rol Nº 551-1.981, en la cual él reconoce haber estado al mando de la operación y en donde describe las circunstancias en las que resultaron abatidos los tres guerrilleros antes individualizados".

Eso, sumado a los testigos y a sus propios hombres que lo inculpan, parece haber sellado la suerte del diputado RN-CNI. Dura le viene la mano a Rosauro Martínez.


“Matar sin piedad a los miristas”

Fuente :Punto Final 30 de Mayo 2014

Categoría : Prensa

El diputado de Renovación Nacional por Chillán, Rosauro Martínez Labbé, rechaza las acusaciones que lo involucran en crímenes cometidos durante la dictadura militar. “Tengo mi conciencia tranquila, no tengo nada que ocultar”, repite cada vez que es consultado sobre su pasado en el ejército y en la CNI. Sin embargo, la obstinada negativa de Martínez Labbé (hoy de 63 años) comienza a derrumbarse. La Corte de Apelaciones de Valdivia acogió el desafuero del parlamentario, ex alcalde de Chillán y mayor de ejército en retiro. Martínez podría ser inculpado por su responsabilidad en los homicidios calificados de Próspero Guzmán Soto, Patricio Calfuquir Hernández y José Monsalve Sandoval, militantes del MIR, asesinados el 20 de septiembre de 1981 en el sector de Remeco Alto, en la comuna de Panguipulli.

La resolución judicial -apelada a la Corte Suprema por la defensa del parlamentario y ex militar- constituye un reconocimiento al perseverante esfuerzo de los familiares, amigos y compañeros de los militantes del MIR asesinados. No han dejado de bregar para alcanzar justicia y poner fin así a la impunidad que rodea a este crimen. 
La resolución del tribunal de Valdivia, adoptada en forma unánime, señala que los antecedentes recogidos en la investigación son suficientes para sostener las sospechas fundadas de participación y responsabilidad de Martínez Labbé en los delitos que le imputa la acusación. El parlamentario derechista era comandante de la Compañía de Comandos Nº 8 del Batallón Lancahue, dependiente de la Cuarta División de Ejército, y en esa calidad cometió los delitos.

El entonces capitán Martínez Labbé tenía por misión dirigir y coordinar las tropas de ejército, Carabineros y miembros de la CNI en la zona. Se le acusa de ser “autor del delito de homicidio calificado de Patricio Alejandro Calfuquir Henríquez, Próspero del Carmen Guzmán Soto y José Eugenio Monsalve Sandoval, ocurrido el 20 de septiembre de 1981, en la localidad de Remeco Alto”.

La decisión del tribunal en torno al rol que le cupo al mayor (r) de ejército y diputado de Renovación Nacional, se basa en lo informado por el jefe del Estado Mayor del Ejército, quien confirmó que el comandante de la Compañía de Comandos Nº 8, cuando ocurrieron los hechos, era el capitán Rosauro Martínez Labbé. Esto fue ratificado por su propia declaración en el marco de la investigación sustanciada por la Fiscalía Militar, en que reconoce haber estado al mando de la operación en Remeco Alto. Su declaración describe las circunstancias en que resultaron abatidos los militantes del MIR. Y a mayor abundamiento, el dictamen de la Corte de Valdivia señala que “a lo anterior, se suman los testimonios contestes de Eduardo Alberto Inostroza Reyes, Sergio Aliro Cárdenas Navarro y Alfonso Rosas, (miembros del ejercito los dos primeros y de Carabineros el último, N. de PF), quienes sitúan al capitán Martínez Labbé en el lugar de los hechos y a cargo de la operación militar desplegada en la localidad de Remeco Alto, y quienes describen, entre otras circunstancias, la orden verbal de abrir fuego en contra de la casa en cuyo interior se encontraban los tres guerrilleros”.

De acuerdo a los fundamentos anteriores, continúa el dictamen, “y habiéndose verificado en la presente gestión la concurrencia de los presupuestos exigidos por el artículo 612 del Código de Procedimiento Penal para dar lugar a la formación de causa respecto del diputado señor Rosauro Martínez Labbé, se accederá a la petición de desafuero formulada por los querellantes”.

LA GUERRILLA DEL MIR
A fines de los años 70 y comienzos de los 80, Chile era un país ocupado por sus propias fuerzas armadas. La dictadura cívico-militar, apoyándose en una represión brutal, llevaba adelante una obra refundacional. Con ese propósito promulgó la Constitución Política de 1980 que, con reformas menores, aún nos rige. La dictadura administraba el poder con prerrogativas discrecionales; decretaba un estado de excepción tras otro, mientras ampliaba las atribuciones de los tribunales militares. A la vez reconfiguraba los organismos de seguridad para una nueva fase en el control social y político, después de la masiva represión de los primeros años que había debilitado al conjunto de los partidos de Izquierda.

La resistencia antidictatorial hacía inmensos esfuerzos por dar continuidad a su lucha e intensificarla. Las organizaciones defensoras de los derechos humanos y las agrupaciones de familiares de detenidos desaparecidos, ejecutados y prisioneros políticos fortalecían la denuncia de los crímenes. Con su accionar contribuían al aislamiento internacional de la dictadura. Otros sectores sociales mostraban niveles iniciales de organización y reemprendían las luchas reivindicativas.

Mientras otros partidos de la Izquierda intentaban reorganizarse en Chile o iniciaban un debate interno para incorporar un repertorio más amplio de formas de lucha, el MIR constataba el carácter refundacional de la dictadura y con alto grado de voluntad y decisión, afinaba, no sin errores y tensiones, su propia política antidictatorial. Pese a las dificultades para sobrellevar la clandestinidad, el MIR se esforzaba por retomar sus lazos con sectores sociales donde había logrado presencia en los años 70. Desplegaba sus primeras acciones ofensivas de propaganda armada que estimularon la voluntad de resistencia en diversos sectores de la sociedad.

La dirección del MIR tomó la decisión de reincorporar al país a militantes que habían sido empujados al exilio. El retorno tenía como finalidad fortalecer la organización en Chile e impulsar en el escenario urbano y en zonas rurales un mayor nivel en la lucha. Entre los objetivos estuvo la instalación, tras una primera fase exploratoria, de dos focos guerrilleros. Uno en la zona de Neltume, en las cercanías del que fuera Complejo Maderero y Forestal de Panguipulli, al interior de Valdivia. El otro en la cordillera de Nahuel-buta. El concepto que guiaba esta decisión era que dichos territorios podrían conformarse como zonas de repliegue eventual para los perseguidos, lugar de instrucción para nuevos milicianos y al mismo tiempo, consolidarse como guerrilla en condiciones de disputar terreno al Estado dictatorial.

LA “OPERACION RETORNO”
Con una formidable disposición, hombres y mujeres, militantes del MIR, ingresaron a la zona de Neltume. Una región conformada por pequeños poblados en plena cordillera. Area de trabajadores forestales, campesinos y pueblo mapuche en el cual el MIR había alcanzado notable desarrollo político y social antes del golpe militar de 1973. Militantes miristas, preparados en el exterior, iniciaron las exploraciones del terreno para construir depósitos y delinear rutas para el abastecimiento de armas, municiones, víveres, medicinas y otros suministros que garantizaran la supervivencia en la montaña.

Esas tareas llevaban más de un año. En medio de condiciones climáticas muy duras, habían construido depósitos y establecido algunos campamentos. Pese a las precauciones en sus desplazamientos, fueron vistos en más de una ocasión por lugareños.

Las difíciles comunicaciones con la dirección del MIR, junto a nuevos desafíos que iban surgiendo y a las dificultades propias del terreno, prolongaron la fase exploratoria de la guerrilla. Afanados en superar los inconvenientes, el 27 de junio de 1981, cerca del mediodía, trece guerrilleros prácticamente desarmados, que se encontraban en uno de los campamentos cerca del lago Quilmo, fueron atacados por una patrulla de la Compañía de Comando Nº 8 del Regimiento Llancahue, enviada por el capitán Rosauro Martínez Labbé. Divididos en dos grupos lograron romper el cerco del ejército, y luego intentaron reagruparse para llegar a los depósitos en que guardaban unas pocas armas y víveres.

A partir de esa fecha se desarrolló una persecución implacable -por tierra y aire- de la guerrilla dispersa y desarmada. Tropas del ejército, Carabineros y agentes de la CNI, se desplegaron en la zona de Neltume, provocando terror entre los lugareños. Numerosos campesinos fueron detenidos y torturados como presuntos colaboradores de la guerrilla.

“LA INTENCION ERA ASESINARLOS”
Mientras un grupo de los militantes miristas fue destinado a retomar contactos con la dirección partidaria, a otro se le asignó la misión de generar nuevas redes de apoyo. Ocho hombres, extenuados, hambrientos y aislados se encontraban en la montaña a la expectativa de los resultados de los equipos enviados a la ciudad. El cerco militar se extendía y con su accionar entregaba señales de que operaban sobre información certera. Obligados por las enfermedades y el desgaste físico, los miristas deciden estructurarse en dos grupos con la intención de generar condiciones para sacar de la zona a los enfermos y romper el cerco del ejército.
A comienzos de septiembre de 1981 la situación se hace insostenible. Algunos militantes habían sido detenidos y asesinados y otros se replegaban perseguidos por el ejército, que en ese momento coordinaba a todas las fuerzas represivas en la zona, incluida la CNI.

El 19 de septiembre de 1981, José Eugenio Monsalve Sandoval, junto a Patricio Alejandro Calfuquir Henríquez y Próspero del Carmen Guzmán Soto, llegaron a Remeco Alto, a la modesta vivienda de Floridema Jaramillo, madrina de Monsalve Sandoval. Ella los recibió y alimentó, pero no pudo superar el miedo que los militares habían desatado en la población de la zona, y los delató. Los tres miristas, cansados, mal armados y debilitados por el hambre y las enfermedades se quedaron dormidos en su casa. Al anochecer, llegaron los soldados comandados por el capitán Rosauro Martínez.

Para la abogada Magdalena Garcés no existen dudas de que la operación militar fue de exterminio y no de búsqueda y captura. Dice que “esta fue una operación destinada a eliminar a los militantes del MIR que se hallaban en la zona” y agrega que “cuando se analizan los hechos, queda muy claro que el propósito era asesinarlos”. Agrega: “Es posible que alguno de los militantes haya disparado. Pero la situación de desnutrición, fiebre, agotamiento y mal estado físico de tres personas que estaban descansando, en comparación con una fuerza numérica muy superior, con armamento de guerra en buen estado, no se puede considerar un enfrentamiento”. Hay testigos que señalan -afirma la abogada Magdalena Garcés- que los soldados instalaron una ametralladora punto 30 que hizo fuego sobre la vivienda y que participaron entre 30 y 40 efectivos. El capitán Rosauro Martínez, antes de dar la orden de disparar le dijo a Floridema Jaramillo que le iban a destruir la vivienda, pero que no se preocupara, pues se la iban a devolver.

Patricio Calfuquir Henríquez, obrero electricista de 28 años, originario de Pitrufquén, se encontraba con fiebre alta al momento del ataque a la vivienda. Datos de la autopsia señalan que murió acostado. Próspero del Carmen Guzmán, obrero maderero, 27 años, nacido en Neltume, intentó salir de la vivienda con un pañuelo blanco en sus manos: murió acribillado por 28 balas, según la autopsia. José Monsalve Sandoval, 27 años, obrero forestal originario de Neltume, logró salir de la casa, pero fue herido mientras corría; su arma se le cayó y testigos afirman que fue rematado cuando se refugiaba entre unos matorrales.

DESAFUERO DEL DIPUTADO
Rosauro Martínez Labbé ha reiterado sus dichos de siempre. “Quiero manifestar mi tranquilidad e inocencia”, expresó en declaración pública y presentó una apelación a la Corte Suprema.

La abogada querellante, Magdalena Garcés, señala que “el desafuero es un requisito para poder perseguir penalmente a un parlamentario. Es un trámite previo, o antejuicio, en el que se exhiben sospechas fundadas de su participación. Para el procesamiento se exigen presunciones fundadas, un estándar más alto de pruebas. Nosotros estamos convencidos que tenemos antecedentes suficientes para condenar a Rosauro Martínez. Está establecido que se trata de homicidio, que él participó de los hechos, y hay testigos que lo vieron disparando y dirigiendo al contingente militar en Remeco Alto”. La abogada Garcés agrega que los familiares de las víctimas comienzan a vislumbrar atisbos de justicia pese al dolor que les significa evocar los hechos y anuncia que el paso siguiente será obtener el procesamiento de los militares y carabineros inculpados en otras acciones que concluyeron con la muerte de militantes del MIR en la zona de Neltume.


Última oportunidad del Diputado-DINA para zafarse de juicio por homicidio calificado de jóvenes izquierdistas

Fuente :Cambio21 12 de junio de 2014

Categoría : Prensa

Diputado Rosauro Martínez (RN) presentará apelación ante la Corte Suprema por desafuero otorgado en Valdivia, que permite perseguir un proceso en su contra por la muerte de tres jóvenes del MIR en 1981.

El diputado Rosauro Martínez (RN) fue desaforado el 5 de mayo por la Corte de Apelaciones de Valdivia, al aceptar de manera unánime la solicitud presentada por la ministra en visita Emma Díaz Yévenes. El parlamentario tiene la posibilidad de presentar apelación a la Corte Suprema.

Sobre esta apelación, el abogado de derechos humanos, Héctor Salazar, explicó a Cambio21 que "el recurso de apelación busca revertir y revocar una resolución tomado por una tribunal inferior. En el caso de los desafueros conocen en pleno en el que participan todos los ministros (son 20) y todos votan. Se escuchan los alegatos de las partes involucradas y luego el pleno decide. A lo mejor no van todos, pero tiene que haber un quórum mínimo".

Se debe recordar que Rosauro Martínez es acusado del asesinato de tres miristas en Neltume el 20 de septiembre de 1981 en Remeco Alto, cuando era capitán del grupo de comandos N°8 con sede en Valdivia, en lo que fue la "Operación Contraguerrilla Machete". Fue sometido a juicio que, luego de varias postergaciones, dio como resultado el desafuero, lo que permite a la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP) llevarlo a juicio y condenarlo por la muerte de Patricio Calfuquir, José Monsalve y Próspero del Carmen Guzmán.

En cuanto a la resolución de la Corte de Apelaciones de Valdivia de quitar el fuero al parlamentario, el diputado (PC) Hugo Gutiérrez, expresó "me arriesgué a perseverar en contra de la causa de Rosauro Martínez y hoy están dando frutos todos estos años de cuestionamientos a un parlamentario que gozaba de cierta impunidad entre sus pares, me refiero a los otros diputados".

La Corte Suprema, escuchará los alegatos del diputado Martínez, que según el pleno, será revisado de forma preferente. El abogado del parlamentario, Fernando Saenger, presentó el recurso de apelación el 16 de mayo contra la decisión de la Corte de Apelaciones de Valdivia por la presunta vinculación del legislador con el caso de Neltume, que decidió que existen "fundadas sospechas" de su participación en los delitos que se le imputan "como autor del delito de homicidio calificado".

Como parece ser costumbre en el legislador, la audiencia en la que Martínez apelaría ante la Corte Suprema la decisión de la Corte de Apelaciones de Valdivia en la que se aceptó quitar el fuero al diputado, fue postergada para el 13 de junio, sin embargo, esta situación no es como las anteriores. Héctor Salazar comentó que "los alegatos se pueden suspender por una semana y cada parte tiene derecho a hacerlo una vez sin expresar motivo o causa".

Durante todo el proceso que le sigue a esta acusación, Rosauro Martínez, ha sostenido su inocencia, sin embargo, hasta ahora todas las pruebas demuestran lo contrario.

El hecho que le parlamentario se encuentre desaforado no significa que el diputado deje de hacer su trabajo. Sólo se le impide asistir a las sesiones en la Cámara. Sigue recibiendo su dieta parlamentaria y seguir realizando sus labores de legislador.


Corte Suprema confirma desafuero de diputado RN Rosauro Martínez, implicado en el crimen de tres militantes del MIR

Fuente :Cambio21 13 de junio de 2014 

Categoría : Prensa

La justicia posee cinco testimonios de ex conscriptos que aseguran que el actual diputado era el comandante de los efectivos que perpetraron los homicidios.

La Corte Suprema resolvió ratificar el desafuero del diputado de Renovación Nacional, Rosauro Martínez, quien enfrenta cargos por violaciones a los derechos humanos registrados durante la dictadura.

La Corte de Apelaciones de Valdivia había desaforado al diputado para que enfrente la investigación por su presunta responsabilidad en los homicidios de tres miristas ocurridos el 20 de septiembre de 1981, según informó radio Biobío.

Se trata de Próspero del Carmen Guzmán Soto, Patricio Alejandro Calfuquir Hernández y José Eduardo Monsalve Sandoval, quienes fueron abatidos en el sector de Remeco Alto, en la comuna de Panguipulli, en falsos enfrentamientos con una patrulla militar que estaba comandada por el entonces capitán Rosauro Martínez, hoy de 63 años de edad.

Fue la ministra en visita a cargo de la indagatoria, Emma Díaz Yévenes, la que determinó que el parlamentario era el Comandante de la Compañía de Comandos, dependiente de la Cuarta División del Ejército.

El operativo militar era una verdadera "cacería" que culminó con 11 miristas muertos, que en la época realizaban una suerte de operación retorno, ingresando por Neltume.

La justicia posee cinco testimonios de ex conscriptos que aseguran que el actual diputado era el comandante de los efectivos que perpetraron los homicidios.

En representación del parlamentario, el abogado Fernando Saenger, aseguró en la audiencia que aquí hubo un factor de implicancia respecto de la ministra Díaz.


OPERACIÓN MACHETE: SUPREMA RATIFICA DESAFUERO DE ROSAURO MARTÍNEZ

Fuente :La Nación 13 de junio de 2014 

Categoría : Prensa

El legislador RN está acusado por el asesinato de 3 miembros del MIR parte del grupo que intentó formar una guerrilla contra la dictadura en la selva de Neltume.

El Pleno de la Corte Suprema confirmó el desafuero del diputado de Renovación Nacional (RN), Rosauro Martínez Labbé, para investigarlo como presunto autor de los homicidios de 3 opositores en 1981 cuando era comandante en el Ejército.

El Pleno del máximo tribunal escuchó esta mañana los alegatos de la defensa del parlamentario, encabezada por el abogado Fernando Saenger, y por los abogados querellantes, y resolvió ratificar la resolución del 12 de mayo en la Corte de Apelaciones de Valdivia.

El mismo Saenger confirmó la resolución: "lo único que les puedo decir es que nos notificaron que se confirmó la resolución de la Corte de Valdivia. No sabemos por qué porcentajes y tampoco los fundamentos, eso es todo lo que puedo decir".

La declaración la hizo a la prensa entre gritos de "No a la impunidad" de cercanos a las víctimas, acompañados por la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, Alicia Lira, que acompañaron el trámite.

LA SOLICITUD DE DESAFUERO POR 3 HOMICIDIOS CALIFICADOS

Martínez es investigado por su eventual responsabilidad en los "homicidios calificados" de 3 militantes del MIR, el sector Remeco Alto, cercano a Neltume, al oriente de Pangipulli, como lo estableció la petición de la ministra en visita Emma Díaz Yévenes.

La magistrado señaló que que existen sospechas fundadas de su participación como comandante de un batallón del Ejército en el operativo que terminó con la vida de Próspero del Carmen Guzmán Soto, Patricio Alejandro Calfuquir Hernández y José Eduardo Monsalve Sandoval, el 20 de septiembre de 1981.


Confirman desafuero de Rosauro Martínez, el diputado RN acusado de 3 homicidios en dictadura

Fuente :The Clinic 13 de junio de 2014 

Categoría : Prensa

La Corte Suprema de Chile confirmó hoy el desafuero del diputado Rosauro Martínez, Renovación Nacional (RN), acusado del homicidio de tres opositores a la dictadura cometidos en 1981 cuando era un capitán del Ejército. El máximo tribunal chileno, reunido en sesión plenaria, ratificó una resolución adoptada el pasado 12 de mayo por la Corte de Apelaciones de la sureña ciudad de Valdivia, que privó a Martínez de su inmunidad parlamentaria, a fin de que pueda ser procesado.

La Corte Suprema de Chile confirmó hoy el desafuero del diputado Rosauro Martínez, Renovación Nacional (RN), acusado del homicidio de tres opositores a la dictadura cometidos en 1981 cuando era un capitán del Ejército.

El máximo tribunal chileno, reunido en sesión plenaria, ratificó una resolución adoptada el pasado 12 de mayo por la Corte de Apelaciones de la sureña ciudad de Valdivia, que privó a Martínez de su inmunidad parlamentaria, a fin de que pueda ser procesado.

Según esa resolución, existen en la investigación del caso antecedentes suficientes sobre la participación de Martínez en los delitos imputados, en su condición de comandante de una compañía de comandos de la IV División del Ejército, en el marco de una denominada “Operación Machete”.

Dicha operación consistió en una ofensiva militar contra un grupo de guerrilleros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) que operaba en la zona de Neltume, a unos 836 kilómetros al sur de Santiago.

El 20 de septiembre de 1981 los militares encontraron en una vivienda del sector “Remeco Alto” a tres presuntos guerrilleros: Próspero del Carmen Guzmán Soto, Patricio Alejandro Calfuquir Hernández y José Eduardo Monsalve Sandoval, desarmados y uno de ellos herido de gravedad, pese a lo cual fueron ejecutados por la patrulla que comandaba Rosauro Martínez.

La versión oficial de las autoridades de la época fue que se trataba de terroristas abatidos en combate, lo mismo que otros cuatro miembros del MIR muertos en otros incidentes ocurridos en la zona.

En noviembre de 1981, Martínez recibió una felicitación en su hoja de servicio, “por el extraordinario desempeño al mando de la compañía de comandos Nº 8 durante las acciones de combate contrasubversivas en la zona de Neltume, donde resultaron siete extremistas muertos, sin bajas del Ejército”, señala el documento.

El juicio está a cargo de la jueza especial Ema Díaz, de la Corte de Apelaciones de Valdivia, quien procesó antes al ex coronel Conrado García Gaier y el ex capitán Enrique Sandoval Arancibia, que formaban parte de un grupo de agentes de la Central Nacional de Informaciones (CNI), que participaron también en la persecución de los guerrilleros.

Martínez también figura, con el número 77, en una lista de 1.097 agentes de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), que antecedió a la CNI como policía secreta de la dictadura, que el Ejército proporcionó en 2008 al juez especial Alejandro Solís y que se conoció recién en 2012.

En ese entonces el parlamentario negó haber sido agente y aseguró que en esa época estaba en comisión de servicio en el Ministerio de Defensa.

Rosauro Martínez ha sido diputado de RN por el distrito de Chillán desde 1994 y fue reelegido en las elecciones parlamentarias de noviembre pasado por un nuevo periodo, hasta el año 2018.


Nuevos asesinatos involucran al diputado-Dina; ahora lo acusan de otros dos crímenes de obreros opositores a la dictadura

Fuente :Cambio21, 18 de junio de 2014

Categoría : Prensa

Por tal razón, se solicitará la ampliación del desafuero de Rosauro Martínez, ya concedido por otros tres crímenes ocurridos cuando era oficial del Ejército

La abogada Magdalena Garcés, que es parte querellante en contra del diputado de Renovación Nacional Rosauro Martínez, anunció que pedirá a la ministra en visita Ema Díaz ampliar el desafuero del parlamentario por otros asesinatos cometidos en la región de Los Ríos, dijo el portal de radio Biobío.

Martínez fue desaforado por la Corte de Apelaciones de Valdivia y la resolución fue ratificada el pasado viernes por la Corte Suprema en el caso de la muerte de tres militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria en el sector de Remeco Alto, comuna de Panguipulli, en el marco de un operativo militar comandado por el ahora parlamentario.

Los casos a los que alude esta nueva solicitud aluden a René Eduardo Bravo Aguilera y Julio César Riffo Figueroa, ambos obreros e integrante del Mir que fueron detenidos en la localidad de Nalalhue, sometidos a torturas por la CNI y posteriormente asesinados en septiembre de 1981.


Inédito: el brutal entrenamiento del grupo secreto de la CNI que operaba en la Compañía de Teléfonos 22.08.2017

Fuente :ciper.cl, 22 de Agosto 2017

Categoría : Prensa

Por 13 años Andrés Lübbert investigó lo que ocultaba la fuga de su padre de Chile en 1978. Hurgó hasta en los archivos de la Stasi, la Inteligencia de la RDA. Y destapó una caja secreta hasta hoy: un grupo de la CNI que operaba en la ex CTC (Compañía de Teléfonos), donde se torturaba, asesinaba y se adiestraba a otros jóvenes para matar. Lo plasmó en el documental “El color del camaleón” que se acaba de estrenar en Chile. Esta es la historia inédita de esa búsqueda, episodios desconocidos del diputado Rosauro Martínez, del general Guillermo Ramírez y civiles que jamás han sido interpelados.

Para la Stasi, el poderoso servicio de inteligencia de la República Democrática Alemana (RDA), el chileno Jorge Lübbert era agente de la DINA. Para la comunidad de chilenos exiliados en la RDA, el joven de 21 años que arribó allí en septiembre de 1978 era una víctima de la dictadura. Para su hijo, el documentalista Andrés Lübbert, un perfecto desconocido:

-Mi padre era alguien que estaba ausente. Nuestra relación fue en silencio. Hablábamos, pero no teníamos intimidad o diálogo.

Andrés captó desde pequeño que algo extraño ocurría en la historia familiar:

-Cuando éramos niños mi madre nos decía que mi papá había estado en la cárcel en Chile, pero que no había hecho nada malo. Siempre quise tener otra relación con él. Y descubrí en un momento que esa relación que no existía tenía que ver con su pasado -recuerda hoy, sentado en un café en Ñuñoa, mientras relata su historia.

Andrés arribó a esa certeza y se obsesionó. Su primer viaje a Chile fue cuando tenía 19 años.

-Vine a Chile porque quería conocer de dónde venía mi padre. Hice un pequeño documental de 40 minutos: «Mi padre, mi historia». Yo no hablaba español, era muy complicado. Y ahí mi tío y mi abuelo me contaron cosas que yo no entendía, que algo había pasado y que, por eso, mi papá se había ido de Chile. Que entró a trabajar en la Compañía de Teléfonos y que tuvo problemas ahí. Y me decían más cosas que yo no lograba entender.

Ese documental fue el primero de cuatro que Andrés Lübbert, hoy de 32 años, ha realizado para entender la historia de su padre. No es extraño que sus dudas las tradujera en películas. En su familia es habitual tomar una cámara y filmar. Su tío, el reconocido cineasta Orlando Lübbert, fue quien le abrió una ventana al pasado. En su segundo viaje a Chile le entregó un testimonio que su papá dio en 1979, poco después de llegar a Europa, como parte de una terapia. Un relato muy íntimo donde revela las verdaderas razones que lo llevaron a escapar de Chile.

En ese testimonio su padre cuenta detalles del entrenamiento que lo obligaron a seguir mientras trabajaba en la Compañía de Teléfonos de Chile (CTC), cuando tenía 21 años. En esas páginas relata cómo le enseñaron a interceptar teléfonos, a espiar a sus compañeros, a disparar, a torturar. Allí su padre revela el funcionamiento de un grupo que hasta hoy ha permanecido en una caja negra que nadie había abierto. Jamás ninguno de los hombres que Jorge Lübbert pudo identificar ha sido interpelado ni por la justicia ni por nadie. Un grupo integrado por agentes de uno de los compartimentos más secretos de la dictadura y que se dedicó a preparar a jóvenes para hacer el trabajo sucio.

Una historia que tiene su punto de quiebre en agosto de 1978, cuando el entonces oficial de Ejército Rosauro Martínez lo castiga por haber hablado del “entrenamiento”. Lo golpea, lo insulta, le pone el cañón de una metralleta en la boca y lo amenaza mientras lo sigue golpeando. Hasta que en un minuto, Jorge Lübbert se desespera, le pega una patada en la cara y le rompe el labio. Rosauro Martínez se sale de sí: “¿Quieres ver sangre?”, le grita; y lo amarra y lo coloca semidesnudo debajo de una parrilla.

Así relatará ese episodio de quiebre el propio Jorge Lübbert, en el único testimonio que hizo de lo que vivió en Chile en 1978:

“Entró a otra pieza y del interior de un cajón grande sacó un cadáver de un tipo que estaba desnudo, sangrando de la boca, de la cara, estaba tajeado entero, totalmente maltratado, muy flaco, el pelo…, tenía mechones solamente de pelo, como si hubiera tenido una enfermedad, como si se le hubiera caído el pelo. Se notaba un tipo joven pero muy envejecido…estuve una noche completa debajo de él. Me puso el cadáver encima de la parrilla y yo estuve abajo, estuve toda la noche viendo eso. Yo ahí quise morirme. Fue terrible, yo lo único que tenía era movimiento en la cabeza y me golpeaba la cabeza, yo quería liquidarme, yo no quería saber más de esto, yo no podía, era desesperante, me caía la sangre a mí en la cara”.

Jorge Lübbert supo ese mismo día que el hombre que lo torturó fue el entonces oficial de Ejército Rosauro Martínez:

“Este mismo tipo en la mañana llegó temprano. Andaba lleno de sangre. Venía histérico, y me sacó de allí. Yo no quería nada… estaba totalmente jodido. A él le llamó la atención que yo estuviera así, se reía, me tomó y me dijo: ‘Tómate este trago’. Me tiró fuera del galpón donde otros tipos que trabajaban allí me limpiaron, me lavaron, me ofrecieron desayuno y me dieron unas pastillas. ‘Para que te relajes’, me decían. ‘Nosotros somos tus amigos, ¡este gallo está loco!, ¡este gallo es peligroso! Nosotros le tuvimos miedo también, trata de no meterte más con él’, me repetían. Y ahí ese día supe el nombre del hombre que me torturó, porque otro tipo llegó ahí y me dijo: ‘Ah, estuviste con el Rosauro Martínez’. Después supe que lo habían designado guardaespalda de Pinochet. Por ahí se decía: ‘este va a ser el que va a acompañar a mi general hasta para ir al baño’. Creo que era de mucha confianza de Pinochet”.

Años después, cuando ese hombre ya era diputado de Renovación Nacional (RN) por Chillán, Jorge lo reconoció de inmediato cuando su hijo le mostró una foto que sacó de Internet (revise aquí la ficha del Ejército de Rosauro Martínez, donde se comprueba que perteneció a la DINA).

EL COLOR DEL CAMALEÓN

Andrés Lübbert está en Chile presentando su último documental, el cuarto que realiza sobre la historia de su padre. “Llevas toda una vida escapando, de nosotros, tu familia, y de ti mismo”, le dice Andrés a su padre al inicio de “El Color del Camaleón”, la película que se estrenó oficialmente en el Sanfic 2017 (vea aquí el trailer).

Es una historia muy personal. Y a la vez, se sumerge en las calles de Chile, en su historia, en sus horrores. Andrés dice que su búsqueda “nació de una necesidad muy fuerte de acercarme a mi padre y de tener una mejor relación con él. De entenderlo y ayudarlo. Entender su pasado. Mientras investigaba me di cuenta de que era algo importante. La justicia y la denuncia son importantes, pero no es una película de denuncia tampoco”. Andrés dice que es la historia de un padre y de un hijo.

Andrés fue testigo de cómo su padre sufría y no hablaba. Durante años, el hijo preguntaba, no había respuestas y Andrés se obsesionaba. Viajaba a Chile e investigaba. Y en ese periplo, que incluyó otros países y que duró 13 años, logró reconstruir paso a paso la historia de su padre. Desde que en 1977 Jorge Lübbert egresó de la carrera de Dibujo Técnico en el Inacap y un amigo y vecino le consiguió una práctica en la Compañía de Teléfonos de Chile (CTC). Ese vecino era Gerardo Ramírez Parga, padre de Gerardo y Guillermo Ramírez Chovar, dos militares que ocupan un lugar protagónico en esta historia.

-Él (el vecino) era también gerente del Banco Estado. Y escribió una carta a amigos que tenía en la CTC recomendando a mi padre para que entrara allí a hacer su práctica. Yo he visto la carta. Primero hizo su práctica como medio año y todo normal. Lo que hacía era dibujos técnicos de las líneas telefónicas. Mi papá diseñó el logo del telefonito de la CTC. Esas cosas hacía él. Cuando terminó el periodo de práctica, le ofrecieron que se quedara allí trabajando. Y después lo invitaron a una oficina (en el edificio donde funcionaba la DC en la Alameda) donde lo presionaron para firmar algo que él no sabe qué es. Ahí le dijeron: «Queremos que trabajes para nosotros ahora». Lo invitaron a firmar un contrato, pero era una hoja en blanco. Nunca supo lo que firmó –relató Andrés Lübbert a CIPER.

El testimonio que Jorge Lübbert elaboró en su terapia entrega detalles de esa reunión. El 2 de mayo de 1978, a las ocho de la mañana, llegó a esa oficina de la Alameda para entrevistarse con Jaime Letelier Montenegro, quien aparecía como el jefe de todo. En el despacho de este ex oficial de la Armada, había banderines de un centro de ex navales (que después identificó como el Club El Caleuche). Letelier le hizo un par de preguntas y lo llevó a una oficina contigua donde se encontraba un hombre de apellido Cano, quien puso las cartas sobre la mesa.

Ese hombre le disertó sobre su familia. Conocía cada detalle de sus actividades y de sus vidas. Cano lo amenazó. Recalcó los vínculos con la izquierda de su entorno. Sabía que su padre era militante radical, que su hermana era socialista, que su madre había sido de las JAP durante la Unidad Popular. Le habló de su hermano Orlando exiliado y le preguntó si él militaba en algún partido.

“Este tipo se levantó de la mesa, se acercó a mí y me dijo de forma violenta: ‘¿tú te has dado cuenta de que lo sabemos todo?’. Nosotros, hablaba de ‘nosotros’, y yo no sabía qué era ‘nosotros’. Le pregunté quiénes eran esos ‘nosotros’, ¿la compañía? ‘Sí claro, la compañía’, me dijo. ‘Necesitamos que trabajes para nosotros (…) tú tienes aptitudes para el trabajo, tienes muy buenas referencias’” (del testimonio escrito en terapia en 1979 por Jorge Lübbert).

Cuando Jorge Lübbert tuvo frente a él un contrato en blanco, insistió en saber de qué se trataba. Insistió mucho hasta que la situación se tornó violenta. Cano le dijo que no tenía problemas en borrar a su familia del mapa:

“Bueno, dijo, si no firmas tu familia lo va a sentir. Me amenazó con mi padre, me amenazó con mi hermano, con mi hermano que estaba en el exterior, me dijo que si yo no firmaba no tenía otra salida, que si yo salía ahora por la puerta no iba a estar más seguro”.

Jorge Lübbert firmó. Después de ese episodio lo secuestraron. Una noche, al llegar a su casa en avenida Salvador con José Domingo Cañas, en Santiago, un auto se detuvo y hombres desconocidos lo subieron a su interior. Al ver al conductor del vehículo, Jorge se calmó un poco. Lo conocía: José Miguel Pavéz Ahumada, el hermano de uno de sus compañeros en el Instituto Nacional. Lo recordó como un joven de izquierda, uno que tenía un retrato de Mao en su habitación y que luego ingresó al Ejército y fue destinado a Antofagasta. Pavéz también lo reconoció y trató de pasar inadvertido. No era posible. Esa primera vez Pavéz le dijo que estuviera tranquilo, que iba a trabajar con ellos, que no se preocupara y que lo volverían a contactar.

Andrés precisa los detalles del segundo encuentro de su padre con el grupo de José Miguel Pavéz:

-Lo llevan a la casa de Pavéz en la Villa Olímpica. Ahí había una bandera nazi, y la casa estaba llena de pequeñas figuras militares. También había dos estatuas, una de Hitler y otra de Erwin Rommel, el famoso nazi mariscal de campo. La chapa de Pavéz era «Balmaceda«, quien tenía características únicas en su vestimenta. Botas de cuero hasta la rodilla, botas militares, alemanas. Y usaba una fusta, con la que se pegaba en las botas. La tenía siempre consigo. En esa casa le dicen  a mi padre que ahora tiene que hacer tareas para ellos, que ellos son el Servicio de Seguridad de la Compañía de Teléfonos.

El jefe directo de su padre en la CTC era Alfredo Ugarte Salcedo, quien le daba las indicaciones sobre qué hacer. Era su nexo con el “Servicio de Seguridad de la CTC”. Su padre le contó que Ugarte siempre lo trató de forma especial, que lo invitaba a tomar café y le contaba de sus aventuras. En una de esas conversaciones le reveló que era de Patria y Libertad. Buen trato y órdenes. Jorge Lübbert lo retrata como un intelectual, como un hombre convencido de su causa.

Andrés dice que su investigación apunta a que Gerardo Ramírez Parga, Jaime Letelier y Ugarte eran amigos. La historia los conecta. Ramírez envió a Letelier la carta de recomendación para que su padre ingresara a la CTC. Y Ugarte y Letelier pertenecían al Club Naval El Caleuche, allí durante el gobierno de Salvador Allende se daban cita los primeros conjurados del Golpe de Estado de 1973.

-La primera cosa que Ugarte le pidió hacer fue espiar a compañeros de trabajo de la CTC para ver si tenían material subversivo. Para mi padre fue raro, él dice que en un momento encontró algo, pero que no entregó el producto de su hallazgo. Para ello tenía que revisar los cajones cuando los trabajadores no estaban y cosas de ese tipo. Algo “inocente” para lo que ocurría en esos días, pero era un paso para involucrarlo, para ver si lo podía hacer –cuenta Andrés a CIPER.

Ese algo que su padre encontró era una cassette que halló en un cajón de Pedro Córdova, quien había sido dirigente sindical. Era un audio que le enviaba un exiliado con información de lo que se estaba haciendo en el exterior. Jorge Lübbert dice en su testimonio que hizo desaparecer esa cinta: “Yo dije puchas, yo les entregó la cassette y lo liquidan a este gallo”.

El testimonio del padre de Andrés continúa relatando como poco a poco el supuesto equipo de seguridad de la CTC lo fue involucrando cada vez más:

“El jefe de la división, Jaime Toro, me llamó un día a su oficina (…), él sabía que yo estaba trabajando en el servicio de seguridad, me lo dijo totalmente abierto: tú como dibujante eres la persona óptima para que pases en limpio todas estas cosas. Eran bosquejos de organigramas del servicio de seguridad de la compañía, con todos los nombres, y yo tenía que pasarlo en limpio como dibujante en un papel especial. Esta persona me puso una mesa para que trabajara en la oficina de él y ahí estuve trabajando más o menos una semana, confeccionando organigramas, pautas de trabajo y me daban mucha pega que decían era especial para mí, me alababan mucho, me decían: qué bonito quedó esto”.

A partir de ahí los encargos especiales se transformaron en un entrenamiento en otros recintos. Lejos del hangar en Carrascal donde operaba en esa época la Oficina de Control Técnico y la Subdirección de Talleres de la CTC.

ENTRENADO EN EL HORROR

Jorge Lübbert relata en su testimonio algunos pasajes de la instrucción a la que fue sometido. Un día lo llevaron a la morgue junto a otros jóvenes a quienes dice no haber conocido. En el auditorio del lugar se enfrentó a tres cadáveres:

“Salió un tipo muy alto, era boina negra con un delantal de goma y guantes de goma, nos hizo entrar a una sala grande con azulejos, donde había un olor bien desagradable, a químicos, y tres cadáveres. El tipo con un bisturí tomó los testículos de uno de ellos y los cortó. Ahí ya se me empezó a revolver el estómago, estaba totalmente pálido. El tipo se acercó a mí y me pasó la parte de un cadáver, su mandíbula, y me la puso en las manos, y ahí yo creo que perdí el conocimiento porque me desvanecí. El tipo me hizo despertar y me dijo: “Ya está bueno, esta cuestión la tenís que pasar, tenís que acostumbrarte a la muerte, tenís que conocer estas cuestiones”. Violentamente agarró el pedazo, me lo acercó y me lo refregó en la  cara”.

Esa parte de su testimonio es narrado en el documental El Color del Camaleón por un actor. Jorge Lübbert, el padre de Andrés, dice en cámara que no quiere entrar en detalles, por respeto a los muertos. Pero hay otros episodios que no fueron incluidos en la cinta, y que Andrés contó a CIPER:

-Toque de queda. Noche de domingo a las 2:00 de la mañana. Llevan a mi padre y a otros militares a San Bernardo, en las afueras de Santiago y les dicen que por sus propios medios deben llegar a las 5:00 al Cementerio General (Recoleta). No tienen identificación ni nada, deben sortear todo control policial. Era una prueba. Mi papá logra llegar al cementerio por avenida La Paz, pero debía ingresar. Y él ve que alguien está trepando para entrar: un militar que estaba con él en la instrucción está escalando el muro cuando desde una patrulla de Carabineros le disparan y cae. A mi papá le dio susto y se fue.

Esa persona a quien le dispararon y que el padre de Andrés vio caer, era Guillermo Ramírez Chovar, uno de sus vecinos. Uno de los hijos del hombre que recomendó a Jorge Lübbert para hacer su práctica en la CTC. También lo entrenaban. El disparo le perforó la clavícula y debió quedar internado en el Hospital Militar. Después, a Ramírez lo felicitaron por haber cumplido las órdenes a cabalidad. En cambio, al padre de Andrés lo castigaron encerrándolo un fin de semana entero por no haber cumplido totalmente la misión.

El entrenamiento continúa. Al padre de Andrés lo llevan de noche a una casona antigua, con un capuchón para que no sepa a dónde va. La reconstrucción de hechos que realiza Andrés en su documental El Color del Camaleón concluye que se trata de la casona de República donde actualmente funciona el Museo Salvador Allende. Allí, un hombre con acento gringo le explicó a su padre cómo intervenir comunicaciones telefónicas, cómo transformar una radio en micrófono y también técnicas de sabotaje. En esa casona la CNI tenía instalada la maquinaría para intervenir los teléfonos. Ahí el hombre que lo instruyó le dijo que tenía que aprender a usar esas máquinas.

El poder del grupo que le impartía la instrucción a Jorge Lübbert parecía no tener límites en ese año 1978. Para un joven dibujante técnico de 21 años algunos de los casilleros que le abrían ante sus ojos, lo dejaban perplejo, inseguro y temeroso. Así relató en su testimonio otra de esas sorprendentes sesiones:

 “Me llevaron a una sala del Departamento de Computación de la CTC. Pero en una oficina más chica, a la que solo podía entrar la gente del servicio de seguridad -y eso me lo explicaron ahí-, tenían una cabeza de computadora que salía del INE, que estaba ubicado en Vicuña Mackenna con Diagonal Paraguay. Este cabezal, dijeron, funcionaba con todos los datos que tenía la máquina principal del INE. Ellos manejaban así los datos y la información de todo lo que quieren saber de Chile y de su gente. Toda esa información –me decían- estaba en esos cabezales. El otro cabezal lo tenían muy cerca del INE, a media cuadra de una sede de la CNI. Y me dejaron en la oficina de Computación de la CTC. Me enseñaron cómo ubicar nombres, algo muy simple, con una pantalla de televisión con números y teclas. Me dieron también algunos códigos para poder sacar información. Y me dijeron: ‘Quédate aquí, haz lo que quieras’. Lo primero que se me vino a la cabeza fue poner mi nombre. Al rato salió mi nombre completo, estudios, mis familiares… Y estaban ahí todos; todos mis datos y un pequeño resumen de mi vida. A mí me dio susto eso. Apretaba otros botones y aparecía toda la información de mi padre, mi madre, mis hermanos…Hasta un viaje que hizo mi padre a Alemania aparecía allí y otro que hizo mi hermana a Estados Unidos”.

También hubo instrucción militar en ese “entrenamiento”. La recibió en El Alfalfal, en pleno Cajón del Maipo. Andrés Lübbert la describió así a CIPER:

-Eran muchos militares y mi padre iba como un civil invitado. Lo llevaron varias veces por dos o tres días para aprender a disparar, subir la montaña, simulacros de guerra con disparos, un clásico del entrenamiento militar. Ahí sí él tenía un trato especial. Había personas que lo invitaban a tomar café y tenía otro trato que los militares. Tenía pelo largo también, nunca corte militar.

Hay una imagen rescatada nadie sabe cómo de esos entrenamientos. Una foto donde se ve a su padre manipulando un FAL (fusil automático ligero), con una bandera del Ejército de fondo. Jorge Lübbert no recuerda de dónde salió esa foto. Su hijo dice que la sacó hace muchos años de una caja de recuerdos que atesora su padre.

La instrucción incluía muchas prácticas. En un tramo de El Color del Camaleón donde se parafrasea el testimonio del padre de Andrés, éste califica a José Pavéz Ahumada -el oficial de Ejército y hermano de su compañero en el Instituto Nacional-, como un sádico. Una de las escenas en que lo retrata está en su testimonio:

“Pavéz entró violentamente y me tomó de los brazos, que tenía que pasar la prueba también, que todos la tenían que pasar. Él decía que tenía el record de aguante, se ponía electricidad él mismo hasta desmayarse. Me decía que cuando recuperaba la conciencia era una sensación linda, preciosa y que ahora se sentía más fuerte. Le dije que yo no lo necesitaba para sentirme más fuerte, y ahí él se enojó y me puso electricidad hasta que me desmayé”.

No fue el único hecho de violencia que protagonizó Pavéz y que Jorge Lübbert guardó en su memoria. Hubo otros episodios donde lo vio aplicando electricidad y golpeando con su fusta a detenidos.

Andrés relata otros entrenamientos que debió pasar su padre. Hay uno que se le quedó grabado, cuando enterraron vivo a su padre en el cementerio para que templara su resistencia. O los simulacros de fusilamiento que ensayaban mezclando a los aprendices con detenidos en centros de tortura. En esas ocasiones dice que su papá vio a Guillermo Ramírez Chovar, el otro hijo de su vecino militar, que trataba de ayudarlo.

Jorge le ha dicho a su hijo que recurrentemente en los cursos de formación participaban otras tres personas similares a él, de las que solo conoció sus chapasHippieFanta (no el verdugo del Caso degollados) y Peineta.

REVIVIENDO LA NARANJA MECÁNICA

Después que Jorge Lübbert no resistiera la “clase” en la morgue, fue castigado. Lo llevaron a una casona en Tobalaba. La investigación de Andrés determinó que esa casona podría ser Villa Grimaldi, una de las cárceles secretas de la DINA.

La escena que describe Jorge Lübbert en su testimonio parece sacada de la película La Naranja Mecánica. De aquella escena donde Alex es obligado a ver imágenes de violencia brutales:

“Ahí me dejaron solo un rato, en la cocina. Llegó una persona con delantal blanco y cara de médico, con lentes, un poco viejo, me vio, me miró un rato, me estuvo mirando y bueno yo le preguntaba qué pasa, qué pasa… El tipo me miraba como si yo fuera un bicho raro (…) Al rato después llegó otra persona, era un pelao, un soldado raso, andaba con pantalones de soldado y una polera de estas blancas. Era más o menos fortachón, me tomó y me llevó a una pieza donde me sentó en una silla muy especial, con correas… Uno quedaba como enchufado, como metido, no se podía mover. La cosa es que ahí me amarró la cabeza y yo no la podía mover. Después de eso salió esta persona y llegó el otro, con pinta de doctor y dentro de una cosita traía unos aparatitos. Me los puso aquí en los ojos, me los metió dentro de los ojos y yo no podía cerrarlos, era una cuestión realmente desagradable (…) El tipo me dijo que me quedara tranquilo, que no me preocupara, que ahora iba a ver lo que es bueno, y que si pasaba esta prueba ya estaba salvado”.

“De repente no quedó ni una luz, oscuro total, y se empezó a sentir una música bien suave que venía de atrás, una música clásica, y cada vez iba subiendo de tono, pero muy despacio… No sé si fue mucho rato, si fue mucho o si fue un momento, pero me relajé bien. Y estos aparatos que me dolían mucho, que me hacían picar los ojos y que constantemente me salían lágrimas, y yo no podía hacer ni una cosa, una sensación totalmente terrible… Bueno, de repente, la música que ya era en un tono insoportable, no quería más escuchar y bruscamente cortan la música, se ve que hay movimientos atrás, algo sentía yo y empezaron a pasar diapositivas, fotos… La primera me acuerdo siempre… La primera foto que me pusieron era la de mi familia y yo no estaba en la foto. Estaba toda mi familia y no sé por qué yo no estaba. Me la dejaron un momento ahí y yo me puse a mirar y no entendía (….) Después, me las pasaban muy rápido, así casi que ya no veía las fotos. Empecé a ver imágenes de diferentes tipos; gente jugando, niños jugando, cosas hermosas, una pareja tomada de la mano en la playa, fotos como muy típicas, todo muy tierno (…) De repente, el tono de las diapositivas empezó a cambiar, ya no eran de colores… Eran todas café, café, café y al final terminaron todas en blanco y negro, las mismas fotos… Y cada vez más marcado, o sea, el contraste total, ya había blanco y negro… Y cuando empezaron estas fotos empezaron a meter otras de la guerra en Vietnam, en blanco y negro, también muy contrastadas, muy fuertes, muy rápido, una detrás de la otra, donde salían vietnamitas degollados, norteamericanos con cabezas de vietnamitas. Había fotos de cuerpos mutilados, de norteamericanos heridos”.

“Fueron minutos donde me pasaron cientos de diapositivas. Yo no aguantaba más el dolor de los ojos, ya no aguantaba más. Yo trataba de cerrar los ojos un poco porque la música me la habían puesto de nuevo a todo full y en ciertos momentos me bajaban el volumen, me intranquilizaba y ya me empecé a desorientar, y me puse un poco violento, no quería mirar, trataba de mirar para otro lado, no podía mirar, tenía la vista al frente, ya, la última, me empezaron a poner fotos en colores, muy lindas… en colores muy bonitos, pero unas fotos horribles donde salían cuerpos mutilados, un tipo pelao al rape, con un brazo, un pedazo de brazo, comiéndolo… De repente cortan esto y empieza una película en color, era doblada en español. Yo estaba muy tenso, no quería más, me sentía mal, mal, mal… Me acordaba mucho de mi familia por la foto que me habían mostrado”.

La película que le mostraron a Jorge era sobre la guerra en Vietnam. Las escenas de los norteamericanos eran en colores, y las de los vietnamitas en blanco y negro. Las escenas que siguieron mostraban una sesión de tortura donde los asiáticos clavan cuchillos en el cuerpo de un soldado estadounidense. El padre de Andrés cuenta en su testimonio que comenzó a sentir como propio el dolor del militar torturado. La película avanza y el soldado se fuga. Logra llegar a su país, a su casa, con su familia. Todo parece feliz. Pero golpean la puerta, entran dos tipos, degüellan a su hija, matan a su mujer y a él lo desnudan y le cortan los testículos.

ROSAURO Y LA FUGA

Han pasado varios meses y Jorge Lübbert sigue en entrenamiento. El padre de Andrés tiene un amigo. Un supuesto amigo, alguien que le conversa durante las instrucciones. Alguien que un día lo lleva al Paseo Ahumada, lo invita a una galería donde venden relojes, lo guía hasta el segundo piso y lo deja solo junto a otro hombre, quien le empieza a dictar sus resultados en los cursos del “entrenamiento”. Le dice que está bien evaluado. Es la primera persona que le habla directamente de integrar la Central Nacional de Informaciones (CNI).

El mismo “amigo” que lo llevó a la oficina del Paseo Ahumada, unos días después lo trasladó a la Escuela de Infantería en San Bernardo. Allí le sacaron una foto, le imprimieron una especie de tarjeta de identificación y le hicieron exámenes físicos:

“Me hicieron correr, me tomaron la presión, me sacaron sangre, me hicieron radiografías, me pusieron unos cablecitos aquí y me dijeron que me iban a hacer un encefalograma”.

El médico que le hace los exámenes le pregunta cómo está. Jorge Lübbert responde enojado. Le dice que no entiende, le relata cada lugar donde lo han llevado. Le cuenta lo que le han hecho. El médico le dice que no sabe de qué le está hablando. Le comunica que va a hacer averiguaciones.

Dos días después su “amigo” lo pasa a buscar y lo lleva a las instalaciones militares del Cerro Chena. Le tenían lista una pieza, con televisión, cama y equipo de radio:

“Se me dijo que ese iba a ser mi lugar de trabajo de ahora en adelante, que me tenía que integrar gradualmente y que tenía que hacer mi trabajo solamente ahí, que yo iba a tener que revisar y hacer el control de la entrada y salida de la gente de la CNI del campamento”, relata Jorge Lübbert en su testimonio.

Pero su conversación con el médico cambió los planes. Un grupo de agentes de la CNI lo subió a una camioneta, lo golpearon y lo llevaron a un hangar. Lo acusaban de haber hablado con su familia, de haber contado cosas. “Hocicón”, le decían y lo culpaban de estar “atornillando al revés”. Es en ese hangar donde Jorge Lübbert se encontró con el hombre que identificó como Rosauro Martínez, quien lo torturó y lo obligó a pasar una noche con un cadáver tibio y sangrante encima. El día del quiebre…

Su hijo Andrés cree que lo que ocurrió en ese galpón -que calcula que puede ser un hangar en Cerrillos-, terminó fortaleciendo la voluntad de su padre, quien ya había tratado de huir de Chile a través de la cordillera. Un control militar en el Cajón del Maipo lo asustó y arruinó ese primer intento de fuga.

Pero esta vez fue distinto. Apenas salió de ese recinto, decidió por primera vez hablar con sus padres. Les contó algunas cosas. No todas. Tenía 21 años. Su familia activó la red de solidaridad que operaba para salvar vidas en el Chile de la dictadura. Su padre contactó al Comité Intergubernamental para las Migraciones Europeas (CIME), organización especializada en sacar perseguidos del país. Como la familia tiene raíces en Alemania y su hermano Orlando estaba instalado en Alemania Oriental, ese fue su destino. Sacó el pasaporte el 1 de septiembre de 1978, y un día después ya volaba a Europa.

 

Inicio del testimonio de Jorge Lübbert, escrito en 1979

EL NUEVO ESCAPE DE LÜBBERT

“Yo recibí a un hermano, pero pronto me doy cuenta de que estoy recibiendo a un náufrago. Me acuerdo de que me encerraba en una pieza y él ponía la cabeza aquí, yo lo sujetaba y él lloraba, lloraba, lloraba y yo terminaba llorando con él. Me suponía que lo que le pasaba era muy grave”, cuenta Orlando Lübbert, el tío cineasta de Andrés, que recibió a Jorge en Berlín Oriental.

La llegada de Jorge Lübbert a Europa no pasó inadvertida. Apenas se instaló en la RDA fue contactado por el aparato de inteligencia del Partido Socialista – “Comité Técnico” lo llamaban- para interrogarlo. Su hijo Andrés relata que “ellos le dijeron a mi padre que lo que él les contara iba a servir para ayudar a gente en Chile. Por eso mi padre fue bastante abierto y contó muchas cosas”.

La estada de Jorge Lübbert en la RDA no duró mucho. Al poco tiempo la comunidad de exiliados conocía su historia y diversas personas le recomendaron pasar al otro lado del Muro. Eso hizo. Luego le prohibieron el ingreso a Berlín Oriental. En los archivos de la Stasi estaba catalogado como un agente de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA, el organismo represivo que precedió a la CNI).

Jorge estaba parado al medio de un limbo peligroso en plena guerra fría. Al rechazo del organismo de inteligencia del socialismo alemán, se sumaba la persecución que sufría por parte de los aparatos represivos de Chile. Su hijo Andrés cuenta que un día, mientras su padre estaba en un café en Berlín Occidental, apareció un tipo con acento chileno y lo amenazó:

-Le dijo que tenía que estar listo para “trabajar con nosotros”, y le transmitió el mensaje de que todavía era parte de “ellos”. Esto ocurrió aproximadamente siete meses después de que él se arrancara de Chile.

No fue el único aviso que le pasaron en las calles de Berlín Occidental. En El Color del Camaleón el propio Jorge narra en cámara lo que ocurrió un día, al ingresar a la pensión en la que vivía: lo estaban esperando un par de tipos, otra vez chilenos, quienes lo golpearon y lo insultaron. A esos ataques se sumó la carta de una mujer, una ex compañera de trabajo en la CTC con la que tuvo un romance. En la carta que recibe Jorge en Alemania ella se saca la máscara y por primera vez le habla utilizando el ya conocido “nosotros”. Esa parte de la historia la relata su hijo Andrés:

– Ella le dice en su carta: nosotros queremos que vuelvas, tienes que tomar tal vuelo, tal día y a tal hora. Mi padre estaba tan enojado que la quemó. Esa carta la vio mi tío Orlando. Después de eso mi padre desapareció del mapa. Todos le perdieron el rastro. Lo que ocurrió fue que entre mi tío Orlando y mi padre buscaron una solución. Contactaron al secretario de Amnistía Internacional en Alemania, Helmuth Frenz (pastor luterano que participó en la creación del Comité Pro Paz en Chile y luego fue expulsado por la Junta Militar, falleció en 2011). Él lo acogió en su casa en Bonn. Frenz hizo circular una carta con información falsa, comunicando que mi padre se iba a Suecia. Pero en realidad mi padre se fue a Bochum (Renania), donde se quedó un par de meses. Desde allí viajaba a Bélgica. Para hacerse terapia con Jorge Barudy, un psiquiatra que se especializó en trabajar con personas que arrastraban traumas producto de la violencia de la dictadura.

Una pieza clave le faltaba a Andrés Lübbert para correr el velo sobre el pasado de su padre: revisar los archivos de la Stasi para indagar si su padre figuraba allí. Es lo que hace el personaje principal de la película “La vida de los otros”, y la que inspiró a Andrés a decidir revisar esos documentos. Buscó y encontró un expediente de 180 páginas. Una verdadera joya. CIPER pudo revisar algunos de esos archivos.

Cuando Jorge Lübbert llegó a la RDA, la inteligencia de la Alemania comunista ya estaba tras la pista del grupo del que el padre de Andrés formó parte en Chile desde mayo a septiembre de 1978. De hecho, una de las mayores sorpresas fue encontrar en ese grueso expediente una foto. En ella aparece todo el equipo de trabajo de Jorge Lübbert en la CTC. Jorge nunca la había visto antes (vea foto del grupo).

Lo que sí está claro es que el testimonio de Jorge entregó piezas para armar el rompecabezas. En ese expediente Andrés encontró la constatación de partes clave de su investigación y mucho más. A pesar de la contundencia que surge de esos archivos, nunca en Chile se ha investigado ni al grupo ni a las víctimas que habría dejado a su paso. Tampoco a sus integrantes, la mayoría oficiales del Ejército que llegaron a lo más alto del escalafón militar y de la política (ver recuadro).

EL ARCHIVO DE LA STASI

En el expediente que halló Andrés Lübbert sobre la historia de su padre en el archivo de la Stasi, hay un acápite donde se detalla la formación que se les entregaba a los futuros agentes de la represión. Allí aparecen algunos contenidos de la instrucción teórica para el trabajo clandestino y de infiltración (“se impartía en lugares secretos”) y se menciona que los instructores eran civiles y militares. Había instrucción de primeros auxilios (a través de films estadounidenses de la guerra de Vietnam, entre otros); primeras medidas para quien ha recibido golpes eléctricos; e incluso entrenamiento para asumir una personalidad falsa. También se incluye lo que se debe hacer en caso de enfrentar situaciones extremas: suicidio, matar sin vacilar.

Y allí, en esos documentos, Andrés halló las direcciones de los lugares donde operó el grupo responsable de las torturas a Jorge Lübbert y que la Inteligencia de la RDA logró identificar: hangar de Carrascal 3420, donde funcionaba la Oficina de Control Técnico y la Subdivisión de talleres de la CTC; la oficina de Prevención de Riesgos de la CTC, en calle San Martín entre Agustinas y Moneda; La Cañada, que sería el ex edificio de la DC en la Alameda; la “Casa de Contactos Tres Álamos”; además de otros departamentos ubicados en la Villa Olímpica en calle Los Jazmines, otra del “Jefe 3 Álamos” en Isabel La Católica con Manquehue (esquina nororiente); y dos propiedades en el centro de Temuco. También se mencionan contactos en hosterías del sur: hostería en la ribera del Lago Caburga, donde el nombre del contacto aparece tarjado; hostería al lado del Lago de Todos los Santos (por el costado de los Saltos de Petrohué); refugio-casa en el Lago Caburga y “un sector militar con pista de aterrizaje a través de Angelmó” (revise aquí ese extracto del informe de la Stasi).

En total, el expediente de la Stasi describe a 50 personas del entorno de Jorge Lübbert en la CTC en ese año 1978. Allí aparece Gerardo Ramírez Parga, quien es identificado como mayor de reserva del Ejército y gerente de Racionalización del Banco Estado. Y también Alfredo Ugarte Salcedo, quien habría sido jefe de Control de Calidad de la CTC.

VIVIR TRAS UNA CÁMARA

En medio de su terapia, Jorge Lübbert decidió instalarse en Bélgica, país en el que formó una familia e hizo carrera como camarógrafo y corresponsal de guerra en los conflictos más violentos de las últimas décadas. Su hijo Andrés relata que su padre ha estado en la Guerra del Golfo, en la segunda intifada Palestina, en los conflictos bélicos que sacudieron a Nicaragua y El Salvador en los ‘80, en las guerras en Irak y Afganistán, y que le tocó cubrir la caída de Gadafi en Libia, entre muchos otros. También ha trabajado como camarógrafo de la Comunidad Europea y le ha tocado acompañar a diplomáticos en misiones en todo el mundo.

Lo describe como un hombre sin miedo fuera de las fronteras de Chile. Dice que ha sido capturado por los talibanes, por guerrilleros de distintos países y por el servicio de inteligencia de Estados Unidos, y que lo ha soportado bien. Pero en Chile todo cambia. En El Color del Camaleón se observan los tics que le atacan el rostro cuando con su hijo recorre distintos ex centros de tortura por los que pasó. En todas esas escenas se le hace imposible ocultar el nudo que lo invade al hablar de su pasado y de su experiencia como rehén de la CNI.

Jorge Lübbert nunca ha testificado en Chile. Nadie se lo ha pedido y él jamás ha presentado una denuncia judicial. Un texto, esta vez escrito por él para un documental experimental que realizó en Bélgica a inicios de los ’80 (“Día 32”), grafica algo de lo que experimentó al iniciar un recorrido por su pasado:

“Nombres, militares, situaciones desagradables. Mi identidad casi perdida. La sensación  y el olor de la muerte. Túneles, casas acondicionadas para la tortura. Animales con figura humana que tenían el poder de atormentar y de pisar la vida. En este laberinto estaba yo, torturados y torturadores, desaparecidos y aparecidos. Todo perfectamente camuflado por los servicios de inteligencia nacional y transnacional… En Chile la fuerza represiva había tratado de sacarme todo sentimiento de humanidad y despersonificarme. Yo debía transformarme en un títere más en medio de su máquina infernal… Ni la represión más sofisticada ni la maldad son capaces de destruir nuestros sentimientos y esperanzas. De lo difícil que es destruir lo humano que vive en nosotros. Como testimonio de ello nacen las imágenes-denuncia, prolongaciones de mi experiencia. Que se alzan contra esa otra simbología: la de la negación de la vida”.

LOS HOMBRES DE LA “SEGURIDAD” DE LA CTC

La investigación que realizó Andrés Lübbert por 13 años para desentrañar el pasado de su padre, nos revela un capítulo totalmente desconocido de los servicios secretos de la dictadura en concomitancia con civiles y militares apostados en empresas del estado, que luego fueron privatizadas. Estos son los hombres que Jorge Lübbert logró identificar:

Allí estaba Rosauro Martínez, el comando del Ejército, diputado y protagonista de una de las masacres de la dictadura que recién vino a ser contada en 2014 (ver reportaje de CIPER “Neltume: los cinco conscriptos que acusan al diputado Rosauro Martínez”). En 1981, siendo capitán de la Compañía de Comandos Nº 8 del Regimiento “Llancahue” (Valdivia), Martínez dirigió en la zona de Neltume el aniquilamiento de un destacamento de guerrilleros del MIR que había creado un foco de resistencia a la dictadura de Pinochet. Para entonces, Martínez llevaba once años en el Ejército. En 1987 abandonó sus filas y fue premiado por Pinochet al designarlo alcalde de Chillán, un sillón que mantuvo hasta 1992, dos años después de recuperada la democracia. De allí saltaría a la Cámara de Diputados, siendo electo por Chillan en representación de Renovación Nacional. Fue reelecto cinco veces (1993 – 2013).

En el juicio por el asesinato de al menos tres miristas en Neltume, y que provocaron su desafuero en mayo de 2014, nunca nadie dijo que Rosauro Martínez había pertenecido a la DINA y a la CNI y que había sido guardaespaldas de Pinochet. Y menos que había integrado un grupo secreto de los organismos represivos donde se torturaba y asesinaba. Andrés tiene sus hojas de vida en el Ejército, firmadas por el propio Manuel Contreras, el jefe de la DINA (ver aquí).

Otro de los hombres del destacamento represivo que Jorge Lübbert identificó es José Miguel Pavéz Ahumada. Su hoja de vida como oficial de Ejército registra que formó parte de la CNI al menos entre 1977 y 1978, cuando Jorge Lübbert asegura haberlo visto en reuniones y sesiones de tortura. Esa hoja de calificaciones dice en el encabezado “Central Nacional de Informaciones” y está firmada por Hernán Brantes Martínez, uno de los altos mandos de la DINA y la CNI.

El entonces teniente Pavéz recibió instrucción en la Escuela de Las Américas en octubre de 1974. En la página web de Gobierno Transparente aparece hoy como asesor en planificación estratégica del Ejército con una renta de $1.300.000. Su afición a los soldados de colección y al nazismo, como observó Lübbert en su departamento en la Villa Olímpica, sigue intacto. En Pinterest tiene un perfil donde exhibe imágenes de soldados de todo el mundo, incluyendo una galería de mujeres alemanas de la Segunda Guerra Mundial. La revista Peking Review da cuenta de un viaje que hizo a China junto a su padre en septiembre de 1971, donde estuvo con el entonces embajador Armando Uribe y pudo admirar la patria de Mao.

La investigación de Andrés Lübbert, quien contó con la colaboración del periodista Javier Rebolledo, arrojó nuevas luces sobre la relación que su padre observó entre José Miguel Pavéz y los hermanos Ramírez Chovar (Gerardo y Guillermo), todos recibieron  instrucción antisubversiva en la Escuela de Las Américas. Gerardo Ramírez y José Miguel Pavéz estuvieron allí juntos en octubre de 1974 y Guillermo Ramírez en 1975. Este último desfiló en una Parada Militar al frente de los comandos de la Escuela de Paracaidistas, como se observa en el documental. En 2005, siendo general, estuvo en la quina que tuvo al frente Ricardo Lagos para nombrar al nuevo comandante en jefe. No fue elegido y en 2008 asumió como comandante de la División de Educación y Doctrina del Ejército. En 2010, fue el encargado de poner orden en Concepción luego del terremoto del 27 de febrero. Luego de pasar a retiro a fines de 2011, se dedicó a los negocios. En 2012 aparece como asesor en el Instituto Geográfico Militar.

Hasta ahora ni a los hermanos Ramírez Chovar ni a Rosauro Martínez su paso por el exclusivo grupo de seguridad de Augusto Pinochet los había llegado a perturbar. Hasta ahora, con el documental de Andrés Lübbert El color del camaleón.


Dictan nuevo procesamiento contra exdiputado RN Rosauro Martínez por crímenes cometidos en Neltume el año 1981

Fuente :resumen.cl, 28 de Diciembre 2022

Categoría : Prensa

El ministro en visita extraordinaria para causas de Derechos Humanos de la Corte de Apelaciones de Temuco, Álvaro Mesa Latorre, dictó un nuevo auto de procesamiento en contra del ex diputado de Renovación Nacional (RN), exalcalde designado de la comuna de Chillán y exoficial de Ejército, Rosauro Martínez Labbé, en la causa que investiga los sucesos represivos ocurridos desde mediados hasta fines del año 1981 en la localidad de Neltume, comuna de Panguipulli, provincia de Valdivia.

por Darío Núñez

Los hechos criminales fueron perpetrados por unidades represivas de la CNI y fuerzas comandos del Ejército que se volcaron a desarticular y aniquilar a los integrantes del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro, impulsado por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que desarrollaba actividades de resistencia a la dictadura en las montañas de la cordillera valdiviana. En los operativos de exterminio participaron unidades del Batallón de Fuerzas Especiales, asentado en Llancahue, Valdivia, en particular de la Compañía de Comandos N°8 que comandaba el por entonces capitán del ejército Rosauro Martínez Labbé.

Además, fueron movilizadas en las operaciones de aniquilamiento unidades de la CNI encabezadas por la agrupación Rojo, proveniente de Santiago y que se especializaba en la persecución a los militantes del MIR, junto con la Unidad Antiterrorista, también proveniente de la capital. A ellos se sumaban efectivos de la CNI de las unidades regionales del sur y carabineros de diversas unidades ubicadas en las localidades cordilleranas.

En esta última resolución el ministro procesó a Martínez Labbé en calidad de autor del delito de homicidio calificado, en carácter de lesa humanidad, de los militantes miristas Raúl Rodrigo Obregón Torres, ejecutado el día 13 de septiembre de ese año 1981, Pedro Juan Yáñez Palacios, ejecutado el día 16 de septiembre, ambos en el sector Pasas, y de Julio César Riffo Figueroa y René Eduardo Bravo Aguilera asesinados en el sector Cachín Alto el día 21 de septiembre de ese año. En el caso de estas dos últimas víctimas, es dable señalar que habían sido tomados detenidos por carabineros a fines de agosto, entregados a la CNI cuyas unidades criminales les sometieron a bestiales torturas en cuarteles secretos en la ciudad de Valdivia, luego llevados a Santiago para continuar con los flagelos en el cuartel Borgoño de la CNI y de nuevo de regreso en el sur fueron torturados en instalaciones de las Termas de Liquiñe, convertidas en centro clandestino de prisión y tortura para las objetivos de esta operación de exterminio en la zona cordillerana.

El ahora exdiputado derechista ya fue procesado anteriormente en esta misma causa como autor de los homicidios calificados de los miristas Patricio Alejandro Calfuquir Henríquez, Próspero del Carmen Guzmán Soto y José Eugenio Monsalve Sandoval, ejecutados el 20 de septiembre en el sector Remeco Alto. Este procesamiento previo fue dictado en septiembre de 2014 luego de haberse requerido por los querellantes y decretado por los tribunales de justicia el desafuero del por entonces diputado en ejercicio de la colectividad política de la derecha.
Por los referidos anteriores procesamientos el encausado Rosauro Martínez Labbé goza del beneficio de la libertad provisional bajo fianza. El ministro pone término a éste beneficio y dictamina el arresto domiciliario total para el encartado exoficial.

En la reciente resolución, el ministro Mesa Latorre dictó auto de procesamiento contra otros tres sujetos involucrados en los señalados hechos criminales. Procesó al ex jefe operativo de la Unidad Antiterrorista (UAT) de la CNI y exoficial de ejército Conrado Vicente García Giaier como autor del homicidio calificado, en carácter de lesa humanidad, del militante mirista Juan Ángel Ojeda Aguayo, cometido el 27 de noviembre del año 1981 en el sector Quebrada Honda en las proximidades de Puerto Fuy.

Sobre éste individuo también pesan anteriores procesamientos en esta causa. Está procesado por los homicidios calificados de Pedro Juan Yáñez Palacios, Patricio Alejandro Calfuquir Henríquez, Próspero Guzmán Soto, José Eugenio Monsalve Sandoval, Julio César Riffo Figueroa y René Eduardo Bravo Aguilera. Al igual que en el caso de Rosauro Martínez, el ministro puso término a la libertad provisional que beneficiaba al inculpado García Giaier y, en su lugar, dictaminó el arresto domiciliario total.

Además, dictó auto de procesamiento en contra del ex suboficial de ejército y ex miembro del grupo de comandos N° 8 del Llancahue, Julio Mariano Araki Tepano, como autor de homicidio calificado de las víctimas asesinadas en Remeco Alto: Patricio Calfuquir Henríquez, Próspero Guzmán Soto y José Monsalve Sandoval.

Por último, el ministro procesó al ex suboficial de carabineros Paulino Flores Rivas como autor de homicidio calificado del mirista Miguel Cabrera Fernández, perpetrado el 15 de octubre de 1981 en la localidad de Choshuenco en la misma región cordillerana.

Atendidas ciertas condiciones especiales, el ministro también decretó -por ahora- la cautelar de arresto domiciliario total para estos últimos procesados