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Jaime Aldoney Vargas:

El constructor civil que canalizó sus ideales a través del periodismo

por Gilda Rolleri

 

NOMBRE

Jaime Aldoney Vargas

 

LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO

Talcahuano, 8 de diciembre de 1943

 

ESPECIALIDAD

Estudiante de 4º año de Periodismo.

 

LUGAR Y FECHA DE DETENCION

DD, Limache, 12 de septiembre, 1973.

 

ACTIVIDADES

Constructor civil, interventor de la CCU de Limache y regidor socialista.

 

SITUACION JUDICIAL (1998)

Causa en el J. de Letras de Limache.

Violentamente arrestado junto a otras personas de la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU) de Limache, Jaime Aldoney Vargas (30), el interventor de la empresa, fue llevado hasta la Base Naval El Belloto la tarde del 12 de septiembre de 1973.

A los pocos días, su cuñada Isabel Margarita Ramírez averiguó que se desconocía su paradero. Sólo supo que Gabriel Aldoney, su marido, estaba en el «Lebu». Cuando su desaparición fue más evidente, las autoridades militares dieron versiones distintas: «se escapó» o «salió en libertad». Su amigo Hugo Arellano, director y propietario de la bombardeada radio Latina de Limache, lo vio en El Belloto en pésimas condiciones físicas, casi moribundo por las torturas y el maltrato.

Otro detenido, Sergio Clark Lillo, jefe de personal de la CCU, lo vio por última vez la madrugada del 13 de septiembre. En declaración jurada relató que un marino lo golpeaba —ya en pésimas condiciones físicas— preguntándole si recordaba cuando le había «levantado» una niña en la Universidad.

Luego de 5 años de noviazgo, se casó con María Isabel Bazignan, a quien conoció por su cuñada Isabel Margarita. Eligió la senda del partido Socialista y fue líder formador de sus hermanos Iván, Fernando y Gabriel. Su padre no mostró inclinación por la política: se dedicó de lleno al cumplimiento correcto del servicio público. Gabriel, Intendente de Valparaíso, reconoce que su formación moral y política se la debe al hermano desaparecido.

Estudió en el liceo de Limache y siguió la carrera de construcción civil en la Universidad Católica de Valparaíso. Con Jorge Cox hacía el viaje diario en el tren que trasladaba a la «patota» de estudiantes del interior de la provincia. En 1962 la UCV no toleraba estudiantes de izquierda, pero crearon el núcleo socialista que en 1963 elegiría dos directores de la federación de estudiantes: uno de ellos Jaime. Y no llenaron más cargos porque no había mas militantes. La directiva DC, recuerda Jorge, impidió la expulsión de «los marxistas». La democratización entraba en la Universidad.

Finalizada su carrera ingresó a la escuela de Periodismo de la Universidad de Chile de Valparaíso donde se destacó como líder de la Brigada Universitaria Socialista (BUS) y participó en el proceso de Reforma que cambiaría el rumbo de los movimientos juveniles de los ’60. Tenía un programa en radio Latina y colaboraba para el desaparecido diario La Unión.

El periodista Patricio Henríquez, residente en Canadá y uno de sus amigos más cercanos, afirma que «no llegó a Periodismo movido por una vocación irrefrenable por los medios de comunicación, sino buscando la formación periodística como un instrumento que le permitiría vivir cotidianamente lo político, que sí era su vocación».

«Y como político era notable y brillante, honesto y, al mismo tiempo, dotado de esa astucia tan necesaria para sobrevivir en el mar de los muñequeos. Era respetuoso de las personas que sostenían ideas diferentes a las suyas y en esto contrastaba con el sectarismo del momento. Era contrastante en todo: en plena euforia de Los Beatles, apareció con un corte de pelo casi al cero: sólo se había salvado un pequeño «copete» sobre la frente, como los sobrinos del Pato Donald. Y desde entonces quedó como Cabeza de Pato», evoca Henríquez.

«Ajedrecista, de gran ingenio y estrategia, no tenía apego a las cosas materiales. En permanente contacto con la realidad y entregado a la causa social siempre estaba reuniéndose con pobladores y campesinos», recuerda el periodista Ernesto Tapia. De una visita a Sandor Arancibia, dirigente PS de Valdivia, al filo del golpe militar, Ernesto conserva un par de anteojos olvidados por Jaime.

Su cuñada Isabel Margarita cuenta que también estaba entregado a la comuna de Limache: fue el regidor más joven elegido en 1973. Todavía lo recuerdan las personas sencillas con quienes trabajó. Hugo Arellano, que sobrevivió a la tortura, la prisión y el exilio, reconstruyó radio Latina: una placa y una foto recuerdan a Jaime Aldoney en la sala principal de la emisora.

Gerardo Valenzuela, su amigo y compadre, concejal PS de Limache, tuvo el privilegio de recibir sus «clases de oratoria» en pleno campo. El maestro lo obligaba a repetir una y otra vez, parado sobre una piedra, discursos políticos claramente comprensibles para «la platea». «Se interesaba por educarnos a quienes no habíamos tenido la oportunidad de ir al colegio». Valenzuela recuerda jocosamente «las salidas a terreno donde difícilmente nos encontraba buenos».

Doña Filomena Vargas, su madre de 92 años, se siente con fuerzas, a la espera de una respuesta que le permita dar un lugar de reposo a quien murió por sus ideales y pueda ser visitado por sus sobrinos que forman las generaciones nuevas que mantendrán vivo su recuerdo. Su esposo falleció con la esperanza de dar cristiana sepultura al hijo asesinado.

 

Gilda Rolleri, periodista formada en la Universidad de Chile de Valparaíso, fue condiscípula de Jaime Aldoney. Trabajó en TVN y en Puro Chile. Actualmente se desempeña en el Servicio de Salud Viña del Mar-Quillota.

 


Esta informacion ha sido extraida textualmente de:

Morir es la Noticia

Ernesto Carmona Editor

(Periodistas relatan la historia de sus colegas asesinados y/o desaparecidos)

(Tercera Edición);  SANTIAGO DE CHILE 1998

 
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