Miranda Segovia Oscar Hernán Enrique


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Comité Derechos Humanos

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Plaza Curacaví

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Rut : 14.783.988-k

Fecha Detención : 17-10-1973
Lugar Detención : Melipilla


Fecha Nacimiento : 15-06-1956 Edad : 17

Lugar Nacimiento : Melipilla

Actividad Política :
Actividad : Suplementero

Estado Civil e Hijos : Soltero
Nacionalidad : chilena


Relatos de Los Hechos

Fuente :(Informe de la Corporación)

Categoría : Antecedentes del Caso

17 años, soltero, suplementero, detenido desaparecido el 17 de octubre de 1973 en Melipilla.

Oscar Hernán Enrique Miranda Segovia fue detenido ese día, en Melipilla, por un grupo de civiles; entre ellos se encontraba un médico funcionario de Carabineros. Fue trasladado a la Comisaría de Carabineros de Melipilla. Desde entonces se encuentra desaparecido.

De acuerdo con las declaraciones prestadas por familiares y según antecedentes obtenidos del proceso judicial, el día señalado, en circunstancias que el menor se movilizaba en bicicleta, al llegar a la intersección de las calles San Miguel con Ortúzar, en Melipilla, fue impactado por una camioneta conducida por un médico funcionario de Carabineros. Tras un intercambio de palabras, Oscar Miranda siguió su rumbo; sin embargo, fue seguido por el médico y un grupo de civiles que se habían percatado del incidente. Al darle alcance, lo detuvieron y lo subieron a golpes al vehículo. En estas condiciones fue llevado a la Comisaría de Carabineros de Melipilla.

El 24 de julio de 1991, la hermana del menor presentó una querella criminal por el delito de secuestro ante el Primer Juzgado de Melipilla. En este proceso, el médico implicado declaró que efectivamente él entregó al menor a la Comisaría luego de detenerlo y que al otro día, al inquirir información en el cuartel policial, se le señaló que el joven había sido expulsado de la ciudad y que no podía volver nunca más a ella.

Otro testigo que estuvo detenido en la misma fecha narró a la familia de Oscar Miranda que vio cuando carabineros lo sacaron de la unidad policial, alrededor de las 3:00 horas del 18 de octubre, con rumbo desconocido.

Considerando los antecedentes reunidos y la investigación realizada, el Consejo Superior llegó a la convicción de que Oscar Hernán Enrique Miranda Segovia, encontrándose detenido por agentes del Estado, fue hecho desaparecer. En consecuencia, lo declaró víctima de violación de derechos humanos.


Rompiendo el silencio de niñas, niños y adolescentes ejecutados políticos durante la dictadura cívico-militar 1973-1990

Fuente :cultura.gob.cl, 20/4/2023

Categoría : Prensa

Testimonios, fotografías, cartas, testimonios y otros documentos que familias, amigas y amigos entregaron o escribieron especialmente para ser publicados incorpora el libro “Rompiendo el silencio de niñas, niños y adolescentes ejecutados políticos durante la dictadura cívico-militar 1973-1990”, el que fue realizado por la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP) con el apoyo del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, a través de la Unidad de Cultura, Memoria y Derechos Humanos, y a la Cátedra de Derechos Humanos de la Universidad de Chile.

La publicación basada principalmente en el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (1991) y el Informe de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (1996), busca reconstruir de forma integral y cuidada cada una de las vidas e historias de las víctimas.

Durante la investigación se accedió al archivo de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, donde se custodian documentos que las familias han preservado a través de años. También se incluyeron ilustraciones que estuvieron a cargo de Álvaro Gómez.

El proceso de creación fue un desafío complejo que implicó conjugar delicadeza, respeto y rigurosidad metodológica para enunciar en esta obra una verdad dolorosa e ineludible.


Corte Suprema condena al fisco a indemnizar a hermanos de adolescente secuestrado en 1973 por carabineros de Melipilla

Fuente :pjud.cl 21/4/2022

Categoría : Prensa

Máximo tribunal consideró que, si bien no se logró probar la participación criminal específica en el delito de sustracción de menor de edad, esto no es óbice para condenar al fisco a indemnizar a los hermanos de Miranda Segovia, quien fue víctima de un crimen de lesa humanidad perpetrado por agentes estatales.

La Corte Suprema acogió recurso de casación y, en sentencia de reemplazo, condenó al fisco a pagar una indemnización total de $150.000.00 (ciento cincuenta millones de pesos), por concepto de daño moral, a los hermanos de Óscar Hernán Enrique Miranda Segovia, joven de 17 años de edad que fue secuestrado por personal de Carabineros de Melipilla, el 17 de octubre de 1973.

En fallo dividido (causa rol 13.368-2019), la Segunda Sala del máximo tribunal –integrada por los ministros Haroldo Brito, Manuel Antonio Valderrama, Jorge Dahm, Leopoldo Llanos y el abogado (i) Ricardo Abuauad– consideró que, si bien no se logró probar la participación criminal específica de personal de Carabineros en el delito de sustracción de menor de edad, esto no es óbice para condenar al fisco a indemnizar a los hermanos de Miranda Segovia, quien fue víctima de un crimen de lesa humanidad perpetrado por agentes estatales.

“Que la sentencia anulada no establece una participación culpable de los acusados Purto Yarcho y Ramírez Hirane en el delito objeto de la acusación, sin embargo, las demandas de indemnización de perjuicio fueron dirigidas también contra el Fisco de Chile, por lo que debe analizarse si con ocasión de la investigación de tales delitos se determinó algún hecho que acarree responsabilidad extracontractual para la Administración”, afirma el fallo.

La resolución agrega: “Que en el motivo 20° de la sentencia de primera instancia, que se da por reproducida aquí, se establece que ‘El atentado en contra de Miranda Segovia fue cometido por agentes del Estado, funcionarios de Carabineros de Chile de la comuna de Melipilla y ejecutado al margen de toda consideración por la persona humana, dentro de un contexto de supresión o restricción generalizada de las libertades individuales, en que agentes del Estado, incumpliendo el deber de respeto de los derechos humanos que como representantes del Estado les correspondía, se alejaron en su actuar de los principios de legalidad, necesidad, proporcionalidad y responsabilidad, lo que resulta particularmente grave, tratándose de una víctima de 17 años –un niño para el Derecho Internacional de los Derechos Humanos–, por su vulnerabilidad e inmadurez, por lo que deben ser considerados un crimen contra la humanidad”. 

Para la Sala Penal: “(…) frente a tales hechos fijados, resulta irrelevante para determinar la responsabilidad del Estado que no se haya logrado identificar e individualizar qué específico funcionario o agente de la Cuarta Comisaría de Carabineros de Melipilla, fue quién ordenó, ejecutó y participó en el encierro y asesinato de Miranda Segovia. Lo relevante para estos efectos, es que no hay controversia que fue uno o más agentes del Estado”.

“Que, en ese orden, no obstante la decisión absolutoria de los acusados sobre su responsabilidad penal, debe mantenerse la condena civil contra el Fisco de Chile decretada por el fallo apelado, en virtud de los artículos 3 y 4 de la Ley N° 18.575, 38 de la Carta Fundamental, y 10 del Código de Procedimiento Penal”, concluye.

Decisión acordada con los voto en contra de los ministros Brito y Llanos, quienes consideraron que se debía condenar a dos carabineros acusados del delito.


Benefician con libertad a médico y carabinero condenados por desaparición de menor en 1973

Fuente :elciudadano.cl, 2 de Agosto 2018

Categoría : Prensa

La ministra en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte Apelaciones de San Miguel, Marianela Cifuentes Alarcón, condenó al médico cirujano y oficial (r) de Sanidad de Carabineros, Bernardo Purto Yarcho, y al teniente (r) Pedro León Ramírez Hirane, a las penas de 3 años y 4 años de presidio, […]

La ministra en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte Apelaciones de San Miguel, Marianela Cifuentes Alarcón, condenó al médico cirujano y oficial (r) de Sanidad de Carabineros, Bernardo Purto Yarcho, y al teniente (r) Pedro León Ramírez Hirane, a las penas de 3 años y 4 años de presidio, respectivamente. Esto como responsables de la sustracción del menor de edad Oscar Enrique Miranda Segovia, delito cometido a partir del 17 de octubre de 1973 en la comuna de Melipilla.

Sin embargo, la magistrado les otorgó a ambos el beneficio de la remisión condicional de la pena, es decir, que la podrán cumplir en libertad, sometidos a «una discreta observación y asistencia por parte de Gendarmería», como establece la ley.

La investigación de la ministra en visita estableció que durante la tarde del 17 de octubre de 1973 se produjo en la vía pública de Melipilla un incidente entre el menor Oscar Miranda y el médico cirujano Bernardo Purto. Tras esto -y con el apoyo de un grupo de civiles-, el uniformado «detuvo, sin derecho» al joven, según destaca la resolución.

Acto seguido, Purto trasladó al adolescente a la 4° Comisaría de Carabineros de Melipilla, «lugar en que se le mantuvo encerrado de manera irregular», apunta el fallo. Dicho recinto policial se encontraba a cargo del teniente Pedro León Ramírez Hirane, entre otros oficiales.

«En lugar de ser puesto en libertad o a disposición de la autoridad administrativa o judicial respectiva, se desconoce hasta la fecha el paradero de Oscar Miranda Segovia», concluye la ministra Marianela Cifuentes.

En el aspecto civil, el fallo condenó al Estado a pagar una indemnización de $150.000.000 a los hermanos de la víctima.


Ministra Marianela Cifuentes dicta sentencia por sustracción de menor ocurrida en octubre de 1973 en Melipilla.

Fuente :diarioconstitucional.cl, 18 de Abril 2018

Categoría : Prensa

La Magistrada condenó al médico cirujano y oficial en retiro de sanidad de Carabineros, Bernardo Purto Yarcho y al teniente en retiro Pedro León Ramírez Hirane, a las penas de 3 años y 4 años de presidio respectivamente con el beneficio de la remisión condicional como responsables del delito de sustracción de menor de edad.

La Ministra en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte Apelaciones de San Miguel, Marianela Cifuentes Alarcón,  condenó al médico cirujano y oficial en retiro de sanidad de Carabineros,  Bernardo Purto Yarcho y al teniente en retiro   Pedro León Ramírez Hirane, a las penas de 3 años y 4 años de presidio respectivamente con el beneficio de la remisión condicional como responsables del delito de sustracción de menor de edad de Oscar Hernán Enrique Miranda Segovia, cometido a partir del día 17 de octubre de 1973 en la comuna de Melipilla.   

En el aspecto civil, el fallo condena al Estado de Chile a pagar una indemnización de $150.000.000 a los hermanos de la víctima.
La investigación de la Magistrada estableció que:

 Que el día 17 de octubre de 1973, en horas de la tarde, en la vía pública, en la comuna de Melipilla, se produjo un incidente entre Oscar Hernán Enrique Miranda Segovia, de 17 años y Bernardo Purto Yarcho, médico cirujano y Oficial de Sanidad de la 4° Comisaría de Carabineros de Melipilla.

 Que, tras lo ocurrido, frente al inmueble de calle San Miguel N° 760 de la comuna de Melipilla, Bernardo Purto Yarcho, con el apoyo de un grupo de civiles, detuvo, sin derecho, a Oscar Miranda Segovia.

 Que, acto seguido, Purto Yarcho trasladó al adolescente a la 4° Comisaría de Carabineros de Melipilla, lugar en que se le mantuvo encerrado de manera irregular.

4° Que, en la época de los hechos, la referida unidad policial se encontraba a cargo del Mayor Sergio Edilio Silva Aguirre, en calidad de Comisario; del Capitán Sergio Owen Hernán Brieba Hinrichsen, en calidad de Subcomisario y del Teniente Pedro León Ramírez Hirane.

 Que, en lugar de ser puesto en libertad o a disposición de la autoridad administrativa o judicial respectiva, se desconoce hasta la fecha el paradero de Oscar Miranda Segovia.


Melipilla: Decretan Prisión Preventiva para Bernardo Purto por Desaparición de Oscar Miranda en 1973

Fuente :elcomunicador.cl, 22 de Octubre 2015

Categoría : Prensa

La ministra en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de San Miguel, Marianela Cifuentes Alarcón, dictó auto procesamiento por el delito de sustracción de menor de Oscar Hernán Enrique Miranda Segovia, cometido a partir del día 17 de octubre de 1973, hecho ocurrido en la comuna de Melipilla.

La magistrada procesó y decretó la prisión preventiva del médico cirujano y oficial de sanidad de carabineros Bernardo Purto Yarcho y al teniente Pedro León Ramírez Hirane, quienes de acuerdo a los antecedentes recopilados en la etapa de investigación, participaron del siguiente hecho:

«El día 17 de octubre de 1973, en horas de la tarde, tras un incidente en que resultaron implicados Oscar Hernán Enrique Miranda Segovia -de 17 años- y Bernardo Purto Yarcho -médico cirujano y oficial de sanidad de la 4° Comisaría de Carabineros de Melipilla-, el mencionado adolescente fue detenido, sin derecho, en la vía pública, frente al inmueble de calle San Miguel N° 760 de la comuna de Melipilla, por Bernardo Purto Yarcho, Antonio Arap Ahued y un sujeto apodado «El Tablilla» y, acto seguido, trasladado a la 4° Comisaría de Carabineros de Melipilla, a cargo del mayor Sergio Edilio Silva Aguirre -actualmente fallecido- y del teniente Pedro León Ramírez Hirane, apodado «Pedro Paco», sustrayéndolo de la esfera de resguardo en que se encontraba, afectando con ello su seguridad individual, desconociéndose, hasta la fecha, su paradero».


Ministra en visita procesa a carabinero por sustracción de menor en 1973

Fuente :elclarin.cl,21 de Octubre 2015

Categoría : Prensa

La ministra en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de San Miguel, Marianela Cifuentes Alarcón, dictó auto procesamiento por el delito de sustracción del menor de Oscar Hernán Enrique Miranda Segovia, cometido a partir del día 17 de octubre de 1973, hecho ocurrido en la comuna de Melipilla.    

La magistrada procesó y decretó la prisión preventiva del médico cirujano y oficial de sanidad de carabineros  Bernardo Purto Yarcho y al teniente  Pedro León Ramírez Hirane, quienes  de acuerdo a los antecedentes recopilados en la etapa de investigación, participaron del siguiente hecho:

“El día 17 de octubre de 1973, en horas de la tarde, tras un incidente en que resultaron implicados Oscar Hernán Enrique Miranda Segovia -de 17 años- y Bernardo Purto Yarcho -médico cirujano y oficial de sanidad de la 4° Comisaría de Carabineros de Melipilla-, el mencionado adolescente fue detenido, sin derecho, en la vía pública, frente al inmueble de calle San Miguel N° 760 de la comuna de Melipilla, por Bernardo Purto Yarcho, Antonio Arap Ahued y un sujeto apodado “El Tablilla” y, acto seguido, trasladado a la 4° Comisaría de Carabineros de Melipilla, a cargo del mayor Sergio Edilio Silva Aguirre -actualmente fallecido- y del teniente Pedro León Ramírez Hirane, apodado “Pedro Paco”, sustrayéndolo de la esfera de resguardo en que se encontraba, afectando con ello su seguridad individual, desconociéndose, hasta la fecha, su paradero”.


Óscar Hernán Enrique Miranda Segovia: El suplementero y lustrabotas de Melipilla

Fuente :vestigios.udp.cl, 2023

Categoría : Otra Información

Se ganaba la vida haciendo de todo: especialmente trabajando como suplementero y lustrabotas, pero también como ayudante en una ferretería y aprendiz de albañil. Huérfano, vivía junto a familiares en Melipilla. Óscar Hernán Enrique Miranda Segovia tenía intenciones de probar suerte en Argentina. Un mínimo altercado en la calle con un médico de carabineros acabó con él golpeado y detenido. Desde ese día, el 17 de octubre de 1973, Hernán, de 17 años de edad, figura como desaparecido. Su hermana, Clementina, intentó una y otra vez conocer su paradero. Los carabineros le decían que mejor lo buscara en una “casa de remolienda”, no en la comisaría.

A Óscar Hernán Enrique Miranda Segovia le decían Enrique en la familia, aunque en broma le llamaban el “Lacho del Turín”, un tipo de jamón del cual era fanático. Tenía 17 años, hablaba gesticulando, se peinaba con copete, era empeñoso y no militaba en ningún partido político. Trabajaba de suplementero del kiosco de un primo, repartiendo periódicos a domicilio en una bicicleta roja de un pariente y también aumentaba sus ingresos lustrando botas y como aprendiz de albañil. 

Vivía en Melipilla con su hermana Clementina, su cuñado y su sobrina Franchesca, que hoy lo recuerda como un buen tío, tierno y protector, con una pinta roja en un ojo, y una negra en el otro, detalle que lo hacía verse “buenmozo”, sobre todo cuando el pelo lacio le caía en el rostro y con un gesto característico suyo, se lo echaba para atrás delicadamente. Era muy apegado a su hermana, tal vez porque ambos habían perdido a su padre y a su madre, y ella, mayor, en el fondo lo cuidaba con cariño. Eran dos huérfanos que se apañaban.

De Enrique solo se conserva una foto deteriorada y un destapador con forma de martillo hecho de bronce, al cual algunos miembros de la familia le llaman el “martillo de Thor”.

El martillo es un objeto sagrado y profano a la vez. Enrique se lo había regalado a Clementina, quien lleva décadas cuidándolo como hueso santo, porque lo encuentra el objeto que materializa la presencia de su hermano. 

Pero el martillo también ha sido un objeto familiar, usado como herramienta, por ejemplo, para reparar una cuna, por Franchesca, hija de Clementina, y su prole. Clementina, también conocida como la “Chola”, era una mujer analfabeta que en tiempos de cosecha de la fruta se dedicaba a limpiar peras, y en otras temporadas a trabajar en un restaurante. Siempre anda urgida ante la posibilidad de la pérdida del martillo por culpa de sus herederos atolondrados. Acostumbra a lucirlo arriba de los muebles de su casa e incluso lo deposita en el velador junto a su cama. 

Aunque también lo usaba como arma arrojadiza: cada que vez que una hija o hijo la sacaba de quicio se los tiraba sin medir las consecuencias, y no había más que “apretar cachete”, como dice Franchesca. Con ese martillo han jugado las hijas de Clementina, lo mismo que sus nietos y bisnietos. Es un objeto reliquia y, al mismo tiempo, un instrumento o herramienta de uso cotidiano. Clementina cuida el martillo, siempre está preocupada de que no se pierda, pero a la vez alienta a su familia a relacionarse con él, como si fuera una manera de transmitir la memoria de Enrique entre todas las generaciones de la familia. 

A Enrique lo recuerda seguido. Para su cumpleaños, obviamente. Pero también cada martes y viernes de todas las semanas. En esos días, le prende velas en la mesa donde está su foto, confiada en la ayuda de las animitas y de san Expedito, de quien tiene una imagen presidiendo la escena. Su hija Franchesca ya perdió la cuenta de todas las veces en que ha escuchado a su madre lamentarse por no poder darle “cristiana sepultura” a su hermano, por no tener un lugar donde llevarle flores, por no saber nada sobre su paradero y su final y no contar con osamentas.

EL ALTAR

La foto de Enrique tiene un lugar especial en la casa de su hermana Clementina en Melipilla. Créditos: Luka Montecinos.

La fotografía de Óscar Hernán Enrique está acompañada de una figura de San Expedito. Créditos: Luka Montecinos.

La foto de Enrique tiene un lugar especial en la casa de su hermana Clementina en Melipilla. Créditos: Luka Montecinos.

La fotografía de Óscar Hernán Enrique está acompañada de una figura de San Expedito. Créditos: Luka Montecinos.

Como en el caso de otras familias de detenidos desaparecidos, el Informe Rettig juega un papel importante en el duelo de los Miranda Segovia. Ahí, en papel, con la impronta de un documento de Estado, está condensada la historia trágica de Enrique, el reconocimiento oficial de su calidad de detenido desaparecido. Hablan del “libro” como si se tratara de un texto cuya solidez le aporta reconocimiento público a su dolor de décadas, vivido en privado, de espalda a la comunidad de Melipilla, donde el caso de Enrique permaneció durante demasiado tiempo silenciado. 

El 17 de octubre de 1973, como todos los días, Enrique recorría la ciudad en bicicleta, por una calle del centro de Melipilla. De repente una camioneta Chevrolet de color blanco que avanzaba contra el tránsito en pleno día lo topó y lo arrojó al suelo. Enrique reaccionó así: garabateando al conductor, que resultó ser un médico de carabineros, Bernardo Purto. Después Enrique tomó la bicicleta y continuó su camino, pero fue interceptado por hombres de civil en un auto rojo. Se bajaron del vehículo y lo golpearon entre todos en la esquina de Pardo con San Miguel. Luego lo subieron al auto y partieron con rumbo a la comisaría de Melipilla. La bicicleta roja la cargaron en el pick up de la camioneta de Purto. 

Clementina se dirigió a ese recinto con el ánimo de obtener información sobre su hermano. Le negaron que estuviese detenido. Los registros no consignaban su nombre. No conforme con eso, volvió una y otra vez. Un carabinero apostado en la puerta de la comisaría ni siquiera la dejaba entrar al lugar, y siempre le impidieron hacer una denuncia por presunta desgracia. Franchesca, en ese entonces una niña de 9 años, a veces acompañaba a su madre. 

Una vez un carabinero le cargó el cañón de la metralleta en el pecho para intimidar a Clementina y así espantarla del lugar. La memoria corporal de Franchesca aún recuerda esa presión en el pecho, el miedo que la invadió y el temor a que las metieran presas por insistentes.

Ante las preguntas de Clementina, siempre las mismas respuestas: los carabineros le decían que quizá Enrique había abandonado el país dirigiéndose a Argentina, pero Enrique no tenía la cédula de identidad necesaria para emigrar. No la tenía, pero sí la quería sacar para irse a Argentina a trabajar, por un ofrecimiento que le había hecho uno de los hermanos Romanini, Ítalo o Hugo, dueños de una ferretería en Melipilla, en la cual Enrique prestaba ayuda cuando podía.

Además, para sacarse de encima a Clementina, los carabineros le comentaban que lo mejor era buscarlo en las “casas de remolienda”, que andaba encamado con una prostituta, enredado en las sábanas. En otras ocasiones, le aseguraban que estaba vivo pero que había sido expulsado de Melipilla, ciudad a la que tenía prohibido regresar, como si fuera un apestado que ponía en riesgo a la población. Tampoco faltó quien le sugirió a Clementina que su hermano estaba detenido en Tejas Verdes. Para allá partió ella, más de una vez, acompañada de Franchesca. De nuevo, no obtuvo información sobre el paradero de su hermano, que se había hecho humo. Después supo por un testigo que el 18 de octubre, de madrugada, lo habían sacado de la comisaría con destino desconocido. Clementina tampoco se ahorró una visita a la cárcel de Melipilla.  

Tal vez al día siguiente de la detención de Enrique, Clementina y Franchesca visitaron a Purto en su casa, que vestía la bata blanca de los médicos, sin abotonar. Las recibió en su despacho, débilmente iluminado y, recuerda Franchesca, decorado con una pistola que descansaba sobre el escritorio. El hombre no las ayudó en nada y además responsabilizó a Enrique de lo sucedido. Clementina buscó a su hermano por la zona de Melipilla, donde se encontraron cuerpos y osamentas, en un clima de rumores sobre lugares clandestinos de entierro. Clementina se negaba a creer en la muerte de Enrique. Los carabineros, aunque casi no le dirigían la palabra, le recordaban a su hermano bastante seguido, porque hasta los años 90 usaron la bicicleta roja en la que andaba Enrique para repartir citaciones en Melipilla. 

Un día, nos cuenta Franchesca, cuando acompañó a su hermano, que tenía una fractura, al hospital, se cruzó con un médico calcado de Enrique. Quedó de una pieza. Era como su tío de grande. “Pero si es el Enrique”, se dijo, es como su “otro yo”. Tenía la misma estructura ósea y movía las manos para hablar con la misma gestualidad de Enrique. Estuvo tentada de preguntarle si era Enrique, pero se inhibió, turbada por la situación. Era improbable que un joven pobre, que había pasado una temporada en un hogar de menores de Santiago, haya culminado la carrera de medicina, en un Chile donde la universidad reproducía a las élites de sectores medios y altos. 

Clementina tenía 26 años y estaba embarazada de su hija Luisa al momento de la desaparición de Enrique. Cuando se estableció la Vicaría de la Solidaridad, ella visitaba su local. Nunca participó de las reuniones de los familiares de los detenidos desaparecidos, “yo andaba con mi guata en la boca”, dice, totalmente sobrepasada por la situación. Partía a Santiago desde Melipilla sin un peso en el bolsillo, por eso caminaba desde la Estación Central al sector de la Plaza de Armas, donde estaba la Vicaría, y luego de regreso. Más tarde le hicieron exámenes de ADN. ¿Resultado de todas las gestiones? Ninguno. A veces Clementina, atacada por la melancolía, dice: “ay, estoy tan cansada que me gustaría cerrar los ojos y no despertar más”.