Vásquez Sepúlveda Héctor Manuel Humberto


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Rut : 14.778.395-7

Fecha Detención : 18-10-1973
Lugar Detención : Santiago


Fecha Nacimiento : 19-04-1955 Edad : 18

Lugar Nacimiento : Ñuñoa – RM

Actividad Política :
Actividad : Comerciante Feria libre

Estado Civil e Hijos : Soltero
Nacionalidad : chilena


Relatos de Los Hechos

Categoría : Antecedentes del Caso

Rut                   :            Sin información

F.Nacim.            :            19-04-55, 18 años de edad al momento de su detención

Domicilio            :            Avda.Grecia 6750, La Faena, Peñalolén, Santiago

E.Civil              :            Soltero

Actividad            :            Comerciante Ferias Libres

C.Repres. : Miembro de la Junta de Abastecimiento y Precios (JAP) de su sector poblacional

F.Detenc.            :            18 de octubre de 1973

SITUACION REPRESIVA

 Héctor Manuel Vásquez Sepúlveda, soltero, 18 años a la fecha de su desaparecimiento, comerciante Ferias Libres, miembro de la JAP de su sector, fue detenido el 18 de octubre de 1973, en horas de la mañana, por tres carabineros de civil en circunstancias que se encontraba en su domicilio de Avda. Grecia en compañía de su familia. Fue trasladado en un bus de pasajeros hasta la 18a. Comisaría de Carabineros de Los Guindos, desde donde se perdió todo rastro acerca de su persona.

Don José Luis Vásquez Sepúlveda, hermano de la víctima, expone en el respectivo proceso judicial por el desaparecimiento del afectado, que el día de los hechos se encontraban en el domicilio cuando se hicieron presente tres civiles, entre los cuales reconoció al Carabinero de apellido Millafil, quienes ingresaron al inmueble, procediendo a detener a su hermano Héctor Manuel para luego abordar un microbus de pasajeros, en el cual viajaba por casualidad su madre, doña Rosa Ester Sepúlveda Aravena. Ella se percató cuando los policías descendieron del vehículo e ingresaron al recinto de la 18a. Comisaría (en ese entonces, 13a. Comisaría). En la tarde de ese mismo día, se apersonaron a la Unidad Policial a fin de averiguar la situación del detenido, pero allí negaron rotundamente su aprehensión. El testigo afirma en su exposición de los hechos, que en los días previos a la desaparición de su hermano, otro carabinero de esa misma Comisaría, de nombre Manuel Veloso, le efectuó una serie de preguntas respecto a las actividades de Héctor Manuel, quien, junto al policía conocido como "Nano Millafil" pertenecían al mismo Club Deportivo del sector.

 Su familia concurrió en reiteradas oportunidades al recinto de Carabineros a preguntar por el detenido, pero siempre se encontraron con una respuesta negativa y aún desconocen la suerte que corrió la víctima luego que fuera recluido en la 18a. Comisaría.

 GESTIONES JUDICIALES Y/O ADMINISTRATIVAS

Con fecha 26 de febrero de 1992 se presentó denuncia por el delito de secuestro ante el Duodécimo Juzgado del Crimen de Santiago, rol 26685-3, en el cual se exponen las circunstancias que culminaron con el desaparecimiento del ofendido desde la 18a. Comisaría de Carabineros. El proceso se encuentra a diciembre de 1991 en tramitación.

Los antecedentes antropomórficos de Héctor Manuel Vásquez Sepúlveda fueron anexados a la causa 4449-AF del 22 Juzgado del Crimen de Santiago, por el delito de inhumación ilegal en el Patio 29 del Cementerio General, de personas no identificadas muertas entre septiembre y diciembre de 1973. El Juez Instructor de la causa ordenó la excavación de 108 tumbas en septiembre de 1991. De allí se exhumaron 125 cuerpos, los que fueron remitidos al Instituto Médico Legal. En la actualidad (fines de 1992) se está a la espera de los informes periciales de identificación.


Familia de joven detenido desaparecido ganó demanda penal y civil contra ex carabineros y Estado chileno

Fuente :theclinic.cl , 3 de Enero 2017

Categoría : Prensa

A Héctor Vásquez Sepúlveda lo detuvieron carabineros de la 13ª Comisaría de Ñuñoa en octubre de 1973 por su participación en una riña dentro de una cancha de fútbol en la Población La Faena. Desde ese día la familia aún no sabe su paradero, no hay registro de defunción, ni información sobre entradas o salidas del país.Dos ex carabineros, Francisco Fernando Contreras Torres y Pedro Alejandro Lorenzo Herrera Mossuto, fueron condenados a siete años de presidio en febrero de 2016, “por su participación de autores en el delito de secuestro calificado cometido en la persona de HECTOR MANUEL HUMBERTO VASQUEZ SEPULVEDA , a contar del 18 de octubre de 1973”, según consigna el fallo de la Corte Suprema

La defensa de Pedro Herrera solicitó rebajar la pena por conducta anterior irreprochable, pero la Segunda Sala de la Corte desestimó la petición el pasado jueves 29 de diciembre.

En el documento final también se confirma la indemnización que debe pagar el Fisco de Chile a la familia de la víctima, $500 millones por daño moral.

El caso se remonta al 7 de octubre de 1973, cuando se desató una pelea futbolera en una cancha de la Población La Faena, que en la época correspondía a la comuna de Ñuñoa y actualmente a Peñalolén. Días después y sin orden judicial alguna, entre el 15 y 18 de ese mismo mes, miembros de la Comisión Civil – a cargo estaba Pedro Herrera Mossuto, acompañado de los subalternos Francisco Contreras Torres y Juan Manuel Veloso Ortiz- de dicha comisaría, detuvieron a jóvenes del sector que participaron en la riña.

Dos de ellos fueron ejecutados y lanzados al Canal San Carlos. Otro detenido fue Héctor Vásquez Sepúlveda, a quien miembros de la comisión llegaron a buscar a su domicilio vestidos de civil.

Según relató el juez Mario Carroza durante la etapa de investigación del caso, los visitantes se conocían con Vásquez ya que eran compañeros de pichangas en “Deportivo Cordillera”, y tras una conversación partieron juntos a la unidad policial, bajo el pretexto de que debía prestar una declaración.

Los carabineros caminaron a una de las esquinas de la casa del futuro desaparecido e hicieron parar una micro. Allí, se encontraron por azar con la madre y hermana de Héctor Vásquez, a quien explicaron que éste solo debía prestar una declaración por la riña de días atrás. Horas más tarde, al ver que no llegaba, la madre del detenido fue a la 13ª Comisaría, pero allí le dijeron que su hijo jamás había ingresado a la unidad: “Finalmente, pese a todos sus esfuerzos, nunca le encuentran y desde ese momento no se tienen más noticias de su persona, como tampoco registra salidas o entradas al país y menos consta su defunción en el registro civil”, dice el fallo pronunciado por los Ministros Milton Juica; Carlos Künsemüller; Haroldo Brito; Lamberto Cisternas y Jorge Dahm.


Corte confirma condena de dos carabineros en retiro por secuestro en Ñuñoa

Fuente :elclarin.cl, 7 de Septiembre 2016

Categoría : Prensa

Corte confirma condena de dos carabineros en retiro por secuestro en Ñuñoa

La Corte de Apelaciones de Santiago rechazó los recursos de casación en la forma y ratificó la sentencia que condenó a dos carabineros en retiro por su responsabilidad en el delito de secuestro calificado de Héctor Manuel Humberto Vásquez Sepúlveda, ilícito perpetrado a contar del 18 de octubre de 1973, en la Región Metropolitana.

En fallo unánime la Primera Sala del tribunal de alzada –integrada por los ministros Dobra Lusic, Guillermo de la Barra y Jenny Book– confirmó la sentencia que condenó a 7 años de presidio a Francisco Fernando Contreras Torres y Pedro Alejandro Herrera Mossuto, en calidad de autores del delito.

En el aspecto civil, se confirmó la sentencia que condenó al Estado de Chile a pagar una indemnización de perjuicios por daño moral de$50.000.000 (cincuenta millones de pesos) a familiares de la víctima.

En la etapa de investigación, el ministro Mario Carroza logró establecer los siguientes hechos:
“Con ocasión de una riña en una cancha de fútbol ubicada en la población La Faena de la comuna de Ñuñoa, el día 7 de octubre de 1973, los integrantes de la Comisión Civil de la 13a Comisaría de Carabineros de esa comuna que estaba a cargo del entonces Subteniente Pedro Alejandro Herrera Mossuto, acompañado de los subalternos Francisco Contreras Torres y Juan Manuel Veloso Ortiz, inician sin orden judicial y por iniciativa propia, diligencias para encontrar a los involucrados en la disputa e impulsados por ella, detienen a varios jóvenes del sector entre los días 15 a 18 de octubre de ese año, luego les trasladan a la unidad policial y dos de ellos, según consta de causa que se tiene a la vista en este fallo, aparecen ejecutados y lanzados sus cuerpos al Canal San Carlos y otros, luego de su ingreso a la 13a Comisaría, desaparecidos.

Uno de esos jóvenes, es Héctor Manuel Vásquez Sepúlveda, a quién apodaban “Beto”, a cuyo domicilio llega a la comisión vestida de civil el día 18 de octubre de 1973, preguntando por la víctima cuando se estaba bañando, y una vez que accede a salir, ya que les conocía por ser compañeros de su equipo ” Deportivo Cordillera”, conversan entre ellos y los funcionarios policiales deciden llevarlo a la unidad policial, sin expresar motivo alguno a sus familiares, bajo el solo pretexto que debía efectuar una declaración. Una vez que los acusados se retiran del inmueble con el detenido, caminan con él a una de las esquinas del sector y detienen a un vehículo de la locomoción colectiva, al cual se suben con el detenido y lo trasladan a la 13a Comisaría. Sin embargo, la madre y la hermana de la víctima, casualmente viajaban en el mismo microbús y les pregunta a los aprehensores, que es lo que harían con él, ellos le responden que no debía preocuparse, que le llevaban solamente para tomarle una declaración en la Comisaría, la madre con esa respuesta queda confiada y continua su viaje a su trabajo.
 
Ese mismo día, al regresar a casa, la madre se percata que su hijo no había retornado e inicia de inmediato su búsqueda, pero al recurrir a la 13a Comisaría, funcionarios policiales le manifestaron que a esa unidad no había ingresado ni tampoco ellos lo habían detenido. Pese a todos los esfuerzos, nunca le encuentran, y desde ese momento no se tienen más noticias de su persona”.


Suprema condena a dos carabineros y cuatro militares (r) por secuestros y homicidios de 1973

Fuente :elciudadano.cl, 3 de Enero 2018

Categoría : Prensa

La Corte Suprema confirmó las sentencias que condenaron a dos carabineros y cuatro miembros del Ejército en retiro por los delitos de secuestro calificado y homicidio calificado, perpetrados las comunas de Ñuñoa y Santiago, respectivamente, en 1973

La Corte Suprema confirmó las sentencias que condenaron a dos carabineros y cuatro miembros del Ejército en retiro por los delitos de secuestro calificado y homicidio calificado, perpetrados las comunas de Ñuñoa y Santiago, respectivamente, en 1973.

En el primer fallo, la Sala Penal del máximo tribunal rechazó el recurso de casación y confirmó la sentencia que condenó a los miembros de carabineros en retiro Fernando Contreras Torres y Pedro Herrera Mossuto a penas de 7 años de presidio, en calidad de autores del delito de secuestro calificado de Héctor Vásquez Sepúlveda, ilícito perpetrado a partir del 18 de octubre de 1973, en la población La Faena, ubicada entonces en la comuna de Ñuñoa, y actualmente en Peñalolén.

En la etapa de investigación, el ministro Mario Carroza logró establecer que con ocasión de una riña en una cancha de fútbol en La Faena, el 7 de octubre de 1973 los integrantes de la Comisión Civil de la 13ª Comisaría de esa comuna, que estaba a cargo del entonces subteniente Pedro Herrera Mossuto, acompañado de los subalternos Francisco Contreras Torres y Juan Manuel Veloso Ortiz, inician sin orden judicial y por iniciativa propia diligencias para encontrar a los involucrados en la disputa. En esa acción detienen a varios jóvenes del sector entre los días 15 y 18 de octubre de 1973, luego los trasladan a la unidad policial y dos de ellos aparecen ejecutados y lanzados sus cuerpos al Canal San Carlos; otros, luego de su ingreso a la 13ª Comisaría, quedaron en calidad de desaparecidos.

Uno de esos jóvenes es Héctor Vásquez Sepúlveda, a cuyo domicilio en la población La Faena llegó la Comisión vestida de civil el 18 de octubre de 1973, preguntando por la víctima cuando se estaba bañando, y una vez que accede a salir, ya que les conocía por ser compañeros de su equipo «Deportivo Cordillera», conversan y los funcionarios policiales deciden llevarlo a la unidad, sin expresar motivo alguno a sus familiares, bajo el solo pretexto que debía efectuar una declaración.

Una vez que los acusados se retiran del inmueble con el detenido, caminan con él a una de las esquinas del sector y detienen a un vehículo de la locomoción colectiva, al cual se suben con el detenido y lo trasladan a la 13ª Comisaría.

Sin embargo, la madre y la hermana de la víctima casualmente viajaban en el mismo microbús y les preguntan a los aprehensores qué es lo que harían con él, respondiéndoles éstos que le llevaban solamente para tomar una declaración en la Comisaría. La madre con esa respuesta queda confiada y continúa su viaje a su trabajo.

Ese mismo día, al regresar a la casa, la madre se percata que su hijo no había retornado e inicia de inmediato su búsqueda, pero al recurrir a la 13ª Comisaría funcionarios policiales le manifestaron que a esa unidad no había ingresado y que tampoco lo habían detenido.

 

Finalmente, pese a todos sus esfuerzos, nunca le encuentran y desde ese momento no se tienen más noticias de su persona, como tampoco registra salidas o entradas al país, y menos consta su defunción en el registro civil.

En el aspecto civil, la Segunda Sala de la Corte Suprema confirmó la sentencia que condenó al fisco a pagar cincuenta millones de pesos a familiares de la víctima.

Dirigentes sindicales

En el segundo fallo, la Sala Penal confirmó la sentencia que condenó a cuatro miembros del Ejército en retiro por los homicidios de los dirigentes sindicales de la empresa Chilean Autos, Luis Herrera González y Mario Parra Guzmán, ilícitos perpetrados el 27 de septiembre de 1973, en la Academia de Guerra del Ejército, ubicada en la época en la comuna de Santiago.

La sentencia confirmó las penas que deberán purgar Jorge Muñoz Pontony (15 años y un día de presidio), Jaime García Zamorano (7 años de presidio), y Pedro Silva Jiménez y Pedro Rivera Piña (5 años y un día).

En la etapa de investigación, el ministro Mario Carroza logró establecer que el 27 de septiembre de 1973, alrededor de las 17:00 horas, una patrulla militar concurrió hasta la empresa «Chilean Autos S.A.» y pidió conversar con el encargado de la misma, a quien se le solicitó la presencia de dos de sus trabajadores, ambos dirigentes sindicales, Luis Herrera González y Mario Parra Guzmán. Al llegar fueron detenidos por funcionarios del Ejército y trasladados a dependencias de la Academia de Guerra, donde fueron interrogados. Se les mantuvo en la unidad hasta la madrugada y posteriormente se decidió su ejecución y el abandono de sus cuerpos en la vía pública. Luis Herrera perdió la vida por múltiples heridas a bala tóraco abdominales y Mario Parra por múltiples heridas a bala en extremidades inferiores y una herida abdominal y pelviana con perforaciones múltiples del intestino y hemoperitoneo.

Por Daniel Labbé Yáñez


La pichanga que terminó con cuatro detenidos desaparecidos y un homicidio en 1973

Fuente :eldesconcierto.cl, 11 de Diciembre 2022

Categoría : Prensa

Pocas semanas después del golpe, un grupo de carabineros cobró venganza por una pelea en un partido de fútbol en la Población La Faena. En el Día Internacional de Derechos Humanos, contamos esta historia que es parte del podcast Ñuñoa tiene memoria, que narra historias de lugares donde ocurrieron crímenes de la dictadura en la comuna.

En septiembre de 1973 dos equipos de fútbol de la población La Faena se enfrentaron en la cancha San Carlos. La pichanga era entre vecinos del barrio: por un lado, estaba el equipo Unión Victoria, de pobladores del poniente de la calle Ictinos; por el otro, el Club Deportivo Cordillera, de quienes vivían al oriente. La pelota girando por el terreno de tierra mantenía a los ocho jugadores por lado distraídos de la enorme crisis que se vivía en ese entonces. Ninguno sabía aún que el cruel destino del país se cruzaría con el desenlace de ese partido.

En el Día Internacional de Derechos Humanos, en El Desconcierto recordamos esta historia que es parte del Podcast Ñuñoa tiene Memoria de Ñuñoa tu Radio en coproducción con la Corporación Estadio Nacional, Memoria Nacional, que cuenta las historias de lugares de la comuna donde hubo violaciones a los derechos humanos en dictadura, pero en muchos casos hoy no son reconocidos.

Lo que pasa en la cancha no se queda en la cancha

Quedaban pocos días para el golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet. Sin embargo, en este sector de la capital, que en ese tiempo pertenecía a Ñuñoa, la preocupación era cómo el Unión Victoria podría remontar la diferencia con el Deportivo Cordillera. Los entusiastas futbolistas eran jóvenes. El menor tenía 15 años, el mayor 22.

Una patada o simplemente una burla -el tiempo ha hecho que estos detalles sean difusos- tensionó el ambiente y los insultos llevaron a los combos. Héctor Vásquez Sepúlveda, un vecino de La Faena que se cambió del Unión Victoria al Cordillera se trenzó a golpes con Francisco Contreras Torres, quien pertenecía a su exequipo y era carabinero de la 13° Comisaría “Los Guindos” (actual 18° Comisaría de Ñuñoa).

La intensidad de la pelea subió. Se sumó a la riña Juan Manuel Veloso Ortiz, también carabinero de la 13° Comisaría, compañero de trabajo y de equipo de Francisco Contreras, a quien fue a apoyar. En el bando rival se metieron Hernán Peña Catalán, Luis Vergara González, José Ramírez Díaz y Pedro Pérez Godoy. La cancha San Carlos fue escenario de una batalla campal, aunque nada distinto a lo que se vive en cientos de partidos que cada fin de semana ocurren en las poblaciones de Santiago.

“Lo que pasa en la cancha, se queda en la cancha”, comentaron algunos después de la pelea, pero no fue así. “El partido fue entre ellos, dos equipos, una pichanga normal. El equipo de mi papá iba ganando y, no sé, por ahí se picaron y se agarraron a cornetes. Mi papi le pegó po’, porque era bueno pal’ combo. Entonces fue el golpe de Estado y el paco se tomó la atribución de ir a buscarlo. Ahí yo creo que fue abuso de poder”, recuerda José Barahona Ulloa, hijo de Héctor Vásquez.

Abuso de poder

El obrero Luis Vergara González se dirigía a su casa en la Villa Lautaro pocos minutos después de las 9 de la noche, hora definida por la Junta Militar para el toque de queda de ese día, el 15 de octubre de 1973. Había pasado poco más de un mes desde el bombardeo a La Moneda y con él la toma del poder por parte de las Fuerzas Armadas.

Luis estaba a pocas cuadras de su casa cuando se le acercó una camioneta roja, que hasta hace pocas semanas había pertenecido a Miria Contreras Bell, secretaria personal del fallecido Presidente Salvador Allende. Pero eso el trabajador de 22 años no lo sabía y solo vio un vehículo desde el que bajó Francisco Contreras, el policía con quien había peleado en la cancha San Carlos. Junto con otro carabinero lo redujeron para llevarlo detenido. El auto rápidamente se puso en marcha: él no sería el único.

A un par de calles de ahí, en la Villa El Duraznal, estaba la casa de Hernán Peña, chofer de 20 años que también había participado de la pichanga. En su hogar solo encontraron a sus dos hijos y otros familiares, por lo que los policías decidieron hacer un “barrido” por el barrio hasta que dieron con él. También se lo llevaron. El destino fue la Comisaría “Los Guindos”.

“Ellos fueron detenidos en un automóvil civil, que curiosamente se lo habían quitado, se lo había confiscado, a la secretaria del Presidente Allende. Pertenecía a la Payita”, relata Alejandro Ancalao, doctor en historia y jefe del Departamento de Patrimonio de la Municipalidad de Ñuñoa, organismo que está investigando las víctimas de la dictadura en la comuna.

“¿Está el Beto?”

Ancalao narra que dos días después los policías repitieron la rutina con “Pedro Pérez Godoy, que era un niño de 15 años, y José Adrián Ramírez Díaz, que era un joven de 20 años, estudiante de séptimo básico, trabajaba como ayudante de la feria. Fueron detenidos en la calle Ictinos”.

Estos dos jóvenes fueron llevados al mismo lugar que sus compañeros del Deportivo Cordillera, sin embargo, ya estaba colapsado por la cantidad de detenidos, así que fueron trasladados al Retén Quilín, dependiente de la 13° Comisaría de Carabineros. A la 1 de la madrugada fueron sacados del recinto policial y trasladados en la camioneta roja de “la Payita” hasta dependencias de la Viña Cousiño Macul.

El vehículo se detuvo ante una vista panorámica de Santiago bajo toque de queda. Carabineros bajo las indicaciones del teniente Pedro Herrera Mossuto hicieron bajar a los futbolistas amateur de la población La Faena y los forzaron a caminar hasta la ribera del canal San Carlos. En ese lugar los funcionarios sacaron sus armas de fuego y les dispararon. Las heridas le provocaron la muerte a José Ramirez, mientras que de Pedro Pérez hasta el día de hoy se desconoce su paradero.

“¿Está el Beto’?”, se escuchó solo horas después el 18 de octubre de 1973 frente a la casa de Héctor Vásquez. El joven del Deportivo Cordillera se estaba bañando y sus hermanos recibieron a los dos carabineros vestidos de civil que preguntaban por él, Francisco Contreras y Juan Manuel Veloso. Los funcionarios eran conocidos por la familia porque vivían en el barrio. Parecía una simple visita de unos vecinos.

Cuando Héctor salió del baño le pidieron que los acompañara porque tenía que prestar una declaración en la comisaría por la pelea en el partido de fútbol. Los policías se lo llevaron en un bus de locomoción colectiva, donde casualmente se encontraron con la mamá del joven, quien se preocupó al ver la escena. Los carabineros le dijeron que no se preocupara, que solo debían tomarle un testimonio y ya estaría de vuelta en su casa. Desde ese día, Beto es un detenido desaparecido al igual que Luis Vergara y Hernán Peña, de quienes tampoco se tuvo más información desde su secuestro.

La polola de Héctor Vásquez en ese entonces, Mercedes Ulloa Almonacid, quien al momento de su secuestro estaba esperando un hijo junto a él, recuerda: “Me enteré porque la hermana me dijo que se había perdido, que se lo habían llevado unas personas, pero ellas tampoco sabían si eran carabineros porque no andaban vestidos de carabineros; que se había perdido y después pasaron como dos, tres o cuatro días (…) Su hermana lo empezó a buscar después. Pasó una semana y no aparecía. Nos habían dicho que la mamá lo había visto”.

13° Comisaría de Carabineros durante la dictadura

El historiador Alejandro Ancalao expone que el caso de los jóvenes de la población La Faena deja a la luz que los crímenes de la dictadura fueron contra toda la población y no solo dirigida a un sector político. “No era solamente el objetivo las personas políticas, con participación política, sino que era toda la sociedad. Implantar el terror, el miedo, en toda la sociedad y eso se hacía indiscriminadamente”, argumenta.

El jefe del Departamento de Patrimonio de la Municipalidad de Ñuñoa añade que muchos de estos abusos se realizaban gracias a “los secuaces, los que acusan o delatan a vecinos por problemas entre ellos y terminamos con casos de detenidos desaparecidos que no tenían absolutamente ninguna relación política, sino que eran simplemente por arbitrariedades de los funcionarios públicos”.

“Entre 1973 y 1990 todas las comisarías del país fueron lugar de detención. Todas. No hay ninguna que no haya tenido detenidos, que no haya detenido desaparecidos dentro de ellas o que no haya habido tortura dentro de alguna. Todas están reconocidas y algunas fueron destruidas los últimos días de la dictadura para poder borrar algunos casos”, concluye el experto en base a los informes oficiales.

En 2017, la Corte Suprema condenó a los excarabineros Francisco Contreras Torres y Pedro Herrera Mossuto a siete años de cárcel por la desaparición de Héctor Vásquez. Además, en 2021 el máximo tribunal determinó 10 años y un día de cárcel al funcionario Juan Paredes Rodríguez por el homicidio calificado de José Ramírez Díaz y la sustracción del menor de edad Pedro Pérez Godoy; otros 10 años y un día a Francisco Contreras Torres por los secuestros calificados de Hernán Peña y Luis Vergara, mismo delito por el que condenó a 7 años de presidio a Pedro Herrar Mossuto. Asimismo, Bernardo Pérez Arriagada fue condenado a 7 años de presidio por el asesinado de José Ramírez Díaz.

El hijo de Héctor Vásquez, José Barahona, sostiene que “fue poco lo que le dieron al paco” y dice a casi 50 años del hecho: “Yo tengo pocas esperanzas de que esté vivo, lo que yo tengo esperanzas de que puedan aparecer son sus huesos”.

Pese a las sentencias, los cercanos de las víctimas y vecinos de la comisaría conocen muy poca información del caso. Por ejemplo, Mercedes Ulloa afirma que ubicaba a las otras víctimas además de Héctor Vásquez, en ese entonces su pololo. “Pero no sabía que les había pasado eso mismo, que se los habían llevado, que los habían matado”, cuenta.

Ñuñoa tiene memoria es un trabajo de Edgar Pfennings de la Vega en el guion e investigación, Felipe Zenteno en la música y Rodrigo Montanter y Fernando Pereira en el sonido.

Otros sitios de la comuna que se recuerdan en este podcast son la actual 18° Comisaría “Los Guindos”, el antiguo Campus Oriente de la Universidad de Chile y el Cuartel de Investigaciones de Obispo Orrego N°241, además de los parcialmente reconocidos, Estadio Nacional y José Domingo Cañas.