Melo Pradenas Mario Ramiro


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Rut : 4.842.171-7

Fecha Detención : 29-09-1973
Lugar Detención : Santiago


Fecha Nacimiento : 26-03-1946 Edad : 27

Lugar Nacimiento : Concepcion

Actividad Política : Partido Socialista (PS)
Actividad : Escolta Presidencial

Estado Civil e Hijos : Soltero
Nacionalidad : chilena

Caso Boinas Negras


Relatos de Los Hechos

Fuente :informe corporación

Categoría : Antecedentes del Caso

Rut       : 4.842.171 Santiago

F.Nacim. : 26-03-46, 27 años de edad a la fecha de detención

Domicilio  : Alarife Gamboa 043, Santiago

E.Civil   : Soltero

Actividad : Empleado de la Presidencia de la República. Ex oficial de Ejército

C.Repres. : Militante del Partido Socialista; secretario privado del Presidente Allende, e integrante del Dispositivo de Seguridad Presidencial

F.Detenc.  : 29 de septiembre de 1973

 

 SITUACION REPRESIVA

            Mario Ramiro Melo Pradenas, soltero, ex Oficial del Ejército de Chile, Asesor del Presidente de la República, militante del Partido Socialista, fue detenido en la madrugada del 29 de septiembre de 1973 por una patrulla de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), en un departamento del sector céntrico de Santiago perteneciente a Olga Avila, amiga del afectado, que también fue aprehendida y dejada en libertad pocas horas después desde el Ministerio de Defensa. Del mencionado recinto desapareció Mario Ramiro Melo Pradenas.

            El traslado y la reclusión de la víctima en el Ministerio de Defensa fue confirmada por el abogado Enrique Fornet, cuñado de un Coronel de la FACH, a Miguel Enrique Toro Melo, primo del afectado que realizó una serie de averiguaciones para conocer su paradero.

            Mario Ramiro Melo Pradenas había obtenido el grado de Teniente en el Ejército de Chile, llegando a desempeñarse como instructor de la Escuela de Paracaidismo.

            En junio de 1970 fue llamado a retiro junto a otros paracaidistas. Este grupo era conocido al interior de esa institución como de izquierda, así lo señala María Teresa Salinas Serrano, amiga del grupo, en declaración jurada ante notario. Además de Melo Pradenas el grupo lo integraban Manuel Rivas, quien se asiló en la embajada de Venezuela en 1974, Javier Sobarzo, Enrique Toledo, Luis Barraza Ruhl y Jorge Vicente Piérola Piérola, actualmente detenidos desaparecidos; Julio Martínez, Alberto Ampuero y David González, ejecutados en 1973.

            El 11 de septiembre de 1973 su nombre figuraba en el primer Bando de aquellos que debían presentarse ante las nuevas autoridades. Su domicilio fue allanado. Su padre Mario Melo Acuña, fue detenido algunas horas e interrogado acerca del paradero de su hijo.

            Nada se supo de Mario Ramiro Melo Pradenas hasta que, en 1975, fue detenido por agentes de la DINA en la ciudad de Talca su primo Miguel Enrique Toro Melo quien fue llevado al Regimiento Chorrillos en esa ciudad, y posteriormente trasladado a Villa Grimaldi en el sector Peñalolén de la ciudad de Santiago y que en declaración jurada acerca de estos hechos, expone:

            "Durante los interrogatorios, la persona que los efectuaba me dio una completa descripción de mis actividades y de mi familia. Al referirse a ésta me señaló que tenía dos opciones, una era actuar como mi primo Hernán González Osorio, quien había aparecido colaborando con la DINA, o la otra era actuar como mi primo Mario R. Melo Pradenas a quien "matamos apenas lo detuvimos, en Peldehue", ésta era la primera información que tenía de Mario".

            En su relato agrega:

            "En ese lugar permanecí recluido alrededor de doce días, durante los cuales fui interrogado en relación a unas armas que estaban escondidas y que, según ellos manifestaban, mi primo Mario R. Melo Pradenas las había escondido puesto que él estaba a cargo de las funciones relacionadas con el ingreso de armamento. Estas armas, según dijeron, estarían escondidas en la zona de Los Angeles donde mi familia tiene tierras. También me interrogaron por la relación que tenía Mario Melo con una periodista de nombre Gladys Díaz, a quien no conocía salvo por sus actividades públicas. Al segundo día de estar en Villa Grimaldi fui sometido a torturas consistentes en la aplicación de electricidad. En un momento, por la desesperación que sentía y tratando que todo terminara, le "saqué la madre" a quien me interrogaba, esto originó una fuerte descarga que me hizo perder el conocimiento. Estuve varias horas inconsciente. Al recobrar el conocimiento fui sacado del lugar donde me encontraba, una especie de caseta de madera pequeña donde sólo cabía una persona y que eran llamadas casas CORVI, y llevado a caminar por un pasillo enladrillado que daba a unos baños. Los dos agentes que me llevaban me hacían mover las piernas. Hasta allí se acercó una persona quien comenzó a hablarme, me dijo que él me conocía desde el Instituto Nacional donde yo había sido inspector, y me manifestó haber sido alumno de ese liceo. Me dijo que hasta ese momento había tenido suerte, porque del lugar donde me encontraba entraba gente pero no salía toda y que además había insultado al Coronel Marcelo Moren Brito, y que si ese hombre no hubiere estado de buenas no habría salido vivo del interrogatorio, instándome a colaborar. En seguida me habló de Mario, diciéndome que mi primo había tenido una muerte "horrorosa" y que no ganaba nada en no contestar lo que me preguntaban de él porque ya estaba muerto y no lo podía ayudar…".

            Fuentes extraoficiales indican como destino probable de la víctima su ejecución en el campo militar de Peldehue, terreno de instrucción en la Escuela de Paracaidismo del Ejército, cercano a Santiago, inmediatamente después de su detención. Algunos señalan que habría sido lanzado desde un helicóptero en vuelo.

            Otro primo de la víctima, Héctor González Osorio, dirigente del MIR, detenido por la DINA en diciembre de 1974 en Santiago, quien después de semanas sometido a torturas fue obligado a dar una conferencia de prensa junto a otros dirigentes del MIR detenidos, en febrero de 1975, señala en el testimonio de su prisión y reclusión en los centros de detención de la DINA -suscrito ante Notario Público- que durante su permanencia en Villa Grimaldi supo el destino de varios de los detenidos, y que le fue dicho que habían matado, tirándolo al mar, a su primo Mario Ramiro Melo Pradenas.

            Hasta la fecha se desconoce el paradero de la víctima, después de haber sido detenido por funcionarios de la FACH el 29 de septiembre de 1973.

           

GESTIONES JUDICIALES Y/O ADMINISTRATIVAS

            El 10 de diciembre de 1975 fue presentada una denuncia por presunta desgracia de Mario Ramiro Melo Pradenas ante el 8° Juzgado del Crimen de Mayor Cuantía de Santiago, causa rol N°12.890.

            Entre las diligencias realizadas fueron enviados Oficios al Instituto Médico Legal y a la Dirección General del Registro Civil; en esta última institución fue necesario reiterar la petición en el mes de mayo de 1976. En las respuestas se indica que no existen antecedentes de Mario Ramiro Melo Pradenas.

            También se envió un Oficio a la Secretaría Ejecutiva Nacional de Detenidos (SENDET). Esta oficina respondió que no tenía antecedentes sobre Mario Ramiro Melo Pradenas. La respuesta está firmada por el Secretario Ejecutivo Nacional, Coronel Jorge Espinoza Ulloa, y con timbre del Ministerio del Interior.

            Con estos antecedentes el titular del 8° Juzgado del Crimen de Santiago, Juan Rivas Larraín, declaró cerrado el sumario y sobreseyó temporalmente la causa por no encontrarse acreditada la existencia del delito, resolución que fue aprobada el 22 de octubre de 1976 por la Corte de Apelaciones de Santiago.

            El último antecedente sobre este caso provino de las autoridades del Ministerio del Interior; en el Diario Oficial del 15 de noviembre de 1977 (N°29.912) se publicó el extracto del Decreto Exento N°154 que declara "en estudio la situación patrimonial de Mario Ramiro Melo Pradenas, impidiendo la transferencia de sus bienes a terceras personas, y cualquier antecedente al respecto debe ser informado al Ministerio del Interior o al Ministerio de Tierras y Colonización".

            Los antecedentes antropomórficos de Mario Ramiro Melo Pradenas fueron anexados a la causa 4449-AF del 22 Juzgado del Crimen de Santiago, por el delito de inhumación ilegal en el Patio 29 del Cementerio General, de personas no identificadas muertas entre septiembre y diciembre de 1973. El Juez Instructor de la causa ordenó la excavación de 108 tumbas en septiembre de 1991. De allí se exhumaron 125 cuerpos, los que fueron remitidos al Instituto Médico Legal. En la actualidad (fines de 1992) se está a la espera de los informes periciales de identificación.

 


Emboscada a casos clave de la DINA, el Comando Conjunto y la CNI

Fuente :Primera Linea 22 Junio 2001

Categoría : Prensa

El lunes la Corporación Administrativa del poder judicial deberá informar el costo que tendrá la nominación de los jueces especiales. Mientras, el mundo de los derechos humanos tiene la esperanza que ellos avancen donde hasta ahora sus esfuerzos han sido infructíferos: las causas beneficiadas con un juez de dedicación exclusiva corresponden mayoritariamente a desapariciones perpetradas por la DINA, el Comando Conjunto y a un caso emblemático de la CNI.
La hora de la Dina
El cerco se estrecha sobre la DINA con el caso del militante del MIR, Carlos Cubillos Gálvez, detenido en 1974 en una calle de la comuna de Nuñoa. Testigos señalaron que fue conducido al recinto de Londres 38 y no volvió a saberse de él. Su causa – rol 11337/6- está en el Octavo Juzgado del Crimen de Santiago.
En ese mismo juzgado está radicada la causa del militante del MIR, Juan Carlos Perelman (rol 12193-8), quien fue detenido en 1975 por efectivos de la DINA junto a su conviviente, quien tiempo después fue liberada. La Comisión Rettig afirmó que su desaparición fue responsabilidad de agentes del Estado.
El 1 de agosto de 1974 fue detenido Sergio Sebastián Montecinos Alfaro, quien, sus 28 años, era el coordinador sindical de los partidos políticos que habían adherido a la UP en la Zona Oeste de Santiago. Fue sacado de su hogar por efectivos de la DINA y visto por última vez en el recinto de Londres 38. Su causa Nº2310-00, consta también en el Octavo Juzgado de Santiago.
El secuestró de Luis Jaime Palominos Rojas, el 7 de diciembre de 1974, es responsabilidad del mismo organismo de seguridad. La causa de este militante del MIR, rotulada con el número 2808-5, también será instruida por un juez especial en el 11º Juzgado del Crimen de Santiago.
El ministro de dedicación exclusiva de ese mismo tribunal se abocará al caso de Jaime Cadiz Norambuena (causa 768-6). Este militante del MIR fue detenido en la población José María Caro y desapareció desde el recinto de la DINA de Londres 38.
El número 2161-8 de ese juzgado consigna otra causa de la DINA en que el juez pondrá acento. El mirista Jorge Humberto D´orival Briceño fue detenido en su hogar de la comuna de Conchalí y visto luego, junto a otros dos detenidos, en Villa Grimaldi. A los tres se les perdió la pista en el recinto de Cuatro Alamos.
El juez de dedicación exclusiva del Tercer Juzgado del Crimen de San Miguel investigará el caso de Leopoldo Muñoz Andrade, militante del MIR que desapareció desde el recinto DINA de Cuatro Alamos. En las manos de este magistrado estará además esclarecer la desaparición de otro mirista, Daniel Reyes Piña, quien fue visto por última vez en Londres 38.
A ese organismo represor se atribuye también la desaparición de Víctor Fernando Olea Alegría el 11 de septiembre de 1974. Tenía 24 años cuando fue detenido por agentes en la vía pública. Su causa está radicada en el Noveno Juzgado del Crimen de Santiago con el número 76667.
Otro caso que tendrá especial atención será el de Washington Cid Urrutia, quien desapareció en 1974 desde Villa Grimaldi. Su causa está radicada en el Décimo Juzgado del Crimen de Santiago y es atribuido a la DINA.
Hacia otros organismos represores
No sólo la DINA será investigada por los jueces especiales. Las acciones criminales perpetradas por el Comando Conjunto tendrán el mismo destino. De hecho, el mandato de la Suprema toca las hebras de uno de los casos que ofrece las mayores contradicciones con el informe de las FF.AA: la desaparición del militante de las Juventudes Comunistas Carol Fedor Flores Castillo.
El informe castrense establece que Flores Castillo fue detenido en 1976, muerto y arrojado al mar en las costas de San Antonio. Sin embargo, Flores fue apresado junto a sus hermanos en 1974 y permaneció recluido seis meses. En 1976 comenzó a colaborar con el Comando Conjunto, proceso que se extendió hasta el 7 de junio de ese año. El ex agente del comando conjunto Andrés Valenzuela confesó que fue muerto junto a un soldado en el Cajón del Maipo y arrojado al río. Ahora su crimen será investigado por el juez del Décimo Juzgado de Santiago.
En el Cuarto Juzgado del Crimen de San Miguel, bajo el número 10161, consta el caso de Alonso Gahona Chávez, quien habría fallecido víctima de reiteradas torturas junto a Humberto Castro en el llamado "Nido 20". Así se conocía al recinto secreto de detención y tortura ubicado en la calle Santa Teresa 037, cerca del paradero 20 de la Gran Avenida de Santiago. Este recinto funcionó durante 1975 bajo control de agentes de la DIFA con quienes colaboraban civiles provenientes de grupos nacionalistas o de extrema derecha.
La guardia exterior del recinto estuvo a cargo de alumnos de la Escuela de Especialidades de la Fuerza Aérea. Gahona, dirigente de los obreros de la Municipalidad de La Cisterna y militante comunista, conocido como «Yuri», había sido detenido el 8 de septiembre de 1975 en la vía pública. Su cadáver habría sido envuelto en plástico y, al parecer, arrojado al mar.
Desde el recinto llamado "Remo Cero", del regimiento de artillería anti-aérea de Colina fue sacado y posiblemente enterrado en terrenos militares de Peldehue, Miguel Rodríguez Gallardo. La causa 10617 del cuarto juzgado de San Miguel intentará llegar hasta las bases del Comando Conjunto.
También un juez especial investigará el destino de al menos uno de los detenidos desaparecidos de La Moneda. En el Noveno Juzgado del Crimen de Santiago está la causa 17584, que corresponde a Osvaldo Ramos Rivera, miembro del GAP de sólo 22 años.
Ramos fue detenido en el interior del palacio gubernamental por militares, junto a Antonio Aguirre Vásquez. Producto de sus heridas, ambos fueron trasladados a la Posta Central donde existe constancia de su permanencia. Fueron sacados desde allí por personal uniformado y desde entonces se desconoce su paradero.
En el Octavo Juzgado del Crimen de Santiago será investigado el caso de otro GAP, Mario Ramiro Melo, oficial del Ejército retirado, desaparecido desde el 29 de septiembre de 1973.
El caso de Miguel Acuña Castillo, rotulado con el número 11509-8 en el Octavo Juzgado de Santiago, también será investigado. Acuña era dirigente de la sección de estudiantes secundarios del MIR cuando desapareció en 1974, junto a su amigo Héctor Garay Hermosilla.
La labor de los jueces especiales se extenderá además a la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea. En el Noveno Juzgado del Crimen de Santiago será visto el caso de José Luis Baeza, de 41 años, vendedor y miembro del Comité Central del PC. Fue aprehendido junto a otras tres personas en una casa en Santiago que servía para reuniones y contactos de miembros de esa colectividad.
Los autores de la detención fueron identificados como miembros del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea, comandados por un conocido Jefe de Inteligencia. Baeza fue llevado a la Academia de Guerra de esa institución, donde fue visto por varios testigos. Estos testimonios contradicen la versión oficial entregada por el Ministro del Interior que, en esa época, negó su detención
 


Juez Sergio Muñoz ordenaría la detención de ex boinas negras

Fuente :elmostrador.cl, 26 de Noviembre 2004

Categoría : Prensa

El ministro Sergio Muñoz habría ordenado a última hora de ayer la detención de varios ex miembros del Ejército, en el marco de la investigación que busca dar con los responsables de la desaparición y muerte de comandos de la Escuela de Paracaidistas y Fuerzas Especiales de Peldehue en septiembre de 1973.

Respecto del caso, el ministro debe investigar las desapariciones de: Enrique Toledo Garay, Javier Enrique Sobarzo Sepúlveda, Mario Ramiro Melo Pradenas y Luis Alberto Barraza Ruhl. Además de las ejecuciones de Julio Antonio Martínez Lara, Alberto Ampuero Angel y David González Venegas. Todos paracaidistas hasta 1970, año en que fueron dados de baja por sus simpatías con el partido Socialista y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

General Parera en la lista

De acuerdo a los antecedentes obtenidos por este medio, entre las detenciones se habría dictado la del ex general, Carlos Parera Silva, aunque esta información no pudo ser confirmada en fuentes oficiales.

El alto ex oficial se hizo conocido en democracia cuando rompió con el protocolo y la tradición al no solicitarle autorización al Presidente Patricio Aylwin para iniciar la Parada Militar.

El Presidente no olvidó el hecho y vetó el ascenso de Parera a fines de ese mismo año. Sin embargo, un viejo conocido suyo el general Augusto Pinochet lo designó agregado militar en Sudáfrica.

El Juez Militar

Carlos Parera el 11 de Septiembre de 1973 tenía el grado de mayor y al igual que Raúl Eduardo Iturriaga, era Segundo Comandante de boinas negras en Peldehue. Ambos ingresaron al Estado Mayor de la Dina en 1973.

Este oficial, en 1976 se desempeñó como jefe del Departamento Exterior de la Dina. En 1977, cuando se disolvió el organismo de inteligencia, no continuó en la CNI, pero se reincorporó al Ejército, y fue destinado como comandante del regimiento Dolores; director de la Escuela de Paracaidistas y Fuerzas Especiales; y en 1985, agregado militar en Francia, según consta en los archivos de la Vicaría de la Solidaridad.

Posteriormente, Parera fue comandante en Jefe de la Segunda División y por tanto, juez militar de Santiago. Es en esta condición que ordenó el archivar los procesos que conocía por detenidos desaparecidos.

El 19 de Diciembre de 1988, cuando aún se celebraba el triunfo de la Concertación, este ex agente firmó en forma precipitada la aplicación de la “Ley de Amnistía” a 70 casos de detenidos desaparecidos por la DINA. De esta forma él amnistió varias causas contra Contreras y los que resultaran responsables de las desapariciones y a su vez se auto amnistió .


El teniente que pasó de comando del Ejército a amigo del presidente Allende

Fuente :La Discusion, 1 de Diciembre 2004

Categoría : Prensa

Cuesta relacionar de buenas a primeras el nombre de Mario Melo Pradenas con los casos emblemáticos de derechos humanos. Sin embargo, indagando en los antecedentes que constan en la actualidad y considerando su proximidad con Chillán, se llega de inmediato a una historia apasionante y que considera una cara distinta de los dramáticos hechos acaecidos en el país tras el golpe militar de 1973.

El teniente Mario Melo Pradenas, de familia chillaneja, fue uno de los oficiales de Ejército que permanecen hoy desaparecidos y cuyas causas tomaron revuelo los últimos días, luego del procesamiento de altos oficiales en retiro, acusados por el juez Sergio Muñoz, de dar muerte y desaparecer a los oficiales.

Estudiante del Colegio Padre A.Hurtado y posteriormente del Liceo de Hombres de Chillán, Melo Pradenas ingresó a la Escuela Militar, donde fue compañero del ahora comandante en Jefe del Ejército, Luis Emilio Cheyre y con quien compartió honores dentro de su promoción.

El director de la Escuela Militar en ese tiempo, era el padre de Cheyre, general del mismo nombre, quien condecoró a Melo como uno de los destacados futuros oficiales y de quien el joven militar aprendió el respeto irrestricto a la Constitución y a las leyes.

“Recuerdo que para la graduación el ahora general Cheyre fue elegido como la primera antigüedad, que le llaman ellos. Yo le dije a mi marido algo así como que se nota que es el hijo del director”, bromea Hilia Pradenas, madre de Mario Melo y presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Ñuble, mientras recuerda la ceremonia realizada en 1967, fecha que recuerda muy bien porque en esa ocasión, relata, su hijo fue condecorado como el mejor compañero y líder de la promoción.

Baja institucional.

Pero el rostro de la señora Hilia poco a poco va cambiando a medida que transcurre su relato. “Luego de graduarse, mi hijo es destinado a Temuco y después a Puerto Montt. En estos lugares se destacó como una persona afable de buena trato con la gente, especialmente con los mapuches. A mi esto me lo dijo una vez un cabo y me sorprendió porque yo tenía miedo que fuera como un “perro” para tratar a sus subalternos, porque Mario tenía un fuerte don de mando, aunque era un hombre de gran sensibilidad social”, asegura su madre. Justamente este último aspecto de su personalidad, piensa que le trajo problemas.

De militar a gap.

El entonces teniente Melo comenzó a tener problemas por su sensibilidad social y rápidamente fue tildado de izquierda. “Las cosas se complicaron y un día me llama y me dice que le dieron el sobre azul, con lo que quedaba fuera de la institución”, recuerda Hilia Pradenas, militante entonces del Partido Radical y que se desempeñaba como delegada provincial de Desarrollo Social, dependiente del Ministerio de Vivienda.

Gracias al contacto de correligionarios que en ese tiempo trabajaban de la mano con el diputado Osvaldo Basso, el uniformado, fuera ya del Ejército, ingresó como asistente del presidente Salvador Allende, de quien llegó a ser secretario privado e integrante del mítico Grupo de Amigos del Presidente (GAP).

Y fue en este cargo, donde sorprendió el golpe militar al teniente Melo. “Ese día estuvo en La Moneda con Allende, pero no en el primer grupo que salió, en realidad no sé cómo salió de ahí, pero el hecho es que desde entonces nunca volvimos a saber de él”, recuerda su madre, quien en los años siguientes se abocó a la representación de los familiares de detenidos desaparecidos en la zona.

 


Salen los miristas y el PS asume el control del GAP

Fuente :interferencia.cl, 13 de Septiembre 2020

Categoría : Prensa

A fines de 1969 se realizó el cónclave en que la coalición de izquierda Unidad Popular, que agrupaba a socialistas, comunistas, radicales y otras organizaciones menores, designó al senador Salvador Allende, de 62 años, por cuarta vez como su abanderado presidencial. Éste debía enfrentar a dos fuertes contendores: Jorge Alessandri Rodríguez, candidato del Partido Nacional, y Radomiro Tomic de la Democracia Cristiana.

La marcha de la campaña fue revelando que Allende acrecentaba sus posibilidades de alcanzar la primera magistratura. Esto acarreaba grados crecientes de polarización, que se denotaban en las concentraciones, marchas y otras actividades donde las aglomeraciones de gente y las rivalidades iban creando situaciones que ponían en riesgo la integridad física del abanderado izquierdista.

En ese momento, el candidato de la Unidad Popular tenía un automóvil Peugeot, que no era muy adecuado para trasladarse a las regiones agrarias, donde los caminos estaban en mal estado. Enrique Huerta Corvalán (“Kique”), amigo de la familia Allende, especialmente de Taty, poseía un taxi americano que no había usado, porque él había permanecido fuera de Chile. En una reunión, Taty comentó que su padre no disponía de un auto adecuado para la campaña, Enrique le dijo que él estaba dispuesto a prestar su automóvil. Allende dio su aprobación y Enrique Huerta comenzó a trabajar como su chofer.

En la mayoría de las actividades de la campaña electoral, el candidato de la Unidad Popular era acompañado por su secretario privado, Osvaldo Puccio (padre); en algunas oportunidades también iban con él, Jaime Suárez, Augusto Olivares (“Perro”), Eduardo Paredes (“Coco”). Estas personas tenían con Salvador Allende una amistad personal. Fueron ellos los que en forma artesanal comenzaron a efectuar un rudimentario servicio de protección personal.

Algunos amigos del candidato, como “Coco” Paredes y el “Perro” Olivares, eran fogueados cuadros socialistas. Manejaban las técnicas de chequeos y contra chequeos, que les permitían constatar si eran víctimas de seguimientos o de otras formas de vigilancia. Aunque las actividades electorales se realizaban con normalidad, a medida que se acrecentaban las posibilidades de una victoria allendista, en este grupo de amigos surgió el miedo a un atentado, principalmente durante los desplazamientos a provincias. La frase que constantemente repetían para mostrar su preocupación era: “Alguien tiene que cuidar a Allende que anda con el puro Enrique”.

Así, ante el temor de un ataque, surgió la necesidad de crear una organización que brindara al candidato una efectiva protección personal. Taty era la más interesada en que se materializara ese grupo, ya que en sus viajes a La Habana había comprobado la eficiencia que tenían los cubanos en esa materia.

Cuando los cercanos de Allende analizaron la situación, coincidieron en que resultaba necesario contactar a los miembros del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia (ELN-B), ya que el Partido Socialista no tenía muchos cuadros militarmente preparados. El Ejército de Liberación Nacional de Bolivia (ELN-B) fue creado por el comandante Ernesto Che Guevara en la sierra boliviana el 25 de marzo de 1967. Poco después y para colaborar en ese esfuerzo se creó la sección chilena. Su líder fue el periodista Elmo Catalán. En su mayoría estaba formado por militantes del PS. Actuaba en la práctica como una fracción del partido. Los amigos más cercanos de Allende conocían a los “elenos” (miembros del ELN-B, sección chilena) desde la época en que éstos eran estudiantes de medicina. Taty había entablado una amistad sincera con ellos y en algunas ocasiones desarrollaba actividades en la unidad de apoyo logístico de la organización.

A mediados de 1970, desde las sierras bolivianas retornó al país un grupo de chilenos que habían participado en el foco guerrillero de Teoponte. Entre ellos destacaba un joven llamado Francisco Gómez, cuyo nombre de batalla en el grupo era “Fernando”. Él había sido jefe de seguridad del oficial de Tropas Especiales del Ministerio del Interior de Cuba, Dariel Alarcón Ramírez (Benigno), uno de los sobrevivientes del grupo de guerrilleros que lucharon en Bolivia al mando de Ernesto Che Guevara. “Fernando” fue especialmente entrenado como guardaespaldas; era eximio tirador y experto en artes marciales. Junto a Benigno recorrieron Europa y Latinoamérica, realizando misiones confidenciales encargadas por la máxima dirigencia cubana, entre ellas, el traslado clandestino de ambos, hasta las sierras bolivianas, para continuar la insurgencia guerrillera del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia.

Estimamos que por la experiencia que poseía “Fernando” como escolta, fue comisionado por “Agustín”, comandante del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia, sección chilena, para trabajar con Allende, con el fin de implementar el primer servicio profesional de seguridad.

Al comienzo actuaban solamente “Fernando” y “Kique” (Enrique Huerta Corvalán), ayudados por los amigos del candidato que lo acompañaban en sus presentaciones de campaña. Luego se les sumaron: 1) “Carlos Álamos” (Jaime Sotelo), ex dirigente de los trabajadores del cobre del mineral de El Salvador. En 1966, éste había sido encarcelado por su participación en los sucesos que terminaron con la muerte de varios obreros del mineral. Cuando salió de prisión se unió a los “elenos”. Posteriormente viajó a Cuba donde fue entrenado en combate rural y urbano. 2) “Luisito” (Félix Vargas Fernández), de familia minera de Copiapó, miembro del Partido Socialista y eleno, combatió en Bolivia; tuvo activa participación en el rescate de los guerrilleros cubanos que escapaban después de la muerte del Che Guevara. 3) “Bruno” (Domingo Blanco Tarres), y 4) “Manuel” (Enrique Ramos), joven obrero, socialista y eleno, fue edecán civil del Presidente Allende. Los primeros miembros del GAP son elenos, muchachos aún, algunos pertenecían al Partido Socialista. Los cerebros del GAP fueron, además de la hija del Presidente (Taty), “Coco” Paredes, “Agustín” y Rolando Calderón.

Las primeras actividades de custodia fueron los círculos para evitar que en algún tumulto Allende resultara agredido; mantener vigilancia sobre el auto en el que se movilizaban; cuando permanecía estacionado, tratar de detectar si eran objeto de seguimientos, y controlar las comidas y bebidas degustadas.

Poco tiempo después aparecen en escena los militantes del MIR.

La revolución cubana en 1959 y la derrota electoral de Salvador Allende en 1964 impulsaron un proceso de radicalización de importantes sectores de la izquierda chilena.

En 1964, un grupo de jóvenes estudiantes de la Universidad de Concepción, militantes de la Federación Juvenil Socialista (FJS), se retiraron de la organización y formaron la Vanguardia Revolucionaria Marxista (VRM). Al año siguiente, los días 14 y 15 de agosto de 1965, se realizó el Congreso de Unidad Revolucionaria. Asistieron un centenar de delegados, los que aprobaron una serie de tesis políticas, eligieron un Comité Central de 21 miembros y designaron como jefe al Dr. Enrique Sepúlveda. Había surgido el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

Su principal objetivo era organizarse “para ser la vanguardia marxista leninista de la clase obrera y de las masas oprimidas y explotadas de Chile, que buscan romper sus cadenas de más de 150 años, luchando por la emancipación nacional y social que las conducirá al socialismo y al comunismo”. En el punto quinto de la declaración fundacional se proponía “una audaz política revolucionaria capaz de oponer a esta cínica violencia imperialista una viril y altiva respuesta de las masas armadas…”. El nuevo movimiento era sumamente claro en sus postulados, se autodefinía como la vanguardia armada de las clases oprimidas; consecuente con ello iba a desarrollar su estrategia de enfrentamiento con la burguesía y el Estado.

En 1967, a los dos años de su fundación, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) realizó el Tercer Congreso para evaluar su desarrollo. En el evento la organización resultó depurada. El grupo que hasta ese momento tenía el control —el médico trotskista Enrique Sepúlveda como secretario general, Eugenio Cossio y Clotario Blest— fue desplazado.

Asumió la dirección un grupo de jóvenes de Concepción, encabezado por Luciano Cruz, Sergio Zorrilla, Edgardo Enríquez (“El Pollo”), Bautista von Schouwen (“Bauchi”), Jorge Fuentes Alarcón (“Trostko”), Andrés Pascal Allende (“El Pituto”), Humberto Sotomayor (“Tonio”), Nelson Gutiérrez (“El Guatón”) y Miguel Enríquez. Éste se constituyó en el dirigente más importante. Como responsable de las unidades clandestinas, asumió Arturo Villavela (“Coño Aguilar”). El control de la nueva organización por los jóvenes significó una aceleración en la implementación de la estrategia armada.

El año 1969 marcó la intensificación de la línea de enfrentamiento al gobierno democratacristiano de Eduardo Frei Montalva. Comandos de la organización realizaron asaltos a entidades bancarias, como a la sucursal del Banco del Trabajo, en el barrio de la Vega Central, a la que atacaron dos veces. El enfrentamiento se agudizó, especialmente desde la vejación que estudiantes del MIR le hicieron al periodista derechista Hernán Osses Santa María, del diario Las Últimas Noticias de la Tarde de Concepción. Este hecho permitió al gobierno iniciar una persecución contra el movimiento, el cual debió pasar a la clandestinidad.

Ese mismo año, surgen diferencias internas en la organización. Un grupo de ellos que critica la línea de acercamiento a los frentes de masas propuesta por la dirección, se retira del MIR. El grupo escindido constituye el Movimiento Manuel Rodríguez 2 (MR-2). Entre sus principales dirigentes se hallaban “El Rafa” y el periodista del diario del MIR, El Rebelde, Jorge Silva Luvecce. Después de los asaltos al Supermercado Portofino, en calle Irarrázaval, y a la Armería Italiana, esta organización es desarticulada y sus miembros encarcelados.

Poco antes de las elecciones del 4 de septiembre de 1970, mientras el MIR se encontraba en la clandestinidad, se realizó una reunión de capital importancia entre Miguel Enríquez y Salvador Allende. La reunión se efectuó en una casa de seguridad del Partido Socialista, que también usaba el MIR, ubicada en la zona oriente de Santiago. Para llegar a la residencia, Salvador Allende fue trasladado, en una operación de máxima seguridad, por diferentes autos a distintos puntos de la ciudad, pues, al parecer, temían a la reacción de la gente si se llegaba a saber que el candidato presidencial de la Unidad Popular se reunía con el jefe guerrillero más buscado por la policía chilena. Allí el candidato presidencial manifestó su molestia por las acciones armadas que realizaba el MIR, las que eran usadas por la prensa proclive a la derecha y causaban daño a su campaña. Miguel Enríquez sostuvo que ellos no hacían “recuperaciones” porque les gustaba, sino porque necesitaban el dinero para mantener la organización. Allende se comprometió a entregar al MIR 80.000 dólares (de la época), antes de finalizar el año 1970. A su vez, Allende le pidió a Miguel Enríquez que se hiciera cargo de su seguridad personal. En la Comisión Política, los miristas ya lo habían debatido y estaban de acuerdo.

Cuando el MIR llegó a reforzar el grupo de seguridad de Salvador Allende, probablemente antes de que el Congreso ratificara el triunfo obtenido en las elecciones presidenciales del 4 de septiembre de 1970, se creó una dirección colegiada con un representante del MIR y uno del Partido Socialista. A su vez se integraron al GAP los siguientes miembros del MIR: “Ariel Fontana” (Max Marambio), quien contaba con experiencia en ese tipo de actividades y asumió como jefe del dispositivo, en reemplazo del primer encargado, “Fernando”. 

Las principales razones de este hecho tienen que ver con que “Ariel Fontana”, debido a su origen, hijo de un diputado socialista, desde joven se había mezclado con una parte de la burguesía chilena, especialmente aquella vinculada a la izquierda. Eso le permitía tener un manejo de “situaciones” que la mayoría de los otro miembros no poseía. “Ariel Fontana” se las arreglaba para cumplir su misión de acompañar a Allende a todos los lugares, por ejemplo, a las guarniciones militares, la Escuela Militar o la Escuela Naval, y cuando los soldados que montaban guardia le impedían el paso, él con naturalidad y mucha autoridad los empujaba y entraba. Eso no lo podían hacer con facilidad otros miembros de la escolta presidencial. 

También se incorporaron al GAP los miembros del MIR Sergio Pérez, Néstor Gallardo Agüero “Bolche”, y los ex comandos de las Fuerzas Especiales del Ejército, Mario Melo Pradenas y Luis Barraza Rhul. Probablemente también se sumaron Jorge Vicente Piérola y Julio Martínez Lara. Estimamos que con las incorporaciones al GAP de soldados paracaidistas que habían sido expulsados del Ejército por ser reconocidos marxistas, Allende daba una nítida señal de que al interior de los cuerpos armados del Estado él podía contar con significativos apoyos. Al mismo tiempo, para los oficiales antimarxistas del Ejército era una advertencia de que no les sería fácil atentar contra su persona.

Las elecciones del 4 de septiembre se realizaron con absoluta normalidad y en ellas Salvador Allende alcanzó una victoria relativa. El período siguiente fue de incertidumbre sobre el futuro, puesto que, según el ordenamiento constitucional vigente, era el Congreso en pleno el que debía decidir entre las dos primeras mayorías relativas.

Para impedir que el Congreso se pronunciara a favor de Allende, que había obtenido la primera mayoría relativa, un grupo de extremistas vinculados a la derecha y al ex general Roberto Viaux trató de secuestrar al Comandante en Jefe del Ejército, general René Schneider. Éste, al oponer resistencia e intentar sacar el revolver de servicio, fue herido de muerte por la inexperiencia de los secuestradores.

Creemos que este hecho fue determinante para la constitución del Grupo de Amigos Personales (GAP). Ciertamente, si la derecha atacaba al Comandante en Jefe del Ejército, también podía atentar contra el Presidente.

En el ataque a Schneider el GAP encontró su argumento fundacional: el Presidente socialista de Chile sólo podía entregar su seguridad a un grupo formado por gente de su confianza, que le fuera absolutamente leal.

Los primeros GAP seguían al Presidente Allende a todas partes a bordo de una camioneta Volkswagen. Portaban revólveres, pistolas, escopeta y rifles Winchester, conseguidos por Osvaldo Puccio, por algunos amigos del Primer Mandatario y, las menos, por el MIR.

En una de las primeras salidas del grupo, mientras se hallaban en una población, un acucioso periodista que miraba atentamente a los jóvenes armados que no se separaban del Presidente, a los que se les notaba que no pertenecían a la Policía de Investigaciones, y que se rumoreaba eran miristas, le preguntó a Allende quiénes eran; y éste, en una de sus típicas respuestas, le contestó “son unos amigos personales”. Allí nació la denominación. Desde ese instante serían conocidos por la prensa como el Grupo de Amigos Personales (GAP). Ellos transitaban por las calles a alta velocidad, mostrando en forma amenazante los cañones de sus armas, sin los seguros, preparados a disparar a la menor sospecha de un atentado61. El secreto en que se movían, sin que se conocieran sus nombres verdaderos ni su origen, les hizo famosos, amados y odiados.

El 12 de noviembre de 1970, poco después de haber asumido la dirección de la nación, el Presidente Allende decidió desistirse en los procesos por infracción a la ley de Seguridad Interior del Estado que afectaban a 30 militantes izquierdistas, los que habían sido aprehendidos, acusados de la realización de acciones guerrilleras durante el mandato de Eduardo Frei, y que hasta ese momento permanecían detenidos. La argumentación del Primer Mandatario fue que merecían el desistimiento presidencial, pues sólo eran jóvenes idealistas. Algunos de ellos, cuando salieron de la cárcel, se integraron al Grupo de Amigos Personales. Creemos que con estas nuevas incorporaciones quedaba completa la fisonomía de la organización en su primera etapa. Entonces era una escolta pequeña formada por cuatro miristas y algunos socialistas, que en ningún caso sobrepasaba las 20 personas.

Hemos dicho que una de las personas que más se preocupaban por la seguridad del Presidente era Taty Allende. Ésta era conocida en las más altas esferas del régimen cubano, no sólo como la hija de Allende, sino también como una verdadera revolucionaria. A través de sus contactos ella pidió el apoyo cubano para el Grupo de Amigos Personales (GAP). Esta ayuda se materializó de dos formas: el envío de oficiales del Ministerio del Interior (Minit) y del Ministerio de las Fuerzas Armadas (Minfar) de Cuba, expertos en materias de protección a personalidades, para asesorar a la escolta allendista y apoyar su trabajo en terreno; y la especialización en la nación caribeña de varios contingentes del GAP.

“Preparamos alguna gente […] para la seguridad personal en la cual teníamos experiencia, porque habíamos tenido que defendernos […] de aquellos que querían liquidarnos. Y esa experiencia se la transmitimos al que pensamos que tenía enemigos, que podían tratar de atentar contra […] su vida.”. Creemos que para la administración cubana esto era importante, pues le permitía penetrar en el entorno del Presidente, acrecentando su influencia en la nueva revolución, y a la vez preparar la seguridad de la visita que realizaría Fidel Castro durante 1971. Uno de los primeros cubanos en llegar a Chile para desempeñar esa tarea se apellidaba Riveros.

En esa época un grupo de diez personas, formado entre otros por “Bruno” y “Manuel”, se embarcaron hacia Cuba para especializarse en la tarea de proteger la vida del Presidente Allende y su entorno. El curso tuvo una duración de 15 días; principalmente realizaron entrenamientos de defensa personal y algunas cuestiones relativas a la seguridad. Con posterioridad, a fines de 1972 un grupo similar viajó para tomar el mismo curso.

La práctica de enviar gente a Cuba para entrenarla en actividades paramilitares y de seguridad personal parece haber sido bastante frecuente, incluso hasta fines del gobierno. En julio de 1973, un numeroso contingente de militantes del Partido Socialista aterrizó en La Habana. Allí se les comunicó que su misión era adquirir los conocimientos necesarios para integrarse a su vuelta al Grupo de Amigos Personales. Éstos se opusieron, ya que cuando partieron les informaron que iban a recibir preparación en tácticas de guerrilla rural y urbana. Cuando se produjo el golpe de Estado aún se encontraban en La Habana.

Por motivos de seguridad, la llegada a Chile de Fidel Castro sólo fue anunciada con dos días de anticipación, sin mencionar el lugar de arribo, reflejo de la preocupación por la seguridad de éste y por la de Salvador Allende. Para esa fecha ya habían retornado de Cuba, para integrarse al dispositivo de seguridad presidencial, los jóvenes que participaron en el primer curso de instrucción.

Fidel Castro envió un numeroso contingente para encargarse de su seguridad, así como del personal diplomático cubano que prestaba servicios en el país. Al mando del grupo venía Antonio de la Guardia, acompañado de varios miembros del cuerpo de Tropas Especiales, como las conocen allí, el equivalente de los boinas verdes norteamericanos. Ellos tomaron contacto con el Grupo de Amigos Personales y en conjunto crearon un plan de contingencia que les posibilitara cumplir exitosamente su misión.

El GAP fue dividido en dos escoltas, una debía estar con Allende y a la otra se le uniría a los guardias de Fidel Castro, formando un grupo mixto.

En el trayecto que ambos mandatarios realizaron desde el aeropuerto Pudahuel, en un automóvil descubierto, constatamos que a bordo del automóvil observan atentamente “Carlos Álamos” y el oficial cubano Riveros.

Estimamos que este hecho fue uno de los aspectos más significativos de todo el decurso histórico del Grupo de Amigos Personales (GAP). Fue su prueba de fuego, una muestra de confianza en la lealtad de sus miembros y en el profesionalismo y capacidad operativa de ellos. Es difícil que en otras ocasiones se haya repetido la coyuntura de que un líder tan celoso por su integridad, como Fidel Castro, permitiera que parte importante de su protección la realizaran hombres que no eran de su escolta. Además, es un buen indicador para visualizar las estrechas relaciones existentes entre los aparatos de seguridad de Allende y Castro.

En el resto de la extensa visita del mandatario cubano, no hemos recogido hechos particulares que hayan demandado acciones especiales de parte del aparato de seguridad de Salvador Allende. En las actividades donde no participaba el Presidente chileno, el resguardo de Fidel Castro estuvo a cargo de la escolta mixta. En la visita al puerto de Valparaíso, el gobierno crea, con militantes de confianza de los partidos de la Unidad Popular, brigadas de seguridad, las que mezcladas con el público vigilaron el desarrollo de las actividades.

Al regresar a su país la escolta de Fidel, que había traído una cantidad mayor de armas que las que habitualmente transportaba, dejó una parte importante en Chile, retornando con el armamento mínimo para asegurar la integridad del comandante Castro. En el país quedaron lanzacohetes RPG-7, fusiles AKA-47, pistolas y subametralladoras, además de una gran cantidad de parque (balas). 

Creemos que esta donación fue uno de los mayores aportes de armas cubanas a la izquierda chilena en el período de la Unidad Popular. Parte de ellas pasó a integrar el arsenal del GAP; otra fue incorporada al stock del aparato militar del Partido Socialista. Es posible que, debido a la oposición de Allende, no le entregaron armas al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Sin embargo, como en esa etapa los miristas controlaban el grupo de la seguridad presidencial, también indirectamente tenían acceso a ellas.

Posteriormente, cuando visitó Chile el Presidente de la República de Cuba, Osvaldo Dorticós, fue escoltado por agentes del GAP.

La expulsión del MIR

La forma en que “Ariel Fontana” trataba a los jóvenes del dispositivo fue causa de innumerables dificultades, principalmente con los militantes del Partido Socialista y con los de mayor experiencia en la función que cumplían. Los hombres dejaron de confiar en él y comenzaron a poner dificultades en el cumplimiento de las órdenes. Con la intención de superar con rapidez estas dificultades, el MIR envió a “Tonio” (Humberto Sotomayor), miembro de la Comisión Política, para que asumiera la dirección en reemplazo de “Ariel Fontana”.

La institucionalización de la guardia armada civil del Presidente Allende en la vida nacional le fue posibilitando al MIR la ejecución de una serie de actividades encubiertas, bajo la apariencia de prestar protección al Primer Mandatario y sus residencias. La organización implementó verdaderos cursos de formación paramilitar. Las clases eran impartidas con la “ayuda de oficiales cubanos”. Efectivamente, la dirección del GAP usaba las instalaciones construidas en El Cañaveral, donde tenía una pequeña cancha de entrenamientos, y los polígonos de tiro del Cuerpo de Carabineros en La Reina para impartir conocimientos guerrilleros, que incluían prácticas de tiro. Creemos que el uso de las instalaciones policiales era posible porque se trataba de la guardia del Presidente y Carabineros dependía directamente del Ministerio del Interior; además Carabineros era la institución armada más leal al Primer Mandatario. Ésta es una prueba de la ambigüedad legal en la que se desenvolvía el GAP. 

Numerosos cuadros del MIR que no tenían ninguna relación con el GAP visitaron las instalaciones, recibiendo instrucciones sobre la utilización de armas y técnicas y tácticas conspirativas.

Es posible que alcanzaran a pasar por las instalaciones de El Cañaveral alrededor de 1.000 miristas. Números más, números menos, lo significativo es que quienes recibieron esa instrucción son militantes que adquieren los conocimientos básicos para dirigir e instruir a otros miembros de la organización. Lo realmente importante es que cada uno de los miristas podía formar y dirigir una célula de combate de más o menos cinco personas.

Esto indica que el GAP en ese período era no sólo un dispositivo para la seguridad de Allende, sino que a la vez una escuela de formación de combatientes. En otras palabras, el GAP pudo ser el germen de un ejército revolucionario.

Una de las premisas fundamentales para que los grupos de seguridad puedan cumplir exitosamente con su trabajo es no tener flancos débiles. Desde esa perspectiva, la acción que el MIR desarrolló en el GAP fortalecía su capacidad de combate pero aumentaba el riesgo de infiltración en el entorno de Allende. En esa etapa, algunos miembros del grupo empezaron a realizar acciones de “financiamiento privado”. Estas acciones eran asaltos cuyo dinero no ingresaba a los movimientos o partidos de izquierda, sino a los bolsillos de quienes las ejecutaban. Miembros del GAP que después se fueron de la organización sin entregar las credenciales, efectuaron esas operaciones y “cuando los pillaban aparecían como gente del GAP”.

Un suceso que ilustra las acciones del dispositivo en esa etapa fue el acontecido el Viernes Santo de 1972, en el pueblo de Curimón, departamento de San Felipe, provincia de Aconcagua. Al atardecer, una camioneta Chevrolet, conducida en estado de ebriedad por Fernando Amaya Sepúlveda, GAP, ex oficial paracaidista del Ejército, quien portaba una credencial que lo distinguía como funcionario de la Presidencia de la República (seguridad presidencial, mecánico), se estrelló con un poste del alumbrado público.

Amaya iba acompañado por Guillermo Pardo Tobar, ex comando del Ejército de Chile, Mario Pérez, de quien se desconocían mayores datos, y Óscar Delgado (“El Negro Puga”), también ex comando y paracaidista.

Luego del accidente los dos primeros fueron detenidos y en su poder se encontraron planos de instalaciones militares, una granada de ejército (de origen español), dos cargadores para fusil Garand con 15 proyectiles cada uno, dos cargadores para pistolas con ocho balas cada uno, dieciocho vainillas calibre 45 y 14 calibre 32. Mario Pérez y Óscar Delgado lograron escapar.

Creemos que participaban en la búsqueda del mayor Arturo Marshall, ex boina negra del Ejército, y, al parecer, también realizaban un estudio operativo de la zona. Marshall, según los rumores que circulaban entre los militantes de izquierda, se desempeñaba como instructor militar del frente nacionalista Patria y Libertad, y el MIR pensaba que se escondía en el regimiento Yungay de San Felipe.

Pero todo el esfuerzo fue inútil, actuaron como irresponsables, se pusieron a beber, chocaron. Fueron detenidos, descubriéndose la naturaleza de la misión. Alertaron a la inteligencia del Ejército, que ya los conocía, y dejaron mal parado al GAP, comprometiendo al Presidente Allende. Luis Guastavino, diputado comunista por Valparaíso, sostuvo que era un hecho anormal, que debía ser investigado porque “cuando una acción de ultraizquierda se desarrolla […] esa acción termina sirviendo los intereses de la Derecha”. 

La crítica también se desató en la oposición, que podía comprobar cómo miembros o ex integrantes de la escolta de Allende, al “amparo” de ésta, realizaban acciones reñidas con la legislación vigente. De esa manera, se siembran dudas sobre la verdadera naturaleza y objetivos del Grupo de Amigos Personales.

En ese marco, el Partido Socialista decidió asumir el control de la guardia presidencial, ordenarla y profesionalizarla. Los principales argumentos socialistas fueron que si el Presidente era militante del partido, era lógico que ellos estuvieran a cargo de su seguridad; también se afirmaba que los miembros del GAP no podían operar en forma autónoma porque eran militantes socialistas; finalmente, se sostenía que el partido contaba con gente profesional, de absoluta confianza y de comportamiento intachable93.

Allende y su entorno aceptaron, y “Tonio”, así como la mayoría de los militantes del MIR, dejaron de formar parte del Grupo de Amigos Personales. Sin embargo, el movimiento se llevó la mitad del arsenal de la organización. Entre las especies sustraídas había dos cañones sin retroceso, algunas ametralladoras de calibre punto 30, punto 50, fusiles AKA-47 y rifles del campo capitalista FAL.

La relación de confianza política entre el MIR, la Unidad Popular y el Presidente Allende se había trizado. Este quiebre se advierte claramente en el enfrentamiento entre policías y pobladores en Lo Hermida el 5 de agosto de 1972. Miembros de la directiva mirista denunciaron que algunos detectives habrían torturado a pobladores detenidos en el hecho. La denuncia, dirigida específicamente en contra de “Coco” Paredes, Director de Investigaciones, y Carlos Toro, comunista, Subdirector de Investigaciones, causó malestar en la coalición gobernante y en el Presidente Allende.

Según Víctor Toro, sectores comunistas plantearon la necesidad de reprimir al MIR. La directiva mirista hizo presente que debían recordar que el MIR guardaba la mitad de las armas del Grupo de Amigos Personales.

Días después del enfrentamiento y de las acusaciones, el Presidente visitó la población Lo Hermida, pero algunos integrantes del MIR y de otros grupos como la USOPO, dirigidos por el comandante “Raúl” (Raúl Romo), trataron de impedir que ingresara. Un grupo del GAP penetró a la fuerza en la sede social y abrieron la puerta para que Allende entrara y hablara con los pobladores, a fin de conocer la versión que ellos tenían del suceso.

Sin embargo, Allende intentaba mantener buenas relaciones con el MIR, como lo señala un informe del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias de la URSS, que afirma que “Allende, a pesar de algunas de sus declaraciones respecto al MIR, donde los amenaza con represalias, aspira más bien a poner bajo su control a esta organización más que a debilitarla o a destruirla”.

El GAP bajo el control del Partido Socialista

El sueño del PS de dirigir la organización que tenía como misión garantizar la seguridad de su Presidente, y que poseía también la mayor cantidad de armas y recursos logísticos, se cumplió. Estimamos que a mediados de 1972 Marcelo Schilling fue designado coordinador entre el partido, la Presidencia de la República y el Grupo de Amigos Personales.

Schilling, comisario político del GAP, en la nueva estructura tenía la misión de ordenar al dispositivo, darle unidad político-ideológica y entregarle la profesionalización requerida para cumplir su cometido. Debía evitar los errores del período mirista, para transformar el grupo de seguridad presidencial en una eficiente organización que garantizara totalmente la integridad del Presidente de Chile.

Nuevos miembros ingresaron al GAP, todos militantes socialistas, de absoluta confianza de la dirección partidaria y de la presidencia de la República. La dirección quedó constituida por “Bruno” como jefe máximo del dispositivo, “Carlos Álamos” se encargó de la sección Escolta Presidencial, “Mariano” (Francisco Argandoña) siguió como responsable del Grupo de Avance, “Kique” (Enrique Huerta) continuó al frente de la logística como Intendente del Palacio de La Moneda, y “Aníbal” (Juan José Montiglio Murúa) también asumió un puesto en la dirección.

Los responsables implementaron algunas medidas tendientes a reforzar la seguridad del dispositivo tales como facilitar el cambio de residencia de algunos miembros, a fin de concentrarlos en un área cercana a la casa del Presidente Allende en la calle Tomás Moro. Muchos fueron trasladados a las viviendas de un barrio modesto (conocidos como “poblaciones CORVI”), localizado sólo a algunas cuadras de la casa presidencial, hacia la montaña, en la comuna de La Reina. La reunión de los miembros del GAP en un lugar cercano permitía que la dirección tuviera un mejor control de las actividades que hacían en su tiempo libre, evitando los comportamientos peligrosos para la seguridad de la organización, licenciosos y alejados de las buenas costumbres; al mismo tiempo, la mayor cercanía les permitía acudir rápidamente a las llamadas de alarma; finalmente, se ahorraba dinero en transporte. El inconveniente principal de que estuvieran juntos fue un aumento en las posibilidades de romper la compartimentación.

Estimamos que bajo el control del Partido Socialista a través de “Bruno”, “Carlos Álamos”, “Mariano”, “Aníbal”, “Kique” y la jefatura política de “Gastón”, el Grupo de Amigos Personales adquirió su fisonomía definitiva, convirtiéndose en una organización dedicada a la custodia del Presidente de la República, su familia y las residencias. Los grados de eficiencia aumentaron, profesionalizándose sus miembros hasta convertirse en una efectiva organización paramilitar, cuyos militantes estaban capacitados para desarrollar las diversas tareas que la estrategia revolucionaria demandara.

Recibieron su entrenamiento en Chile, porque los que “viajaron a Cuba fueron pocos, no fue una cuestión masiva”. Ellos empezaron a practicar dirigidos por la gente que en esas materias sí tenía formación. Entre los instructores destacó Mario Melo, ex oficial paracaidista del Ejército chileno. También llegaron algunos cubanos para enseñarles el manejo de los autos, pero el GAP “tenía un chofer muy bueno, mejor que los caribeños”; vino otra gente que les ayudó a entrenar, pero básicamente los conocimientos los adquirieron en Chile. Lo que sabían no era mucho, pero destacaban nítidamente porque “eran súper dedicados, muy rigurosos, eran muy buenos”. La mayoría de los entrenamientos, en esta etapa, igual que en la anterior, los realizaban en la pequeña cancha de obstáculos de El Cañaveral y en los cerros cercanos.

Cada dos meses, una veintena de jóvenes venidos de todo el país intentaban vencer las trabas para ingresar al grupo: debían ser miembros del Partido Socialista, haber tenido una militancia constante, poseer claridad de ideas, reunir las condiciones físicas necesarias y tener recomendaciones de algún dirigente. La selección se realizaba en El Cañaveral, a veces con la presencia de Allende. Estimamos que la decisión final para contratar a los nuevos GAP la tomaba la jefatura del grupo, pero en ella influían significativamente el Presidente, su hija Taty y el doctor Eduardo “Coco” Paredes. 

Una vez reclutados, eran enviados a una de las tres reparticiones de la organización. Los que no eran seleccionados volvían a sus bases de origen, donde podían aplicar los conocimientos paramilitares adquiridos. El Grupo de Amigos Personales (GAP) era en sí una organización revolucionaria, porque ningún presidente de Chile ha contado con un grupo de similares características y, además, no tenía reconocimiento alguno dentro de la legalidad entonces vigente. Al comienzo se discutió una iniciativa legal para que sus miembros fueran contratados como funcionarios de la Policía de Investigaciones. Esta propuesta no se materializó. La legitimidad del grupo provenía solamente del apoyo que le daba de hecho el Presidente de la República. 

Durante la etapa del MIR, dependía exclusivamente de la Presidencia. Cuando el Partido Socialista tomó el control de la organización, pasó a depender del partido y de la Presidencia.

Aunque no conocemos la forma exacta en que se financiaba y la cantidad de dinero que mensualmente gastaba, creemos que obtenía los recursos necesarios de la Presidencia de la República y del Partido Socialista; también es posible que el gobierno cubano le entregara dinero en alguna oportunidad. Los GAP solamente recibían un estipendio, pues eran enviados a la organización por el Partido Socialista en comisión de servicio.

Estructura del GAP

Desde el comienzo la organización diseñó una estructura dividida en tres secciones específicas: la Escolta, el Grupo de Avance y la Guarnición. La sección Escolta Presidencial era la más numerosa e importante de las divisiones con que contaba el dispositivo. Se componía de alrededor de 20 hombres, casi la mitad de todos los miembros que tenía el GAP. Su misión específica era proteger y conducir al Presidente Allende hasta los lugares donde realizaba sus actividades.

Para transportarlo, la sección Escolta disponía de varios automóviles marca Fiat, la mayoría azules; también contaba con algunos de otros colores, además de camionetas. Todos los vehículos tenían el carburador arreglado para correr a 200 kilómetros por hora. Puesta en marcha la Escolta, generalmente estaba formada por tres autos del GAP, más algunas patrulleras de Carabineros e Investigaciones. En ocasiones ponían un cuarto auto de un color diferente, cuya misión era distraer a los posibles atacantes. 

En el Fiat designado con el N° “1” viajaba el Presidente; iba acompañado por el jefe de Escolta y el edecán militar de turno; si éste no estaba, un miembro del grupo, llamado edecán civil, ocupaba su lugar. Esta persona permanecía cerca de Allende, jamás debía separarse de él; y en caso de un atentado debía interponer su cuerpo para recibir el primer impacto y posibilitar la reacción de los miembros de la seguridad. En el cumplimiento de su misión portaba una pistola y una subametralladora y no “conocía” los chalecos antibalas.

Poseían equipos de radiotransmisión y teléfonos móviles cuya batería la transportaban en la maleta del automóvil; para ese tiempo era un gran adelanto tecnológico. La central de comunicaciones estaba en Tomás Moro. Desde allí controlaban los despachos, que eran cifrados, usando números y letras. Las claves cambiaban cada cierto tiempo, para evitar que fueran conocidas por los enemigos.

El Grupo de Avance fue la más desconocida de las divisiones del GAP. Esta división, poco numerosa, al mando de “Mariano” (Francisco Argandoña), tenía la misión de anticiparse y tomar posesión de todos los lugares que visitaba el Presidente Salvador Allende. Debía coordinar con los servicios de Carabineros e Investigaciones todas las iniciativas que fueran necesarias para resguardar el lugar.

De las actividades del Grupo de Avance podemos relatar los hechos del 21 de mayo de 1971 en Valparaíso. En la mañana se efectuaba el tradicional desfile de homenaje a las glorias navales. Muy temprano la seguridad de la Intendencia regional fue alertada por una llamada anónima; la voz advirtió que elementos pertenecientes a Patria y Libertad habían instalado explosivos bajo el muelle Prat, los que serían detonados cuando Allende arribara al lugar. En la búsqueda de la bomba participaron miembros del Grupo de Avance del GAP y agentes de investigaciones, bajo las órdenes del Jefe de Seguridad de la Intendencia de la Provincia de Valparaíso y del almirante José Toribio Merino. La amenaza resultó ser falsa.

La tercera sección del Grupo de Amigos Personales era conocida como Guarnición. Estaba dividida en varios grupos de no más de seis personas. Cada una de las unidades tenía su propio responsable. Éste dependía directamente del mando central del dispositivo. Su misión era prestar servicios de guardia y protección a las residencias de Tomás Moro, El Cañaveral y el Palacio de la Moneda, donde vigilaban las oficinas de la Presidencia de la República. Para desarrollar sus actividades en la casa de Tomás Moro, construyeron varias casetas o garitas de vigilancia. Portaban armas de puño y en ocasiones fusiles o subametralladoras.

Punto central del dispositivo fue la compartimentación. Cuando los jóvenes ingresaban a la organización, les entregaban una credencial de la Presidencia de la República con su nueva identidad, y el seudónimo por el que serían designados en el GAP. Recibían instrucciones precisas acerca de no conocer a sus compañeros, no frecuentar sus casas, no mezclar a sus familiares. La idea era que tuvieran el menor contacto posible entre ellos, porque de esa manera ofrecían menos puntos débiles. Estas medidas funcionaron bastante bien, ya que en realidad los miembros no llegaron a conocerse.

Después del golpe de Estado, si llegaban a ser detenidos, resultaba imposible que delataran a sus compañeros. La compartimentación fue efectiva; ejemplo de ello son las dificultades que tienen los sobrevivientes, uniendo seudónimos y nombres reales, para identificar a sus camaradas.

Hacia el fin del gobierno de Allende, cuando la dotación había disminuido y las posibilidades de un golpe de Estado se acrecentaron, muchos miembros optaron por espaciar las visitas a sus familiares. Luisa Catalán, esposa de ”Pato, afirma que él iba a su casa una vez al mes, a veces cada 90 días, y le decía que no quería comprometerla en sus actividades.

Algunos miembros de la organización y sus familiares eran atendidos por los doctores de la Presidencia. Ellos realizaban los tratamientos en Tomás Moro, La Moneda o los hospitales públicos donde trabajaban. Los médicos no conocían la historia clínica ni los nombres reales de sus pacientes


Exclusivo: Fuerzas Armadas homenajearon al secuestrador del mítico boina negra y ex GAP Mario Melo (y luego lo eliminaron de sus redes)

Fuente :elciudadano.cl, 29 de Noviembre 2022

Categoría : Prensa

Una publicación eliminada de la cuenta de Twitter del Ejército de Chile mostró un homenaje que la institución hizo al Coronel (R) José Quinteros Masdeu con motivo de su fallecimiento. El uniformado homenajeado no solo fue procesado y acusado en calidad de autor por la desaparición del ex boina negra Mario Melo, sino que tuvo una participación protagónica en el Golpe de Estado de 1973.

El pasado lunes 21 de noviembre falleció José Antonio Quinteros Masdeu, Coronel del Ejército acusado de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura cívico-militar. El uniformado fue despedido con honores por parte de sus compañeros de armas, como evidenció una publicación eliminada de la cuenta institucional del Ejército de Chile.

«Con honores fúnebres por parte del Ejército de Chile se despide al Coronel (R) José Quinteros Masdeu (Q.D.P.E), ex director de la Escuela Militar y quien formara parte de la especialidad de Comandos», dice el tweet que más tarde sería borrado por la institución.

No es el primer homenaje que las Fuerzas Armadas rinden a José Quinteros Masdeu: en junio de este año, una sala de la biblioteca de la Escuela Militar fue nombrada en honor del retirado coronel, en un acto que contó con la presencia de su familia y de otros miembros del Ejército.

«Él formó a más de mil alumnos acá en la escuela, y eso obviamente que nos llena de orgullo (…) él va a estar muy orgulloso y de alguna manera representa lo que el Ejército hoy día es y lo que ha sido gracias al trabajo de todas estas personas que nos han antecedido y han entregado todo por este Ejército y por este país», declaró en ese entonces el hijo del militar.

La desaparición de Mario Melo

En noviembre de 2018, un fallo dictado por el ministro en visita Mario Carroza acusó en calidad de autor a Quinteros Masdeu en el secuestro de Mario Melo Pradenas, militante socialista que fue parte del dispositivo de seguridad del presidente Salvador Allende.

Según los testimonios de familiares y testigos de los hechos, Mario Ramiro Melo Pradenas fue detenido en la madrugada del 29 de septiembre de 1973 por una patrulla de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), en un departamento del centro de Santiago perteneciente a Olga Ávila, amiga del afectado, que también fue aprehendida y llevada hasta las dependencias del Ministerio de Defensa. Si bien Ávila fue dejada en libertad pocas horas después, Mario Melo no volvió a ser visto con vida.

Años más tarde, en 19755, el primo de Melo, Miguel Enrique Toro Melo, también fue detenido por agentes de la DINA y trasladado a Villa Grimaldi. Allí fue interrogado por un agente de inteligencia que le reveló el destino de su primo:

«Me señaló que tenía dos opciones, una era actuar como mi primo Hernán González Osorio, quien había aparecido colaborando con la DINA, o la otra era actuar como mi primo Mario Melo Pradenas, ‘a quien matamos apenas lo detuvimos, en Peldehue’. Ésta era la primera información que tenía de Mario».

Toro también relató que, tras el interrogatorio, una persona le señaló que había tenido suerte, porque a ese lugar entraba mucha gente «pero no salía toda».

«En seguida me habló de Mario, diciéndome que mi primo había tenido una muerte ‘horrorosa’ y que no ganaba nada en no contestar lo que me preguntaban de él porque ya estaba muerto y no lo podía ayudar», agregó Toro.

Francisco Bustos, abogado del estudio jurídico que lleva la causa de Mario Melo y otras víctimas de la dictadura, agrega un par de detalles respecto a la desaparición del ex boina negra:

«Respecto de Mario Melo y otras víctimas, todos ellos formaban parte de un grupo de ex paracaidistas que fueron detenidos por sus ex compañeros de armas. Ellos fueron llevados a la Escuela de Paracaidistas y Fuerzas Especiales que estaba en Peldehue y, al margen de todo procedimiento y consejo de guerra, lo que se pudo probar es que Melo fue detenido y hasta el día de hoy se desconoce su paradero», declaró el abogado a El Ciudadano.

«Todas estas personas que tenían grado de oficial tuvieron conocimiento de lo que pasó y participaron en estos crímenes», añadió.

El rol de José Quinteros Masdeu en el Golpe de Estado

José Quinteros Masdeu no solo fue el autor de la desaparición forzosa del ex boina negra, sino que también participó en el asalto al Palacio de La Moneda durante el Golpe de Estado de 1973. Según se acreditó en el expediente Rol N°1032-73 de la Primera Fiscalía Militar de Santiago, el uniformado formó parte del grupo que logró romper la resistencia del Gobierno en el palacio.

«Ante la resistencia que todavía existía desde el segundo piso por quienes se quedaron desobedeciendo la orden de Allende, (el capitán René) Cardemil comenzó a lanzar granadas de mano hacia arriba mientras subía. Al llegar al último peldaño, había vaciado dos cargadores de su fusil de asalto SIG», se lee en la crónica escrita por el periodista Jorge Escalante, construida en base a la investigación realizada por la Fiscalía.

«Inmediatamente después subieron el general Javier Palacios, su ayudante el teniente coronel de la Escuela de Paracaidistas, José Quinteros Masdeu, el teniente coronel Iván de la Fuente Sáez, los tenientes de la Escuela de Infantería Juan Carlos Salgado Brocal, Armando Fernández Larios y Jorge Moya Domínguez y el subteniente Eduardo Aldunate Hermann. El grupo de oficiales continuó arrojando granadas de mano y agotando los cargadores de sus SIG hacia el segundo piso mientras ascendían», agrega.

Actualmente, los familiares de Mario Melo y otras víctimas del episodio Peldehue-Boinas Negras siguen esperando la sentencia que acreditará, fuera de toda duda, la culpabilidad de los acusados en la desaparición y asesinato de sus seres queridos. Francisco Bustos señala que el fallo debería ser publicado en los siguientes días.

«El juicio continúa respecto de varios de los agentes, todavía esperamos las sentencias. Aunque este agente (Quinteros Masdeu) va a ser sobreseído porque la responsabilidad se extingue por la muerte, me parece que al menos históricamente está probado el rol que tuvieron todas estas personas en la represión de sus antiguos compañeros de armas», señala.


Ministro Carroza procesa a 23 ex miembros del ejército por crímenes en Escuela de Paracaidistas de Peldehue en 1973

Fuente :resumen.cl 19/10/2016

Categoría : Prensa

El ministro en visita extraordinaria para causas por violaciones a los Derechos Humanos de la Corte de Apelaciones de Santiago, Mario Carroza, dictó auto de procesamiento en contra de 23 ex funcionarios del ejército por su responsabilidad en tres delitos de secuestros calificados y ocho homicidios calificados. Ilícitos perpetrados en contra de prisioneros militares y civiles al interior de la Escuela de Paracaidistas de Peldehue, comuna de Colina, entre septiembre y octubre de 1973.

La mayoría de las víctimas eran parte del grupo de comandos Boinas Negras que fue expulsado del ejército a fines de 1969, algunos y comienzos del 70, otros, al develarse sus posiciones revolucionarias y vínculos con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). A partir de entonces, bajo la conducción de Mario Melo Pradenas, pasan a formar parte de la fuerza operativa del MIR, como instructores y luego integran y organizan el primer contingente del GAP. Todos estos ex uniformados que habían tomado la opción de ponerse junto al pueblo y ser parte de sus luchas, fueron perseguidos con saña por las hordas criminales de la dictadura.

En la resolución (causa rol 38.483), adoptada el pasado miércoles 12, el ministro en visita procesó a los ex oficiales de ejército Rodrigo Sánchez Casilla, Arturo Bosch González y Jaime Enrique Lepe Orellana, en calidad de autores de los delitos de secuestro calificado de los ex boinas negras y ex miembros del GAP, Mario Ramiro Melo Pradenas, Luis Alberto Barraza Ruhl y Jorge Vicente Piérola Piérola y de los homicidios calificados de los también ex comandos del ejército y ex miembros del GAP, Julio Martínez Lara, Moisés del Carmen Cossio Pérez, Enrique Alfonso Toledo Garay, Alberto Arnoldo Ampuero Ángel, David Héctor González Venegas, Daniel Germán Estrada Bustos, Ricardo Guillermo Pardo Tobar y Javier Enrique Sobarzo Sepúlveda.

En tanto, como cómplices de los delitos fueron encausados los ex suboficiales Juan Manuel Cárcamos Vásquez, Pedro Montoya Roldán, Carlos Marín Castro, Miguel Silva Alarcón, José Riquelme Villagra, Jorge Barrientos Becerra, Juan Bautista Muñoz Olave, Luciano Mendoza Estay, Rodolfo Hidalgo Barahona, Aldo Villarroel Garay, "scar Silva Abarca, Julio Fuentes Lagazzi, Juan Aranda Mendoza y Carlos Arellano Lepe.

En el caso de Fidel Segovia Rojas, el ministro Carroza lo sometió a proceso como cómplice de los tres secuestros calificados y de los homicidios calificados de Julio Martínez Lara, Moisés Cossio Pérez, Enrique Toledo Garay, Daniel Estada Bustos, Ricardo Pardo Tobar y Javier Sobarzo Sepúlveda.

El ex oficial de ejército Renato Alarcón Carrasco fue encausado como autor de los tres secuestros calificados y de los homicidios de Julio Martínez Lara, Moisés Cossio Pérez, Enrique Toledo Garay, Alberto Ampuero Ángel, David González Venegas, Daniel Estrada Bustos y Ricardo Pardo Tobar.

El ex suboficial Hernán Arancibia Rozas fue encausado como cómplice del secuestro de Mario Melo Pradenas y de los homicidios calificados de Moisés Cossio Pérez, Daniel Estada Bustos y Ricardo Pardo Tobar.

Los ex oficiales Rafael Sánchez Vera y Osvaldo Acevedo Trujillo fueron procesados como autores del homicidio de Moisés Cossio Pérez y Daniel Estrada Bustos.

Finalmente, Carlos Saravia Vera fue sometido a proceso en calidad de autor de los secuestros calificados de Mario Melo Pradenas y Jorge Piérola Piérola, y de los homicidios de Julio Martínez Lara, Moisés Cossio Pérez, Enrique Toledo Garay, Alberto Ampuero Ángel, David González Venegas, Daniel Estrada Bustos, Ricardo Pardo Tobar y Javier Sobarzo Sepúlveda.

Según los antecedentes recopilados en la etapa de investigación, el ministro Carroza logró establecer que las víctimas -la mayor parte ex miembros del Ejército, algunos expulsados de la instituto castrense a comienzos de la década del 70 por sus aparentes vinculaciones con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)- fueron detenidas en días posteriores al 11 de septiembre de 1973 por personal de la Escuela de Paracaidistas y Fuerzas Especiales de Peldehue y militares provenientes de Punta Arenas. Conducidos hasta la unidad militar de Peldehue, unidad militar donde ocho de ellos fueron ejecutados al margen de todo proceso legal. Asimismo, desde este recinto militar se pierde todo rastro de Mario Melo Pradenas, Luis Barraza Ruhl y Jorge Piérola Piérola.

Al momento del golpe militar, los ex boinas negras, estaban en la mira de las fuerzas militares golpistas. Eran 15 hombres, la primera promoción de boinas negras formados en Chile y eran, según su entonces superior, el capitán Fuentealba, excelentes instructores, cuadros de elite. Para el ejército golpista, eran en extremo peligrosos. Se habían convertido en miembros del GAP, la mayoría eran instructores y militantes del MIR, otros militantes del PS, Durante septiembre de 1973, ocho de ellos fueron detenidos por efectivos del Ejército, la Fuerza Aérea o Investigaciones. Arrestados en distintas fechas y circunstancias, algunos fueron llevados al Estadio Nacional, pero la mayoría de ellos fue trasladada al recinto militar en Peldehue y ahí ejecutados. La mayoría de los asesinados fueron inhumados en el Patio 29 del Cementerio General de Santiago. Tres de ellos continúan desaparecidos.