Ascencio Solís Juan Luis


plaza Armas Osorno- monumentos.gob.cl

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cementerio G. Santiago memoriales.cl

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Rut : 14.949.483-9

Fecha Detención : 20-07-1974
Lugar Detención : Osorno


Fecha Nacimiento : 21-09-1959 Edad : 15

Lugar Nacimiento : Osorno

Actividad Política :
Actividad :

Estado Civil e Hijos : Soltero
Nacionalidad : chilena


Relatos de Los Hechos

Fuente :Vicarìa de la Solidaridad

Categoría : Antecedentes del Caso

15 años, soltero, detenido desaparecido el 20 de julio de 1974 en Osorno.

Juan Ascencio fue detenido ese día alrededor de las 17:00 horas, en el sector Rahue Bajo, por funcionarios de Carabineros que lo trasladaron a la Tercera Comisaría de Rahue. Desde entonces se encuentra desaparecido.

Testigos presenciales confirmaron que el menor fue detenido por Carabineros en el interior del restaurante «El Conquistador,» ubicado en la intersección de las calles Santiago y Tarapacá de la ciudad de Osorno. En el momento de la detención fue golpeado y luego conducido a pie hasta el cuartel policial señalado. A la madre del menor, que concurrió en varias oportunidades al recinto, le negaron la detención.

Considerando los antecedentes recibidos y la investigación realizada, el Consejo Superior de esta Corporación llegó a la convicción de que Juan Luis Ascencio Solís fue hecho desaparecer por agentes del Estado que lo mantenían detenido en un cuartel policial. Por tal razón, lo declaró víctima de violación de derechos humanos.

(Informe de la Corporacion)


Corte de Valdivia aumenta indemnización que el fisco deberá pagar a madre de menor de 15 años detenido desaparecido en Osorno en 1974

Fuente :elciudadano.cl, 5 de Agosto 2022

Categoría : Prensa

Testigos presenciales confirmaron que el menor fue detenido por Carabineros en el interior del restaurante "El Conquistador", ubicado en la intersección de las calles Santiago y Tarapacá de la ciudad de Osorno. En el momento de la detención fue golpeado y luego conducido a pie hasta la Tercera Comisaría de Rahue. Desde entonces está desaparecido.

La Corte de Apelaciones de Valdivia confirmó la sentencia que condenó al Estado de Chile a pagar una indemnización por concepto de daño moral, a la madre de Juan Luis Ascencio Solís, de 15 años de edad al momento de los hechos, quien fue detenido el 20 de julio de 1974, por personal de Carabineros en la ciudad de Osorno, fecha desde la que se desconoce su paradero.

En fallo unánime (causa rol 506-2022 CIV), la Segunda Sala del tribunal de alzada –integrada por los ministros Juan Ignacio Correa Rosado, María Elena Llanos Morales y abogado (i) Juan Carlos Vidal Etcheverry– confirmó la sentencia recurrida, dictada por 1º Juzgado Civil de Valdivia, con declaración que se aumenta el monto de la indemnización reparatoria.

“Teniendo en especial consideración que se ha determinado la detención ilegal y desaparición de un adolescente de quince años, que aún no aparece, se confirma la sentencia apelada de dieciocho de abril de dos mil veintidós, rolante a folio 58 del cuaderno principal, con declaración de que se aumenta la suma a indemnizar por daño moral a $80.000.000 (ochenta millones de pesos)”, resolvió el tribunal de alzada.

El fallo de primera instancia ratificado consideró que, en la especie, “(…) como ha señalado la Excma. Corte Suprema (rol N° 13.699-15), las acciones civiles tendientes a obtener la reparación íntegra de los perjuicios ocasionados, encuentra su fundamento en los principios generales del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y establecimiento normativo en los tratados internacionales ratificados por Chile, los cuales obligan al Estado de Chile a reconocer y proteger este derecho a la reparación íntegra en virtud de lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 5° y en el artículo 6° de la Constitución Política (…)”.

La resolución agrega “que, en efecto, estas normas de rango constitucional imponen un límite y un deber de actuación a los poderes públicos, y, en especial, a los tribunales, en tanto estos no pueden interpretar las normas de Derecho interno de un modo tal que dejen sin aplicación las normas de Derecho internacional de los Derechos Humanos, estatuto normativo reconocido por Chile, que consagran este derecho a la reparación, pues ello podría comprometer la responsabilidad internacional del Estado de Chile”.

De acuerdo al archivo del Museo de la Memoria, Juan Ascencio fue detenido el 20 de julio de 1974 alrededor de las 17:00 horas, en el sector Rahue Bajo, por funcionarios de Carabineros que lo trasladaron a la Tercera Comisaría de Rahue. Desde entonces se encuentra desaparecido.

Testigos presenciales confirmaron que el menor fue detenido por Carabineros en el interior del restaurante «El Conquistador», ubicado en la intersección de las calles Santiago y Tarapacá de la ciudad de Osorno. En el momento de la detención fue golpeado y luego conducido a pie hasta el cuartel policial señalado.

A la madre del menor, que concurrió en varias oportunidades al recinto, le negaron la detención.


Indemnizarán a madre de menor detenido desaparecido en Osorno

Fuente :paislobo.cl 5/8/2022

Categoría : Prensa

La Corte de Apelaciones de Valdivia confirmó la sentencia que condenó al Estado de Chile a pagar una indemnización por concepto de daño moral, a la madre de Juan Luis Ascencio Solís, de 15 años de edad al momento de los hechos, quien fue detenido el 20 de julio de 1974, por personal de Carabineros en la ciudad de Osorno, fecha desde la que se desconoce su paradero.

En fallo unánime (causa rol 506-2022 CIV), la Segunda Sala del tribunal de alzada –integrada por los ministros Juan Ignacio Correa Rosado, María Elena Llanos Morales y abogado (i) Juan Carlos Vidal Etcheverry– confirmó la sentencia recurrida, dictada por 1º Juzgado Civil de Valdivia, con declaración que se aumenta el monto de la indemnización reparatoria.

“Teniendo en especial consideración que se ha determinado la detención ilegal y desaparición de un adolescente de quince años, que aún no aparece, se confirma la sentencia apelada de dieciocho de abril de dos mil veintidós, rolante a folio 58 del cuaderno principal, con declaración de que se aumenta la suma a indemnizar por daño moral a $80.000.000 (ochenta millones de pesos)”, resolvió el tribunal de alzada.El fallo de primera instancia ratificado consideró que, en la especie: “(…) como ha señalado la Excma. Corte Suprema (rol N° 13.699-15), las acciones civiles tendientes a obtener la reparación íntegra de los perjuicios ocasionados, encuentra su fundamento en los principios generales del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y establecimiento normativo en los tratados internacionales ratificados por Chile, los cuales obligan al Estado de Chile a reconocer y proteger este derecho a la reparación íntegra en virtud de lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 5° y en el artículo 6° de la Constitución Política (…)”.La resolución agrega: “Que, en efecto, estas normas de rango constitucional imponen un límite y un deber de actuación a los poderes públicos, y, en especial, a los tribunales, en tanto estos no pueden interpretar las normas de Derecho interno de un modo tal que dejen sin aplicación las normas de Derecho internacional de los Derechos Humanos, estatuto normativo reconocido por Chile, que consagran este derecho a la reparación, pues ello podría comprometer la responsabilidad internacional del Estado de Chile”.

“Que, como se dirá en lo resolutivo, también se rechazará la excepción de reparación, alegada como excepción principal, fundada en que el actor ya fue indemnizado con ocasión del otorgamiento de pensiones de reparación de la Ley N° 19.123 y sus sucesivas modificaciones, y en virtud de la Ley N° 19.980, pues ello contradice la normativa internacional antes señalada y porque el Derecho interno solo es aplicable si no está en contradicción con esa preceptiva, de modo que la responsabilidad del Estado siempre queda sujeta a las reglas del Derecho internacional”, añade.
 

 


Juan Luis Ascencio Solís El hijo “concho”

Fuente :vestigios.udp.cl, 2023

Categoría : Testimonio

Juan Luis Ascencio Solís recién estaba aprendiendo a leer y a escribir. Tenía 15 años al momento de convertirse en un detenido desaparecido. Se dice que simpatizaba con la Unidad Popular, pero no militaba en ningún partido. Carabineros lo detuvo el 20 de julio de 1974, a cuadras de su casa, en la ciudad de Osorno. Nadie conoce las razones de esa detención. La familia lo buscó en Osorno, en Valdivia, en Puerto Montt y en pueblos chicos. La madre está convencida de que tiraron su cuerpo sin vida en el puente de San Pedro, sobre el río Rahue.

En ese entonces cursaba 6º básico, en la escuela mixta Nº 4 de Osorno, y recién estaba aprendiendo a leer y a escribir, porque había entrado tarde a la educación formal e iba rezagado respecto de sus compañeros y compañeras. Juan Luis Ascencio Solís tenía tres hermanos y una hermana; él era el menor y era reconocido como el regalón de la familia. No le era ajena la soledad del hijo “concho”, que se queda sin nadie en la casa, libre para hacer las cosas a su modo, mientras el resto de la familia trabaja –el padre y la madre, hasta muy tarde—o hace su vida.

La madre de Juan, Conraína, una mujer de pocas palabras, lo recuerda como “menudito” y un “poquito rebelde”, en el sentido de que decidía por sí solo ausentarse del colegio y andaba peleador con los hermanos. Así transcurría la adolescencia de Juan, a quien le gustaba salir y vagabundear por la población Francisco Montecinos, donde vivían.

Tenía 15 años, era amistoso y se ocupaba en lo que le salía al paso: haciendo aseo, por ejemplo. La política le interesaba, pero ese interés no le alcanzaba para militar en algún partido. Se dice que era simpatizante de la Unidad Popular; tal vez, a veces, asistía a sus marchas y concentraciones.

El 20 de julio de 1974, alrededor de las 17 horas, carabineros lo detuvo en el interior del restaurante El Conquistador, ubicado en la intersección de las calles Santiago y Tarapacá, a cuadras de su casa. Esta es la versión judicial de los hechos. Conraína tiene otra: lo atraparon afuera del restaurante, en la calle. Da lo mismo. Lo seguro es que lo golpearon –testigos lo vieron sangrando por la boca y la nariz—y lo condujeron, a pie y esposado, a la 3ª Comisaría de Rahue, donde se perdió el rastro de Juan hasta el día de hoy.

Un vecino le contó a Conraína de la detención. Ella partió inmediatamente a averiguar a la comisaría, no una sino varias veces, aunque siempre con la misma falta de resultados positivos: le negaron que Juan se encontrara en el recinto policial, y además la insultaron.

En esa época, Conraína trabajaba en la casa de un suboficial mayor de Carabineros, al cual le pidió ayuda. El hombre, a cargo de la comisaría de Rahue en 1974, se comprometió a apoyarla, pero nunca aportó ningún dato de valor, conformándose con alegar ignorancia de lo sucedido. No había registro alguno; lo típico.

Por otra parte, la esposa del suboficial intentó convencer a Conraína de que su hijo se había marchado a otro país, seguramente a Argentina, un argumento muy generalizado en ese momento, que se usaba para apaciguar a los familiares de las víctimas y confundir las pistas. De hecho, la Dirección Nacional de Inteligencia, la DINA, alentaba esas pistas falsas. ¿Cómo lo hacía? Repartiendo las cédulas de identidad de los detenidos desaparecidos entre terceros que salían o vivían en el extranjero, donde se preocupaban de abrir cuentas bancarias, entre otras acciones para dejar registro. El tema es que Juan era solo “un niño”, dicen en su familia, y de inmediato añaden que ni siquiera había sacado la cédula de identidad, documento necesario para abandonar el país.

El padre de Juan, Alberto, y su hermano mayor lo buscaron por cielo, mar y tierra. En Valdivia, en Puerto Montt y en pueblos chicos, donde fuera que los llevara la sospecha de su paradero. Después de perder la esperanza, Conraína empezó a regalar la ropa de Juan, mientras su imaginación se cargaba de malos presagios. En el puente San Pedro, sobre el río Rahue, los vecinos del sector aseguraban que se arrojaban bultos en medio de la noche.

Era peligroso asomarse en ese lugar para ver qué sucedía, pero el ruido que los bultos hacían al caer al agua ya ofrecía suficiente evidencia: se trataba de cuerpos. Conraína nos cuenta que cuando pasaba por ahí, “me dolía el corazón y pensaba en mi hijo”. En todo caso, en Juan piensan de corrido, no solo en lugares o en ocasiones especiales. De chica, Claudia Ascencio Ascencio, sobrina de Juan, creció escuchando a su abuela llorar, la vio refugiarse en el alcohol, pero sin entender de dónde provenía esa pena. “He vivido la tristeza desde niña”, asegura. A esta altura de la vida, con su abuela Conraína casi reducida al silencio, ella se ha convertido en la persona que da testimonio de la fidelidad a la memoria de Juan.

Desde que es madre, Claudia siente su ausencia como si le hubieran arrebatado a un hijo, y así conecta mejor con el sufrimiento de su abuela, con quien se crió. Cada 11 de septiembre, ambas mujeres se reúnen en el monolito-memorial de Osorno con otros familiares de víctimas de desaparición forzada, y dejan una flor en memoria de Juan. Entre todos los presentes así se dan fuerzas: compartiendo la pena.