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Gustavo Álvarez Águila

General de Ejército

 

Para el golpe de Estado, el general Gustavo Álvarez Águila era jefe de la Dirección del Personal del Ejército, y junto a los generales Bonilla, González y Benavides se dirigió, temprano en la mañana, al Regimiento de Telecomunicaciones en Peñalolén, donde Pinochet había establecido su cuartel general.

Después del golpe, fue nombrado subjefe del Estado Mayor del Ejército. El 7 de mayo de 1974, luego de la muerte del general Bonilla, la cúpula del Ejército debió reestructurarse. El general Gusravo Álvarez Aguila asumió la jefatura del Estado Mayor, secundado por el general Carlos Forestier.

Gustavo Álvarez Águila es miembro del Instituto O'Higginiano.

 

Fuentes de Información: Libro Páginas en blanco, El 11 de septiembre en La Moneda; El Mostrador; Archivo Memoriaviva


El Mostrador

12 de febrero del 2001

Documentos inéditos acusan a Pinochet

"Proponga respuesta: El señor Eugenio Ruiz-Tagle O. fue ejecutado en razón a los graves cargos que existían contra él. No hubo torturas, según información". La frase fue escrita de puño y letra por Augusto Pinochet a fines de 1973, en un documento que el 24 de noviembre de ese año le envió el general Osvaldo Salas, entonces Auditor General del Ejército, recomendando iniciar una investigación para determinar las circunstancias en que Ruiz Tagle Orrego -una de las víctimas de la Caravana de la Muerte- había sido ejecutado.

El documento acusatorio de la complicidad de Pinochet con los criminales integrantes de la "Caravana de la Muerte" tuvo su origen en las denuncias efectuadas por el abogado Gastón Cruzat Paul, respecto a las torturas a las que había sido sometido su defendido y al hecho de que fuera fusilado (19.10.1973) sin existir una condena previa del tribunal militar, tras el paso de la comitiva del crimen encabezada por el general (R) Sergio Arellano Stark, en su calidad de "delegado" del Comandante en Jefe del Ejército.

La investigación nunca se realizó, justamente por la intervención de Pinochet. Esto, a pesar de que fue solicitada por el ministro de Justicia de la época, Gonzalo Prieto Gándara y la propia Auditoría General de Ejército. Y, aunque la defensa del ex dictador señalara que los documentos servirán para probar su inocencia, lo cierto es que la publicación de éstos complicará aún más al genocida. Además, ella tendrá que explicar por qué Pinochet -en su declaración ante el juez Guzmán- señaló que no era resorte de él ordenar una investigación sobre los hechos -traspasando la responsabilidad a los jefes de guarnición- en circunstancias que el Ministerio de Justicia y la Auditoría le recomendaron hacerlo. Mientras tanto, en el gobierno se lamentaba que los nuevos antecedentes condenatorios a Pinochet "retrasarán el cierre del caso" y de que existe "una alta probabilidad" de que las apelaciones en defensa del tirano sean rechazadas.

Los documentos publicados se refieren a la ejecución del ingeniero Eugenio Ruiz-Tagle, que había sido nombrado gerente de la Industria Nacional de Cemento S.A. por el ex Presidente Salvador Allende. Su fusilamiento se produjo el 19 de octubre de 1973, en la quebrada El Way de Antofagasta. Doce días después, el 31 de ese mes, el ministro Gonzalo Prieto Gándara envió un memorándum confidencial al entonces ministro de Defensa, general Patricio Carvajal. En el documento, el titular de Justicia explica haber recibido una denuncia del abogado Cruzat, respecto "a las torturas a que habría sido sometido el ciudadano don Eugenio Ruiz-Tagle Orrego, quien posteriormente fue ejecutado al parecer sin previa condena del Tribunal competente". Y, además, señala: "La denuncia en cuestión me ha sido confirmada, personalmente, por los abogados Sergio Diez Urzúa y Jaime Guzmán Errázuriz".

CINISMO DEL EX DICTADOR

Prieto recomienda iniciar una investigación: "Teniendo presente la gravedad de los hechos que se relatan, he estimado mi deber ponerlos en conocimiento de U.S., pues me parece indispensable que sobre el particular se adopten medidas muy enérgicas que impidan la repetición de situaciones similares y, también, que se inicien las investigaciones pertinentes para sancionar a los culpables, si los hubiere (...) Idénticas consideraciones me merece la acusación de que numerosas otras personas habrían sido ajusticiadas sin juicio previo".

La información que se hace llegar al general Carvajal es entregada, posteriormente, al Estado Mayor del Ejército. Y desde ahí los antecedentes le son informados al Auditor General de la institución, general Salas. Este escribe una circular confidencial al comandante en jefe del Ejército (24.10.73), para informarle de los hechos y recomendar -al igual que el ministro de Justicia- una investigación sobre las denuncias. Ese es el documento en que Pinochet escribe de su puño y letra, señalando que debe responderse que Ruiz-Tagle fue ejecutado "en razón a los graves cargos contra él" y que no había sido sometido a torturas.

Un año y medio después, a pesar de haberse negado a condenar a los asesinos, Pinochet cínicamente le encarga al general Gustavo Alvarez Aguila remitir un oficio al comandante en jefe de la Primera División. (marzo de 1975), solicitándole "información" sobre el caso de Eugenio Ruiz-Tagle, para responder ante una acusación presentada ante la Corte Interamericana de DD.HH.

Los abogados querellantes en el caso Caravana de la Muerte solicitaron al juez Guzmán que anexe al proceso los nuevos documentos sobre el caso de Eugenio Ruiz-Tagle, que vinculan a Pinochet como encubridor de sus torturas y asesinato. Además, el abogado Eduardo Contreras solicitó que se cite a declarar a los ex personeros del gobierno militar que aparecen en los documentos, entre ellos el actual senador Sergio Diez y ex embajador ante la ONU durante el régimen dictatorial. "Creo que esto ha sido la lápida para el procesamiento de Pinochet y no tengo ni la más mínima duda que la Corte de Apelaciones de Santiago no tiene más alternativa que confirmar el procesamiento", dijo Contreras tras hacer la presentación. Similar solicitud manifestó la directiva de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos para que se cite a declarar a los funcionarios de la dictadura castrense que aparecen involucrados en los documentos citados. En efecto, la vicepresidenta de esta entidad, Alicia Lira, junto con afirmar que de acuerdo a estos antecedentes, Pinochet está cada vez "más cercado", declaró: "Es imperativo denunciar con más fuerza a aquellos que viven y que fueron colaboradores del terrorismo de Estado como los actuales senadores Sergio Diez, Sergio Fernández y Carlos Bombal. Para nosotros es muy importante denunciar en particular la complicidad de Sergio Diez quien sabia que en Chile se torturaba". Además, agregó que resulta imposible que una institución jerarquizada como es el Ejército no tuviera conocimiento de los hechos cometidos por sus subordinados. Las solicitudes fueron aprobadas por el juez Guzmán. En cambio, la derecha, adaptándose a una realidad irrefutable y arrinconada por las denuncias, trata de morigerar su rol de cómplice principal de la dictadura.

El vicepresidente de Comunicaciones de RN, Alejandro Alvarez, aseguró que su partido se mantiene en la línea de creer que Pinochet, "no participó de los hechos de la denominada Caravana de la Muerte". Sin embargo, reiteró que la postura de la colectividad es "atenerse a lo que los tribunales de justicia digan". Asimismo, calificó de "dramático, injustificable y repugnante" los hechos que se han ido conociendo a través de la prensa. Por lo cual, afirmó que "cada uno debe responder por sus propios actos". En todo caso, indicó que independiente del curso que sigan estos casos en los tribunales, no implica para RN "un cuestionamiento a la obra del gobierno militar".

NO CREIA QUE LO IBAN A MATAR

La víctima de torturas y asesinato, Eugenio Ruiz-Tagle, hecho criminal que Pinochet impidió investigar, según los antecedentes registrados en el proceso que incoa el juez Guzmán, fue torturado y ejecutado antes del supuesto Consejo de Guerra que señala el dictador.

El 12 de septiembre de 1973 Eugenio Ruiz-Tagle Orrego se presentó voluntariamente ante los mandos militares golpista de Antofagasta, tras un requerimiento público. Su amigo, secretario privado y chofer. Herman Zuljevic Rojas lo acompaño la Intendencia de Antofagasta. "No creía que lo iban a matar. Eugenio decía que creía en el apego de los uniformados a la democracia", dijo Zuljevic, quien en 1973 presidía a los trabajadores de INACESA y también militaba en el Mapu. Esa fue la última vez que su familia lo vio con vida, pues tras permanecer detenido en la base aérea de Cerro Moreno durante 11 días, fue trasladado a la cárcel de Antofagasta. Desde ahí fue sacado y asesinado, pasando a convertirse en una de las 75 víctimas de la Caravana de la Muerte.

Ruiz-Tagle -primo en segundo grado del ex Presidente Eduardo Frei- tenía 26 años cuando murió ejecutado, después de haber sido torturado, sin que se haya efectuado un consejo de guerra para juzgarlo, como consta en la causa que investiga Juan Guzmán. Estaba casado con Mónica Espinoza -actual esposa del ex ministro secretario general de Gobierno, José Joaquín Brunner (PPD)- y tenía una hija: Josefa, quien actualmente tiene 28 años. Aunque provenía de una familia de derecha, militaba en el Mapu. Ingeniero civil de profesión, fue designado por el ex Presidente Salvador Allende para fundar, en Antofagasta, la Industria Nacional de Cemento S.A. (INACESA), de la cual fue hasta la fecha de su asesinato (19.10.73) su gerente general.

LUCHA POR LA VERDAD Y JUSTICIA

La madre de Ruiz-Tagle, Alicia Orrego, quien falleció el año pasado, denunció el asesinato de su hijo en el libro "Los Zarpazos del Puma": "Eugenio se presentó voluntariamente el 12 de septiembre (...) Desde ese día sufrió apremios físicos y nunca pudo hablar con su abogado. (...) Llegué a Antofagasta el 18 de octubre por la noche. Y el 19, por la mañana, me dijeron que podría verlo al día siguiente". Pero eso no ocurrió: el 21 de octubre la prensa de la época informaba de su muerte.

Alicia Orrego no se quedó tranquila. Junto a otras madres y esposas de los ejecutados fue hasta la casa del general (R) Lagos, para pedir explicaciones. Pero el alto uniformado -como ha testificado tanto judicial como públicamente- no tenía mayores antecedentes; siempre ha sostenido que Arellano Stark atropelló su jurisdicción en su calidad de oficial delegado de Pinochet.

La madre de Ruiz-Tagle, entonces, pidió una entrevista con el comandante en jefe del Ejército. Esta se concretó en noviembre de 1973 y, según relata Carmen Hertz, abogada de la familia Ruiz-Tagle, el entonces comandante en jefe del Ejército sólo dijo que había "graves cargos en su contra". De hecho, de ese encuentro se desprende parte del testimonio de Lagos -cuya declaración es clave en las imputaciones de Guzmán contra Pinochet- cuando relata que el desaforado senador le preguntó, en noviembre de 1973, si era cierto que había llorado junto a la madre de Ruiz-Tagle. Tal escena no la recuerda Lagos, porque no conocía a Alicia Orrego. No obstante, muchas de las presentes en ese encuentro afirman que Lagos lloró junto a ellas. Incluso, tras las declaraciones públicas de Lagos -quien salió al paso de las imputaciones que le efectuó la defensa de Pinochet en cuanto a que los fusilamientos eran su responsabilidad- Mónica Espinoza lo respaldó y recordó que, tras las ejecuciones, el general Lagos "estaba visiblemente afectado". Y agregó: "Iban a gritarle, a pedirle explicaciones, a pedirle que entregaran los cadáveres. Y él lloraba, se tomaba la cabeza con las manos, desesperado con lo que había pasado".

La abogada Alicia Vidal Magno también recuerda a Ruiz-Tagle, pero ya muerto. Junto a los abogados Cruzat y Fernandois intentaron defender a los prisioneros ante los consejos de guerra, aunque en este caso no pudieron. La abogada vio en la morgue el cuerpo de Ruiz-Tagle, el que según la autopsia y su testimonio, estaba mutilado, al igual que otros. "Les faltaban las uñas de las manos y los pies", explicó Alicia Vidal. Y agregó que en el caso del ingeniero su columna estaba quebrada en tres partes, presentaba fracturas en el cráneo y las costillas, sus puños estaban amarrados con alambre y le faltaba un ojo".

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