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Patricio Carvajal Prado

Vicealmirante de la Armada

Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas

 

 

Patricio Carvajal Prado fue uno de los principales instigadores del golpe militar.

Nació en Santiago el 16 Julio 1916. Cursó sus estudios en el Liceo Alemán de Santiago. Ingresó a la Escuela Naval Arturo Prat en 1931, donde conoce a José Toribio Merino.

Graduado de guardiamarina en 1935. En el año 1941, fue ascendido a teniente; en 1950 fue promovido a capitán de Corbeta, y en 1955, a capitán de Fragata. Carvajal era especialista en Artillería. En 1958, fue enviado a Estados Unidos para realizar estudios de Táctica Antisubmarina. Al regresar a Chile fue nombrado comandante del Buque Escuela "Esmeralda", y en 1960, realizó el viaje de Instrucción de Guardiamarinas y Grumetes. En 1966, fue nombrado agregado naval en Londres. Desde 1967, jefe de Estado Mayor de la Armada.

En 1973, era jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

En 1968, Patricio Carvajal conoció a los coroneles Augusto Pinochet del Ejército y a Gustavo Leigh de la Fuerza Aérea en un curso del Alto Mando. Había sido condiscípulo del vicealmirante José Toribio Merino. La Armada había sido la principal promotora del golpe de Estado y Carvajal fue "el hombre clave". Así lo señala igualmente Orlando Letelier en su testimonio: "Carvajal, como jefe de Estado Mayor Conjunto, era el hombre de enlace de todo el grupo de los oficiales reaccionarios". Se sabía que el vicealmirante Carvajal como jefe del Estado Mayor Conjunto- era el hombre que coordinaba las acciones de los golpistas dentro de las tres ramas de las Fuerzas Armadas. Como ocurrió efectivamente en el momento del golpe de Estado. El gobierno y el almirante Montero estaban en conocimiento de esta situación, pero Montero opinó que era preferible esperar hasta la próxima Junta de Calificación -que se haría de todos los almirantes hacia fin de año- para la salida, fundamentalmente, de dos personas, Merino y Carvajal, a los cuales ya se les había cumplido el plazo de cuarenta años de servicio para su renuncia.

Poco antes de las siete de la mañana del 11 de septiembre, el Presidente Allende llamó a Orlando Letelier, desde su casa de Tomás Moro. Orlando Letelier trató de hacer contacto con Montero, con Pinochet, y con Leigh. Y en un momento determinado llamó a su oficina, y le surgió la voz de su ayudante, el comandante González, y detrás la de Carvajal. "Carvajal tenía ahí la opción de colgar el teléfono -cosa que me habría hecho sospechar de que había una situación extraordinariamente anormal- o de tratar de hablar conmigo. Optó por la segunda. Cuando le dije que tenía información de que había tropas en Santiago, me contestó: "Mire, Ministro yo creo que es una información equivocada". Le dije: "No, almirante, no tengo ninguna información equivocada". Entonces me dijo:"Mire, voy a tratar de averiguar." El tipo empezó a tartamudear. Trató de darme mil explicaciones elusivas. Finalmente le dije: "Mire, almirante, yo voy a ir al Ministerio". No me dio ninguna información precisa sino que trató de decirme que había un error, que no había tropas en Santiago. "Mire, Ministro, no sé qué le podría decir, voy a tratar de averiguar".

Momentos antes de las seis de la mañana, el vicealmirante Carvajal llega a su despacho en el Ministerio de Defensa, lugar que se transformaría ese día en su "puesto de combate". Tras él llegaron los generales Díaz Estrada de la Fuerza Aérea, y Sergio Ñuño del Ejército. Cuando, media hora después, el Presidente Salvador Allende, trata de comunicarse con los jefes castrenses, inubicables con excepción del general Hermán Brady que da respuestas vagas y se queja al vicealmirante Patricio Carvajal, de que Salvador Allende "lo molesta", Carvajal hace cortar el directo presidencial de la residencia de Tomás Moro. Una vez en La Moneda, a eso de las nueve y media, Salvador Allende habla por primera vez con Patricio Carvajal, quien lo intima a rendirse, garantizándole la integridad física y un avión para trasladarse, con su familia, al punto del extranjero que quisiese.

Cuando el general Javier Palacios descubre el cuerpo sin vida del Presidente Allende, transmite la información al general Ñuño quien se la comunica a Carvajal. Carvajal transmite a Pinochet, en inglés: "They (los militares de la Escuela de Infantería) said that Allende comitted suicide and is dead now".

Patricio Carvajal Prado mantiene un rol protagonice durante el golpe. Desde el Ministerio de Defensa, establece comunicación directa con Pinochet en Peñalolén y con Leigh en la Academia de Guerra. Informa la hora del bombardeo, la muerte de Allende. A pesar del protagonismo que le corresponde en el golpe, ese mismo día se hizo evidente su sometimiento a la imposición de Pinochet.

En octubre de 1973, asume como el primer ministro de Defensa de la Junta Militar.

En junio de 1974, reemplaza al vicealmirante Ismael Huerta en la cartera del Ministerio de Relaciones Exteriores.

En abril de 1977 Patricio Carvajal Prado fue condecorado por la dictadura de Franco con La Gran Cruz de la Orden de Isabel la Catolica.

Fue el canciller de la Junta hasta abril de 1978. Como tal, asiste a la Asamblea de la OEA en Grenada, junto con Sergio Diez, María Eugenia Oyarzún y Miguel Schweitzer. En esa ocasión, tuvo que responder a las denuncias de violaciones a los derechos humanos en Chile, que le transmitió el Secretario de Estado de Estados Unidos, Cyrus Vance.

Después de dejar la cartera en el Ministerio de Relaciones Exteriores, fue nombrado embajador en Ginebra, cargo que asumió hasta principios de 1983.

Al regresar a Chile, en febrero de 1983 fue designado nuevamente Ministro de Defensa, ocupando esa cartera hasta 1990.

 

Patricio Carvajal Prado se suicidó el 14 de Julio de 1994 a la edad de 78 años

 

Fuentes: Libro: Paginas en Blanco: 11 de Septiembre; diario español ABC ; Archivos Memoriaviva

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El Tiempo.com, 16 de julio de 1994

CHILE MURIO GOLPISTA:

El vicealmirante retirado Patricio Carvajal Prado, que tuvo una destacada participación en el golpe militar del 11 de septiembre de 1973 y que ocupó importantes cargos en la dictadura impuesta posteriormente, murió esta tarde en su domicilio. No se informó de las causas de la muerte. Radio Cooperativa, que citó versiones extraoficiales, dijo que Carvajal se suicidó disparándose un tiro. Agregó que padecía un cáncer a la próstata.

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Extracto del libro: Páginas en blanco. El 11 de septiembre en La Moneda

Capitulo :11 de Septiembre de 1973: Golpe Militar en Chile

A diferencia del Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación que entrega en su Segunda Parte "Por orden alfabético para facilitar su ubicación, cada una de las personas que murieron o desaparecieron víctimas de violación a sus derechos humanos o que fallecieron como consecuencia de la violencia política existente...", en este libro, entregaremos no por orden alfabético el nombre y los antecedentes de las personas que actuaron en la conducción y acciones represivas durante el golpe y en los meses que siguieron, sino de acuerdo al momento en que ellos son mencionados en el texto por primera vez, indicando las circunstancias en que ellos actuaron.

La imperiosa necesidad de esta Segunda Parte nace de la constatación de las profundas y graves alteraciones producidas en las personas, las familias y la sociedad, que persisten en la actualidad a causa de una impunidad, hasta hace meses, infranqueable.

Nos obliga, además, a este esfuerzo, nuestro marco teórico, ideológico y valorice, señalado en los instrumentos internacionales de Derechos Humanos. En este caso, nos guiamos principalmente por lo que el Relator de las Naciones Unidas "Sobre la impunidad de los autores de violaciones de los derechos humanos (civiles y políticos)", Louis Joignet, señala como principios básicos a cumplirse para obtener Verdad, Justicia y una posible Reparación.

En efecto, el Informe presentado en el "49° período de sesiones de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas", en agosto de 1997, enumera un conjunto de 42 principios. En la parte referida al "Derecho a Saber", se lee:

"Nº 17. No se trata sólo del derecho individual que toda víctima o sus familiares tienen de saber lo que ocurrió, que es el derecho a la verdad. El derecho a saber es también un derecho colectivo que hunde sus raíces en la historia, para evitar que puedan reproducirse en el futuro las violaciones. Como contrapartida, al Estado le incumbe el 'deber de recordar', a fin de protegerse contra esas tergiversaciones de la historia que llevan por nombre Revisionismo y Negacionismo: en efecto, el conocimiento por un pueblo de la historia de su opresión forman parte, de su patrimonio y debe por ello conservarse".

Y en el conjunto de principios referidos al "Derecho a la Justicia', en el 26, señala:

"Implica que toda víctima tenga la posibilidad de hacer valer sus derechos beneficiándose de un recurso equitativo y efectivo, sobre todo para lograr que su opresor sea juzgado y obtener reparación. Conforme se indica, en el Preámbulo del conjunto de principios, no existe reconciliación justa y duradera, sino se satisface efectivamente la necesidad de justicia; el perdón, acto privado, supone como condición de toda reconciliación que la víctima conozca al autor de las violaciones y que éste haya tenido la posibilidad de manifestar su arrepentimiento. En efecto, para que pueda ser concebido el perdón es menester que haya sido previamente solicitado".

Es en virtud a estas premisas que se ha elaborado esta Segunda Parte del libro.

Por los actuales conocimientos que tenemos, nos parece de suma importancia destacar que la mayor parte de los miembros de las Fuerzas Armadas nombrados, recibieron cursos de formación y adiestramiento en Bases y Escuelas de Estados Unidos. Es bien sabido y está avalado en la actualidad, que esos cursos eran en su parte teórica, sobre Doctrina de Seguridad Nacional y, en su parte práctica, se preparaba a los alumnos en política y adiestramiento de contrainsurgencia contra el enemigo interno.

Queremos señalar que no pudimos reunir antecedentes suficientes de todas las personas mencionadas en este trabajo. Por ello, a los de menor participación sólo los nombramos, o hacemos una breve mención sobre ellos. En cambio, hemos destacado a aquellos que tuvieron una mayor responsabilidad en el destino de las personas que participaron en los hechos ocurridos el 11 de septiembre y en los meses que siguieron.

Algunos Antecedentes

1. AUGUSTO PINOCHET UGARTE

Ex comandante en jefe del Ejército desde 1973 hasta 1998. Jefe de la Junta Militar que se instauró a partir del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Senador vitalicio desaforado.

Augusto José Ramón Pinochet Ugarte nació en Valparaíso el 25 de noviembre de 1915. Hijo de Augusto Pinochet Vera y de Avelina Ugarte Martínez. El 11 de septiembre de 1973, tenía 57 años. Es casado con Lucía Hiriart Rodríguez y tiene 5 hijos.

Descrito como de "carácter fuerte, dominante, con instinto de mando" (1). "Aceptado en círculos gubernamentales y respetado entre sus oficiales... Duro, autoritario y con una capacidad de ironía sorprendente... Pinochet es ante todo un sobreviviente. Logró esquivar las dudas de Allende... Superó los resquemores que otros jefes militares albergaban sobre su persona... Sobrevivió la etapa colegiada de la Junta; sobrevivió la caída de los generales Leigh y Mendoza... Eso es: Pinochet ha sido el ubicuo, el embozado. El hombre que no exhibía ninguna carta, que no asomaba la cabeza, hasta que advertía que la situación le era propicia: entonces lanzaba con brutalidad, el zarpazo". (2) "Pinochet ha sobrevivido a todas las transformaciones. Cuando hubo que traicionar a Allende y a Prats, lo hizo". (3)

Inició su carrera en 1933, en la Escuela Militar, de la que egresó en 1938 con el grado de subteniente. Posteriormente realizó los cursos de teniente en la Escuela de Infantería; regular en la Academia de Guerra, postgraduado en el mismo plantel, y Alto Mando, en la Academia de Defensa Nacional. Sus destinaciones siguientes fueron: Regimiento de Infantería Nº 6 "Chacabuco", de Concepción; Regimiento de Infantería Nº 2 "Maipo", en Valparaíso; Escuela de Infantería; Escuela Militar; Regimiento de Infantería Nº 5 "Carampangue", en Iquique; Regimiento de Infantería Nº 9 "Chillan"; Regimiento "Rancagua" de Arica; profesor de la Academia de Guerra, en Santiago y ayudante en la Subsecretaría de Guerra.

Cuando en 1945 fue destinado al Regimiento "Carampangue", en Iquique, estuvo a cargo del campo de concentración de Pisagua, en donde fueron deportados los comunistas perseguidos por el gobierno de Gabriel González Videla.

Realizó el Curso de Comando y Estado Mayor en Fort Benning, Estados Unidos (4). Las especialidades de Pinochet son las de oficial del Estado Mayor y profesor en Geografía Militar y Logística.

En 1956 es trasladado a la Misión Militar de Chile en Quito, desempeñando actividades de apoyo en la Academia de Guerra de Ecuador.

Su regreso a Chile, en 1959, es al Cuartel General de la I División del Ejército, en Antofagasta. En 1961 es designado comandante del Regimiento "Esmeralda"; en 1963, subdirector de la Academia de Guerra; en 1968, jefe del Estado Mayor de la II División y ascendido a general de Brigada; comandante en jefe de la VI División, en Iquique; en 1971, general de división y comandante general de la guarnición de Santiago; y posteriormente, jefe del Estado Mayor General del Ejército.

El 23 de agosto de 1973, fue nombrado comandante en jefe del Ejército, por el Presidente Allende, luego de la renuncia del general Carlos Prats González.

Pinochet había sido promovido a comandante en jefe del Ejército sólo cinco días antes del nombramiento de Orlando Letelier como Ministro de Defensa. Cuando llegó al Ministerio, ya se sentía olor a golpe. Incluso, el general Carlos Prats, quien había renunciado dando paso a Pinochet, le había indicado una fecha para la sublevación militar: el 14 de septiembre. Pero la lealtad de Pinochet no se cuestionaba, recordó Letelier. "[Carlos Prats] me insistió en que él pensaba que Pinochet tenía una actitud de lealtad hacia el Presidente. Y que, en todo caso, Pinochet no estaría en la cuota de los traidores." El 22 de agosto de 1973, un día antes de su nombramiento como comandante en jefe, rememora Letelier, durante una cena con el Presidente Allende, a la que asistieron Pinochet y una docena de generales del Ejército, "Pinochet trató de demostrar su máximo de lealtad frente a Allende, y su máximo de actitud de respaldo a Prats... Allí Pinochet trató de hacer alarde no sólo de su lealtad hacia el Presidente, sino de su amistad personal con Prats. Y de sus esfuerzos por tratar de afianzar la posición constitucionalista dentro del Gobierno". (5)

Inmediatamente después del golpe militar del 11 de septiembre se desató una ola de sangrientas represalias contra los funcionarios del gobierno constitucional, contra los militantes reales o presuntos de los partidos que lo apoyaban y en general contra los ciudadanos chilenos, hombres, mujeres e incluso niños de quienes se suponía que simpatizaban con el Presidente Allende. Decenas de miles de personas fueron privadas de libertad y sometidas a tratos de extrema brutalidad, no menos de cuatro mil fueron víctimas de ejecuciones sumarias.

Muy pronto, la autoridad personal de Pinochet se impuso sobre la de los demás integrantes de la Junta Militar y fue él quien dio el tono y estableció el sistema de terror que se extendió a todo el país, con la colaboración de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) comandada por el coronel, más tarde general, Manuel Contreras. Elemento fundamental de este sistema fue la sistemática e institucionalizada aplicación de torturas, de extremada crueldad, en centros especiales instalados a lo largo de todo el país, dotados de elementos técnicos ad hoc y de personal, en su mayor parte procedente de las fuerzas armadas, especialmente adiestrado en esta actividad criminal. Se estima que en los 17 años que duró la dictadura militar, varias decenas de miles de personas fueron torturadas.

La autoridad indiscutida e incontrarrestable de Pinochet fue consagrada formalmente por dos decretos de la Junta Militar, el primero, de junio de 1974, que lo designó Jefe Supremo de la Nación y el segundo, del 17 de diciembre del mismo año, que le dio el título de Presidente de la República. Así, retuvo en sus manos el poder ejecutivo, con facultades absolutas, y los demás miembros de la Junta asumieron el papel de poder legislativo.

El carácter criminal del régimen y la sucesión de gravísimas violaciones de los derechos humanos que lo caracterizaron y que eran denunciadas a diario en forma documentada por medios informativos de todo el mundo, causaron indignación en la opinión pública internacional y motivaron, año tras año, dieciséis sucesivas resoluciones de condena por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas.

Así, Pinochet adquirió y mantiene hasta hoy la condición de símbolo del terrorismo de estado y de la dictadura sanguinaria.

El 5 de octubre de 1989, pierde las elecciones previstas por la Constitución de 1980, elaborada a su medida. El 11 de marzo de 1990, se ve obligado a entregar la banda presidencial a Patricio Aylwin. Pero, de acuerdo a lo establecido por la misma Constitución, continúa como comandante en jefe del Ejército hasta el 10 de marzo de 1998. Ese día, tras una breve ceremonia en la Escuela Militar de traspaso de la Comandancia en Jefe a su sucesor, general Ricardo Izurieta, Pinochet se dirigió a Valparaíso, en donde juró como Senador Vitalicio, cargo también garantizado por la Constitución. Al dejar la Comandancia en Jefe fue nombrado, por el Ejército, como "Comandante en Jefe Benemérito" de la Institución, título inédito hasta ahora.

En octubre de 1998, fue detenido en Londres, por una orden emanada de los tribunales españoles, solicitando su extradición a España. El día 18 de ese mes, se dio orden internacional de detención dictada por el Juzgado Central de Instrucción Nº 5 de la Audiencia Nacional de España por los delitos de genocidio, terrorismo y torturas. En marzo del 2000, el gobierno inglés autorizó su regreso a Chile.

Desaforado por la Corte Suprema, el 8 de agosto del año 2000 por una amplia mayoría, por la responsabilidad que le cabe por muertes, asesinatos, secuestros, torturas y desapariciones de 79 personas en el norte de Chile, en la "Caravana de la Muerte". Los autores fueron militares, con amplias atribuciones, bajo las órdenes directas de Pinochet.

Actualmente, enfrenta a la justicia francesa por la desaparición y muerte de seis ciudadanos franco-chilenos, detenidos entre los años 1973 y 1974. Bélgica lo acusa de ser responsable de torturas de ciudadanos chilenos exiliados en ese país. Suiza lo acusa de ser responsable del desaparecimiento de un ciudadano chileno-suizo. Italia por el desaparecimiento de cuatro ciudadanos italochilenos. La justicia norteamericana lo requiere para proseguir con el juicio por el asesinato del ex canciller del gobierno de Allende, Orlando Letelier, cometido en Washington en 1976. La justicia argentina lo sindica como responsable del crimen del ex comandante en jefe del Ejército, Carlos Prats y su esposa, ocurrido en septiembre de 1974. Las querellas presentadas en Chile en su contra suman más de 250.

2. GUSTAVO LEIGH GUZMAN

Comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile, integró la Junta Militar del golpe de Estado.

Nació en 1920. Falleció de un paro cardíaco el 29 de septiembre del 2000. Casado dos veces, tuvo seis hijos.

En 1940, Gustavo Leigh ingresó a la Escuela Militar y luego se trasladó a la Escuela de Aviación, de la cual egresó como subteniente. En 1944 obtuvo el grado de teniente y en 1948 el de capitán. Entre los años 1942 y 1945 se desempeñó en el Grupo de Aviación Nº 4, de la base aérea de El Bosque, como piloto de bombardeo, y luego instructor de vuelo en la Escuela de Aviación.

En 1943 hizo los cursos de Defensa Antiaérea en la Zona del Canal de Panamá. En 1952 y 1953, viaja a Estados Unidos a la Escuela de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Wyoming, donde siguió un curso de abastecimiento y otro de piloto de helicóptero en Bell Aircraft.

De vuelta a Chile, fue nombrado comandante de escuadrilla, y hasta 1955, fue segundo comandante del Grupo de Caza Nº 11, de Quintero. En 1958 pasó a ser comandante de grupo.

En 1960 viajó nuevamente a Estados Unidos, como jefe de la Misión en Washington. En 1966, con el rango de coronel, fue secretario general de la Fuerza Aérea, y luego director de la Escuela de Aviación, cargo que ocupó hasta 1971. Ya como general, fue designado jefe del Estado Mayor de la institución y comandante de la Guarnición Aérea de "El Bosque".

El 18 de agosto de 1973, el general Gustavo Leigh fue nombrado comandante en jefe de la Fuerza Aérea por el Presidente Allende, luego de la renuncia del general César Ruiz Danyau.

El 11 de septiembre de 1973, ordenó que se bombardeara con aviones Hawker Hunter La Moneda, la residencia presidencial de la calle Tomás Moro y seis radioemisoras de Santiago.

El general Leigh se instaló en el Puesto de comunicación Nº 2, en la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea, en la comuna de Las Condes.

Sindicado como el "más duro de la Junta Militar", conocida fue su frase: "Hay que erradicar el cáncer marxista", haciendo llamados a la ciudadanía para que delataran a personas de izquierda.

La Fuerza Aérea, bajo la comandancia del general Leigh, actuó brutalmente en la depuración de sus filas. En febrero de 1974, se dio inicio al Consejo de Guerra 1 de la Fuerza Aérea (6), encabezado por el general José Berdichevsky, en el que se condenaron a pena de muerte -luego remitidas- a ocho oficiales de la institución por el "delito de sedición". Uno de ellos fue el general de Brigada Aérea, Alberto Bachelet Martínez, director de la Junta de Abastecimiento y Precios del gobierno de Allende; detenido y torturado por oficiales de su propia institución, falleció mientras se encontraba recluido en la Cárcel Pública de Santiago (7). Otro oficial, fue el coronel Carlos Ominami, comandante del Regimiento de Artillería Antiaérea de Colina. En este Consejo de Guerra, fueron incluidos varios civiles, entre los cuales se encontraban el ex senador socialista Erich Schnake y el destituido presidente del Banco del Estado, Carlos Lazo.

Durante los cinco años de permanencia en la Junta de Gobierno, el general Leigh, mantuvo estrecho contacto con el cuerpo de generales de su institución. Permanentemente se reunía con los oficiales de Inteligencia de la Fuerza Aérea, los cuales le informaban de las operaciones en la represión a los opositores.

Desde el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA), Leigh mantuvo desde siempre roces con la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), creada oficialmente en junio de 1974 y cuyo director era el coronel Manuel Contreras. La rivalidad con Pinochet y la DINA, lo llevó a declarar en 1988, una vez retirado: "La DINA, según su decreto orgánico, dependía de la Junta de Gobierno, pero en la práctica dependía exclusivamente de Pinochet. Nadie de la Junta podía meterse en la DINA. El director se veía todas las mañanas con Pinochet, para darle cuenta y recibir sus instrucciones. Nosotros no teníamos nada que ver. No tengo dudas sobre la relación de Pinochet con la DINA; sí las tengo sobre el real conocimiento que él tenía de las acciones de ésta". (8)

"A menudo la DINA nos imputaba operativos y detenciones que no habíamos efectuado lo que movió a retirar el personal de mi institución que estaba agregado a la DINA, a principios de 1976. La DINA quería que le proporcionáramos hasta 300 hombres". (9)

La rivalidad entre los dos organismos de Inteligencia, hizo que muchas veces, especialmente durante la primera fase de la represión centrada en el MIR, ambos organismos se disputaran a los detenidos, llegando a producirse allanamientos simultáneos. A comienzos de 1975, la Fuerza Aérea crea la Dirección de Inteligencia, DIFA, en reemplazo de la antigua SIFA. El cambio no era sólo de nombre. Correspondía a nuevos objetivos planteados por la Fuerza Aérea: el Partido Comunista y el Partido Socialista. Si bien, la DIFA dependía del Estado Mayor de la Fuerza Aérea (10), con frecuencia informaba directamente a la comandancia en jefe. Para fortalecer a este organismo, la Fuerza Aérea contrató a civiles, muchos de los cuales habían participado anteriormente en partidos de ultraderecha o grupos nacionalistas. Además incorporaron a funcionarios de Investigaciones, que habían colaborado con el SIFA. Producto de todo esto, a fines de 1975, por iniciativa de la Fuerza Aérea se creó un organismo secreto, paralelo a la DINA, formado con personal de la FACH, Carabineros y la Armada, así como civiles: el denominado "Comando Conjunto". Varios de sus miembros han desfilado estos últimos años ante los tribunales de justicia. El Comando Conjunto tuvo sus propios centros de interrogatorio, tortura y detención. Su centro de operaciones estaba en la Base Aérea de Colina, conocido por "Remo Cero" y se instaló en una casa proporcionada por Carabineros.

En 1986, el juez Carlos Cerda encargó reos a 40 personas, incluyendo a 32 integrantes de las Fuerzas Armadas por su supuesta implicancia en la detención y desaparición de 12 dirigentes comunistas. En la nómina estaban los nombres más importantes del llamado "Comando Conjunto", entre ellos el general Gustavo Leigh. Poco tiempo después, la Corte Suprema le ordenó sobreseer definitivamente la causa en virtud de la Ley de Amnistía. (11)

Desde el mismo día 11 de septiembre, Leigh tuvo discrepancias con Pinochet. Primero, acerca de la constitución del mando golpista, y luego respecto de los plazos para la devolución del poder a los civiles. Igualmente, sostuvo posiciones divergentes con las drásticas medidas económicas impuestas por Pinochet y el equipo asesor de los "Chicago Boys". Más tarde, declararía que Pinochet había convertido al "Ejército en la empresa autónoma más importante y poderosa del país". Declaró, además, "haber descubierto a Pinochet en la Junta Militar" y afirmó que "este llegó ya el día 11 con planes de mantenerse en el poder por largo tiempo".

Insistió desde el comienzo en la necesidad de fijar fecha para restaurar el régimen democrático. Se oponía a que Pinochet tuviera todo el poder en sus manos. En ese contexto, el 25 de septiembre de 1973, formó la Comisión Constitucional integrada por los abogados Enrique Ortúzar, Sergio Diez, Jaime Guzmán y Jorge Ovalle, la que se encargaría de proponer reformas a la Constitución de 1925. Pero no pudo imponer sus criterios. Pinochet logró el control de la Comisión.

No estuvo de acuerdo con la Constitución de 1980 y lo manifestó públicamente. El 24 de julio de 1978, producto de la crisis de poder, debió presentar la renuncia. Junto a él, presentaron la renuncia los ocho generales de la Fuerza Aérea que le seguían en el mando, entre ellos Nicanor Díaz Estrada. Leigh fue reemplazado por el general Fernando Matthei.

Una vez fuera del servicio activo de la Fuerza Aérea, se dedicó al negocio de corretaje de propiedades. Su socio era el ex director de la Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea (DIFA), el general Enrique Ruiz Bunger. El 20 de marzo de 1990, un atentado en su contra con armas de fuego los dejo-gravemente heridos y Leigh perdió uno de sus ojos.

Uno de los colaboradores del régimen militar que acompañó su féretro fue Alvaro Corbalán Castilla, ex jefe operativo de la Central Nacional de Informaciones, CNI. (12)

En el plano judicial, Leigh declaró como testigo en el proceso por el crimen de Tucapel Jiménez, por haber asistido a una reunión con él días antes del asesinato del dirigente sindical. También fue requerido por el Ministro de Fuero Juan Guzmán Tapia por haber declarado a la prensa que la DINA dependía de Augusto Pinochet (13).

3. SERGIO HUIDOBRO JUSTINIANO

El 11 era jefe de la Infantería de Marina. Clave en la fase final de la conspiración golpista. Nació en 1921. Casado, dos hijos.

Huidobro había egresado en 1942 como guardiamarina. En 1955, realizó un Curso de Infantería de Marina, en el "US Marine Corps", en Quantico, Virginia, en Estados Unidos. En 1956, fue comisionado en Washington. Realizó el curso de Comando y Estado Mayor en Fort Bening, Estados Unidos. Efectuó visitas al Southern Command, Zona del Canal de Panamá, entre los años 1965 y 1968. Posteriormente, asistió al curso de Instructor Naval en Norfolk, Virginia (14). En 1970 fue ascendido a contralmirante.

El 9 de septiembre de 1973, junto con el jefe de Inteligencia de la Armada, el capitán de Navío, Ariel González, entregó la carta firmada por José Toribio Merino, fijando la fecha del golpe de Estado. La carta señalaba lo siguiente:

"9 de septiembre de 1973. Gustavo y Augusto. Bajo mi palabra de honor, el día H será el 11 y la hora, las 06.00. Si ustedes no pueden cumplir esta fase, con el total de las fuerzas que mandan Santiago, explíquenlo al reverso. El almirante Huidobro está autorizado para tratar y discutir cualquier tema con ustedes. Les saluda con esperanza y comprensión, Merino". Al reverso de la hoja, se agregaba: a Gustavo: es la última oportunidad. J.T.". Y más abajo: "Augusto:

si no pones toda la fuerza en Santiago desde el primer momento, no viviremos para el futuro. Pepe". Leigh firmó, luego Pinochet estampó su firma y cuño de la Comandancia en Jefe de Ejército.

Era un hombre de confianza del vicealmirante José Toribio Merino. Huidobro tenía una posición abiertamente antiallendista.

En La Interferencia Secreta, la autora (15) se refiere a Huidobro de la siguiente forma: "...Y fue esa noche del sábado 8 de agosto cuando ocurrió un episodio clave, de aquellos que marcan el curso de la historia a partir de dos seres humanos que pactan decir una mentira. Huidobro decidió, entonces, un movimiento audaz. Hizo venir desde la capital, con carácter urgente, al capitán de Navío Ariel González, jefe de Inteligencia del Estado Mayor de la Defensa. Ya muy tarde en la noche urdieron la mentira para la reunión dominical de los almirantes. Sí, les dirían que ambos habían ido esa noche a una reunión en Santiago, en la cual el Ejército y la Fuerza Aérea habían acordado que el golpe sería el martes 11, a las seis de la mañana. Así de simple. Como dos niños que inventan una historia para conseguir algo de sus padres. Sólo que en este caso, no había puerilidad. Eran dos adultos que mentían para gatillar una acción armada de graves consecuencias. Y llegó la reunión. Los almirantes escucharon el informe de Huidobro. Uno de ellos, preguntó a Merino si había participado de las conversaciones. Merino miró a Huidobro y éste, sin siquiera ruborizarse, pidió autorización para hacer ingresar a la sala al capitán de Navío, Ariel González. Nadie osó dudar de la palabra del jefe de Inteligencia. Vino entonces la pregunta. ¿Quién iría a Santiago a ultimar el acuerdo por la parte de la Armada? Se le dieron plenos poderes al almirante Huidobro". El vicealmirante Carvajal ya se había desplazado a Santiago para reunirse con los otros jefes de las Fuerzas Armadas que participaban en el complot golpista.

Fue comandante general del Cuerpo de Infantería de Marina hasta 1976. Ese año pasó a retiro.

En 1977, fue designado embajador de Chile en Pekín.

4. ARIEL GONZALEZ CORNEJO

Al 11 de septiembre de 1973 era capitán de Navío y jefe del Servicio de Inteligencia Naval en el Estado Mayor de Defensa Nacional en Santiago (16).

El día 9 de septiembre de 1973, acompañó al vicealmirante Sergio Huidobro hasta la casa del general Pinochet, a entregar la carta que señalaba que el 11 de septiembre sería la fecha del golpe de Estado.

En mayo de 1979 fue nombrado gobernador de la Isla de Pascua, que en esa época era objeto de negociaciones con los EE.UU. (NASA) (17).

5. JOSÉ TORIBIO MERINO

Se apodera del mando de la Armada el día del golpe de Estado, autodesignándose comandante en jefe e integrando la Junta Militar.

Nació en 1915. Murió en Viña del Mar el 30 de agosto de 1996. Casado, tres hijas.

Egresó como guardia marina de la Escuela Naval en 1936. Ese mismo año hizo el viaje de instrucción a Estados Unidos en el Buque "Maipo" y posteriormente, en la Fragata "Baquedano". En 1940 hizo el curso de Oficial de Artillería. Se embarcó en el Crucero "Raleigh" de la Armada de Estados Unidos. Desde 1944 a 1945, realizó patrullajes de la Zona del Canal de Panamá has-

ta Guadalcanal. En 1950, viajó a Estados Unidos a buscar el crucero "0'Higgins", barco comprado por el Estado chileno. Fue comandante de la Corbeta "Papudo" en los años 1952 a 1954. Profesor de Logística y Geopolítica. En 1956 y 1957, fue agregado naval en Londres. En 1959, fue comandante del buque "Angamos". Entre los años 1960 y 1961, fue profesor de la Academia de Guerra Naval y, en 1962, comandante del "Williams". A partir de 1963, fue jefe del Estado Mayor de la Escuadra y comodoro de la Operación Unitas 4. En 1964, fue subjefe del Estado Mayor de la Armada. En 1969, fue designado comandante y director de Armamentos. En 1970, fue ascendido a vicealmirante y director general de Servicios de la Armada. A finales de ese año asumió como comandante en jefe de la Escuadra y juez naval, cargo que ocupó hasta marzo de 1972, fecha en que asumió como comandante en jefe de la Primera Zona Naval, con asiento en Valparaíso.

El 11 de septiembre de 1973 destituyó al comandante en jefe, el almirante Raúl Montero y se designó comandante en jefe de la Armada y miembro de la Junta Militar, presidida por Pinochet. Ocupaba la segunda antigüedad en la Marina.

A finales de agosto de 1973, los vicealmirantes habían tratado de destituir de la comandancia en jefe de la Armada al almirante Raúl Montero, en un acto de insurrección. El 8 de septiembre, el Ministro de Defensa, Orlando Letelier, se reunió con el alto mando de la Armada para tratar este asunto. El vicealmirante Merino no se atrevió a enfrentar de cara al almirante Montero y sólo atinó a contestar, "Yo lo único que deseo es que llegue el momento de mi retiro, e irme. Yo no desearía ser comandante en jefe de la Armada". (18)

En esa reunión, sólo los contralmirantes Daniel Arellano Mac Leod, de la Dirección General de Servicios y Ministro de Hacienda en ese instante, y Hugo Poblete Mery, de la Dirección de Abastecimiento, defendieron al almirante Montero. Hugo Poblete fue detenido después del golpe de Estado. Hubo un tercer oficial, el contralmirante Hugo Cabezas, jefe del Estado Mayor de la Defensa, y segundo de Montero en la Comandancia en Jefe que también solidarizó con Montero. Curiosamente, apareció entre los golpistas de la Armada que se encontraban en el Ministerio de Defensa el día del golpe. (19)

Merino fue uno de los primeros en comenzar a conjurar para derrocar a Salvador Allende. En sus memorias, resalta permanentemente el protagonismo que le correspondió en la preparación del golpe de Estado, señalando que fue urdido por miembros de la Armada a lo menos con un año de anticipación. De esta situación, estaba en conocimiento el gobierno de Allende y sólo se esperaba la próxima Junta Calificadora -a realizarse a fines de 1973- para pasar a retiro a los vicealmirantes Merino y Carvajal, quienes además cumplían los 40 años de servicio activo reglamentarios.

José Toribio Merino fue uno de los oficiales de la Armada que mantuvo estrechos contactos con las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

La situación en la Marina estaba cruzada por la detención, en julio y agosto de 1973, de sesenta suboficiales y marinos. Tras denunciar actividades subversivas de determinados oficiales, fueron arrestados y torturados por los propios conspiradores de la Armada.

La Armada se distinguió por la brutalidad en la represión sobre los partidarios del gobierno de la Unidad Popular después del golpe de Estado. Numerosas publicaciones avalan estas informaciones. Nos limitaremos a reproducir lo que en el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación se escribe sobre la Región de Valparaíso:

"La Armada empleó como lugares de reclusión, interrogatorio y/o tortura los barcos "Lebu", "Maipo" y el Buque Escuela "Esmeralda" estos tres en el puerto de Valparaíso. La Base Aeronaval de "El Belloto", la Academia de Guerra Naval y, especialmente, una de las dependencias del "Cuartel Silva Palma". Las motonaves "Lebu" y "Maipo", de propiedad de la Compañía Sudamericana de Vapores, sirvieron como centros de detención de la Armada. Dicha compañía informó a esta Comisión que el "Maipo" quedó a disposición de la Armada de Chile el 11 de septiembre de 1973 a las 10:00 horas, cuando su personal tomó el mando, disponiendo posteriormente su zarpe hacia Pisagua el 15 de septiembre de 1973 a las 23:00 horas, luego de lo cual fue reemplazado por el "Lebu", requisado en la misma fecha, como barco-prisión. En el mes de noviembre, el Comité Internacional de la Cruz Roja constató la permanencia de 324 prisioneros políticos en la motonave "Lebu".

En términos generales, tanto el "Maipo" como el "Lebu" sólo fueron empleados como centros de detención. En estos barcos, algunos prisioneros estuvieron en camarotes, aunque la gran mayoría permaneció en sus bodegas, en condiciones de gran hacinamiento y total falta de higiene y servicios mínimos. Respecto del "Lebu", la Cruz Roja Internacional, después de su visita del 1° de octubre de 1973, confirmó estos hechos, señalando: el aislamiento del exterior en que se encontraban los detenidos, por ignorar su familia su permanencia allí; la regular calidad e insuficiencia de la comida; y, en general, las pésimas condiciones de detención. En dicha motonave se practicaron torturas y malos tratos a los prisioneros.

En el caso del Buque Escuela "Esmeralda" (20), las investigaciones practicadas por esta Comisión permitieron comprobar que una unidad especializada de la Armada, se instaló en su interior con el objeto de interrogar a los detenidos, que se encontraban en la misma nave y a los que eran traídos desde otros recintos de reclusión de la Armada. Esos interrogatorios, por regla general, incluían torturas y malos tratos.

En la Base Aeronaval "El Belloto", en la Academia de Guerra y sus dependencias y especialmente en el "Cuartel Silva Palma", también se practicaron interrogatorios con malos tratos y torturas." (21)

La Armada actuó también en otros lugares. En Concepción, utilizó la Isla Quinquina, como centro de detención y tortura. Al sur de Punta Arenas, estuvo a cargo de los detenidos en la Isla Dawson. En Talcahuano, utilizó la Base Naval y el Fuerte Borgoño como centros de detención y tortura.

Conocido por su chabacanería ante la prensa, justificó la represión calificando a los opositores como 'humanoides" (22).

Como miembro de la Junta de Gobierno estuvo a cargo del sector económico, supeditado al Poder Ejecutivo en manos de Pinochet. Con la nueva Constitución de 1980, se separó los poderes Ejecutivo y Legislativo. Merino pasó a presidir la Junta de Gobierno hasta 1990. El 8 de marzo de 1990, después de 50 años de servicio activo -diez más que lo reglamentario- se acogió a retiro voluntario de la Armada, reemplazándolo el almirante Jorge Martínez Bush. Se dedicó a escribir sus memorias y a pintar paisajes de Valparaíso.

Producto de un cáncer, falleció el 30 de agosto de 1990.

6. PATRICIO CARVAJAL PRADO

Vicealmirante de la Armada en 1973. Era Jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional. Uno de los principales instigadores del golpe militar.

Nació en 1929. Se suicidó el 14 de julio de 1994. Era casado y tenía cuatro hijos.

Graduado de guardiamarina en 1935. En el año 1941, fue ascendido a teniente; en 1950 fue promovido a capitán de Corbeta, y en 1955, a capitán de Fragata. Carvajal era especialista en Artillería. En 1958, fue enviado a Estados Unidos para realizar estudios de Táctica Antisubmarina. Al regresar a Chile fue nombrado comandante del Buque Escuela "Esmeralda", y en 1960, realizó el viaje de Instrucción de Guardiamarinas y Grumetes. En 1966, fue nombrado agregado naval en Londres. Desde 1967, jefe de Estado Mayor de la Armada.

En 1973, era jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

En 1968, Patricio Carvajal conoció a los coroneles Augusto Pinochet del Ejército y a Gustavo Leigh de la Fuerza Aérea en un curso del Alto Mando. Había sido condiscípulo del vicealmirante José Toribio Merino.

La Armada había sido la principal promotora del golpe de Estado y Carvajal fue el hombre clave" (23). Así lo señala igualmente Orlando Letelier en su testimonio: "Carvajal, como jefe de Estado Mayor Conjunto, era el hombre de enlace de todo el grupo de los oficiales reaccionarios" (24). Se sabía que el vicealmirante Carvajal como jefe del Estado Mayor Conjunto- era el hombre que coordinaba las acciones de los golpistas dentro de las tres ramas de las Fuerzas Armadas. Como ocurrió efectivamente en el momento del golpe de Estado. El gobierno y el almirante Montero estaban en conocimiento de esta situación, pero Montero opinó que era preferible esperar hasta la próxima Junta de Calificación -que se haría de todos los almirantes hacia fin de año- para la salida, fundamentalmente, de dos personas, Merino y Carvajal, a los cuales ya se les había cumplido el plazo de cuarenta años de servicio para su renuncia. (25)

Poco antes de las siete de la mañana del 11 de septiembre, el Presidente Allende llamó a Orlando Letelier, desde su casa de Tomás Moro. Orlando Letelier trató de hacer contacto con Montero, con Pinochet, y con Leigh. Y en un momento determinado llamó a su oficina, y le surgió la voz de su ayudante, el comandante González, y detrás la de Carvajal. "Carvajal tenía ahí la opción de colgar el teléfono -cosa que me habría hecho sospechar de que había una situación extraordinariamente anormal- o de tratar de hablar conmigo. Optó por la segunda. Cuando le dije que tenía información de que había tropas en Santiago, me contestó: "Mire, Ministro yo creo que es una información equivocada". Le dije: "No, almirante, no tengo ninguna información equivocada". Entonces me dijo:

"Mire, voy a tratar de averiguar." El tipo empezó a tartamudear. Trató de darme mil explicaciones elusivas. Finalmente le dije: "Mire, almirante, yo voy a ir al Ministerio". No me dio ninguna información precisa sino que trató de decirme que había un error, que no había tropas en Santiago. "Mire, Ministro, no sé qué le podría decir, voy a tratar de averiguar".

Momentos antes de las seis de la mañana, el vicealmirante Carvajal llega a su despacho en el Ministerio de Defensa, lugar que se transformaría ese día en su "puesto de combate". Tras él llegaron los generales Díaz Estrada de la Fuerza Aérea, y Sergio Ñuño del Ejército. Cuando, media hora después, el Presidente Salvador Allende, trata de comunicarse con los jefes castrenses, inubicables con excepción del general Hermán Brady que da respuestas vagas y se queja al vicealmirante Patricio Carvajal, de que Salvador Allende "lo molesta", Carvajal hace cortar el directo presidencial de la residencia de Tomás Moro. (26) Una vez en La Moneda, a eso de las nueve y media, Salvador Allende habla por primera vez con Patricio Carvajal, quien lo intima a rendirse, garantizándole la integridad física y un avión para trasladarse, con su familia, al punto del extranjero que quisiese.

Cuando el general Javier Palacios descubre el cuerpo sin vida del Presidente Allende, transmite la información al general Ñuño quien se la comunica a Carvajal. Carvajal transmite a Pinochet, en inglés: "They (los militares de la Escuela de Infantería) said that Allende comitted suicide and is dead now". (27)

Mantiene un rol protagonice durante el golpe. Desde el Ministerio de Defensa, establece comunicación directa con Pinochet en Peñalolén y con Leigh en la Academia de Guerra. Informa la hora del bombardeo, la muerte de Allende. A pesar del protagonismo que le corresponde en el golpe, ese mismo día se hizo evidente su sometimiento a la imposición de Pinochet.

En octubre de 1973, asume como el primer ministro de Defensa de la Junta Militar. En junio de 1974, reemplaza al vicealmirante Ismael Huerta en la cartera del Ministerio de Relaciones Exteriores. Fue el canciller de la Junta hasta abril de 1978. Como tal, asiste a la Asamblea de la OEA en Grenada, junto con Sergio Diez, María Eugenia Oyarzún y Miguel Schweitzer. En esa ocasión, tuvo que responder a las denuncias de violaciones a los derechos humanos en Chile, que le transmitió el Secretario de Estado de Estados Unidos, Cyrus Vance.

Después de dejar la cartera en el Ministerio de Relaciones Exteriores, fue nombrado embajador en Ginebra, cargo que asumió hasta principios de 1983.

Al regresar a Chile, en febrero de 1983 fue designado nuevamente Ministro de Defensa, ocupando esa cartera hasta 1986.

7. OSCAR BONILLA BRADANOVIC

El 11 de septiembre de 1973 era general de División y director de Logística del Ejército. Fue uno de los principales directores de la conspiración.

El general Oscar Bonilla fue uno de los dos generales del Ejército que, junto al general Arellano Stark, tuvo una actitud permanentemente golpista. Participó en la planificación y ejecución del golpe como uno de sus cabecillas. Fue el primer Ministro de Interior, la cartera más importante en un gobierno militar, entre septiembre de 1973 y julio de 1974, para pasar a ser Ministro de Defensa, cargo que ocupó hasta su muerte, en marzo de 1975.

Nació el 24 de diciembre de 1918. Falleció el 3 de marzo de 1975, en un extraño accidente de helicóptero. Era casado y tenía tres hijos.

Oficial de Infantería. Fue comandante del Regimiento de Infantería Nº 5 "Carampangue", ubicado en Iquique.

En enero de 1966, durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964-1970), el entonces coronel Oscar Bonilla fue designado edecán militar. Tras ser enviado a España como agregado militar en 1968, fue reemplazado por el coronel Sergio Arellano Stark. Bonilla y Arellano, tras esa experiencia en las esferas del más íntimo entorno de poder presidencial, llegarían años más tarde a liderar el selecto grupo de oficiales que encabezó el golpe militar que derrocó a Allende en septiembre de 1973. (28)

Tras asumir la Comandancia en Jefe, el 23 de agosto de 1973, Pinochet había pedido la renuncia a todos los generales del Ejército. Dos generales, Bonilla y Arellano, quienes tenían los contactos con Frei y con los sectores reaccionarios de la Democracia Cristiana, se negaron. (29)

El día anterior al golpe de Estado, durante la reunión a puertas cerradas que Pinochet tuvo con Bonilla, Brady, Benavides, Arellano y Palacios, en el Ministerio de Defensa, designó a Bonilla como su sucesor. En sus memorias, Pinochet escribe: "Si esta noche, por delación o sospecha, yo fuere asesinado, seguirá en el mando de las tropas el general más antiguo (y mostré al general Bonilla); si éste cae, asumirá la conducción el general que sigue, y así sucesivamente". El 11 de septiembre de 1973, era el séptimo en la jerarquía de su institución, pero como persona de confianza de Pinochet, se debía transformar en el segundo hombre del Ejército.

Desde temprano en la madrugada del 11 de septiembre, se trasladó al Regimiento de Telecomunicaciones, en Peñalolén, en donde funcionaría el Puesto Nº 1. Llegó antes que Pinochet, paseándose intranquilo por el atraso del comandante en jefe.

De su participación en el gobierno militar, el periodista Pablo Azocar (30) señala: "Bonilla, en el primer tiempo, se convirtió en el rostro amable del régimen. The New York Times lo definió como el "líder de los liberales en la Junta Militar", que evidenció su carisma después del golpe, visitando poblaciones y prometiendo entregar información a madres y esposas que tenían un familiar detenido. En junio de 1974, dejaba el Ministerio del Interior para ocupar el de Defensa, que en un gobierno militar tiene escasa importancia, pues todo el poder se ejerce desde la Comandancia en Jefe... La Comisión Rettig es hoy un dedo acusador. Ese mismo día 16 de septiembre, en que Bonilla se reunió con los corresponsales extranjeros, 53 personas fueron ejecutadas fríamente, sin ser llevadas ante ningún tribunal... Sin embargo, había creado anticuerpos. Manuel Contreras, por entonces coronel a cargo del campo de prisioneros de Tejas Verdes, mereció su reprobación."

De hecho, el general Oscar Bonilla había visitado Tejas Verdes, a fines de 1973 y recorrido los subterráneos que estaban bajo un casino. Bonilla habría visto a gente torturada y le habría presentado la situación a Contreras, el cual hasta el día de hoy no reconoce que hubo detenidos torturados en ese lugar. (31)

La suerte definitiva de los generales Bonilla y Lutz se definiría en una reunión del 24 de junio de 1974, en donde plantearon sus disidencias respecto al sentimiento original del "pronunciamiento de las Fuerzas Armadas" y fueron severos críticos de la DINA.

Cinco meses más tarde, muere Lutz en circunstancias poco claras. Poco tiempo después, el 3 de marzo de 1975, Bonilla perecería en un extraño accidente, cuando el helicóptero que lo traía a Santiago, cayó poco después de elevarse. Los dos técnicos enviados por la empresa francesa que le había vendido al Ejército esa partida de helicópteros, para investigar el accidente cayeron en un aparato similar al de Bonilla, incendiándose y pereciendo ambos, antes de finalizar su investigación.

Su nombre aparece reiteradamente en el proceso por "Caravana de la Muerte". En octubre de 1973, fue al campamento de prisioneros de Pisagua, en el norte del país, a ratificar las condenas de muerte, dictadas por el Consejo de Guerra que condenó y fusiló a varios detenidos.

No existen informaciones sobre si el general Bonilla participó alguna vez en cursos de formación en las Escuelas de las Américas. Sería el primero de los anteriormente nombrados que no tuvo esa preparación.

8. HERMÁN BRADY ROCHE

General (r) del Ejército. El 11 de septiembre era general de Brigada, comandante de la II División de Ejército y jefe de la Guarnición de Santiago. Formó parte del grupo de conspiradores golpistas y estuvo a cargo de las tropas del plan de Santiago, junto al general Sergio Arellano (32).

Nació en 1921. Casado, dos hijos.

Brady se formó como oficial de Infantería. En 1949, viajó a Estados Unidos, enviado para hacer el Curso Avanzado de Infantería, titulándose como graduado en la Escuela de Fort Benning. Desde 1961, fue profesor de Historia Militar y Estrategia de la Academia de Guerra Militar. Posteriormente, fue comandante del Regimiento "Tucapel" de Temuco y, en 1967 fue destinado al Colegio Interamericano de Defensa en Washington, donde permaneció durante dos años, uno como alumno y el otro como instructor.

En 1970, era director de la Escuela de Suboficiales del Ejército y fue destinado como comandante en jefe de la VI División del Ejercito, con sede en Iquique.

Dentro del Ejército, siempre se le consideró como un hombre fiel a los Estados Unidos. Su madre era norteamericana, y él estuvo largos periodos en instrucción en Estados Unidos.

Años antes, ya el nombre de Brady había sonado, cuando en octubre de 1969, durante el gobierno de Frei, el general Roberto Viaux se acuarteló en el Regimiento "Tacna" de Santiago, creando una grave crisis político-militar. Al año siguiente, Viaux encabezó la tentativa golpista en la que fue asesinado el general Rene Schneider, con el apoyo de los Estados Unidos, para impedir la elección de Salvador Allende a la Presidencia de la República. Tiempo después, en 1972, el general Viaux relató, desde su celda en la Penitenciaría de Santiago, que "El General Schneider mandó a hablar conmigo al coronel Hermán Brady, que hoy es general. Está en la VI División. Era amigo mío también y estuvo de mi parte en todas estas cosas. (,..)". (33)

En enero de 1971, el Senado de la República había objetado el ascenso de Hermán Brady a general. Fue la intervención directa del Ministro de Defensa José Tohá, a pedido del Presidente Allende, masón como Brady, que le permitió seguir dentro del Ejército y ser nombrado general. (34) Desde marzo de 1972 era director de la Academia de Guerra.

El general Hermán Brady era considerado por el gobierno del presidente Allende como uno de los cinco generales constitucionalistas del Ejército. Brady, así como Pinochet y el general Urbina, aparentaron ser leales a la Constitución y al Presidente de la República.

Durante el período inmediatamente anterior al golpe de Estado de 1973, Brady mantuvo una postura ambigua dentro del Cuerpo de Generales del Ejército. Ejemplo de ello, fue la actitud oscilante que tuvo durante la crisis generada en el Alto Mando por la manifestación que esposas de generales en activo, entre otras las de los generales Arellano, Nuño, Bonilla y Palacios, realizaron frente al domicilio del comandante en jefe del Ejército, general Carlos Prats y que fue catalogada por éste como un acto de sedición. En la reunión del Cuerpo de Generales que la siguió, sólo los generales Mario Sepúlveda Squella, comandante de la II División que incluía la Guarnición de Santiago, y Guillermo Pickering, comandante de los Institutos Militares, presentaron sus renuncias al general Pinochet, comandante en jefe subrogante, en un acto de solidaridad con el comandante en jefe. No hubo reacción de apoyo de parte del Cuerpo de Generales. Brady, al igual que los demás, se quedó callado. Dos días después renunciaría Prats, reemplazado por Pinochet. Brady reemplazaría al general Sepúlveda.

En una conversación mantenida, el día 7 de septiembre de 1973, entre el Ministro de Defensa, Orlando Letelier y el ex comandante en jefe del Ejército, Carlos Prats, este último expresó sus dudas respecto al general Brady, recién nombrado comandante de la II División y de la Guarnición de Santiago: "Bueno, Brady hace mucho alarde de su amistad con el Presidente Allende, pero realmente es una persona a la cual yo no le tendría gran confianza". (35) Se esperaba la próxima Junta de Calificaciones de Ejército, que se realizaría dentro de unos veinte días, para pedirle su renuncia.

En "El día decisivo", Pinochet relata que la renuncia de estos generales le permitió nombrar a Brady en un puesto clave del tablero "...el destino me permitió ubicar a dos de mis mejores amigos en puestos de mi más absoluta confianza. Ese mismo día se dio la orden para que asumiera la Comandancia de la Guarnición de Santiago y de la II División a Hermán Brady; y al otro (César Raúl Benavides) que tomara el mando del Comando de Institutos Militares. Con esto el camino quedaba despejado".

La opinión pública tenía la imagen de él, como un militar allendista. Y así lo creía, hasta el último momento el propio Allende (36). En enero de 1973, se había paseado por Moscú, invitado por el gobierno de la URSS a quienes cursaban los últimos años de la Academia de Guerra.

En los meses anteriores al golpe, Brady, fue uno de los principales conspiradores y se reunía con otros oficiales para preparar el golpe militar. Se describe de esta manera su participación previa: Los conspiradores se reunían en una casa ubicada en Lo Curro, de Jorge Gamboa, primo del general Arellano Stark. "los que más frecuentemente asistieron fueron los generales de Ejército Sergio Arellano Stark, Washington Carrasco, Javier Palacios, Hermán Brady, César Benavides, y Ernesto Baeza; los generales de Aviación Gustavo Leigh, Nicanor Díaz Estrada, Francisco Herrera Latoja; y los almirantes José Toribio Merino, Patricio Carvajal, Ismael Huerta, Sergio Huidobro y Hugo Castro; más tarde se incorporaron los generales de Carabineros Arturo Yovane y César Mendoza. (37)

En la madrugada del día 11, ya desencadenadas las operaciones golpistas, el Presidente Allende es alertado acerca de "movimientos sospechosos en los regimientos Guardia Vieja y Aconcagua, ubicados en la ciudad de Los Andes y San Felipe. Allende llama al general Brady, jefe de la Guarnición de Santiago, quien le responde "que va a averiguar". Cerca de la medianoche, de nuevo Allende recibe una llamada: "La guarnición de Santiago estaba acuartelada. Y no logramos saber la razón". El Ministro de Defensa, Orlando Letelier, llama al general Brady, quien le informa que había ordenado un acuartelamiento a última hora y la protección a las gasolineras. "Son tropas para prevenir posibles desbordes por el desafuero del Senador Carlos Altamirano y el Diputado Oscar Guillermo Carretón", le miente.

Fue Brady quién "ordenó a los Comandantes de las unidades de Santiago desplegarse en la siguiente forma: Cesar Benavides al mando de las tropas situadas al oriente de Avenida Vicuña Mackenna, con su cuartel general en la Escuela Militar; Sergio Arellano Stark a cargo de las tropas del centro, con una jurisdicción hasta los cerros del Poniente de la capital; al Norte del río Mapocho; tomó la Jefatura de la tropa el Comandante del Regimiento Buin, Felipe Geiger Stahr; al Sur de la Avenida Departamental y hasta San Bernardo al sur, las fuerzas fueron comandadas por el Coronel Koenig de la Escuela de Infantería".

El 5 de marzo de 1975, dos días después de la muerte del general Oscar Bonilla, Hermán Brady pasó a ocupar el tercer lugar en el escalafón militar, y la cartera de Defensa en reemplazo del fenecido Bonilla. Pinochet tuvo al fin sus dos escudos históricos flanqueando sus costados: Benavides y Brady.

El 1 de julio de 1978, fue nombrado al cargo de Presidente de la Comisión Nacional de Energía, organismo recién creado por Pinochet. En esa ocasión, Brady manifiesto que había aceptado el

cargo porque Pinochet era su "amigo por muchos años", y le había dicho que lo necesitaba aún en servicio activo.

En julio de 1978, dio varias entrevistas a medios de prensa de Santiago. El periodista Mauricio Carvallo, de la revista "Hoy", insinúa que su salida del Ministerio de Defensa y su ausencia de destino institucional, pueden tener relación con el caso del asesinato del ex Canciller Orlando Letelier en Washington, y con la expulsión a Estados Unidos del agente de la DINA, Michael Townley. El periodista subraya algunos hechos curiosos: las largas vacaciones de Brady después de esas fechas, a las que se sumaron otras vacaciones suplementarias; el hecho que sin estar en situación de retiro ya no utilizaba el uniforme, y que su demanda de dejar el Ejército, le fue rechazada.

En esas entrevistas reconoció su obediencia irrestricta a Pinochet y a su política (38). En lo que respecta a los detenidos desaparecidos, dijo no creer en la realidad de esos casos (39). Por otra parte, habló de su relación como Ministro de Defensa con la DINA, y -pese a que este organismo había sido disuelto en 1977- reconoce que los argumentos de ésta sobre los desaparecidos constituyen la base de sus certezas: "No tengo conocimiento de las actividades de la DINA. No era subalterna mía. Pero sí tenía un contacto informal, y muchas veces le hice consultas, y realmente no aparecía la gente. Por eso creo que es más un problema político" (40). El general Hermán Brady era uno de los principales aliados del entonces coronel Manuel Contreras, jefe de la DINA.

En septiembre de 1979 se acogió a retiro.

Aparece implicado Brady en el caso de Carmelo Soria, secuestrado por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) el 14 de julio de 1976 y su cadáver, con huellas de tortura, encontrado dos días después en un canal de Santiago. El ex ministro de Defensa figura en la lista que el magistrado español redactó en 1999 con los nombres de unos 60 oficiales y ex altos cargos del régimen militar susceptibles de ser requeridos judicialmente por su presunta vinculación con casos de violaciones a los derechos humanos, concretamente por el asesinato del ciudadano español y funcionario internacional, Carmelo Soria. En mayo de 2001, el Juzgado Central de Instrucción Nº 5 de la Audiencia Nacional de España, dio orden internacional, a la Interpol, por su captura.

9. CESAR RAÚL BENAVIDES ESCOBAR

General (r) de Ejército. El 11 de septiembre era general de Brigada y director del Comando de Institutos Militares.

Nació en 1912. Casado, una hija.

En 1958 estuvo en la Misión Militar de Chile en Washington y realizó el Curso de Instrucción de Fort Montmouth. En 1971, era director de la Academia de Guerra.

Temprano en la mañana del 11, Benavides llegó al cuartel de Peñalolén, vestido en tenida de combate. Luego, Pinochet lo habría enviado al centro de la ciudad, a cargo de tropas. En "El día decisivo", Pinochet relata que César Benavides, junto a otros generales, mandaron las diferentes columnas que se dirigieron a La Moneda. En efecto, su función durante ese día fue dirigir "las tropas situadas al oriente de la Avenida Vicuña Mackenna y actuar como enlace de comunicaciones, ubicado en la Escuela Militar junto a Nilo Floody Buxton, director de la Escuela Militar". (41)

En 1974, ascendió a general de División y fue designado comandante en jefe de la V División del Ejército, con sede en Punta Arenas.

En junio de 1974, fue nombrado Ministro del Interior, en reemplazo del general Oscar Bonilla, el que a su vez ocupó la cartera de Defensa. Benavides fue reemplazado en la V División por el general Augusto Lutz, director del Servicio de Inteligencia Militar hasta esa fecha. Benavides estuvo en la cartera de Interior hasta el año 1978, en que pasa a ocupar la de Defensa hasta 1980.

Durante los cuatro años que fue Ministro del Interior, en los comienzos de la Junta Militar, tuvo directa participación en la toma de decisiones para actuar en la represión contra los opositores. Tenía contactos con los servicios de seguridad y a través de SENDET (Servicio Nacional de Detenidos) estaba al tanto de lo que sucedía en los campos de prisioneros políticos.

En 1980 asumió como miembro de la Junta Militar de Gobierno, en reemplazo hasta 1985.

El ex Ministro del Interior figura en la lista que el Juez español, Baltazar Garzón, redactó en 1999, con los nombres de unos 60 oficiales y ex altos cargos del régimen militar, requeridos por la justicia española por su vinculación con casos de violaciones a los derechos humanos.

10. SERGIO ARELLANO STARK

General (r) de Ejército. Uno de los principales instigadores del golpe de Estado. El 11 de septiembre de 1973, se nombra jefe de la Guarnición de Santiago, comandando las tropas militares que atacaron La Moneda.

Años más tarde, como general de División, especialmente designado por Pinochet, Arellano Stark pasaría a la posteridad como el jefe de la "Caravana de la Muerte".

Nació en 1920. Casado, dos hijos. Arellano Stark se formó como oficial de Infantería.

En 1964 y 1965, realizó el Curso de Estado Mayor en la Escuela de Comando y Estado Mayor de Fort Leavenworth, Kansas, en Estados Unidos.

En 1968, el coronel Arellano Stark, jefe de la Casa Militar hasta entonces, fue designado edecán militar del presidente Eduardo Frei Montalva, sustituyendo al coronel de la época Oscar Bonilla, que fuera enviado a España como agregado militar.

En 1969, Arellano Stark parte a su vez a España como agregado militar. A finales de agosto de 1971, regresa a Santiago. Cuando salió de su puesto de edecán del presidente Frei Montalva, fue reemplazado por el general Humberto Gordon, designado en 1980, director de la CNI durante seis años.

Ya a mediados de 1972, siendo comandante del Regimiento de Infantería "Maipo" de la Guarnición de Valparaíso, se reunía con fines conspirativos, con algunos almirantes que encabezarían la sedición en la Armada: José Toribio Merino, Patricio Carvajal e Ismael Huerta. (42)

En diciembre de 1972, una vez concluido el proceso de calificaciones del Ejército, Sergio Arellano Stark asumió en el nuevo cuerpo de generales, siendo trasladado a Santiago en ese rango.

En la capital, se hizo cargo del nuevo Comando de Tropas del Ejército con sede en Peñalolén. Tenía como misión organizar la nueva Unidad Operativa, la que inicialmente estaría constituida por los Comandos de Aviación, de Telecomunicaciones y de Ingenieros del Ejército. También debería participar en el Consejo de Generales.

Arellano fue uno de los principales organizadores de las reuniones secretas que mantuvieron varios oficiales y civiles golpistas, desde julio de 1973, en una casa en el barrio de Lo Curro de Santiago.

Como ya se ha dicho, junto con el general Oscar Bonilla, mantenía los contactos con Frei y los sectores reaccionarios de la Democracia Cristiana. (43)

Acerca de la posición de Pinochet en los días previos al golpe de Estado, su hijo, Sergio Arellano Iturriaga, escribiría en 1985: (44)

"En esos días se agudizó la discusión sobre la conducción del Ejército. Muchos de los participantes no deseaban que el general (Pinochet) fuera informado ni se le incluyeran en los planes. El sábado 8 (de septiembre), mi padre concurrió al domicilio del general Pinochet para ponerlo en antecedentes del proyecto. Su reacción fue una especie de sorpresa y molestia. Al tomar conciencia que sólo se requería su adhesión a una decisión que ya estaba tomada, pareció abrumado. Le manifestó que el general Leigh esperaba en esos momentos su llamado para iniciar la labor de coordinación. Pinochet pidió unos minutos para reflexionar y que lo llamaría más tarde. Leigh no recibió el llamado. Arellano volvió a su domicilio a las cinco de la tarde del día siguiente, encontrándose con los almirantes Sergio Huidobro y Patricio Carvajal, y el capitán de corbeta Ariel González, que llegaba con su compromiso suscrito por los comandantes en jefe. Al no haber recibido información contraria, los almirantes entenderían que el contacto entre los jefes del Ejército y la FACH se había producido el día anterior. No hubo explicaciones. El general Pinochet informó que estaba en antecedentes del plan y que se sumaba a él, por lo que suscribió inmediatamente el documento que llevaba".

El 10 de septiembre, Arellano Stark informó a todos los jefes y oficiales del Cuartel de Telecomunicaciones de Peñalolén que al día siguiente se realizaría la asonada golpista. Informó que él se trasladaría a la Guarnición de Santiago y Pinochet se quedaría en Peñalolén, a cargo de esa Unidad. Luego se reunió con los comandantes de la Guarnición de Santiago en su oficina del Ministerio de Defensa, y les informó lo mismo. Al día siguiente, temprano en la mañana participó en la reunión convocada por Pinochet en el Ministerio de Defensa, junto a Bonilla, Benavides, Brady, Palacios, Polloni y el general Leigh, para planificar las operaciones del día siguiente.

El día del golpe de Estado tomó el mando de la poderosa Guarnición de Santiago, perteneciente a la II División del Ejército, cuyo comandante era el recién nombrado general Brady. Arellano Stark tomó el mando de la "Agrupación de Combate Santiago Centro", creada para tal efecto, y que incluía el sector de La Moneda.

Arellano Stark se instaló en el Ministerio de Defensa. En esas dependencias, recibió el informe del peritaje sobre la muerte de Allende que acababan de realizar el inspector Pedro Espinoza y el subinspector Julio Navarro, de la Brigada de Homicidios.

Como "Delegado Especial del comandante en jefe del Ejército, general Pinochet", recorrió el país, de sur a norte, dejando un manto de muerte con 72 personas ejecutadas o desaparecidas y encabezando la "Caravana de la Muerte". Una vez de regreso a Santiago, en octubre de 1973, fue promovido a general de División y comandante de la II División del Ejército, que comprende la Guarnición de Santiago, y que abarca desde La Serena hasta Rancagua. Como tal, le correspondió el cargo de Juez Militar de toda la zona. (45)

"Después de 1970, Arellano ganaba terreno en el liderazgo dentro del Ejército preparando el golpe de Estado, mientras Pinochet se movía en la ambigüedad. Pero ocurrido el golpe, ambos pertenecían a los más duros para destruir a la izquierda y asentar el éxito del régimen. Por su carácter severo y arrasador, Arellano se había ganado el apodo de 'Lobo Feroz5, entre sus compañeros. Pinochet sabía que Arellano había sido pieza fundamental e implacable para gestar la acción militar del 11 de septiembre y había sido testigo de que el Presidente Allende lo quería fuera del alto mando por golpista y sedicioso". (46)

Sobre el carácter duro e inflexible de Arellano Stark, Marcelo Moren Brito, integrante de la Caravana de la Muerte y luego uno de los jefes de la DINA, en una declaración judicial realizada ante el Ministro Juan Guzmán señaló: "Era un militar duro, inflexible, de gran prestigio, y su palabra era ley..." (47).

En marzo de 1975, Arellano fue ascendido a la Jefatura del Estado Mayor del Ejército.

Pasó a retiro el 4 de enero de 1976. Ciertas informaciones indican que hubo roces con el coronel Manuel Contreras, director de la DINA, y con el general Pinochet. Según su hijo Sergio Arellano Iturriaga, su padre habría criticado los desmanes de la DINA. Pinochet le habría ofrecido una Embajada, lo cual Avellano habría rechazado (48).

A fines de 1977 se transformó en copropietario de la empresa Fanaloza.

De la actividad empresarial pasó a la bancaria. En 1981, se convirtió en asesor administrativo de la Gerencia General del Banco Hipotecario de Fomento.

En el año 2000, el Juez Guzmán lo declaró reo por el caso Caravana de la Muerte. Hasta junio de 2001 permanecía en libertad bajo fianza.

Arellano Stark figura en la lista de alrededor de sesenta personas, con orden de detención internacional, que emitió en 1999, el juez español Baltazar Garzón, requeridos por los tribunales españoles por su autoría en crímenes de genocidio.

11. JAVIER PALACIOS RUHMANN

General (r) de Ejército.

El 11 de septiembre dirigió el sitio y ataque de las fuerzas de blindados del Ejército contra La Moneda. Comandó las tropas que ingresaron al Palacio Presidencial y se hizo cargo de la situación después que encontraron el cuerpo del Presidente Allende.

Nació en 1925. Casado.

Entre 1963 y 1964 el general Palacios había realizado cursos en Estados Unidos de Estado Mayor en la Escuela de Infantería de Fort Benning.

En 1972, era Director de Inteligencia del Ejército.

En 1973, había regresado desde Alemania, donde había sido agregado militar de la Embajada de Chile en Bonn.

Para el día del golpe, la orden que le había dado Pinochet era que debía "rodear y cerrar el perímetro de La Moneda con tanques". Temprano en la mañana, llegó al Regimiento Blindado Nº 2 y, dirigiéndose a los oficiales, les dijo que se hacía cargo de la Unidad, ese día con el objeto de tomarse La Moneda. Ante el desconcierto de los oficiales, se subió a uno de los tanques y les gritó que lo siguieran.

El general Palacios ingresó a La Moneda junto a oficiales y soldados de la Escuela de Infantería de San Bernardo, entre los cuales estaba el teniente Armando Fernández Larios.

Otro, fue Rafael González, oficial de Ejército, quien según el periodista Hernán Millas (49), participa de la siguiente manera:

"En septiembre de 1975, Rafael González se asila con su mujer y un hijo de cinco años en la embajada de Italia en Santiago. Durante 23 años trabajó en el Servicio de Inteligencia Militar, SIM. Su permanencia se prolongó por más de seis años, porque el gobierno militar se negaba a autorizar su salida del país... El admite que participó en el asalto de La Moneda, que vio el cadáver de Allende. Escasa atención le dio, pues su misión era otra: revisar cajones y recoger documentos para llevarlos al Ministerio de Defensa."

El general Palacios encontró el cuerpo de Salvador Allende en la Sala Independencia del segundo piso de La Moneda. Junto al cadáver de Allende se encontraba el doctor Patricio Guijón Klein. Palacios lo interrogó sobre las circunstancias de la muerte de Allende. Por el relato que le entregó el doctor Guijón, estuvo dispuesto a liberar a algunos de los médicos que se encontraban en La Moneda.

Luego de ingresar a La Moneda, Palacios se comunica con el general Ñuño. "Misión cumplida. Moneda tomada", le dice.

Momentos después vuelve a comunicarse con Ñuño y le informa que encontró el cuerpo de Allende. Llaman a la Brigada de Homicidios de Investigaciones para que realice el peritaje. Terminada la tarea, el general Palacios ordena que el cuerpo de Allende sea cubierto con un chal multicolor que han hallado en una silla y que sea conducido al Hospital Militar. (50)

Seis meses después del golpe militar fue nombrado Vicepresidente de la Corporación de Fomento Fabril (CORFO).

En 1977 pasó a retiro. Ese mismo año, fue nombrado Gerente General de la CORFO en Nueva York.

Aparece en la lista de las 60 personas requeridas por el Juez español Baltazar Garzón, por violaciones a los derechos humanos en Chile.

12. JULIO ALBERTO POLLONI PÉREZ

En 1973, el coronel Polloni pertenecía al Estado Mayor del Ejército, a cargo del Comando de Telecomunicaciones.

En la reunión que tuvo Pinochet con los generales en el Ministerio de Defensa, el día 10 de septiembre, para planificar las operaciones del día siguiente, fue incluido el coronel Julio Polloni, que tendría a su cargo las telecomunicaciones del Ejército durante el golpe.

Esa noche, por las calles vacías de Santiago, el coronel Julio Polloni se deslizaba en su vehículo contactando a los miembros de su equipo, ingenieros y radio operadores elegidos para ejecutar el "Plan Silencio": desconectar la comunicación telefónica en puntos clave y silenciar las radioemisoras proclives al gobierno popular. (51)

Dos días después del golpe de Estado, el general de Aviación, Nicanor Díaz Estrada, convocó a los oficiales de inteligencia de las distintas ramas a una reunión en su oficina para enfrentar el cúmulo de información que tenía que procesar. Por parte del Ejército llegó el coronel Polloni, conocido por Díaz Estrada durante el "Plan Silencio.

Cuando 17 días después del golpe, el 28 de septiembre de 1973, se produjo el primer enroque en el alto mando, el general Augusto Lutz, director de Inteligencia, fue designado secretario de la Junta, reemplazando al general Fernando González, que el día del golpe había sido convocado a Santiago desde su misión militar en España, para asumir la Secretaría. González pasó a la IV División en Valdivia, reemplazando al general Héctor Bravo. En el lugar de Lutz fue nombrado el coronel Julio Polloni como director del Servicio de Inteligencia del Ejército. (52)

Días después, el coronel Polloni sería ascendido a general. Bajo su mando el SIM entró en reorganización. Comenzó a abandonar las tareas de represión interna, concentrándose en la inteligencia de defensa, previendo problemas fronterizos. Tuvo roces institucionales con Manuel Contreras, director de la DINA, los que determinaron el futuro militar del general.

Después de la muerte del general Bonilla, número dos en el Ejército, el 7 de marzo de 1975, debió reestructurarse la cúpula del Ejército. El general Polloni fue ascendido a general de división, quedando a cargo de la II División del Ejército, reemplazando al general Sergio Arellano que fuera enviado al Estado Mayor de la Defensa Nacional.

Suegro del coronel Gerardo Huber, casado con Adriana Polloni, jefe del Departamento de Exportaciones e Importaciones de la Dirección de Logística del Ejército y ex DINA, quien apareciera muerto en el río Maipo en 1992, mientras se investigaba el caso por tráfico de armas a Croacia y en el cual Huber aparecía involucrado.

13. RIGOBERTO RUBIO RAMÍREZ

En septiembre de 1973, el coronel Rigoberto Rubio era el Secretario General del Ejército.

Considerado por Pinochet como de su máxima confianza, el 10 de septiembre le encargó que preparara las comunicaciones radiales a todas las Guarniciones de Chile para el día siguiente, con el objeto de coordinar las operaciones del golpe de Estado.

Entre los años 1957 y 1958, había participado en los cursos de Comando y Estado Mayor, en Fort Leavenworth, Kansas.

Fue nombrado por la Junta Militar como Director de la Empresa Nacional de Petróleo (ENAP).

En 1978, ascendió a general de Brigada, comandante en Jefe de la III División del Ejército y, además, fue Intendente de la Octava Región.

El 14 de diciembre de 1978, asumió como Director de Academia Superior de la Seguridad Nacional (Asusena).

14. ERNESTO BAEZA MICHELSEN

General (r) de Ejército. Instigador del golpe militar. Participó en el asalto a La Moneda.

Nació en 1916. Casado, 4 hijos. Una de sus hijas estuvo casada con el brigadier (r) de Ejército y ex subdirector de la Escuela de Comandos de Peldehue y jefe exterior de la Dirección Nacional de Inteligencia, DINA, Eduardo Raúl Iturriaga Neumann, imputado en el proceso por el asesinato del general Carlos Prats y su esposa que se sigue en Argentina.

Alférez de Artillería y destinado en 1939 al Regimiento de Artillería 2 de La Serena. En 1940 fue ascendido a subteniente y en 1942 a teniente. En 1943, fue destinado al Grupo de Artillería a Caballo 2 "Maturana" en Santiago. El mismo año, al Regimiento Artillería Nº 1 "Tacna" de Santiago, y ascendido a capitán. En 1945, fue instructor de la Escuela Militar en Santiago. En 1946, fue destinado al Destacamento Andino Nº 4 "La Concepción" de Lautaro. En 1950, al Grupo Artillería a Caballo Nº 2 "Maturana" de Santiago; En 1952, fue designado subdirector de Deportes del Estado. Fue ascendido a mayor en 1954. En 1956, fue nombrado segundo comandante del Regimiento "Maturana" en Santiago. Desde 1958 a 1963, se desempeñó en el Departamento de Inteligencia del Estado Mayor de la Defensa Nacional, siendo ascendido a teniente coronel en 1959.

En 1964, fue destinado a Fort Gulick, zona del Canal de Panamá, al Curso de Comando y de Estado Mayor, graduándose como Oficial de Estado Mayor del Ejército norteamericano. Regresó a Chile y fue nombrado comandante del Regimiento Artillería Nº 2 de La Serena. En 1966, fue ascendido a coronel. De 1967 a 1969, actuó en el Departamento IV de Servicios Especiales, de la Dirección de Inteligencia del Estado Mayor del Ejercito.

En ese período, viaja a Estados Unidos a realizar cursos de Altos Estudios en el Colegio Interamericano de Defensa. En 1970, fue ascendido a general de Brigada y nombrado agregado militar en Washington, jefe de la Misión Militar, y delegado del Ejército ante la Junta Interamericana de Defensa.

Baeza, fue uno de los generales chilenos más cercanos al Departamento de Estado norteamericano.

En 1971, regresó a Chile y fue nombrado comandante en jefe de la I División del Ejercito, con sede en Antofagasta. En 1972, designado comandante en jefe de Comando de Infraestructura del Ejército en Santiago y, ese mismo año, ascendido a general de División.

En septiembre de 1973, era general de División y jefe del Comando de Infraestructura del Ejército (53). Cuando Pinochet, en su libro se refiere al Jefe de Operaciones, como uno de los oficiales que desempeñarían un rol fundamental en la dirección del golpe de Estado, se pudo haber referido al general Ernesto Baeza.

El 28 de diciembre de 1973, en una entrevista de prensa Baeza relató esa mañana del golpe: "Yo estaba en el Ministerio de Defensa. Los edecanes decidieron servir de enlace con las Fuerzas Armadas. Allende quería que los comandantes en jefe concurrieran a La Moneda para presentarle la renuncia a ellos. Allende quiso hablar conmigo. Le comuniqué la opinión de Pinochet, pero se negó terminantemente a salir de La Moneda. Cuando faltaban quince minutos para la hora señalada para el bombardeo, Allende volvió a comunicarse conmigo. Pidió diez minutos para que salieran las mujeres. Ningún hombre va a salir, dijo". Baeza continúa: "Efectuado el ataque, se produjeron incendios. Le sugerí a los comandantes Brady y Arellano, que se emplearan masivamente gases lacrimógenos, misión que cumplió Carabineros". (54)

El mismo día del golpe de Estado, el Ejército intervino Investigaciones, nombrando al general Baeza como director de la Policía de Investigaciones. Ocupó ese puesto hasta 1981, manteniendo además su cargo en el Ejercito (55).

En su calidad de Director General de Investigaciones, se le responsabiliza por tortura y muerte de personas ligadas al gobierno de la Unidad Popular, especialmente de los detenidos en La Moneda y sus alrededores.

Además, según antecedentes de organismos de Derechos Humanos, habría ordenado "torturar al Prefecto de Investigaciones, Juan Bustos Marchant, y después de escuchar las denuncias que éste le formulara personalmente, ordenó su asesinato en el cuartel de Investigaciones de Valparaíso. La versión oficial que se dio fue muerte por suicidio".

Participó en los interrogatorios con pentotal de Samuel Riquelme, subdirector de Investigaciones del gobierno del presidente Allende? (56).

Se le involucra en el denominado Caso Covema (Comando Vengador de Mártires) en el que funcionarios de Investigaciones secuestraron y mataron mediante torturas al estudiante José Eduardo Jara y secuestraron a otras once personas. Por este motivo, Baeza debió renunciar a su cargo de director de la Policía de Investigaciones. En su reemplazo asume el general Humberto Cordón, leal a Augusto Pinochet y con buenas relaciones con Manuel Contreras, director de la DINA.

Hoy su nombre aparece en la lista de personas pedidas en extradición por el juez Baltasar Garzón por sus relaciones en la Operación Cóndor, la campaña continental anticomunista.

En octubre de 2000, el abogado español, Joan Garcés, pidió el procesamiento del ex director de la Policía de Investigaciones, Ernesto Baeza, del ex director de la DINA, Manuel Contreras y del general Sergio Arellano Stark, por el asesinato de dos ciudadanos españoles en Chile, el diplomático Carmelo Soria y el sacerdote Antonio Llidó. En una entrevista a la revista colombiana Semana del 3 de noviembre de 2000, Baeza declaraba:

"Iturriaga fue mi yerno. El era un muy buen oficial y si cometió delito fue por acatar las órdenes. Yo nunca comenté nada de esto con él. SEMANA: ¿Quién debe haber dado las órdenes de atentar contra el general Prats? E.B.M.: Su superior, Pinochet. El era el superior de todos en el Ejército y en un ejército nadie se manda solo. SEMANA: Si Pinochet resulta ser culpable del atentado contra el general Prats y su esposa ¿debería ir a la justicia? E.B.M.: Por supuesto. Todos los culpables de crímenes deben ser juzgados. Pero tienen que probarlo.

15. AUGUSTO LUTZ URZUA

Al momento del golpe de Estado era general de Brigada y jefe del Servicio de Inteligencia Militar del Ejército. El general Lutz participó en las operaciones del golpe, desde su cargo de Inteligencia.

Falleció el 28 de noviembre de 1974, en el Hospital Militar de una infección generalizada.

En 1966, realizó el Curso de Comando y Estado Mayor en Escuela de las Américas, Fort Gulick, en Estados Unidos.

El 28 de Septiembre de 1973, fue nombrado secretario de la Junta Militar, en reemplazo del general González. A su vez fue reemplazado en la dirección del SIM por el general Polloni.

Al igual que el resto de los generales, empezó a tener roces con el coronel Manuel Contreras, director de la DINA. Estos iban en aumento. Contreras los pasaba a llevar permanentemente y contaba con el apoyo de Pinochet.

El 10 de julio de 1974, fue nombrado jefe de la V División del Ejército, con sede en Punta Arenas.

Cuando en julio de 1974, el general Bonilla, segunda antigüedad en el ejército, dejó la cartera de Interior, se sabía que él y el general Lutz tenían discrepancias con Pinochet porque consideraban peligroso que el Ejército se involucrara directamente, con su jefe a la cabeza, en un proyecto al largo plazo. Lutz, que era secretario de la Junta, director de Instrucción y décimo en la jerarquía del mando, fue enviado a la V División, en Punta Arenas, el 10 de julio de ese año. Desde allá regresó el General Benavides, para asumir en Interior.

El 18 de octubre de 1974 hubo nuevos cambios en el cuerpos de mando del Ejército. Se anunció el retiro de varios generales. De esa junta de generales, Lutz salió amargado y rabioso. A su juicio, la concentración de poder en manos de Pinochet, terminaría por envolver a las Fuerzas Armadas en una gestión puramente política. Su voz tuvo importancia en los primeros meses del 74, pero sus posiciones jamás resultaron cómodas para la cúpula militar. Así que su paso por la V División fue interpretado -incluso por él mismo- como un desplazamiento; en lenguaje castrense: una huesera. -Este año, -le dijo a su familia- me voy. No aguanto más.

Una noche después fue a un cóctel. Al día siguiente se enfermó. Fue al hospital de Punta Arenas. Le diagnosticaron várices al esófago, una enfermedad comúnmente asociada a los hábitos alcohólicos. Pero Lutz no bebía. Lo operaron. La cirugía derivó en septicemia: el diagnóstico había errado. Lutz sufría de úlcera. Fue trasladado a Santiago. El Ejército se hizo cargo. Durante veinte días estuvo en el Hospital Militar. Lutz sufrió operación tras operación. El 28 de noviembre de 1974, murió. Causa: septicemia. Se abrió un sumario. No se dieron a conocer los resultados. La familia -especialmente su hija- ha denunciado que la muerte fue provocada. (57)

16. ORLANDO URBINA HERRERA

General (r) de Ejército.

En septiembre de 1973, era general de División, jefe del Estado Mayor del Ejército, Inspector General y la segunda antigüedad del Ejército después de Pinochet.

En los años 1957 y 1958 realizó el Curso de Comando y Estado Mayor en Fort Leavenworth, Kansas.

Urbina fue uno de los generales que tenía una actitud engañosa. Aparecía ante Allende y Prats como un general constitucionalista. Orlando Letelier lo menciona en su testimonio: "Urbina también se plegó al doble juego de Pinochet y actuó en términos de un gran traidor". Tenía fama de "militar allendista", pero había sido compañero de curso de Pinochet e incluso su confidente durante el gobierno de la Unidad Popular.

Al mediodía del domingo 9 de septiembre, Pinochet junto con el general Orlando Urbina, se reunieron con el Presidente Allende. El mandatario solicitó que elaboraran un plan de emergencia en caso de una asonada golpista. Pinochet se comprometió a tenerlo para el día siguiente. (58)

El día anterior al golpe de Estado, Pinochet lo había enviado a Temuco para desinformar a Allende, por expresa petición de los generales que participaban en la conjura. Los generales creían que Urbina era proclive a la UP y temían que pudiera abortar el golpe. En la mañana del 11, el Presidente trató infructuosamente de comunicarse con el general Augusto Pinochet, el almirante Carvajal y el general Orlando Urbina. Lo que no sabía Allende es que este último había sido enviado de emergencia a Temuco por Pinochet, con la excusa de investigar un foco guerrillero en Neltume. (59) Urbina no sólo engañó a Allende sino también a los generales golpistas. Después del golpe, continuó siendo el confidente de Pinochet, recomendándole vigilar a algunos generales que mostraban ambiciones de poder.

Pinochet aún tenía sobre su escritorio la petición de renuncia del cuerpo de generales cuando asumió la comandancia en jefe del Ejército, en agosto de 1973. El 18 de septiembre, reiteró el pedido de renuncia de todo el alto mando. El 19 de febrero de 1974, dio curso a la renuncia del general Urbina, hasta entonces jefe del Estado Mayor.

Pinochet lo compensó con un alto cargo: vicepresidente ejecutivo de Codelco.

En agosto de 1978, los trabajadores de Chuquicamata iniciaron un movimiento de protesta que consistía en no asistir a los comedores de la empresa, conocido como la "protesta de las viandas55. Los dirigentes que participaron en la asamblea fueron citados por el vicepresidente ejecutivo de Codelco, el general (r) Orlando Urbina. No se trataba de un diálogo sino de una amenaza de despidos. La protesta continuó. La asamblea pedía la cabeza de Urbina.

Pinochet tenía una oferta para él: asumir la secretaría general del Cipec en París, un cargo altamente codiciado. Aquejado de una úlcera, el general retirado partió a París. (60)

17. ISMAEL HUERTA DÍAZ

Para el golpe de Estado era contralmirante y fue uno de los más activos conspiradores en la Armada.

Nació en 1916. Falleció en 1997 de una embolia. Era casado y tenía cuatro hijos.

Egresó como guardiamarina en 1936. En 1944 ascendió a teniente. En 1949, a capitán de Corbeta, y en 1955, ascendió a capitán de Fragata. En 1972 era director de Astilleros y Maestranzas de la Armada (ASMAR).

El 12 de diciembre de 1972, Salvador Allende lo nombra. Ministro de Obras Públicas en un Gabinete en el cual incorporó a generales de las FF.AA.

Huerta formaba parte del núcleo conspirativo de la Armada desde antes de su entrada al Gobierno. Participaba en las reuniones de los conjurados, previas al golpe militar.

Durante el golpe militar, se encontraba en Valparaíso, junto al vicealmirante José Toribio Merino.

El 17 de septiembre de 1973 se le confiere ascenso a vicealmirante. El 12 de septiembre de 1973 había sido nombrado Ministro de Relaciones Exteriores por la Junta Militar de Gobierno.

Como canciller, concurrió a Nueva York, a la Asamblea de la ONU, en donde difundió informaciones sobre el llamado "Plan Z". En febrero 1974 se reunió con Henry Kissinger en Ciudad de México.

Dada la mala imagen de la Junta Militar en el extranjero, en junio de 1974, Huerta fue reemplazado por el vicealmirante Patricio Carvajal.

El 30 de julio de 1974 se le nombra Embajador, Representante Permanente de Chile ante las Naciones Unidas, con sede en Nueva York. El 16 de mayo de 1977 se le pide la renuncia y se nombra en su reemplazo a Sergio Diez Urzúa. El 2 de junio de 1977, se le acepta el retiro de la Armada.

El 14 de septiembre de 1977 asume como Rector de la Universidad Técnica Federico Santa María. El 17 de mayo de 1984 renuncia por razones de salud.

Desde agosto 1977 a diciembre 1983, fue Rector Delegado de la Universidad Técnica Federico Santa María.

Fue también Director de la Compañía de Acero del Pacífico (CAP).

18. ARTURO YOVANE ZUÑIGA

General (r) de Carabineros.

Principal instigador del golpe de Estado al interior de Carabineros.

En 1966 realizó el Curso de Policía General en la Academia Internacional de Policía, en Washington. En 1971 realizó otro Curso en Estados Unidos (61).

En 1972 se integra a las reuniones conspirativas en Valparaíso, siendo jefe de la II Zona de Carabineros, estrechando lazos amistosos y políticos con el general Arellano Stark y el vicealmirante Merino.

En septiembre de 1973, era jefe del Departamento de Servicios de Carabineros. En la jerarquía institucional se encontraban, con mayor graduación que Yovane, José María Sepúlveda Galindo, director general; el subdirector, Jorge Urrutia Quintano; Pedro Mayorga Martínez en el Departamento de Instrucción; Julio de la Fuente Duarte del Departamento de Orden y Seguridad; Fabián Parada Hormazábal, prefecto de Santiago; Orestes Salinas Núñez, secretario general; Martín Cádiz Avila, de la Primera Zona de Inspección; César Mendoza Duran, en el Departamento, de Bienestar; Eduardo Gordon Cañas, en la Quinta Zona de Inspección; y luego Arturo Yovanne Zúñiga. Sin embargo, "Yovanne se negó a asumir la Comandancia en Jefe de Carabineros propuesta por los golpistas aduciendo que si era así, él debería eliminar a varios generales que estaban por encima de él." (62)

Había sido el candidato original para quedar al frente de la Policía Uniformada, según la apreciación de los demás generales golpistas. Era resuelto y conspiraba desde hacía más de un año en contra del gobierno de la Unidad Popular desde su cargo de jefe de Zona de Carabineros en Valparaíso. Participaba en las reuniones del grupo de conspiradores iniciales.

Antes de dirigirse al edificio de la Dirección General de Carabineros, el General Yovane inspeccionó las tanquetas y el personal de la Escuela de Suboficiales, y las Fuerzas Especiales que tenían por misión rodear el palacio de la Moneda y servir de escudo a la infantería en su avance.

El día 11 de septiembre, el general Yovane codirigió, desde el décimo piso del Edificio General Norambuena, las operaciones de los carabineros alzados, junto con el general Mendoza y el General McKay. En la madrugada, había recibido órdenes del general Arellano Stark para concentrar a los detenidos en el Regimiento 'Tacna' Durante el asalto a La Moneda, fue Yoyane quien mantuvo contacto por radio con el vicealmirante Patricio Carvajal que se encontraba en el puesto central en el Ministerio de Defensa.

El general Arellano Stark destaca en sus apuntes personales la importancia del rol jugado por el general Yo vane en el asalto de la Moneda. (63)

En septiembre 1973, asume como Ministro de Minería (64). Realiza declaraciones "ordenando el inmediato reintegro de todos los funcionarios, empleados y obreros que hubieran sido despedidos por razones políticas". Curiosamente, conservó el cargo de subdirector general de Carabineros mientras era Ministro.

Su salida del Ministerio de Minería y de la Institución, en 1974, se debió a sus posiciones en política cuprífera, que lo indispusieron con Inglaterra y con Estados Unidos (proyecto de formar un cartel análogo a los países productores de petróleo). Puede haber aparecido también como un rival en el camino del director general de Carabineros, César Mendoza. (65)

El dueño del golpe en Carabineros, fue sacado abruptamente de la línea de mando, aceptó ser enviado como embajador a Irán y poco después debió irse a retiro en el más completo anonimato (66).

19. CESAR MENDOZA DURAN

Miembro de la Junta Militar que se instala el 11 de septiembre de 1973. Nombrado Director General de Carabineros por los demás jefes del golpe.

Nació en 1918. Falleció el 13 de septiembre de 1996, de un cáncer al páncreas. Era casado y tenía dos hijos.

De la Escuela de Carabineros, egresó como brigadier en 1940. Ascendió a teniente en 1942; a capitán en 1953; a mayor en 1959; en 1965, a teniente coronel; en 1968 a coronel; en 1970 a general y en 1972 fue general inspector.

El 11 de septiembre era general, director de Bienestar y estaba en el décimo lugar del escalafón institucional.

El día 10 de septiembre de 1973, tras recibir un llamado del general Gustavo Leigh, comandante en jefe de la Fuerza Aérea -señalándole que debía asumir el mando de Carabineros-, aceptó ser parte del plan contra el gobierno de Salvador Allende.

Esa noche, los generales Mendoza y Yovane se instalan en la Escuela de suboficiales de Carabineros. Esta es la única unidad que no se había comprometido con el golpe.

El día del golpe, copó la Central de Comunicaciones de Carabineros, junto a Arturo Yovane. De acuerdo a la organización de los puestos de combate para el día del golpe, Carabineros no aparece con un determinado lugar. Se cree que podría haber sido el Puesto Nº 4, ubicado en la Central de Comunicación de esa institución.

El 11 de septiembre, aparece en la vida pública nacional, firmando la primera proclama de la Junta Militar, desplazando al director general de Carabineros, general José María Sepúlveda, que se encontraba en La Moneda apoyando a Allende. Por primera vez, Carabineros integraba una Junta Militar de Gobierno. Hasta ese entonces, Carabineros era una fuerza de servicio público, dependiente del Ministerio del Interior y no formaba parte de las Fuerzas Armadas.

En 1985 se produjo la muerte de José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino profesionales comunistas degollados por funcionarios de Carabineros- hecho que puso en jaque la permanencia del general Mendoza en el gobierno y al mando de la institución uniformada. Inicialmente, se señaló que se trataba de "un ajuste de cuentas entre comunistas". Sin embargo, las investigaciones realizadas por el juez José Cánovas fueron determinantes: la Dirección de Comunicaciones de Carabineros, Dicomcar, estaba involucrada en el asesinato. El juez Cánovas llegó a estas conclusiones gracias a los antecedentes aportados por la Central Nacional de Informaciones (CNI), que buscaba no verse involucrada en este crimen. Presentó su renuncia el 2 de agosto de 1985. Célebre sería su frase al respecto: "Se está desgranando el choclo".

En 1991 el ex director de Carabineros apareció nuevamente vinculado a un caso judicial, cuando fue procesado por injurias a raíz de una querella que la ex diputada María Maluenda, madre de José Manuel Parada, interpuso en su contra por declaraciones entregadas por el general a una revista.

El 26 de marzo de 1992, en un nuevo caso judicial, fue encargado reo por el ministro en visita Milton Juica, por el delito de encubridor de asociación ilícita terrorista. Obtuvo la libertad provisional el 24 de abril, previo pago de fianza.

Después de su renuncia se dedicó a la equitación y a integrar el Consejo Superior de la Universidad Las Condes, creada en 1990.

Allende, en su último discurso desde La Moneda asediada, registró para la historia a Mendoza: "el general rastrero".

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El Ciudadano

17 de Julio 2011

Los ideólogos herederos de la represión

El Decreto Nº 1.086 (1983) fue promulgado por Augusto Pinochet Ugarte, general de Ejército; Sergio Onofre Jarpa, ministro del Interior; Patricio Carvajal Prado, vicealmirante – ministro de Defensa Nacional; y Luis Simón Figueroa del Río, subsecretario del Interior. En plena Dictadura Militar, los ideólogos de la represión aclararon: “Este decreto regula el derecho de reunión durante la vigencia del Estado de Sitio…” En plena Democracia Representativa, sus herederos aún lo mantienen vigente…

En su Artículo Nº 1 señala: “Las personas que deseen reunirse podrán hacerlo pacíficamente, sin permiso previo de la autoridad, siempre que ello sea sin armas.” Es interesante observar cómo en las reuniones o manifestaciones públicas efectuadas durante el primer semestre del año 2011, las policías uniformadas y civiles han “regulado el derecho de reunión” reprimiendo a diestra y siniestra o sin la mayor discreción a personas desarmadas. Si bien, Carabineros de Chile logra detener a “50, 60 ó 70 encapuchados, a una minoría que ocasiona disturbios en la vía pública o destrozos a la propiedad privada”. Éstos no hacen diferencias cuando se trata de individuos sensatos, propositivos y creativos, que de cara a la ciudadanía, ejercen su legítimo derecho a la manifestación pública. Ni establecen diferencias cuando están ante una multitud reunida de manera pacífica y espontánea, ya que si no cuenta con los permisos o autorizaciones respectivas, los recursos represivos, enérgicos y disuasivos no se hacen esperar… En todos los casos mencionados, “los cuerpos de infantería y los de caballería” arremeten con la misma fuerza contra los manifestantes o emplean las mismas lógicas de acción de un Estado de Sitio…

Al respecto, es necesario precisar que según la última versión de la Ley Orgánica Constitucional de Carabineros (2011), nuestra institución policial depende del Ministerio del Interior y Seguridad Pública y está encargada de “garantizar o mantener el orden en todo el territorio de la República”. Un cuerpo armado de carácter técnico y militar, esencialmente obediente, no deliberante, profesional, jerarquizado y disciplinado, de modo que su personal no puede pertenecer a partidos políticos, ni a organizaciones sindicales… Asimismo, se estipula que estas personas tienen estrictamente prohibido integrar “instituciones, agrupaciones u organismos, cuyos principios u objetivos se contrapongan o sean incompatibles con las funciones establecidas en la Constitución Política…” Además, deben usar “el emblema, color y diseño de los uniformes, grados, símbolos, insignias, condecoraciones y distintivos…” los que están caracterizados y determinados en sus leyes, estatutos, códigos y reglamentos internos.

En tal sentido, sugiero revisar los testimonios, fotografías y filmaciones difundidas en las distintas redes sociales… A partir de estas evidencias, Usted podrá advertir cómo se han tecnificado y militarizado nuestras instituciones policiales, las que en algunos casos, actúan de manera intolerante, represiva y violenta sin mediar provocación por parte de los manifestantes, o como en el último tiempo se han recrudecido los medios para disolverlos… Sin hablar, del uso desmedido de carros lanza-agua y gases lacrimógenos, cuyos componentes químicos aún se encuentran en tela de juicio por la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, puesto que su prolongada inhalación provocaría efectos secundarios en la población o secuelas abortivas en las mujeres expuestas a los mismos…

A renglón seguido, el Artículo Nº 2 y 3 manifiesta: “Para las reuniones en plazas, calles y otros lugares públicos, los organizadores deben dar aviso con dos días hábiles de anticipación al Intendente o Gobernador respectivo. Por su parte, las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública estarán encargadas de impedir o disolver cualquier manifestación que no haya sido avisada dentro del plazo fijado…” Este aviso escrito será firmado por sus organizadores/as, “con indicación del domicilio, profesión y número de cédula de identidad…” Los que además deberán explicitar: ¿qué propósito tiene la manifestación pública, dónde se iniciará, cuál será su recorrido, donde se hará uso de la palabra, quiénes serán sus oradores y dónde se disolverá…?

Y como si fuera poco, los/las intendentes/as o gobernadores/as tienen la facultad de autorizar o negar la realización de la misma, ya que por medio de una resolución podrán designar cuáles son las calles permitidas o prohibidas para tales efectos, o podrán cambiar de manera arbitraria y unilateral el recorrido escogido por los/las organizadores/as. Ahora bien, si la reunión “perturba la intensa circulación o el tránsito público” podrá ocupar parques, plazas, jardines, avenidas y paseos, siempre y cuando, no interrumpa “las horas ocupadas habitualmente para el esparcimiento o descanso de la población”. Del mismo modo, si ésta excede el tiempo fijado o infringe alguna de estas normativas será inmediatamente disuelta por nuestras instituciones policiales, las que además deberán “verificar la presencia de armas… o la tenencia de palos, bastones, fierros, herramientas, barras metálicas, cadenas o cualquier utensilio de naturaleza semejante…”. Por lo tanto, las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública deberán ordenarles a los manifestantes entregar tales elementos, “si éstos se niegan o se producen situaciones de hecho, la manifestación será disuelta…”

Es importante tener en cuenta que en la Región Metropolitana, el intendente, Sr. Fernando Echeverría y la gobernadora, Sra. Paz Hiriart Morán son los representantes naturales e inmediatos del Presidente de la República. Estas personas son nombradas, removidas o mantenidas en sus funciones mientras cuenten con su confianza… Y este decreto antidemocrático, les otorga amplias facultades para autorizar, prohibir, cambiar o disolver una reunión o manifestación pública, definiendo los lugares, horarios, días y fechas al margen de lo programado por sus organizadores/as. Como lo ocurrido este jueves 14 de julio, cuando la Intendencia de Santiago cambió el recorrido estipulado por el Colegio de Profesores/as y la Confederación de Estudiantes de Chile, Confech, aludiendo: “Nosotros hemos decidido autorizar esta marcha, en condiciones a lo mejor distintas de las solicitadas por los organizadores, pero garantizando el uso de la Alameda, que es donde evidentemente alcanza mayor notoriedad la expresión de sus demandas. Esta es la alternativa que nos parece más adecuada para evitar el colapso en la ciudad que hemos visto en las semanas anteriores” (Echeverría, 2011). Esta decisión “regula el derecho de marchar” por la principal arteria de nuestra ciudad, una medida autoritaria que sólo busca invisibilizar la expresión de estos actores sociales y la notoriedad pública de sus demandas…

En los viejos tiempos, este decreto era ampliamente utilizado por la Dictadura Militar contra todo intento de oposición, este instrumento jurídico justificaba la brutalidad policial o el uso y abuso de la violencia dentro de su permanente Estado de Sitio… Actualmente, los operadores políticos esgrimen su contenido normativo para reprimir las reuniones o manifestaciones ecológicas, ciudadanas, estudiantiles, políticas, sindicales, vecinales, reivindicativas, etc… No sé si estas personas se desdoblan o si viven realidades paralelas, ya que no cuestionan el origen y carácter de este reglamento, ni evidencian alguna contradicción existencial cuando lo implementan…

Por lo tanto, no es casualidad que los ideólogos-herederos de la represión, a veces disfrazados de demócratas, siempre se opongan a una asamblea constituyente. O subestimen su impacto real y auténtico, de manera que observemos la presencia del dictador en nuestro Estado-Nación…

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