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 Antonio Llidó Mengual

 

Homenaje a Antonio Llidó

Datos biográficos.

                Nació el 29 de abril de 1936 en Xavia, Valencia. En 1936 fue ordenado sacerdote en el Seminario de Valencia. Sirvió un tiempo como capellán en la Armada española. Llega Chile en julio de 1969 y es destinado a Quillota, Diócesis de Valparaíso, siendo su Obispo don Emilio Tagle. Centró su vida y su apostolado en los sectores más pobres de la población y del campo. Era de temperamento activo e inquieto. Se fue radicalizando en sus opciones, que abarcaban lo social, lo político y lo eclesial. Vehemente y sensible a la vez, llegaba mucho a los jóvenes, era un educador nato.

          En lo social era un cura pobre que vivía austeramente, se movilizaba en una bicicleta destartalada, ganaba su sustento dando clases de francés en el liceo, iba a trabajar con los jóvenes en los tomatales para ganarse unos escudos y financiar los grupos juveniles en sus actividades. Los campesinos lo recuerdan aún con mucho cariño.

          En lo político se vinculó pronto con el grupo de «Los 80», sacerdotes chilenos  extranjeros incorporados a los «Cristianos por el Socialismo». Estos se organizaron para apoyar primeramente la candidatura de Salvador Allende  después los objetivos de la Unidad Popular. Antonio entró de lleno en la política. Lo que le interesaba era abrir la Iglesia a un compromiso real con el pueblo, en toda la dimensión social.

Otro campo que roturó Antonio fue el de la juventud. Forjó un grupo con un compromiso ético y social, este grupo se vinculo después con el MIR, pero sin asumir su violentismo. Antonio estuvo siempre por la no violencia.

 

Desaparecimiento de Antonio.

            Vino el golpe militar y Antonio Llidó fue de los primeros en ser buscado en Quillota.  Se sumergió en la clandestinidad.  Optó por quedarse en Chile, teniendo la oportunidad de asilarse y volver a España. El motivo fue de ser fiel a sus amigos y fiel al pueblo de Chile que vino a servir y que no quería abandonar en la hora de la prueba. Amigos eclesiásticos procuraron disuadirlo pero no lo lograron.

          Antonio se oculto en Valparaíso y después se trasladó a Santiago donde fue albergado en las “casas de seguridad” que el MIR destinaba a ese efecto. Allí conquistó la amistad de todos por su simpatía y su compromiso. Servia funciones dentro de la organización clandestina, pero jamás participo en acciones violentas. Nunca renegó de su sacerdocio, sino todo lo contrario, fue muy conciente de su estado y actuaba en consecuencia. No tenia miedo a la muerte pero sí confeso que tenia miedo a la tortura.

          El primero de octubre de 1974 salió de la Quinta donde se albergaba para ir a sus quehaceres y no volvió. Había sido detenido. Sabemos que lo llevaron a una casa de interrogación y tortura de José Domingo Cañas. Era un local muy estrecho; nos dicen testigos que estuvieron con el  que se oían los gritos de torturados. Escucharon como le gritaban: “Por que no hablas h...” Él contestaba: “ Por mis convicciones”. Fue hermético en no delatar a ninguno. La prueba es que nunca llegaron a allanar la Quinta donde se había alojado.

          Después lo encontramos en Cuatro Álamos, El lugar donde se reponían los torturados. Estaban muy quebrados físicamente: vomitaba sangre; pero con buen animo, siempre preocupado por los demás. Se había repuesto un tanto cuando se lo llevaron el 25 del mismo mes. Son al menos seis los testigos de la detención con quienes nos hemos puesto en contacto.

          Las iglesias de Santiago y Valparaíso tuvieron noticia de la detención de Antonio.  Mons. Emilio Tagle se puso en contacto con el mismo Augusto Pinochet. Le aseguraban que Antonio estaba bien y que pronto seria puesto en libertad.  Esto se lo decían una y otra vez.  El Nuncio Mons. Sotero Sanz daba esta misma seguridad en carta a un sacerdote español.  Esta carta estaba fechada en Noviembre cuando sin duda Antonio ya estaba desaparecido y probablemente muerto.  Por ese tiempo, la ultima comunicación que recibió Mons. Tagle era que Antonio había sido ultimado por tentativa de fuga.  Mons. Tagle se quejo ante sus pares por haber sido engañado.  Y las cosas quedaron así.

          A principios de 1975, los obispos Helmut Frenz y Fernando Ariztia tuvieron una audiencia con Pinochet.  Se hizo una referencia a Llido y Pinochet dijo: “Ese no es un cura; es un marxista”.

          Pensamos que esta imagen distorsionada de Antonio a impresionado un tanto a las propias iglesias, las de Santiago y Valparaíso.  Y nos parece que ha llegado el momento de reparar toda la injusticia y reivindicar a Antonio Llidó, que fue un sacerdote hasta las ultimas consecuencias, aunque muchos puedan cuestionar el compromiso.

Una de las testigos, Dona Rosalía Martinez Cereceda, detenida junto a su cónyuge Julio Laks Séller, el 22 de Septiembre de 1974, y trasladada a la casa de torturas de José Domingo Cañas, expone en su testimonio que el 24 de Septiembre de 1974, llegó a ese lugar el P. Antonio Llidó, quien permaneció allí hasta mediados de Octubre de 1974. El sacerdote se encontraba muy mal de salud, sufría frecuentes hemorragias estomacales, sin embargo su animo era muy bueno y se dedicaba a reconfortar a los demás prisioneros.  Por su parte, Julio Laks Féller declara que a los 2 o 3 días de haber llegado el sacerdote fue objeto de repetidas secciones de interrogatorios y cada vez volvía en peor estado físico.  Al cabo de 3 días, tenia grandes dificultades para moverse a consecuencia de los golpes y la aplicación de electricidad en todo el cuerpo durante varias horas seguidas; su camisa estaba manchada con sangre y aparentemente tenia hemorragias internas y desgarros musculares. En una ocasión fue auscultado por un medico de la DINA, el cual recomendó su hospitalización inmediata, recomendación que fue rechazada por un oficial de apellido Morel (se refiere a Marcelo Moren Brito) quien respondió que ello no era posible por cuanto los interrogatorios no habían concluido.  El testigo agrega en su testimonio que, a pesar de su estado físico y el trato vejatorio que recibió por su condición de sacerdote, mantuvo siempre una presencia de animo sorprendente y aun encontraba fuerzas para consolar a sus compañeros de celda, compartiendo también con ellos lo poco que tenían para comer.  El testigo, a mediados de Octubre de 1974 fue trasladado a 4 Halamos. Allí, a los pocos días, presencio la llegada a ese lugar del P. Llidó quien fue recluido en al celda No 13. Su estado de salud era algo mejor, pero sufría aun grandes dolores.

Alrededor del 20 del mismo mes, el sacerdote fue sacado de su celda y del recinto, junto a otros detenidos, con orden de llevar todas sus pertenencias. Don Edmundo Lebrecht, en testimonio suscrito en Berlín, señala haber visto y conversado con la victima durante los días 2 y 3 de Octubre de 1974 en el recinto de José Domingo Cañas, enterándose que era sacerdote y que había sido detenido en una parcela de Santiago.  Había sido victima de aplicaciones prolongadas de golpes eléctricos y golpizas de todo tipo mientras permanecía maniatado a un camarote metálico.  Por su condición de sacerdote, las torturas de que era objeto, estaban marcadas por el sado-sexualismo.  Personalmente lo atendió cuando fue lanzado a la celda, en donde vomitaba y sufría de fuertes estertores producidos por la angustiosa sed que provocan los golpes de corriente.

Dona Cecilia Jarpa Zúñiga, detenida por la DINA el 3 de Octubre de 1974, expone en su testimonio haber sido trasladada a José Domingo Cañas en donde ya se encontraba detenido el sacerdote Antonio Llido.

En los primeros días de su estadía allí, solo escucho su nombre, pero posteriormente fue trasladado a su celda –entre el 8 y el 12 de Octubre- debido a su mal estado de salud.  Allí pudo verlo y constatar su mal estado físico, sufría de una ulcera gástrica que había hecho hemorragia.  A pesar de ello, conservaba una gran entereza, caracterizándose por su permanente preocupación por los demás detenidos. Así mismo, dona Maria Caballero Santa Cruz, expresa en su testimonio haber sido detenida el 5 de Octubre de 1974 y trasladada a José Domingo Cañas, en donde se encontraba detenido el P. Antonio Llido.

La ex-detenida Maria Julia Andrés Plana, señala en su declaración que fue arrestada el 10 de Octubre de 1974 y conducida con la vista vendada al recinto de José Domingo Cañas, en donde se percato de la presencia de numerosos prisioneros, entre ellos el sacerdote Antonio Llido, quien se encontraba en mal estado de salud debiendo permanecer tendido en el suelo, sin embargo mantenía presencia de animo, buen humor, y entregaba palabras de aliento a todos los que allí estaban.  Agrega la testigo, que el 11 de Octubre fue trasladada a 4 Alamos junto con un grupo de alrededor de 10 prisioneros entre los cuales se encontraba el sacerdote Llido, siendo esta la ultima vez en que tuvo oportunidad de verlo.

El ex-prisionero Hermann E. Schwember Fernández, expone en su testimonio haber sido detenido el 8 de Octubre de 1974 por la DINA, siendo trasladado directamente a 4 Alamos, desde donde los días 11 y 12 fue sacado para ser interrogado a un recinto secreto.  Allí encontró al P. Llido Mangual, quien había ingresado en pésimas condiciones físicas, debido, según contó, a las torturas por shock eléctrico y golpes en distintas regiones del cuerpo; Tenia intensos dolores en el pecho y presentaba daño en la boca, glándulas salivales y en la dentadura.  Por conversaciones que tuvo con él,  pudo enterarse que su detención se produjo a raíz de la búsqueda de algunos activistas políticos conocidos por el P. Llido, y las torturas tenían por objeto que él entregara información sobre esas personas.  En la noche del 13, los presos más antiguos organizaron un pequeño coro para levantar el animo de los que venían llegando de las casas de interrogación y tortura.  En la mitad de la sesión de canto, se oyó la voz débil del cura que se sumaba al coro y que siguió cantando un buen rato.  En los días siguientes, Antonio Llido canto, bailo, hizo clases de francés y converso largamente con todos los presos de la celda.  En su condición de sacerdote, era buscado por los prisioneros que requerian ayuda para reflexionar sobre su propia situación.  Cerca de un día domingo, se le propuso que celebrara la Misa, lo que suscito un largo y fraternal debate pues no había dificultad para obtener pan, pero el padre insistía que era necesario algo de vino, aunque solo fueran unas gotas.  Ocasionalmente tenían acceso a un guardia más razonable, Carlos “Mauro” (Carlos Carrasco Matus, posteriormente detenido y desaparecido), y a él le pidieron que consiguiera vino.  El guardia manifestó tener dificultades para ese domingo pero que para el próximo haría lo posible por ayudar.  El padre no se hacia muchas ilusiones respecto de salir luego de prisión insinuó un par de veces, en forma tranquila, que sabia que lo que le esperaba no seria nada de fácil.  Una mañana, alrededor del 25 de Octubre, entro la guardia muy temprano a buscar a un grupo de detenidos, entre los que se encontraba Antonio Llido, un arquitecto de nombre Carlos Gajardo Wolf y el sociólogo Ariel salinas, todos desaparecidos hasta la fecha. Agrega el testigo en su testimonio, que mantiene en su retina, la forma apresurada como Antonio, medio dormido, se vistió, se puso en fila y los miraba en forma tranquila mientras los demás prisioneros se hacían la ilusión de que quizás los llevaban a la sección “Libre Plática”.

Cabe señalar que el P. Antonio Llido Mengual fue procesado en la causa A-637 de la Fiscalia Naval de Valparaíso, junto a varias personas acusadas de ser militantes del MIR.  En dicha causa, al igual que otros inculpados que fueron arrestados por la DINA y que se encuentran en calidad de detenidos-desaparecidos, fue declarado rebelde suspendiendo la tramitación de la causa hasta su presentación o aprehensión.

Pese a las numerosas gestiones y diligencias realizadas por su familia, autoridades de Iglesia, Consulado de España y grupos de religiosos de diversos países, aun se desconoce la suerte que corrió en manos de la DINA.

 

 

Gestiones judiciales y administrativas:

 

          Por el hecho de que su familia no reside en Chile, y que nadie se hizo parte para realizar gestiones judiciales el caso Llido se mantuvo estacionado.  Consta que en 1992 se hicieron algunas gestiones y consultas a las autoridades militares.  Don Jesús Rodríguez Iglesias, sacerdote español, dejó constancia en declaración jurada de sus gestiones realizadas para ubicar el paradero del P. Llido.  En ella expresa que realizo tres visitas al Obispo de Valparaíso, don Emilio Tagle Covarrubias.  En la primera de ellas, ocurrida en Marzo de 1975, el señor Obispo le señalo que había hablado con un Ministro de Estado, y éste le había comunicado que, efectivamente, Antonio Llidó estaba detenido en un lugar de reclusión y que se encontraba bien.  Posteriormente en el mes de Mayo de ese año, el señor Obispo le comunicó que había hablado con una muy alta autoridad de Estado, en vistas a solucionar el problema del sacerdote detenido. Al mes siguiente, junio de 1975, Mons. Tagle estaba anímicamente decaído y le expreso “que por información recibida de un Ministro de Estado, había sabido que Antonio Llidó, al momento de ser trasladado de un recinto de detención a otro, se había fugado”; le agrego el Obispo “no puedo entender esta situación. No logro entender lo que paso”.

          Noticias similares le comunico el señor Obispo a la familia del sacerdote en comunicaciones telefónicas.  También resultaron infructuosas las gestiones realizadas por la Embajada de Bélgica en Chile, de Amnesty International, las Naciones Unidas y la Embajada de España en Chile.

          En Enero de 1992 fue presentada ante el 14 juzgado del Crimen de Santiago una querella por aplicación de tormentos y secuestro a favor de Antonio Llidó Mengual, este proceso ingresó con el rol 113608-FL.

          En la presentación se solicito entre otras diligencias que se cite al Oficial de Carabineros Ciro Amerto Torre Sáez, que a la fecha de detención de Llidó de desempeñaba en la DINA a cargo del recinto secreto de detención de José Domingo Cañas, recinto donde se mantuvo en cautiverio a la victima; que se cite a declarar a Marcelo Moren Brito, Oficial de Ejercito que también cumplió funciones operativas en la DINA y al Oficial de gendarmería Orlando Manzo Duran quien fuera el responsable del recinto de la DINA llamado 4 Alamos.

          A Diciembre de 1992 la causa se encontraba en estado de sumario con diligencias pendientes.

          Por informaciones posteriores se supo que la fecha de detención de Antonio Llidó fue posterior al 24 de Septiembre y no se produjo en la Parcela del Arrayán. El 1 de Octubre fue visto hasta las 15:30  desde allí se dirige a la calle Esmeralda en el Centro de Santiago. Desde ese momento no se supo mas de el hasta que fue visto detenido en recintos de reclusión de la DINA.

 

Testimonios:

          Vecinos de Quillota testimonian sobre el perfil sacerdotal y humano del P. Antonio Llidó:

 

          “Recuerdo al padre Toño desde que llegó a la Población Corvi donde vivíamos con mi familia.  El hacia las misas en la Parroquia de los Desamparados de Quillota y sus misas eran muy entretenidas, pues compartía con la gente a lo largo de la misa.  Esto de partida no le gusto a los otros sacerdotes ya que la mayoría de ellos hacia las misas muy distante de las personas y muy frías.  El P. Toño, en cambio, estaba muy cerca de la gente que lo requeria y muy comprometido con sus problemas. Recuerdo que siempre que sabia de alguien que estaba sufriendo o necesitado, ahí corría él en su bicicleta celeste y con su maletín.  Todo esto al parecer, era demasiado para los otros curas. Fue así como las personas más pudientes y otros sacerdotes que, a mi parecer, no querían comprometerse con el pueblo cristiano y necesitado lo presionaron para que dejara la sede parroquial hasta que lo enviaron a una capilla en la Población O’Higgins, lugar donde vivía gente muy pobre, seguramente como un castigo, porque opinaban que el no se merecía la Parroquia.  Vivía allí en una pieza vacía sin ni siquiera luz.  Fue así que con mi familia y algunos amigos nos conseguimos una cama, cortinas y una silla y las instalamos en el pequeño cuarto que ahora iba a ser su casa. Pero al contrario de lo que algunos creyeron, él tuvo una gran acogida en este sector donde a pesar de la miseria en que vivía, él era feliz, porque parecía que mientras más podía dar a los demás, más alegre estaba.  Aunque yo sé que el no tenia ningún bien material, pero también vi que muchas veces se sacó su chaqueta, sus zapatos y lo poco que tenia y se lo dio a un hombre que tenia los pies desnudos.  Lo vi llorar también en mas de una oportunidad por la gente que sufría, niños que nada tenían.  Los vecinos del lugar le daban comida, pero él la iba a dejar a otras familias que no tenían nada.  Lo invitaban a almorzar en las casas más humildes y él era el hombre más dichoso.  Nunca estaba quieto, siempre tenia algo que hacer por los demás.  Estaba en cada cosa que uno necesitaba.

          Recuerdo cuando nos cambiamos de casa, con mi familia nos fuimos a vivir a la Población Santa Teresita de Quillota, ahí llego él a ayudarnos a arreglar la casa.  Yo era una niña en esa época pero solo recuerdo de el lo cerca que estaba de los niños con los que era muy cariñoso y siempre con los mas necesitados.

Nunca mientras viva podré olvidar todo lo bueno que nos enseñó, especialmente a amar a los demás.  A veces creo verlo viejito en algún lugar.”

          Viviana Pacheco 26 de Octubre de 1999, Quillota

 

          “Conocí al padre Toño a fines del año 70, cuando se acerco a la Escuela No 36 de Manzanar (Hoy G-162) perteneciente a la Comuna de Quillota (distante 15 Kms. al poniente de la ciudad) en una zona netamente rural, solicitando el colegio para realizar colonias escolares (yo era Director del Establecimiento).

          Después de hacer las consultas previas, facilite el local durante los veranos del 71 – 72.

          El padre Toño traía los niños de los sectores marginales y periféricos de Quillota (La tetera, Pueblo Indio, Pob. O’Higgins, Los Lúcumus, Lo garzo), él les entregaba mucho amor y alegría, y les daba a los papás la posibilidad de vacacionar con sus hijos en un lugar tan bonito como es la localidad rural de Manzanar a orillas del Río Aconcagua.

          Siempre vi en Antonio un sacerdote moderno, adelantado a su época, muy comprometido con la gente pobre y entregando ese don que tenia de dar animo y esperanza de un futuro mejor a esos niños.

          Facilité las dependencias escolares y él, con un grupo de laicos, los atendía entregando diversión y alimentos durante el verano a estos infantes.

          Los días domingos iba a la capilla de Manzanar a oficiar Misa.  Toda la gente de ese sector rural lo recuerda con mucha nostalgia pues fue realmente un líder y se preocupo de sus problemas.

          Guardo un grato recuerdo de el, pues muchas veces estuvo en mi casa (yo vivía en la casa habitación que tenia la Escuela en su parte posterior), conversábamos de diversas cosas del Chile de esa época.  Especial cariño tenia por mi hijo mayor (1 año 2 meses) a quien tomaba en brazos y hacia cariño.  Hoy es un hombre de 29 años.

          Antonio Llidó Mengual era para mi un hombre extraordinario, del cual guardo un excelente recuerdo.  Como católico creo que Dios nos premió con tener acá en la tierra un hombre  tan digno representante de él. Gracias padre Toño.

          Jaime Vilches, Profesor, Ex - Director de la Escuela de Manzanar, actual Sub-Director de la Escuela Básica Abraham Lincoln. Quillota, Octubre de 1999”.

 

          “Nosotros somos el matrimonio Canelo – Barrera, los amigos del padre Antonio de Pueblo Indio.  Voy a hacer un resumen de cómo conocimos al P. Antonio cuando él llego el año 69 a quillota y comenzó a llegar al pueblo para saber la cantidad de niños que había para prepararlos para la primera Comunión.  Así fue que comenzó con el catecismo y preparó a muchos.  El los ayudó con el vestuario, les compro genero y les mando a hacer a todas las niñitas vestidos y a los niños camisas; y él reabrió una capilla que estaba cerrada desde hacia mucho tiempo en el sector de La Tetera, ahí fue que se efectuó la Misa de la Primera Comunión, pero el siempre estuvo ligado a nuestro pueblo, él era un amigo.  Después él nos preparó para nuestro matrimonio, él nos casó, en la capilla que estaba abandonada, a nosotros y a dos familiares más. Pero la amistad con nosotros siguió adelante, tal es así que comenzó a trabajar en las labores del campo con mi marido, cortando tomates; y el dinero que ganaba lo compartía con la gente de escasos recursos.  Así fue la relación con él, siempre de amistad.  Nosotros tenemos un hijo que se llama Mauro Antonio y él lo bautizo, y aun somos amigos de otras personas que él nos presentó.  Este sería un breve resumen de nuestra amistad con él.”

Familia Canelo – Barrera. 26 de Octubre de 1999

 

          “Soy Magdalena Silva Méndez.  En el invierno de 1969 llaga a la parroquia “Nuestra Señora de los Desamparados”, sector Corvi, un sacerdote español (Valenciano), Antonio Llidó Mengual era su nombre.  Un sacerdote muy diferente a los demás, visitaba a las personas en sus casas, charlaba con ellos, pero de ordinario esto lo hacia con personas humildes.  Cada vez se fue manifestando en el este interés por la gente más pobre y se fue comprometiendo con ellos con mucha fuerza.

          En el verano de 1970 comienza a trabajar la idea de realizar colonias infantiles, para ello primeramente ubico personas que le colaboraran, ya para cuidar a los niños, ya para hacer beneficios y obtener así algún dinero; La Junta de Auxilio y Becas le proporcionaba alimentación y una escuela en un campo llamado Manzanar, lugar donde el río Aconcagua formaba estupendas pozas para bañarse.

          Con el dinero que juntaba compraba jabón, toallas, bañadores y también pan, frutas pollos, pescado, etc.  Buscábamos a los niños entre los más pobres del campo y de la ciudad.

          El dinero también se utilizaba para llevar a los niños a otros lugares, como la playa, pues había muchos que no conocían el mar.

          Jugaba con los niños, quienes lo querían muchísimo, se celebraba misa en la capilla de Manzanar todos los días, en la que aprovechaba para educarlos en la fe en el amor de nuestro Padre Eterno por nosotros.

          Llegó 1971 y con el un terremoto, que son muy frecuentes en nuestro país, Antonio fue de los primeros en prestar su ayuda. Recuerdo que la misma noche partió al campo, siempre en su destartalada bicicleta, luego ayudo a construir mediaguas, a botar murallas que eran peligrosas, a colocar gente en los albergues, llevando medicinas, colocando inyecciones, entreteniendo a los mas pequeños, dándole animo a los mas afligidos, en fin, uno llega a emocionarse recordando tantas maravillas en una sola persona.

          Desgraciadamente, esto no le gusto al clero, pese a que no recuerdo que se hubiera quejado de sus hermanos, pero su forma de vida era, aunque no lo quisiera, una denuncia a sus vidas placidas y despreocupadas, aparte de cumplir con los ritos sagrados.

          A estas alturas ya se había hecho cargo de la capilla de la “Medalla Milagrosa”, en la Pob. O’Higgins de nuestra ciudad; allí llego a vivir en un cuartito de unos dos metros y tres de largo, lleno de lauchas, ya no tenía ni cama, pues la había entregado completa para los terremoteados, un camastro de madera era su cama, la que se arregló de la mejor forma que se pudo; El baño estaba constituido por un W.C. y un lavamanos, mas agua fría, y muy fría en temporada invernal.  En la población era amigo de moros y cristianos, y por supuesto esto también era motivo de disgusto.  La gente del lugar lo eligió presidente de la Junta de Vecinos, cargo que él aceptó.  Como había renunciado a todo privilegio, incluyendo el dinero del Obispado, comenzó a trabajar.  Su primera actividad fue en un criadero de aves, pero que nadie se imagine que fue en una oficina o en algo parecido, pues, no señor, lo que él hacia era asear los gallineros, sacando el estiércol, llegaba cansadísimo y muy fétido, pero feliz.

          Luego trabajo en el campo en la recolección de tomates, la recolección de tomates parece muy simple, pero puedo asegurar que es un trabajo agotador: las altas temperaturas, todo el día al rayo directo del sol. Aparte de que tienes que agacharte, pararte, y te corre la gota como si estuvieras bajo la lluvia, pero igual llegaba feliz y con una gran caja de tomates que se reducía a dinero.  Ahora se preguntaran ¿ y para que el dinero? Pues no era para él, era para comprar mercadería y medicinas, que los daba, por orden medica, a gente campesina que necesitaba tratamiento, aunque tuviera que viajar en su famosa bicicleta a las 2 o 3 de la madrugada.  Siempre encontraba que hacia poco y repetía en reiteradas oportunidades: “Dios quiere mas de mí, hay mucho que hacer y no se como”.

          Antonio nunca descuido su misión sacerdotal, predicaba y aconsejaba en cada oportunidad.

          Bueno, la impotencia lo llevo a tomar una opción política, pero ya para entonces tenia muchos enemigos, gente que se sentía tocada en sus intereses.  Fue sancionado por el Arzobispo de la época, don Emilio Tagle, sufrió mucho, muchísimo, hasta las lagrimas, pero se dijo: “Yo fui ungido sacerdote y lo seguiré siendo hasta el final”.  Ahora, aquí hubo algo muy extraño pues no podía celebrar la Eucaristía en Quillota, pero en otros lugares sí.

          Así las cosas, opto por celebrar en nuestra casa con el Evangelio, predica, consagración y cantos.  A estas liturgias acudía mucha gente, eran momentos llenos de paz y comunión, algo increíble.

          En cuanto a su personalidad, tengo que decir que amaba mucho, pero este amor era concretado en obras; defendía a los oprimidos como un león, en cambio el sufriente lo conmovía hasta llorar como un niño.

          Puedo asegurar que vivía en carne propia el dolor ajeno, pero era muy alegre, cantaba mucho, hacia bromas, siempre se metía en líos por fulano o merengano.

          Mas de una vez me dijo: yo voy a morir pronto, no me van a dejar hacer lo que Dios me pide, pues había gente que deseaba eso.  En una oportunidad le echaron una camioneta encima y otra persona lo amenazó con una escopeta.

Hay mucho mas que decir pero debo terminar.  Solo le pido a Dios que seamos capaces de reivindicar su calidad de sacerdote y de ser capaces de imitarla, con la gracia del Espíritu Santo. Amen”.

 

 
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