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TODAS  IBAMOS A SER REINAS - Extracto

Estudio sobre nueve mujeres embarazadas que fueron detenidas y desaparecidas en Chile  - Serie Verdad y Justicia - Volumen 1 - CODEPU  - 1990


JACQUELINE PAULETTE DROUILLY YURICH

 

Jacqueline tenía 24 años cuando fue detenida el día 30 de Octu­bre de 1974. Al día siguiente detuvieron a su esposo, Marcelo Salinas. Jacqueline se encontraba embarazada de tres meses.

Había nacido en Santiago el 3 de Diciembre de 1949 y era la ma­yor de 4 hermanas. Su madre es Norma Yurich y su padre Jorge Drouilly. La infancia y adolescencia de Jacqueline transcurrió en Temuco, ciudad a la que su padre, de profesión arquitecto, había sido trasladado por el Ministerio de Obras Públicas. Estudió en el Colegio Alemán de esa ciudad. Según su madre, Jacqueline hablaba perfectamente alemán: “Los últimos años de enseñanza media los cursó en el colegio Bautista de Temuco. Luego entró en la carrera de Servicio social En medio de la llu­via del sur creció mi hija, hasta que volvió a Santiago ya casada”.

 

Al llegar a Santiago ingresó a la escuela de Teatro de la Univer­sidad de Chile, esperando reanudar sus estudios de Servicio Social.

 

La madre la describe: “alta, delgada, de caderas anchas, muy gra­ciosa, como una gacela por sus movimientos. Llamaba la atención por su físico, pero más que nada destacaba en ella, la alegría espontánea. Era de una actividad desmedida; donde ella llegaba, todo cambiaba”. Algunos de sus amigos la describen buena para las fiestas, sencilla y alegre, buena para los cuentos y las bromas; su alegría y su risa eran contagiosas. Te­nía un afán por ayudar a todo el mundo, la pobreza la desesperaba, siem­pre andaba juntando ropas y juguetes para los niños pobres de Temuco. Personas que la conocieron cuando Jacqueline era una niñita la evocan como un torbellino, alegre, risueña y juguetona.

Jacqueline se había casado el 2 de Agosto de 1974 con Marcelo Salinas Eytel, de 32 años, Técnico Electricista, militante del MIR. Al mo­mento de su detención Jacqueline vivía con Marcelo en la parte de arri­ba de la casa de María de la Luz Varela, compañera de la Universidad, quien posteriormente entrega testimonio y detalles de la detención del matrimonio.

                El día 30 de Octubre de 1974, cerca de la media noche, indivi­duos de civil llegaron a la calle Alberto Decombe, número 1191. Jacque­line se encontraba en la planta baja haciendo un trabajo a máquina pa­ra la Universidad junto a su compañera de estudios: los individuos pre­guntaron por Marcelo Salinas. Jacqueline les dijo que no estaba, pero se identificó como su esposa. Inmediatamente empezaron a interrogarla y bruscamente la hicieron subir al segundo piso, donde la golpearon bru­talmente, mientras allanaban, para que indicara el paradero de Marcelo. Jacqueline alcanzó a ponerse un abrigo de lana y un gorro y se la lleva­ron. Los aprehensores le dijeron a María de la Luz Varela que la dete­nían como rehén.

 

A las 6 de la mañana del día siguiente, 31 de Octubre de 1974 vol­vieron los hombres fuertemente armados y en varios vehículos. Se ins­talaron en la casa a esperar. En un momento sonó el teléfono. Era Mar­celo quien llamaba. Obligaron a que contestara la hija de la dueña de ca­sa, quién dijo que Jacqueline estaba en el baño, según le indicaron los agentes. Marcelo le pidió que le dijera que en 20 minutos más la pasaría a buscar. Así lo hizo, llegando en un taxi al domicilio; al ver a los milita­res pensó seguir de largo, los hombres dispararon a las ruedas del auto. Marcelo y el chofer fueron detenidos.

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JACQUELINE DROUILLY fue conducida junto a su esposo Mar­celo Sa1inas al igual que Cecilia Bojanic y Flavio Oyarzún, a la casa de José Domingo Cañas. “Esta casa tenía una pieza en el patio  separada de la casa principal al parecer era de madera. Al lado de la pieza había Co­mo un closet allí ponían a los que habían sido recién torturados.  En otra pieza tenían a las prisioneras que colaboraban con ellos (En ese tiempo Marcia Merino Vega y Luz Arce). Cuando nos sacaban a interrogatorio cruzábamos el patio, por supuesto siempre con los ojos vendados y para en­trar a la casa había que subir tres peldaños” , recuerda una prisionera po­lítica de esa época.

Amanda de Negri, de profesión abogado, C.I 4.930.155 de San­tiago, detenida el 9 de Octubre de 1974 por el propio Marcelo Moren Britto, relata que el 30 de Octubre cuando ella ya se encontraba en Tres Álamos, en libre plática, fue llevada nuevamente a la casa de José Do­mingo Cañas para someterla a un nuevo interrogatorio. “Luego que me interrogaron y me aplicaron corriente sin poder confirmar nada de lo que me preguntaban, me trasladaron hasta la pieza en donde tenían hacinados a todos los prisioneros políticos. Por la forma de mi cara yo podía ver echan­do para atrás la cabeza, en esa forma  distinguí  sentada en un rincón, a una muchacha joven, algo gorda; con un chaquetón de lana y con una falda. Estaba callada y permaneció callada durante toda la noche; sólo contó en voz baja que la habían detenido junto a su esposo y que se llamaba Jacque­line Drouilly. Además nos dijo que era de Temuco y que estudiaba Servicio social Cuando empezó a amanecer y todos nos dábamos ánimo, Jacque­line permanecía callada, sólo al medio día empezó a hablar y a decir co­sas divertidas que nos hacían reír. A Marcelo lo tenían en el closet y al pa­recer los habían torturado. Pienso que esa alegría y confianza que trataba de infundirnos era para ella tal vez un mecanismo de defensa”. A Aman­da de Negri la trasladan al cabo de 6 días nuevamente a Cuatro Álamos. Jacqueline y Marcelo Salinas quedaron en José Domingo Cañas.

 

Cecilia Jarpa Zuñiga C.I 6.399.677-7 quién fue detenida por la DINA el 1 de Octubre de 1974, nos relata que, el 30 de Octubre, encon­trándose todavía en José Domingo Cañas donde había sido interrogada y torturada, conoció a Jacqueline Drouilly: “Ella llegó en la noche. Al ca­bo de algunas horas la vuelven a sacar y la regresan más tarde. Durante 15 días estuve con ella, luego nos trasladaron a las dos juntas a Cuatro Álamos. Allí estuvimos en la pieza 3. Jacqueline siempre estaba hablando, di­ciendo cosas divertidas y era muy graciosa, lograba hacemos reír; además era ingeniosa, se las arregló para saber dónde tenían a Marcelo en Cuatro Álamos, y con un espejito, que no sé de dónde había sacado, le hacía se­ñas con el sol a través de una ventana. Un día empezaron a llamar por sus nombres a algunos prisioneros, los llamados salieron de sus piezas y se pu­sieron en fila en el corredor. Era una larga lista. Todos ellos están ahora desaparecidos, entre ellos Jacqueline y Marcelo”.

 

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En el caso de JACQUELINE DROUILLY que fue detenida el día 30 de octubre de 1974 con tres meses de embarazo, su niño deberla ha­ber nacido en el curso del mes de abril de 1975. (Según la madre de Jac­queline esta había sido examinada por una Comisión Internacional de Cruz Roja al interior del campamento de recluidos de Tres Álamos y allí se había comprobado su embarazo). El nombre de Jacqueline Drouilly y el de su cónyuge Marcelo Sa­linas Eytel aparecen en la nómina de los 119 chilenos y chilenas que ha­brían muerto en el extranjero. Entre los días 22 y 24 de julio de 1975 la prensa chilena adicta al régimen dictatorial publicó ampliamente dos nóminas, con 60 nombres la primera y con 59 la segunda, dando cuenta de la muerte de ellos en di­versas partes de Argentina, Colombia, Venezuela, Panamá, México y Francia.

 

Esta noticia la habría extraído la prensa chilena de dos diarios pu­blicados simultáneamente: uno en Brasil, el “O'Día”, y el otro en Argen­tina, ‘LEA”. Posteriormente se demostró que la revista “LEA” se había editado por una única vez y que su contenido casi exclusivo era dar cuen­ta de la muerte de militantes del MIR. La revista “LEA” se habría impreso en una editorial estatal ar­gentina dependiente del Ministerio de Bienestar Social, cuyo Jefe era José López Rega, secretario privado de la Presidenta Estela Martinez de Perón y vinculado a la organización anticomunista “Triple A”. En cuanto al diario “O'Día” de Curitiba, Brasil, nunca se compro­bó su existencia y las agencias informativas internacionales establecidas en Brasil no pudieron obtener la fuente de la noticia, sin embargo la prensa chilena la citó ampliamente en su información. Así el diario Las Ultimas Noticias, bajo la dirección de Fernando Díaz Palma en grandes titulares informó: En práctica nuevo plan entre miristas: sangrienta  vendetta interna hay en cl MIR. Desaparecidos en Chile resucitan en Argentina, pero ahora son ultimados por sus propios compañeros.»

 

Por su parte El Mercurio bajo la dirección de René Silva Espejo, informó: «Se les reclamaba como desaparecidos. Miristas muertos eran buscados en Chile.»

 

Estas informaciones eran absolutamente falsas. Tal como lo re­lató el abogado Hernán Montealegre, en un Seminario realizado en San­tiago el 14 y 15 de noviembre de 1989. « “El arrojo mío consistió en que como se habla dicho que estas personas habían muerto en enfrentamien­tos en Argentina y Brasil,  decidí personalmente viajara Argentina y Bra­sil y descubrir este problema de la muerte y de los enfrentamientos. Me en­contré con la noticia de la falsificación que hubo con la revista Lea y con el diario Día, tanto en Buenos Aires como en Curitiba.  En realidad ese fue el motivo fundamental de mi detención; a mi lo que se me hizo cuando se me detuvo fue castigarme.. Desde el momento en que a mi se me detuvo en mi casa a las 5 de la mañana, el personal de la DINA me pregunto in­mediatamente ‘dónde está su pasaporte’, yo le respondí: ‘mí pasaporte lo entregué en el Ministerio de Relaciones exteriores, no tengo pasaporte’. Me dijeron: ‘no señor, queremos el pasaporte con el que usted viaja a preocu­parse de los 119 niños de buena conducta

 

Todos los países extranjeros mencionados, como los lugares en donde los miristas se habrían matado entre ellos, desmintieron termi­nantemente la noticia, inclusive Argentina. Ante la evidencia de la men­tira se pidió en Chile mismo y por organismos internacionales una expli­cación. El 20 de agosto de 1975 el propio General Pinochet anunció que el Gobierno había dispuesto una investigación de los hechos por los ca­nales oficiales y asimismo dentro del país. Esta investigación nunca se realizó y si se hizo sus resultados no se conocen hasta ahora. En el ex­tranjero Sergio Diez, representante del régimen militar ante las Nacio­nes Unidas, declaró que los detenidos desaparecidos no existían.

 

Desde comienzos del año 1974 se habla iniciado la búsqueda de personas detenidas o secuestradas que nunca más aparecieron. Sus fa­milias hablan recurrido al Comité por la Paz para que los asesorara. Por todos ellos, como sabemos, se habrían interpuesto Recursos de Ampa­ro que jamás fueron acogidos. Frente a estos hechos la Iglesia pidió a la Corte Suprema un ministro en visita para que investigara la situación de estas personas. La dictadura acosada planifica el montaje de que 119 de estas personas buscadas se habían asesinado entre ellos, en el extranje­ro.

Entre los 119 nombres que aparecen en esta lista, 19 son de mu­jeres detenidas desaparecidas. La primera de ellas es Barbara Uribe Tamblay secuestrada el 10 de julio de 1974. La número 12 es Jacqueli­ne Drouilly y el No 52 es Marcelo Salinas Eytel. En esta lista no están incluidas Cecilia Labrín, Gloria Esther Lagos ni Cecilia Bojanic que tam­bién desaparecen en 1974.

 

El por qué figura Jacqueline y no las otras 3 mujeres detenidas embarazadas que desaparecen en 1974, ni las otras 5 mujeres detenidas y hechas desaparecer durante ese año no tiene todavía explicación. ¿Que pasó con ellas? y al mismo tiempo, ¿qué sucedió con Jacqueline Drouilly?.

 

Por otra parte existen serios antecedentes que serán dados a co­nocer oportunamente por Amnistía Internacional, por el gobierno Ale­mán y por los abogados que llevan el proceso sobre Colonia Dignidad, que señalan que los 119 detenidos desaparecidos habrían sido traslada­dos en algún momento a Colonia Dignidad junto a otros prisioneros y allí, en una fecha que todavía se ignora habrían sido asesinados y sus cuerpos ocultados. Si así fuera habría que investigar: ¿qué sucedió con el hijo de Jacqueline Drouilly, si nació antes de desaparecer su madre? y si así fuera, ¿dónde está?...

 

La madre de Jacqueline, señora Norma Yurich nos ha dicho: “Has­ta el último día la buscaré; luego de su detención y su desaparecimiento su padre y dos de sus hermanas partieron al exilio, la familia se destruyó. Yo la buscaré hasta el último momento de mi vida... Todos los días me levanto y me acuesto pensando en ella. Uno no puede vivir sin este fantasma adentro, no lo puede tocar pero ahí está... está”.

 

Más adelante la Señora Norma agrega: “Si tuviera adelante a los hechores no sé qué.. (llora en silencio) a ellos preferiría no verlos; pero a los que dieron la orden, a  ellos sí y la justicia tendrá al fin que saber lo que hace”.

 

 

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